Tres perspectivas sobre el poder
ALTHUSSER
WEBER
FOUCALT
- Relaciones sociales de
producción
- Estado
- Aparatos represivos del Estado
- Aparatos ideológicos del Estado
- Poder
- Dominación
- Asociación de
dominación
- Tipos de dominación
- Poder
- Soberanía
- Disciplina
- Bipolitica
Louis Althusser
.
EL MARXISMO: entiende por sociedad a aquella forma de organización que tiene el hombre para
subsistir y satisfacer sus necesidades transformando la naturaleza a través de la técnica (trabajo). Ese
cuerpo social, la forma de organización de los hombres, está dada por los modos de producción
imperantes en cada sociedad y en los distintos contextos históricos.
Segúo Masx, ma etusvcuvsa ie upia tpcjeiai etuá cpotujuvjia qps “ojwemet” p “jotuaocjat” asujcvmaiat qps
una determinación específica: la
infraestructura o base ecooónjca (“vojiai” ie fveszat qspivcujwat y
relaciones de producción), y la superestructura, rve cpnqseoie ipt “ojwemet” p “jotuaocjat”: ma kvsíijcp-
política (derecho y Estado) y la ideológica (distintas ideologías, religiosa, moral, jurídica, política, etc.).
Metafóricamente hablando, esto puede representarse como un edificio compuesto por una base
(jofsaetusvcuvsa) tpbse ma rve te mewaouao mpt ipt “qjtpt” ie ma tvqesetusvcuvsa. Etua neuáfpsa etqacjam
tvgjese rve mpt qjtpt tvqesjpset op qpisíao tptueoeste” por solos si no se apoyaran precisamente
sobre su base.
Según Marx, la condición final de la producción es la reproducción de las condiciones de producción.
Considerando que toda formación social depende de un modo de producción dominante, el proceso de
producción emplea las fuerzas productivas existentes en y bajo relaciones de producción definidas. De
esto resulta que, para existir, toda formación social, al mismo tiempo que produce y para poder
producir, debe reproducir las condiciones de su producción. Entonces debe reproducir:
La reproducción de la fuerza de trabajo se opera, en lo esencial,
fuera de la empresa, y para asegurarla serán necesarios tres aspectos fundamentales:
EL SALARIO: indispensable para reconstituir la fuerza de trabajo del asalariado y asegurar la
condiciones materiales de su reproducción (vivienda, vestimenta, y alimentación para que es en
condiciones de volver a presentarse a la mañana siguiente, y para solventar a su familia).
LA COMPETENCIA DE LA FUERZA DE TRABAJO DISPONIBLE: la fuerza de trabajo debe ser
competente, es decir, apta para ser utilizada en el complejo sistema del proceso de producción. La
fuerza de trabajo debe ser, entonces, diversamente calificada según las exigencias de la división social
uécojca iem usabakp, eo tvt ijtujoupt “qvetupt” y “enqmept”.
Esta reproducción de la calificación diversificada de la fuerza de trabajo en el régimen capitalista se
asegura, cada vez más, fuera de la producción, por medio del sistema educativo capitalista y de otras
jotuaocjat e jotujuvcjpoet (amfabeujzacjóo, cvmuvsa “cjeouífjca” p “mjuesasja”, “habjmjiaiet”, “segmat” p
“cpoweojeocjat” iem bveo vtp tegúo em qvetup rve etué ietujoaip a pcvqas).
EL SOMETIMIENTO A LA IDEOLOGÍA DOMINANTE: la reproducción de su sumisión a las reglas del
orden establecido, es decir, de su sumisión a la ideología dominante por parte de los agentes de la
exqmpuacjóo y ma seqsetjóo, a fjo ie rve ategvseo uanbjéo “qps ma qamabsa” em qredominio de la clase
dominante. En otros términos, la escuela (y otras instituciones como la Iglesia y el Ejército) enseña las
“habjmjiaiet” bakp fpsnat rve ategvsao em tpneujnjeoup a ma jiepmpgía ipnjoaoue p em ipnjojp ie tv
“qsácujca”. Tpipt mpt ageouet ie ma seqsetjóo, ma exqmpuacjóo y ma seqsetjóo iebeo etuas “cpnqeoeusaipt”
cpo etua jiepmpgía qasa cvnqmjs “cpocjeozvianeoue” cpo tvt uaseat, tea ie exqmpuaipt (qspmeuasjpt),
exqmpuaipset (caqjuamjtuat), avxjmjaset ie ma exqmpuacjóo p “fvocjpoasjpt” ie ma ideología dominante.
En cuanto a la reproducción de las
relaciones sociales de producción, ésta va a estar asegurada en gran parte por la superestructura
jurídico-política e ideológica. Más detalladamente, por el ejercicio del poder de Estado en los aparatos
de Estado: por un lado el aparato (represivo) de Estado, y por el otro, los aparatos ideológicos de
Estado (AIE).
Se deberá tener en muy en cuenta las tres
características siguientes:
- Todos los aparatos de Estado funcionan a la vez mediante la represión y la ideología.
- El aparato (represivo) de Estado constituye un todo organizado cuyos diferentes miembros están
centralizados bajo una unidad de mando. Los aparatos ideológicos de Estado son, en cambio, múltiples,
ijtujoupt, “semaujwaneoue avuóopnpt”.
- La unidad del aparato (represivo) de Estado está asegurada por su organización centralizada y
unificada bajo la dirección de representantes de las clases en el poder; mientras que la unidad entre
los diferentes aparatos ideológicos de Estado está asegurada (a menudo en formas contradictorias)
por la ideología dominante.
Teniendo en cuenta estas características, se puede representar la reproducción de las relaciones de
qspivccjóo ie acvesip a voa etqecje ie ijwjtjóo iem usabakp”: em spm iem aqasaup seqsesivo de Estado
consiste en asegurar por la fuerza (sea o no física) las condiciones políticas de reproducción de las
relaciones de producción que son, básicamente, relaciones de explotación.
