algún aspecto representa o está en lugar de otra cosa (su objeto) y se dirige a alguien creando en su mente un
signo equivalente y más desarrollado (interpretante). Veremos cómo los signos a su vez se dividen en tres
tricotomías. Durante la cursada, sólo nos ocuparemos de la segunda de ellas: la que divide a los signos en íconos,
índices y símbolos, según la relación que el representamen mantiene con el objeto en cada signo.
La teoría de Peirce es extensa y compleja, durante esta cursada intentaremos que puedan conocer algunos
conceptos básicos y algunas de sus ideas principales. Debido a la dificultad particular del autor, incorporamos a la
bibliografía el texto en el que Alejandra Vitale comenta y explica los principales puntos de la teoría de Peirce para
que puedan comprender con más facilidad el tema. Les recomendamos leer ambos textos detenidamente y hacer
foco en los conceptos que mencionamos a continuación.
Comenzaremos analizando la procedencia filosófica de Peirce, quien entiende al signo como parte de una teoría
del conocimiento. Esto es muy importante, ya que desde un comienzo podemos ver la diferencia con la teoría de
Saussure, para quien el signo era la unidad del sistema lingüístico. Peirce equipara signo y pensamiento, es en este
marco que desarrolla la noción de semiosis como un instrumento de conocimiento y presenta lo que va a
denominar el proceso triádico del singo y sus componentes (otra diferencia sustancial con Saussure, el signo no
es un elemento de un sistema, sino un proceso).
Continuando con el recorrido propuesto por Vitale, el siguiente paso será analizar categorías del signo
desarrolladas por Peirce (primeridad, segundidad y terceriadad) y la aplicación de estas categorías en cada uno de
los componentes del signo (representamen, objeto e interpretante). Mientras que el pensamiento de Saussure
plantea siempre dos dimensiones (significado / significante, lengua / habla, individual / social, etc.), Peirce propone
tríadas.
La apertura de un tercer espacio (como ya se ha planteado desde la dialéctica propuesta por Hegel) abre la
posibilidad de continuidad hasta el infinito. A muy grandes rasgos, la dialéctica plantea que se avanza a partir de
que un elemento se opone a otro y genera un tercero que los supera; éste, a su vez, encontrará otro que se le
oponga y genere un tercero por superación, y así, sucesivamente. De manera similar, se construye la semiosis
infinita que explica Peirce, un representamen se convierte en interpretante de un nuevo signo, que a su vez es el
representamen de otro signo que continúa la cadena. Desde esta óptica, la producción de sentidos es infinita.
Peirce asociaba esta idea principalmente al funcionamiento de la mente humana, recordemos que para este autor
signo y pensamiento son una misma cosa. Tomando como punto de partida una compleja articulación entre los
componentes que conforman el signo -representamen, objeto e interpretante-, construye el proceso que
denomina semiosis: Un signo (representamen) es algo que en algún aspecto representa o está en lugar de otra
cosa (su objeto) y se dirige a alguien creando en su mente un signo equivalente y más desarrollado (interpretante).
Por ejemplo, la palabra “perro” (representamen) remite al objeto “perro” y permite construir en nuestra mente
un signo más desarrollado, en este caso, cada uno de nosotros pensará en su propio perro, o en alguna mascota
que haya quedada guardada en su memoria(interpretante). Veremos cómo los signos a su vez se dividen en tres
tricotomías.
En esta materia sólo nos ocuparemos de la segunda de ellas, la que divide a los signos en íconos, índices y símbolos.
Retomaremos esta división en las unidades siguientes, puesto que nos resulta productiva para los análisis que nos
proponemos realizar. La segunda de las tricotomías en las que Peirce clasifica a los signos, entonces, estudia la
relación del signo con su objeto: el ícono es un signo (por ejemplo, una fotografía) que establece una relación de