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se estableció hasta 1901. El tratamiento actual de la miastenia ha cambiado el pronóstico, que raramente es fatal en la
actualidad.
La enfermedad es poco frecuente, afectando a todas las etnias por igual. Su prevalencia aproximada es de 50-120 enfermos
por cada millón de habitantes y la incidencia de nuevos casos es de 2 a 5 pacientes por millón por año. La enfermedad se
presenta en todas las edades de la vida, con mayor prevalencia a los 40 años. La relación mujer:varón es en general de 2:1; en
edades tempranas de la vida es de 4:1, y se iguala en la vejez.
Alrededor del 65% de los pacientes tiene hiperplasia tímica, mientras que en el 10-15% de los casos existe un tumor de este
órgano, de los cuales el 60% afecta a varones adultos; la miastenia asociada a dicho tumor (benigno o maligno) es
excepcional antes de los 30 años.
Hay evidencia clara de la existencia de factores genéticos en la miastenia grave, habiéndose demostrado una frecuente
asociación de la enfermedad con los haplotipos A, B8 y DW3 del CMH.
Aunque la etiologia de la enfermedad no se conoce, está bien demostrado que la patogenia de la miastenia grave está
relacionada con la presencia de anticuerpos circulantes frente a los receptores de la acetilcolina [anticuerpos antirreceptor de
acetilcolina (AcRAch)]. Los hechos que lo demuestran son: 1) el 80-90% de pacientes con miastenia tienen AcRAch
circulantes, 2) es posible provocar síntomas miasténicos en animales a los que se inocula IgG purificada procedente de
pacientes con dicha enfermedad y 3) la inmunización de animales con RAch purificados de otra especie desencadena no sólo
una respuesta de AcRAch, sino miastenia grave experimental.
Además, está bien establecido que la debilidad muscular y la fatigabilidad que presentan los pacientes miasténicos es debida a
la pérdida de receptores nicotínicos de acetilcolina (RAch) postsinápticos de la unión neuromuscular. Una serie de
experimentos, ya clásicos, demostraron que los AcRAch producen la pérdida de los RAch mediante tres mecanismos básicos:
endocitosis, degradación por fijación de complemento o bloqueo funcional.
La frecuente afección de la glándula tímica, la coincidencia con otros trastornos autoinmunes y la presencia en el suero de
estos pacientes de anticuerpos antinucleares y antitiroideos apoya asimismo una patogenia inmunológica de esta enfermedad.
La posibilidad de antígenos compartidos por las células del timo y los receptores de acetilcolina, así como la coexistencia
frecuente de enfermedad tímica y miastenia grave, sugiere un proceso inmunológico común aunque no bien aclarado.
Cuadro clínico
Los pacientes presentan debilidad muscular, que es variable, de los músculos voluntarios craneales o de las extremidades. La
fuerza muscular varía de un día a otro o de una hora a otra, siempre en relación con el ejercicio efectuado, y es clásico que
empeore hacia el anochecer. Refieren asimismo fatiga fácil si la contracción es mantenida o repetida (fatigabilidad
patológica). Tras el reposo, los pacientes recuperan total o parcialmente la fuerza muscular, al igual que tras dosis adecuadas
de anticolinesterásicos. Las manifestaciones clínicas se localizan sobre todo en la musculatura extrínseca del ojo, con diplopía
y ptosis palpebral, generalmente asimétricas y cambiantes. Hasta un 90% de pacientes presentan a lo largo de la enfermedad
síntomas oculares. En las miastenias generalizadas se afectan los músculos de las extremidades, con mayor frecuencia los
proximales que los distales. La debilidad y fatigabilidad de los músculos bulbares produce voz nasal, disartria y disfagia.
Puede afectar la musculatura respiratoria y producir disnea y, en algunos casos, insuficiencia respiratoria aguda.
En la exploración clínica y dada la frecuente participación de la musculatura extraocular, elevadores del párpado y
orbiculares, el paciente con miastenia suele presentar una facies típica. Es fácil comprobar el cansancio y la fatigabilidad al
hablar, abrir o cerrar los ojos o al masticar repetidamente.
Los reflejos tendinosos son normales, al igual que el examen de la sensibilidad, aunque algunos pacientes refieren anestesia
transitoria en la zona del trigémino, parestesias en las manos y cara y cierto grado de "rigidez" y, en ocasiones, dolor en los
músculos afectos.
Según la evolución clínica y la respuesta a los tratamientos utilizados, se ha intentado separar diferentes formas o estadios
clínicos. Esta clasificación tiene interés tanto en la elección terapéutica como en el establecimiento de un pronóstico
individual. La más empleada es la de Osserman de 1958, modificada en 1971, que considera cuatro estadios:
❖ Estadio I. Miastenia ocular (20%). Durante los 2 primeros años existe un riesgo del 60% de desarrollar una
miastenia generalizada.
❖ Estadio IIa. Miastenia generalizada "leve"; lenta progresión, sin crisis y con buena respuesta farmacológica (30%).
❖ Estadio IIb. Miastenia generalizada "moderada" con afección muscular periférica y característicamente de la
musculatura bulbar aunque sin crisis. El tratamiento farmacológico es menos eficaz (20%).
❖ Estadio III. Miastenia aguda de curso fulminante, con progresión rápida de la sintomatología y respuesta pobre a los
fármacos, crisis de insuficiencia respiratoria, alta incidencia de timoma y mayor riesgo de mortalidad (11%).
❖ Estadio IV. Miastenia grave de aparición tardía, con comportamiento similar al estadio III, pero transcurren unos 2
años en progresar desde los estadios I o II. Existe un 9% de riesgo de mortalidad.
Otros síndromes miasteniformes
El síndrome miasteniforme más característico es el síndrome de Eaton-Lambert. Aunque reconocido previamente (1953), no
fue hasta 1961 cuando Eaton y Lambert definieron claramente el síndrome. Se trata de un trastorno adquirido autoinmune de
la transmisión neuromuscular en el cual la amplitud del potencial de acción se halla reducida, pero con estimulación repetitiva
se incrementa, llegando a ser varias veces superior al original. En el suero de estos pacientes se han detectado autoanticuerpos
frente a los canales de calcio dependientes del voltaje, del nervio motor terminal.
En los varones y en edades superiores a los 40 años, el síndrome se asocia en más de un 70% a neoplasia bronquial del tipo
de células pequeñas. Se sabe que este tipo de tumor expresa canales de calcio dependientes del voltaje, por lo que la
sensibilización a estos antígenos conduce a la formación de los anticuerpos que reaccionan de manera cruzada con los canales