El aparato de Estado no solamente contribuye a su propia reproducción sino también, y sobre todo,
asegura mediante la represión (desde la fuerza física hasta ordenanzas y prohibiciones administrativas,
censura, etc.) las condiciones políticas de la actuación de los aparatos ideológicos de Estado.
Aquí interviene masivaneoue em spm ie ma jiepmpgía ipnjoaoue, rve ategvsa ma asnpoía” eouse em
aparato represivo de Estado y los aparatos ideológicos de Estado.
Según la
TRADICIÓN MARXISTA, el Estado es concebido explícitamente como aparato represivo. El
Estado es ante todo lo que los clásicos del marxismo han llamado el aparato de Estado, el cual abarca
al aparato especializado (policía, tribunales, prisiones, ejército), y también, por encima de éste conjunto,
al Jefe de Estado, al Gobierno y la administración.
LA TEORÍA MARXISTA-LENINISTA del Estado abarca lo esencial: el aparato de Estado es realmente
el Estado, y se define como fuerza de ejecución y de intervención represiva al servicio de las clases
dominantes en la lucha de clases librada por la burguesía y sus aliados contra el proletariado.
Según Althusser, esta presentación de la naturaleza del Estado sigue siendo en parte descriptiva. La
teoría descriptiva del Estado representa una etapa de la constitución de la teoría que exige a su vez la
“tvqesacjóo” ie uam euaqa. Para desarrollar esta teoría descriptiva en teoría a secas, es decir, para
comprender mejor los mecanismos del Estado en su funcionamiento, es indispensable agregar algo a
la definición clásica del Estado como aparato de Estado.
Antes que nada, es importante especificar lo esencial de la teoría marxista del Estado: éste sólo tiene
sentido en función del poder de Estado. Toda la lucha política de las clases gira alrededor del Estado,
alrededor de la posesión, de la toma y la conservación del poder de Estado por cierta clase o por una
alianza de clases o de fracciones de clases.
Esto nos obliga a distinguir el poder de Estado por un lado (conservación o toma del poder de Estado,
objetivo de la lucha política de clases) y el aparato de Estado por otro. El aparato de Estado puede
seguir en pie incluso bajo acontecimientos políticos que afecten a la posesión del poder de Estado.
Para resumir, podemos decir que los clásicos del marxismo siempre han afirmado que:
El Estado es el aparato represivo de Estado.
Se debe distinguir entre el poder de Estado y el aparato de Estado.
El objetivo de la lucha de clases concierne al poder de Estado y, en consecuencia, a la utilización del
aparato de Estado por las clases.
El proletariado debe tomar el poder de Estado completamente diferente, y elaborar en las etapas
posteriores un proceso radical, el de la destrucción del Estado (fin del poder de Estado y de todo
aparato de Estado).
Para hacer progresar la teoría del Estado es indispensable tener en cuenta no sólo la distinción entre
poder de Estado y aparato de Estado, sino también otra realidad que se manifiesta junto al aparato
(represivo) de Estado pero no se confunde con él: los aparatos ideológicos de Estado.
Mientras que el aparato (represivo) de Estado comprende el gobierno, la administración, el ejército, la
policía, los tribunales, las prisiones, etc.; designamos con el nombre de aparatos ideológicos de Estado
cierto mero de realidades que se presentan al observador inmediato bajo la forma de instituciones
distintas y especializadas. Podemos considerar como aparatos ideológicos de Estado las instituciones
religiosas, escolares, familiares, jurídicas, políticas, sindicales, de información, culturales.
Como primera diferencia puede observarse que si existe un aparato (represivo) de Estado, existe una
pluralidad de aparatos ideológicos de Estado. Además, mientras que el aparato (represivo) de Estado
(unificado) pertenece enteramente al dominio blico, la mayor parte de los aparatos ideológicos de
Estado provienen en cambio del dominio privado. Siendo la distinción entre lo público y lo privado una
ijtujocjóo jouesoa iem iesechp bvsgvét, op amcaoza am ipnjojp iem Etuaip, qvet étue etuá “nát amiem
Desechp”: em Etuaip ie ma cmate ipnjoaoue op et qúbmjcp oj privado, y poco importa si las instituciones
rve nauesjamjzao tvt aqasaupt jiepmógjcpt tpo “qúbmjcat” p “qsjwaiat”, mp rve jnqpsua et tv
funcionamiento.
Ninguna clase puede tener en sus manos el poder de Estado en forma duradera sin ejercer al mismo
tiempo su hegemonía sobre y en los aparatos ideológicos de Estado. Éstos pueden no sólo ser objeto
sino también lugar de la lucha de clases: la clase en el poder no puede imponer su ley en los aparatos
ideológicos de Estado tan fácilmente como en el aparato (represivo) de Estado, no sólo porque las
antiguas clases dominantes pueden conservar en ellos posiciones fuertes durante mucho tiempo, sino
porque la resistencia de las clases explotadas puede encontrar el medio y la ocasión de expresarse en
ellos.
En el período histórico pre-capitalista existía un aparato ideológico de Estado dominante, la iglesia, que
concentraba no sólo las funciones religiosas sino también las escolares y buena parte de las funciones
de información y cultura junto con las familias.
Sin embargo la Revolución Francesa (igual que la mayoría de las luchas de clases del siglo XIX) no
solo rompió el aparato represivo de Estado dirigido por la aristocracia feudal y lo reemplazó por uno
nuevo dirigido por la burguesía capitalista-comercial, sino que también atacó el aparato ideológico de
Estado y lo reemplazó por uno nuevo, para aasegurar no lo su hegemonía política sino también la
hegemonía indispensable para la reproducción de las relaciones capitalistas de producción.
