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onda que describe un orbital atómico. No obstante, cuando combinamos dos orbitales, el signo
de las funciones de onda sí resulta muy importante. Cuando se combinan ondas pueden inte-
ractuar ya sea en forma constructiva o destructiva (figura 9.1). De igual manera, cuando dos
orbitales atómicos se superponen pueden estar en fase o fuera de fase. Cuando se superponen
en fase, tiene lugar una interacción constructiva en la región entre los dos núcleos y se produce
un orbital molecular enlazante. La energía del orbital enlazante siempre es menor (más es-
table) que la energía de los orbitales que se combinan. Cuando los orbitales se superponen fuera
de fase, la interacción destructiva reduce la probabilidad de encontrar electrones en la región
entre los núcleos y se genera un orbital molecular antienlazante. Éste tiene mayor energía
(menos estable) que los orbitales atómicos originales y conduce a una repulsión entre los dos
átomos. La superposición de dos orbitales atómicos siempre genera dos : uno enlazante y
uno antienlazante.
La densidad electrónica en un orbital enlazante es alta entre los dos átomos, lo cual estabiliza
el arreglo por atracción de ambos núcleos. Los electrones son más estables (tienen menor ener-
gía) en los orbitales moleculares enlazantes que en los átomos individuales. En contraste, el
orbital antienlazante tiene un nodo (una región de cero densidad electrónica) entre los núcleos;
esto provoca que los núcleos se repelan con más fuerza y hace que el arreglo sea menos estable.
Colocar electrones en los orbitales antienlazantes requiere un aumento en su energía, lo que
los hace menos estables que en los átomos individuales.
En resumen, los electrones que ocupan orbitales enlazantes tienden a estabilizar a la molécula
o ion; los electrones que ocupan orbitales antienlazantes tienden a desestabilizar la molécula o
ion. El número relativo de electrones en orbitales enlazantes en función del número que ocu-
pan los orbitales antienlazantes determina la estabilidad general de la molécula o ion.
Podemos ejemplificar este principio básico considerando la combinación de orbitales atómi-
cos 1s de dos átomos distintos (figura 9.2); cuando estos orbitales son ocupados por electrones,
las formas de los orbitales son gráficas de densidad electrónica. En estas gráficas se muestran las
regiones de las moléculas donde la probabilidad de encontrar electrones es más alta.
En el orbital enlazante, los dos orbitales 1s se refuerzan entre sí en la región entre los dos
núcleos por superposición en fase (constructiva) de sus ondas electrónicas. En el orbital antien-
lazante, se cancelan mutuamente en esta región por superposición fuera de fase (destructiva) de
sus ondas electrónicas. Designamos a ambos orbitales moleculares como orbitales molecula-
res sigma s (lo cual indica que tienen simetría cilíndrica alrededor del eje internuclear). Indi-
camos con subíndices los orbitales atómicos que se combinaron. El asterisco
(*)
denota a un
orbital antienlazante; así, dos orbitales 1s producen un orbital enlazante
s
1s
(léase “sigma 1s”)
y un orbital antienlazante
s*
1s
(léase “sigma asterisco 1s”). En el lado derecho de la figura 9.2 se
muestran los niveles de energía relativos de estos orbitales; todos los orbitales antienlazantes
2
1
2
1
2
1
2
1
1
2
Por el contrario, si éstas se sustraen, es como si las fases (signos)
de una onda se invirtieran y se sumaran a la primera onda, lo que
causa la interferencia destructiva y hace que la onda de la derecha
tenga amplitud cero; esto es, da como resultado una línea recta.
B
Si se suman las dos ondas idénticas
que se muestran a la izquierda, intereren
en forma constructiva y generan la onda
más intensa de la derecha.
A
Superposición en fase (suma) Superposición fuera de fase (sustracción)
Figura 9.1 Ilustración de las interferencias constructiva y destructiva de las ondas.
El oxígeno líquido es atraído a los polos
de un poderoso imán, indicando que es
paramagnético. Un primer triunfo de la
teoría de los orbitales moleculares fue
que con ella se pudo explicar el
paramagnetismo del oxígeno: O
2
4FHÞO
las primeras teorías, se esperaba que
el O
2
fuera diamagnético, esto es,
que sólo tuviera electrones apareados.
© Leon Lewandowski
▶ La forma de dar nombre
a los ejes es arbitraria. Aquí
designamos al eje internuclear
como la dirección x.