
¿Qué materiales utilizaron los arquitectos griegos?
Sin duda, los griegos preferían el mármol, al menos para sus edificios públicos. Al
principio, sin embargo, se utilizó la madera no solo para elementos arquitectónicos
básicos como las columnas, sino también para los propios edificios. Los templos de
principios del siglo VIII a.C. se construían así y tenían techos de paja. A partir de finales
del siglo VII a.C., los templos empezaron a convertirse poco a poco en edificios de piedra,
más duraderos; algunos incluso tenían una mezcla de ambos materiales. Algunos
estudiosos sostienen que ciertas características decorativas de los capiteles de las
columnas de piedra y los elementos del entablamento evolucionaron a partir de las
habilidades del carpintero mostradas en elementos arquitectónicos de madera más
antiguos.
La piedra elegida era piedra caliza protegida por una capa de estuco de polvo de mármol
o, mejor aún, mármol blanco puro. Además, la piedra tallada se solía pulir con gamuza
para darle resistencia al agua y un acabado brillante. El mejor mármol procedía
de Naxos, Paros y el monte Pentelicón, cerca de Atenas.
Templos, tesoros y estoas
LOS ARQUITECTOS UTILIZABAN UNA GEOMETRÍA SOFISTICADA Y
TRUCOS ÓPTICOS PARA PRESENTAR LOS EDIFICIOS COMO
PERFECTAMENTE RECTOS Y ARMONIOSOS.
Los antiguos griegos son justamente famosos por sus magníficos templos dóricos y
jónicos, y el ejemplo por excelencia es sin duda el Partenón de Atenas. Construido a
mediados del siglo V a.C. para albergar la gigantesca estatua de Atenea y anunciar al
mundo la gloria de Atenas, aún se alza majestuoso en la acrópolis de la ciudad. Otros
ejemplos célebres son el enorme templo dórico de Zeus en Olimpia (terminado hacia
460 a.C.), el templo de Artemisa en Éfeso (terminado hacia 430 a.C.), considerado una
de las maravillas del mundo antiguo, y el evocador templo de Poseidón en Sounion
(444-440 a.C.), encaramado en los acantilados que dominan el Egeo. Este último es
ilustrativo del deseo griego de que tales edificios públicos no se limitaran a cumplir su
típica función de albergar la estatua de una deidad griega, y que no solo fueran
admirados de cerca o desde el interior, sino que también lo fueran desde lejos. Se hacía
un gran esfuerzo para construir templos en lugares prominentes y, utilizando una
geometría sofisticada, los arquitectos incluían "trucos" ópticos como engrosar las partes
inferiores de las columnas, engrosar las columnas de las esquinas y hacer que las
columnas se inclinaran ligeramente hacia dentro para que desde lejos el edificio
pareciera perfectamente recto y en armonía. Muchos de estos refinamientos son
invisibles a simple vista, e incluso hoy en día solo a través de sofisticados aparatos de
medición se puede detectar las diminutas diferencias de ángulos y dimensiones. Estos
refinamientos del estilo arquitectónico indican que los templos griegos no eran, por
tanto, solo estructuras funcionales, sino que el propio edificio, en su conjunto, era
simbólico y un elemento importante del paisaje cívico.