Como resultado, el nuevo aparato ideológico de estado dominante pasó a ser el aparato ideológico
escolar (otra vez acompañado de la familia). Si bien todos los aparatos ideológicos de Estado tienen el
objetivo de reproducir las relaciones de producción, es decir, las relaciones capitalistas de explotación,
la escuela toma el rol dominante ya que instruye dicha ideología en los niños durante sus años de
aprendizaje mediante "habilidades" recubiertas por la ideología dominante ( ya sea directa o
indirectamente), y no solo eso sino que se presenta como una institución de concurrencia obligatoria y
gratuita, irónicamente desprovista de ideología.
Así es como con el aprendizaje de algunas habilidades recubiertas en la inculcación masiva de la
ideología de la clase dominante, se reproduce gran parte de las relaciones de producción de una
formación social capitalista.
NOTA: El poder como relación de dominaciones entre clases se sostiene en base a 3 tipos distintos de
poderes:
1) Coacción económica que obliga a vender la fuerza de trabajo y que proviene de las propias
relaciones sociales de producción.
2) Poder político originado en el Estado, que coacciona mediante el sistema jurídico y sus diferentes
aparatos represivos.
3) Poder ideológico que tiene su origen en las distintas instituciones sociales (escuela, familia,
partidos, sindicatos, iglesia, etc.) que difunden las formas de concebir el mundo social propio de la
clase dominante.
Max weber
La sociología de Weber toma como categoría explicativa el sentido subjetivamente mentado de las
acciones sociales, lo que exige asumir un individualismo metodológico (no porque las sociedades sean
conjuntos de individuos aislados, sino que la trama de la vida social sólo puede explicarse por el
“teoujip” rve me iao mpt joijwjivpt a tvt accjpoet ver acción y relación social-). Siendo la dominación
una relación social, debe pensarse como una pluralidad de acciones sociales con un sentido
recíprocamente referido.
EL CONCEPTO DE PODER: Dos diferencias principales con la perspectiva marxista:
1. El fenómeno del poder no puede abordarse como un efecto objetivo derivado de condiciones sociales
objetivas, sino como una relación entre sujetos.
2. El poder no necesariamente es derivado de las posesiones económicas ni su objetivo es
necesariamente perseguir ventajas de este tipo.
Entonces Weber desarticula la unión íntima que establecía el marxismo entre poder y modo de
producción, aunque esto no quiere decir que no suceda con frecuencia o que no exista.
es sociológicamente AMORFO. Es infinitamente variado, no es un concepto que permita
captar y ordenar ciertas regularidades en los comportamientos humanos. Pretender utilizar el concepto
“qpies” qasa eoueoies ma wjia tpcjam, opt asspkasía a tjuvacjpoet uao ijwestat y wasjabmet rve tesíao
sociológicamente irrelevantes.
El concepto de poder es insuficiente, pero el problema de las relaciones asimétricas en una sociedad
no deja de ser importante. La dominación forma parte de la estructura de muchas acciones
comunitarias. El concepto de
“ipnjoacjóo” es más preciso y relevante y permite analizar el problema
de las relaciones sociales asimétricas.
Documento de cátedra:
Para Weber, la validez de una orden está únicamente en aquella probabilidad de orientarse por esta
representación, a partir de lo cual los que actúan socialmente pueden atribuir validez legítima a un
orden determinado. En el caso de la dominación, la legitimidad está dada no solamente por los
partícipes sino fundamentalmente por la pretensión de la propia dominación.
- PODER: significa la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun
contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad.
- DOMINACIÓN: significa la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado
contenido entre personas dadas.
- DISCIPLINA: es la probabilidad de encontrar obediencia para un mandato por parte de un conjunto
de personas que en virtud de actitudes arraigadas, sea pronta, simple y automática.
Toda dominación sobre un grupo de hombres requiere, normalmente, aunque no siempre, de un cuadro
administrativo, es decir de la conformación de un grupo de hombres con una actividad específica
dirigida a la ejecución de ordenaciones generales y mandatos concretos. Los motivos por los cuales un
cuadro administrativo está ligado a la obediencia de su mandante pueden ser: por costumbre, por
motivos materiales, por motivos ideales o de un modo puramente afectivo.
Se efectiviza a través de una organización. La posición dominante del grupo que
qesueoece a etua psgaojzacjóo fseoue a mat natat ipnjoaiat te bata eo ma “weouaka iem qerveñp
oúnesp” et iecjs, a ma qspbabjmjiai rve ujeoeo mpt njenbspt ie ma njopsía ipnjoaoue ie qpoeste ie
acuerdo y de crear y dirigir sus acciones racionalmente hacia la conservación de su posición dirigente.
La organización de la dominación está formada por los señores dominantes y un aparato de mando
integrado por personas acostumbradas a estar a disposición de los señores.
La dominación se basa siempre en creencia en la legitimidad, toda dominación intenta siempre
despertar y fomentar esa creencia, ya que la validez de una dominación está dada por su legitimidad y
encierra un elemento de auto-justificación. Por eso Weber distingue las
diferentes clases de
dominación según sus pretensiones de legitimidad:
DOMINACIÓN TRADICIONAL: Una dominación es tradicional cuando su legitimidad descansa en la
santidad de ordenaciones y poderes de mando heredados de tiempos lejanos, creyéndose en ella en
mérito de esa santidad.
El tipo de autoridad que se deriva de la dominación tradicional se denomina autoridad tradicional.
Ordena el señor, obedecen los súbditos y el cuerpo administrativo se compone de servidores por
vínculo de fidelidad.
La obediencia no responde a disposiciones estatuidas (leyes, reglamentos) sino la persona que la
tradición señala como mandante.
La legitimidad se establece de dos maneras:
- Por la fuerza de la tradición, que señala inequívocamente el contenido de los ordenamientos (su
trasgresión la pone en peligro)
- Libre arbitrio del señor que está al mando.
