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Sentirse menos que su hermano despertaba su ira al punto tal que se recuerda a él
jugando con su hermano y aprovechando para dispararle un balín en el ojo. TODO UN
CRIMEN, que luego lo haría sentir un cobarde.
Imagen narcisista en menos. Disminuida. Degradada. No deja de ser también
narcisismo: hay también ahí un goce.
- A los 6 años, se queja con su madre de que padece de erecciones. El encuentro con
un goce real, fuera de cuerpo, incontrolable, que se padece. Lo cual también se
relacionaba con su curiosidad.
Freud lo llama: formación delirante.
Pág. 130: “Por entonces, tuve durante algún tiempo la idea enfermiza de que los
padres sabrían mis pensamientos. Lo cual, me explicaba por haberlos yo declarado sin
oírlos yo mismo. Veo en eso el comienzo de mi enfermedad”.
Esto que llama formación delirante se diferencia de los delirios en la psicosis, porque
implican otra posición subjetiva. Al psicótico es efecto de un significante que se le
impone. El psicótico a testimonia lo que el otro le hace. Aca estamos hablando de lo
que le pasaba a un niño: es algo común. Es el resultado de un trabajo psíquico en la
infancia, el saber que el otro no sabe todo. No ve todo. Ese punto de separación es
todo un logro en la infancia (por ej, a través de la mentira). Es una formación delirante
pero dentro del campo de las neurosis.
Freud va a hablar del estatuto de pensamientos de los que nada sabe Paul mismo.
Pensamientos que escapan al yo al estilo de lo incc. Una percepción endo-psiquica de
lo reprimido. Ubicará allí, como modalidad defensiva, el desgarramiento de los nexos
causales: esta esta formación delirante.
-A demás, Paul cuenta que había muchachas que le gustaban mucho y por las cuales
sentía un urgente deseo de verlas desnudas. Peor a raíz de ese desear, tenía un
sentimiento ominioso: como si por fuerza habría de suceder algo solo por pensarlo. Y
debía hacer toda clase de cosas para impedirlo. Preguntando, Paul indica como origen
de esos temores que “MI PADRE MORIRÍA”. Dice Paul: “Pensamientos sobre la
muerte de mi padre me han ocupado desde temprano y por largo tiempo, dándome
gran tristeza”
Primero: Un deseo NO OBSESIVO de ver mujeres desnudas. Entra en juego un
componente de la pulsión sexual, el placer de ver (el objeto escópico en Lacan), al que
se le agrega un objeto a la pulsión, en este caso: las mujeres desnudas. ESCENA
FANTASMATICA.
Freud: “Vemos al niño bajo el imperio de un componente pulsional sexual. El placer de
ver, cuyo resultado es el deseo que aflora siempre de nuevo y con mayor intensidad
cada vez de ver desnudas a personas del sexo femenino que le gustan. Este deseo
corresponde a la posterior idea obsesiva. Si aún no posee carácter obsesivo es que
aun el yo no se ha puesto en plena contradicción con él. No lo siente como ajeno.”
Al deseo no obsesivo de ver mujeres desnudas se le agrega UN AFECTO PENOSO:
es un temor SÍ OBSESIVO de que suceda algo terrible. Es obsesivo porque ahora sí
entró en contradicción con el Yo, tenemos un conflicto con el deseo. Y es un temor
impreciso en un principio: LA IMPRECISION ES UNA TENDENCIA
CARACTERISTICA EN LOS OBSESIVOS.
Lo que había quedado reprimido es el texto de ese temor, que decía así: “Si yo tengo
el deseo de ver mujeres desnudas, mi padre tiene que morir.”