Ejemplos: gerontocracia (dominio de los ancianos) o patriarcalismo.
DOMINACIÓN CARISMÁTICA: Carisma: cualidad que pasa por extraordinaria, de una personalidad,
por cuya virtud se la considera en posesión de fuerzas sobrehumanas o como enviados de Dios, y por
lo tanto son jefes, caudillos, guías o líderes
Sobre la validez del carisma decide el reconocimiento por parte de los dominados, cuando este
reconocimiento se retira, por las razones que sean, es probable que la autoridad carismática se
disuelva.
Aquí la dominación es especialmente irracional en el sentido de su extrañeza a toda regla, y subvierte
el pasado (en ese sentido es específicamente revolucionaria). En épocas ligadas a la tradición, el
liderazgo carismático se presenta como renovación y/o revolución.
El cuadro administrativo no constituye ninguna burocracia en el sentido profesional. Sus miembros son
elegidos por sus cualidades carismáticas: discípulos del líder u hombres de su confianza.
Si se mantiene por mucho tiempo luego tiende a formar un cuerpo legal o a la tradición, más aún si
desaparece el líder (ya que, dado que la dominación carismática es de carácter específicamente
extraordinario y extra-cotidiano, con la rutinización o adaptación a lo cotidiano del carisma, ya sea en el
propio líder o en sus sucesores, comienzan a predominar los intereses del cuadro administrativo y la
dominación desemboca en formas de dominación cotidiana).
DOMINACIÓN LEGAL-RACIONAL: Su legitimidad se basa en el orden legal establecido. Su idea
básica es que cualquier derecho puede crearse y modificarse por medio de un estatuto sancionado
correctamente en cuanto a la forma. No se obedece a la persona sino a la serie de reglas que
establecen que esa persona esté ahí. El superior, la autoridad legal, está legitimada por una regla
constituida.
Las categorías fundamentales de esta dominación tienen que ver con el ejercicio continuado, sujeto a
la ley, de funciones dentro de una competencia, siendo central el principio de jerarquía administrativa.
El cuadro administrativo está formado por funcionarios (administradores profesionales) que no son
dueños de los medios materiales de administración y están sujetos a control (tienen que rendir
cuentas). Es un cuadro administrativo burocrático: son libres, sólo tienen que cumplir con las tareas
objetivas de su cargo, están sometidos a una jerarquía administrativa rigurosa, su trabajo es retribuido
con sueldos fijos.
Para Weber esta es la forma más racional de ejercicio de dominación porque es imprescindible para la
administración de las sociedades modernas (capitalistas o socialistas), ya que requieren del saber
profesional especializado
Para Weber lo constitutivo y peculiar de la civilización occidental es el
progresivo predominio de lo racional en todos los aspectos de la cultura y la vida material. Según él, a
través de la historia hubo varias formas de organización y actividad capitalista, pero en Occidente
surgió una forma de capitalismo única: la organización racional capitalista de trabajo formalmente libre.
Esto surgió gracias a la separación de la economía doméstica y la industria y a la aplicación de la
contabilidad racional.
La posibilidad de existencia de empresas lucrativas, en las que se basa el capitalismo moderno, se
debe a:
- La apropiación de todos los medios de producción (tierras, instrumentos, maquinarias)
- Libertad de mercado, tanto de mercancías como de trabajo
- Técnica racional contable para la producción, el consumo y la circulación
- Derecho racional calculable
- Trabajo libre (personas que vendan su fuerza de trabajo libremente)
- Comercialización de la economía
El único terreno en el cual puede prosperar el capitalismo moderno es el Estado racional apoyado en
una burocracia especializada y en un derecho racional, formalista y calculable. Weber establece una
relación profunda entre capitalismo, racionalidad y dominación. La dominación legal racional es la
predominante en las sociedades modernas capitalistas; la democracia de masas no es la única forma
de expresión de esta dominación, pero a la más óptima. No se puede prescindir de la burocracia,
pero ésta, a su vez, atraviesa cada vez más todos los aspectos de la vida cotidiana y amenaza las
premisas mismas de la democracia occidental.
Muy vinculado con la época en
que vivía observó el crecimiento de la burocracia y su consecuencia: la pérdida de valores. El avance de
la burocracia en todas las esferas de la vida estaba conduciendo al hombre y su sociedad hacia una
‘kavma ie hjessp„. Sv wjtjóo esa qetjnjtua y ieteocaouaia, ma úojca tamjia qptjbme te eocpousaba eo voa
democracia plebiscitaria.
Weber planteaba que la democracia de masas era una democracia burocratizada. Para escapar de la
jaula de hierro Weber, propone introducir algunas características de la dominación carismática, cuya
racionalidad material orientaría a la ética. Pero la democracia necesitaba de verdaderos jefes cuya
legitimidad se fundamente en el apoyo y la fe de las masas, esto implica la elección a través de un
plebiscito. Este der no podría operar sin parlamento ni burocracia cuya importancia en el desarrollo
de la sociedad moderna no puede ser soslayada.
Michel Foucault
Historia de la sexualidad / Las redes del poder
Existe en Occidente una representación del poder que ya no se corresponde con las formas históricas
rve etue aipqua a qasujs ie mpt tjgmpt XVII y XVIII. Etua cpoceqcjóo “kvsíijca” y “oegaujwa” iem qpies p
“cpoceqcjóo iem qpies cpnp tpbesaoía” es una concepción formal del poder que se encuentra
frecuentemente entre los psicoanalistas, los psicólogos y los sociólogos, según la cual el poder es
esencialmente la regla, la ley, la prohibición, lo que marca un límite entre lo permitido y lo prohibido.
Esta concepción de poder fue formulada incisivamente y extensamente elaborada por la etnología a
fines del siglo XIX; y en la actualidad sigue siendo hegemónica porque permanece en el pensamiento
cotidiano y en el sentido común: Nosotros mismos, cuando intentamos reflexionar sobre nuestra
sociedad, lo hacemos fundamentalmente a partir de una concepción jurídica (dónde está el poder,
quién lo detenta, cuáles son las reglas que lo rigen, cuál es el sistema de leyes que establece sobre el
cuerpo social).
Plantea que hay un punto en común entre la concepción jurídica del poder y la concepción marxista, y
a ese punto en común lo llama economicismo en la teoría del poder. En el caso de la teoría jurídica
clásica, el poder es considerado un derecho, del que se es poseedor como de un bien, y que puede
transferirse o alienarse, total o parcialmente. En el caso de la concepción marxista, el poder tiene el
papel de mantener las relaciones de producción y una dominación de clase que favorece su desarrollo.
La CONCEPCIÓN “TECNOLÓGIC{” Y POSITIV{rve qspqpoe Fpvcavmu cpnqseoie ma nvmujqmjcjiai ie
las relaciones de fuerzas inmanentes y propias del dominio en que se ejercen y que son constitutivas
de su organización. La condición de posibilidad del poder no debe ser buscada en la existencia primera
de un punto central o en un foco único de soberanía del cual irradian formas derivadas y
descendientes, ni debe postular como datos iniciales la soberanía del Estado, la forma de la ley o la
unidad global de una dominación.
Plantea la omnipresencia del poder: el poder está en todas partes, no porque englobe todo
sino porque justamente viene de todas partes.
“Emqpies rve te qescjbe cpnp qesnaoeoue, seqeujujwp,
inerte, o autor reproductor, no es más que el efecto de conjunto que se dibuja a partir de todas esas
movilidades. El poder no es una institución ni una estructura, no es cierta potencia de la que algunos
estarían dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad
dada.
Siguiendo esta línea, se pueden plantear las siguientes proposiciones:
El poder no es algo que se adquiera, arranque o comparta, se conserve o se deje escapar. El poder se
ejerce a partir de innumerables puntos y en el juego de relaciones móviles no igualitarias. La
concepción jurídica cosifica el poder: lo trata como si fuera un objeto que puede tenerse o dejar de
tenerse.
Las relaciones de poder no están en posición de exterioridad respecto de otros tipos de relaciones,
sino que son inmanentes. No están en una posición de superestructura, como simple papel de
prohibición o reconducción, sino que se desempeñan allí en dónde actúan, con un papel directamente
productor.
El poder viene de abajo: no hay, como matriz general, una oposición binaria y global entre
dominadores y dominados. Las relaciones de fuerza múltiple que se forman y actúan en los aparatos
de producción (familias, grupos restringidos, instituciones) sirven de soporte a amplios efectos de
escisión (división en partes de importancia semejante) que recorren el conjunto del cuerpo social.
Es decir, el poder se ejerce en los espacios sociales que conforman la vida diaria de las personas: la
escuela, el trabajo, la familia, el cuidado de la salud, etc., y no se ubica en una institución especial o
diferenciada.
Las relaciones de poder son a la vez intencionales y no subjetivas. No hay poder que se ejerza sin una
serie de miras y objetivos. Para Foucault, el poder no tiene su origen en las intenciones de un único
sujeto social.
El sujeto social dependerá de las teorías: para las teorías medievales del derecho, el monarca. Para las
teorías modernas del derecho, el pueblo. Para las teorías sociológicas como el marxismo, las clases
dominantes. En cualquiera de estas teorías, el origen del poder, su lógica y su racionalidad se explican
a qasujs ie mat joueocjpoet ie “vo” tvkeup tpcjam.
Donde hay poder hay resistencia, no obstante, ésta nunca está en posición de exterioridad respecto
del poder. La resistencia es en el poder necesariamente, en sus distintos puntos de la red de
semacjpoet tpcjamet, op eo “vo” mvgas rve qseueoie “etcaqas” iem tpneujnjeoup a ma mey.
Esto no quiere decir necesariamente que exista una resistencia social consciente, organizada o siquiera
intencional, sino que hay conductas que se resisten al control o a la vigilancia, y justamente por eso se
convierten en objeto del ejercicio de poder.
EL CRECIMIENTO DEL ESTADO en Europa usó como instrumento el desarrollo de un pensamiento
jurídico. La forma del derecho fue entonces un sistema de representación del poder común a la
burguesía y a la monarquía. Ambas lograron instalar, desde fines de la Edad Media hasta el siglo
XVIII, una forma de poder que se presentaba como discurso y lenguaje: el vocabulario del derecho.
Cuando la burguesía se desembarazó finalmente del poder monárquico, lo hizo precisamente utilizando
ese discurso jurídico que había sido hasta entonces de la monarquía.
ROUSSEAU, cuando hizo su teoría del Estado, intentó mostrar cómo nace un soberano colectivo, un
cuerpo social como soberano a partir de la cesión de los derechos individuales, de su alienación, y de
la formulación de leyes de prohibición que cada individuo está obligado a reconocer, pues fue él
mismo quien se impuso la ley, en la medida en que él mismo es miembro del soberano.
FOUCAULT agrega que Occidente nunca tuvo otro sistema de representación, de formulación y de
análisis del poder que no fuera el sistema del derecho, el sistema de la ley. Esta es la razón por la
cual considera que no tuvimos hasta tiempos recientes otras posibilidades de analizar el poder excepto
a través de las nociones de ley, regla, soberano, delegación de poder. Este lenguaje de la burguesía
sewpmvcjpoasja rve vujmjza em “iesechp” y em “cpousaup tpcjam” et ma sazóo qps ma cvam ma “kvtujfjcacjóo” iem
estado burgués se mantuvo como justificación jurídica. Según Foucault es necesario liberarse de esta
concepción si queremos proceder a un análisis del poder no desde su representación, sino desde su
funcionamiento.
Foucault se sirve de algunos elementos encontrados en el libro II del Capital
de Marx para analizar el poder en sus mecanismos positivos. Allí podemos encontrar que en el fondo
op exjtue “vo” qpies, tjop varios poderes, formas de dominación o formas de sujeción que operan
localmente. Se trata siempre de formas locales, regionales de poder, que poseen su propia modalidad
de funcionamiento, procedimiento y técnica, y que son heterogéneas. Si queremos hacer un análisis de
poder debemos hablar de los poderes o intentar localizarlos en sus especificidades históricas y
geográficas.
A partir de este principio metodológico podemos decir que el sistema de poder que la monarquía
había logrado organizar a partir del fin de la Edad Media presentaba para el desarrollo del capitalismo
dos inconvenientes mayores:
El poder político tal como se ejercía en el cuerpo social era un poder muy discontinuo. Las mallas de
la red eran muy grandes, un número casi infinito de cosas, de elementos, de conductas, de procesos,
escapaban al control del poder.
Entonces, inconvenientes procesos económicos y diversos mecanismos de algún modo quedaban fuera
de control y exigían la instauración de un poder continuo, preciso, de algún modo atómico e
individualizante donde cada individuo pudiese ser controlado en vez de esos controles globales y de
masa. Los mecanismos de poder, tal como funcionaban en la monarquía, eran sistemas excesivamente
onerosos, porque la función del poder era esencialmente la de recaudar.
El poder era entonces recaudador y predatorio, y operaba una sustracción económica que, lejos de
favorecer o estimular el flujo económico, era permanentemente su obstáculo y freno. Aparece
entonces la necesidad de encontrar un mecanismo de poder tal que al mismo tiempo que controlase
las cosas y las personas hasta en sus más mínimos detalles, no fuese tan oneroso ni esencialmente
predatorio y se ejerciera en el mismo sentido del proceso económico.
Teniendo en cuenta estos dos objetivos puede comprenderse, a grosso modo, la gran mutación
tecnológica del poder en Occidente. A lo largo de los siglos XVII y XVIII hubo toda una serie de
invenciones tecnológicas, no sólo a nivel industrial sino a nivel de las formas de poder: tecnología
política. Las invenciones de tecnología política pueden agruparse en dos grandes capítulos, puesto que
se desarrollan en dos direcciones diferentes:
TECNOLOGÍA DE LA DISCIPLINA O ANÁTOMO-POLÍTICA: mecanismo del poder por el cual
alcanzamos a controlar en el cuerpo social hasta los elementos más tenues por los cuales llegamos a
tocar los individuos (individualización del poder), respecto de los cuales puede definirse una conducta
ideal.
TECNOLOGÍA DE LA POBLACIÓN O BIO-POLÍTICA: no enfoca a los individuos como individuos, sino
que pone blanco en lo contrario, la población no es simplemente un grupo humano numeroso, sino un
grupo de seres vivos que son atravesados, comandados, regidos, por procesos de leyes biológicos (una
población posee una natalidad, mortalidad, curva etaria, morbilidad, estado de salud, puede perecer o
desarrollarse).
La relación de poder con el sujeto o individuo no debe ser simplemente esa forma de sujeción que
permite al poder recaudar bienes sobre el súbdito, sino que el poder se debe ejercer sobre los
individuos en tanto constituyen una especie de entidad biológica que debe ser tomada en
consideración si queremos precisamente utilizar esa población como máquina de producir todo.
Aparecerá a partir de allí toda una serie de técnicas de observación entre las cuales está la
estadística, pero también todos los grandes organismos administrativos, económicos y políticos
encargados de la regulación de la población.
En definitiva, las técnicas bio- políticas no intentarán tratar los acontecimientos mediante la
prohibición y el castigo, o la modelación ideal de la conducta, sino que reconocerán su naturalidad para
intervenir sobre ellos maximizando los considerados positivos y minimizando los considerados nocivos.
Los acontecimientos no son algo a suprimir, sino una realidad efectiva que sólo puede ser regulada.
Por tanto hay dos grandes revoluciones en la tecnología del poder: descubrimiento de la disciplina y
descubrimiento de la regulación, perfeccionamiento de una anátomo-política y perfeccionamiento de
una bio-política. Foucault dirá que la ley prohíbe (soberanía que actúa en base al binomio
prohibido/permitido: se castiga el comportamiento fuera de la ley), la disciplina prescribe (binomio
normal/anormal: clasificar, analizar y serializar a los individuos para moldear sus comportamientos a
una norma ideal predefinida) y la bio-política regula (produce la diferencia normal/anormal en función
de los propios fenómenos sobre los cuales se aplica. No hay forma preexistente, tipos de
comportamiento normales prefijados. Lo normal/anormal se produce en relación con la propia
distribución estadística de casos del fenómeno).
En resumen, las técnicas de ejercicio de poder atraviesan diversos campos sociales y tienen rasgos
que permiten distinguirlas:
- EL OBJETO DE SU APLICACIÓN: la soberanía o sistema jurídico se aplica sobre individuos
entendidos como portadores de derecho. Las disciplinas actúan sobre individuos entendidos como
“cvesqpt iócjmet” rve qveieo npmieaste. La biopolítica o los mecanismos de seguridad tienen por
objeto la vida de las poblaciones.
- EL TIPO DE ESPACIO: el problema de la soberanía se define en función del territorio. La disciplina
busca construir espacios artificiales que permitan la vigilancia individualizada, la jerarquización de los
individuos y las conductas (ejemplo del Panóptico) las técnicas bio-políticas no tratan de anular o
negar los acontecimientos con prohibiciones y castigos, como el sistema jurídico, o de modelar
idealmente a la conducta en un espacio artificial, como la disciplina, sino que los reconoce e interviene
sobre ellos maximizando lo positivo y minimizando lo negativo.
no toma los acontecimientos como factores a suprimir sino como una realidad
efectiva que sólo puede ser regulada haciendo intervenir otros factores de esa misma realidad.
Durante las décadas de 1960 y 1970 la acumulación e intensidad de movimientos de lucha social
(feminismo, revueltas estudiantiles, libertad sexual, etc.) comenzaron a hacer visible que el problema
del poder no es exclusivamente un problema estatal y que las relaciones de poder no tienen como
ámbito exclusivo la vida pública. La obra de Foucault está en consonancia con este proceso histórico y
social de politización de la vida cotidiana y él sitúa a la vida cotidiana como un ámbito de luchas de
poder y resistencias al poder.
´´No solo se trata de una visibilizacion de lo que estaba oculto, sino de una verdadera inversión en la
dirección de los análisis: no son las instancias globales de poder las que explicarían las pequeñas
dominaciones cotidianas, sino al revés, esas relaciones de poder múltiples y locales son las que
condicionan y permiten el funcionamiento de los poderes macro-sociales´´.
Ideologías y poder
DUBY
ALTHUSSER
- Ideología
- Estructuras
materiales
- Discordancia
- Ideología
- Ideologías particulares
// en general
- Interpelación
Henri Lefebvre (sobre Marx)
Em uésnjop “jiepmpgía” fve fpsnvmaip qps Detuvuu ie Tsacy hacja 1796 y psjgjoamneoue ieopnjoaba ma
ciencia que estudia las ideas, su carácter, origen y las leyes que las rigen, acomo las relaciones con
los signos que las expresan. Medio siglo más tarde, el concepto se dota de un contenido
epistemológico por
Karl Marx y Friedrich Engels, para quienes la ideología es el conjunto de las ideas
que explican el mundo en cada sociedad en función de sus modos de producción, relacionando los
conocimientos prácticos necesarios para la vida con el sistema de relaciones sociales; la relación con la
realidad es tan importante como mantener esas relaciones sociales, y en los sistemas sociales en los
que se da alguna clase de explotación, evitar que los oprimidos perciban su estado de opresión.
La palabra se convirtió en peyorativa, y ya no designaba solamente una teoría explicativa, sino la cosa
misma a explicar. Para los ideólogos franceses, la ideología se limitaba a la explicación, mediante una
psicología causal, de las representaciones individuales. Para Marx y Engels, el objeto estudiado se
convierte en un conjunto de representaciones características de una época y de una sociedad.
Para comenzar, Marx introduce los términos
“pqacjiai” y “usaotqaseocja” (de una sociedad),
identificándolos como elementos del conocimiento con alcance científico. Transparencia quiere decir
presencia, y se distingue de la representación hasta el punto de oponerse a ella.
A su vez, la conciencia social nace de una praxis (práctica transformadora) y es sólo un fiel reflejo de
la misma cuando la propia praxis no se rodea de velos místicos y las relaciones entre los seres
hvnaopt tjgveo tjeoip ijsecuat, tjo jouesneijasjpt “pqacpt”.
LAS PRAXIS SOCIALES, en estructuras sociales y modos de producción determinados, producen
representaciones, las cuales hacen que aumente o disminuya la falta de transparencia en una sociedad
(iluminan u oscurecen esa sociedad). La realidad social produce apariencias, ilusiones sin consistencia
alguna. Las apariencias tienen una realidad, y la realidad trae consigo apariencias.
: Se rodea de aureolas. La mercancía, para la reflexión
analítica, es transparente. En la realidad práctica y vivida, en cambio, es opacidad y causa de opacidad.
La mercancía tiene un carácter místico: existe sólo para los seres humanos, en sus relaciones, y, sin
embargo, existe fuera de ellos y pesa sobre sus relaciones. Así, la mercancía, como forma y sistema
que implica consecuencias (dinero, capital), no puede dejar de engendrar una sociedad opaca: el dinero
dispone de los seres humanos, quienes lo poseen llegan al poder mediante intrigas, y reinan poderes
ocultos.
La no transparencia (u opacidad) de la sociedad es un hecho social/socio-económico. La ideología es
un velo o espejo que nos permite ver pero al mismo tiempo oculta la realidad en un sentido simbólico.
La ideología deforma la realidad porque representa intereses.
La primera definición que puede rastrearse en Marx es la de la
IDEOLOGÍA como un reflejo invertido,
mutilado y deformado de lo real. En la ideología, los hombres y sus condiciones aparecen al revés,
como en una cámara oscura.
Los individuos, en sus representaciones, colocan su propia realidad cabeza abajo. La conciencia jamás
puede ser otra cosa que el ser consciente, pero una ley del ser consciente impone a la conciencia una
diferencia por relación a sí misma: lo refleja y lo percibe de manera distinta a cómo es.
La ideología se reduce entonces a una representación errónea de la historia. Toda ideología es un
conjunto de errores, ilusiones, mistificaciones, explicables a partir de lo que deforma: la historia.
: Da lugar a una crítica radical y a una explicación histórica
exhaustiva. Como formaciones nebulosas, salidas del cerebro de los hombres, las representaciones
generales (filosofía, derecho, religión, arte, conciencia) sólo tienen una apariencia de independencia.
Carecen de historia, carecen de desarrollo; es decir, no poseen autonomía alguna por relación a la
producción y a los cambios materiales entre los seres humanos. No es la conciencia lo que determina
la vida, sino la vida lo que determina la conciencia.
Hay sólo dos maneras de comprender la historia: o bien se parte de la conciencia y la realidad escapa,
o bien se parte de la vida real y a la vez se llega a ella y se explica esta conciencia que carece de
toda realidad.
El materialismo histórico acaba con la especulación que parte de la conciencia y de las
seqseteouacjpoet, y, qps uaoup, ie mat jmvtjpoet: “Dpoie uesnjoa ma etqecvmacjóo tpbse ma wjia seam
empieza la ciencia real, positiva: la representación de la actividad práctica, del proceso de desarrollo
qsácujcp ie mpt hpnbset”. Em cpopcjnjeoup acaba cpo ma fsatepmpgía, con la ideología: con la
representación de la realidad, la filosofía pierde su medio de existencia.
Marx luego rectifica esta postura extremista afirmando que, sin embargo, la ideología, una vez
relacionada con sus condiciones reales, deja de ser enteramente una ilusión y una completa falsedad.
Es una teoría que ignora sus presuposiciones, su base y su sentido, que pervive sin una relación real
con la acción, que carece de consecuencias o cuyas consecuencias se apartan de lo esperado y de las
previsiones; es una teoría que generaliza el interés particular, el de una clase, sirviéndose de medios
como las abstracciones, las representaciones incompletas o deformadas y los fetichismos. A partir de
ahí es imposible sostener que toda ideología es totalmente ilusoria, su fundamento se desplaza y se
convierte en algo verdaderamente histórico y sociológico: la división del trabajo y el lenguaje.
: Es tan antiguo como la conciencia. No hay conciencia sin lenguaje, pues el lenguaje
es la conciencia real, práctica, que existe para otros hombres. Marx descubre que el lenguaje no es
solamente el medio o el instrumento de una conciencia preexistente, sino su medio natural y social, su
exjtueocja. Nace cpo ma oecetjiai ie cpnvojcacjóo, cpo em “cpnescjp” eouse mpt teset hvnaopt.
La conciencia, ligada indisolublemente al lenguaje, es una obra social. La conciencia humana comienza
con una conciencia animal, sensible de la naturaleza, que no se libera de su tosquedad y de su ilusión
inicial más que con el acrecentamiento de la productividad, el perfeccionamiento de los instrumentos,
el aumento de las necesidades y de la población.
Al principio era sólo biológica (sexo, edad, vigor físico), se convierte
en división técnica y social. Las divisiones del trabajo se suceden y se superponen unas con otras. En
cuanto a la formación de las ideologías, la división más importante es la que separa el trabajo material
del trabajo intelectual, la acción creadora sobre las cosas por medio de instrumentos materiales, y la
acción sobre los seres humanos por medio de instrumentos no materiales (el lenguaje ante todo).
A partir de este momento, la conciencia puede liberarse de la realidad y construir abstracciones, teoría
pura. Lo que los hombres dicen procede de la praxis, del trabajo y de la división del trabajo, de los
actos y de las luchas reales. Pero lo que hacen sólo entra en la conciencia pasando por el lenguaje,
siendo dicho. Las ideologías constituyen la mediación entre la praxis y la conciencia (es decir, el
lenguaje). Entonces las ideologías, a través del lenguaje, actúan como una especie de "matriz" para todo
lo que pensamos y decimos.
LAS REPRESENTACIONES elaboradas sustituyen a la conciencia inmediata que permanecía a nivel de
lo sensible o de lo natural. Cuando estas representaciones abstractas entran en contradicción con lo
“seam” (semacjpoet tpcjamet exjtueouet), tjgojfjca rve ma cpousaijccjóo ha penetrado en las relaciones
sociales mismas, o entre ellas y su base: las fuerzas productivas (división técnica y organización social
iem usabakp). Np te usaua ie seqseteouacjpoet fmpuaouet ajtmaiat, tjop ie jieat a mat rve mpt jieómpgpt”
tratan de dar una forma coherente.
Estos ideólogos se convierten en especialistas en el interior de los grupos y clases dominantes. Las
representaciones, la conciencia social, se forman mediante la formulación y la idealización de las
condiciones reales que precisamente permiten la primacía económica, social y política de determinado
grupo o de determinada clase.
LOS INDIVIDUOS que actúan en la praxis, con sus medios de acción, pesan sobre la conciencia.
Contribuyen poderosamente a formarla y a excluir las representaciones que no les convienen. Sus
ideas son las ideas dominantes de su época, pero de una manera que deja lugar para la invención.
Para comprender las ideologías hay que tener en cuenta todo lo que ocurre en las altas esferas de la
sociedad consideradas; clase y fracciones de clases, instituciones, luchas en el poder, intereses
diversos, convergentes u opuestos. También hay que tener en cuenta que quienes elaboran estas
seqseteouacjpoet, mpt “jieómpgpt”, sasaneoue tpo mpt njenbspt acujwpt ie eta cmate p gsvqp.
Esto contribuye a separar las representaciones de las realidades que representan, justifican o
condenan. Las representaciones no corresponden punto por punto a lo que representan, sino que se
alejan de ello, lo cual deja lugar para las ideas revolucionarias, siempre que exista en la sociedad un
grupo o clase revolucionaria que actúe con un objetivo práctico: la transformación de la sociedad, la
solución efectiva de los problemas, la resolución total de las contradicciones.
SEGÚN MARX Y ENGELS, LAS IDEOLOGÍAS TIENEN LOS CARACTERES SIGUIENTES:
Parten de una determinada realidad, parcial y fragmentaria, pues la totalidad se le escapa a la
conciencia por sus mismas condiciones limitadas y limitativas.
Refractan la realidad a través de las representaciones ya existentes, seleccionadas por los grupos
dominantes y admitidas por ellos. Sólo se abren camino los elementos nuevos y sus representaciones a
través de los problemas antiguos, los antiguos puntos de vista, el antiguo vocabulario y las múltiples
tradiciones.
Aún con la ambición y la pretensión de presentarse como totalidad, parten de la de la praxis (la
totalidad real) mutilándola y sustituyéndola por una totalidad abstracta, irreal, ficticia. Las proporciones
de realidad e irrealidad que entran en las ideologías varían según las épocas, las condiciones y las
relaciones de clase. Las ideologías proceden por extrapolación a partir de lo real, interpretado y
transpuesto, y desembocan en sistemas (teóricos, filosóficos, políticos, jurídicos) que tienen en común
la característica de ir con retraso con respecto al movimiento de la historia.

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