CALIBÁN No sólo representa al rebelde anticolonial cuya lucha resuena en la literatura
caribeña contemporánea, sino que también constituye un símbolo para el proletariado
mundial y, más específicamente, para el cuerpo proletario como terreno e instrumento de
resistencia a la lógica del capitalismo.
BRUJA Se ubica en el centro de la escena, en tanto encarnación de un mundo de sujetos
femeninos que el capitalismo no ha destruido: la hereje, la curandera, la esposa
desobediente, la mujer obeah que envenenaba la comida del amo e inspiraba a los esclavos a
rebelarse.
La intensificación de la violencia contra las mujeres, e incluso en algunos países el
retorno de la caza de brujas.
¿Por qué, después de 500 años de dominio del capital, a comienzos del tercer milenio aún
hay trabajadores que son masivamente definidos como pobres, brujas y bandoleros? ¿De
qué manera se relacionan la expropiación y la pauperización con el permanente ataque
contra las mujeres? ¿Qué podemos aprender acerca del despliegue capitalista, pasado y
presente, cuando es examinado desde una perspectiva feminista?
ACUMULACIÓN ORIGINARIA
MARX Fin de caracterizar el proceso
político en el que se sustenta el desarrollo
de las relaciones capitalistas.
Marx trata la “acumulación originaria”
como un proceso fundacional, lo que
revela las condiciones estructurales que
hicieron posible la sociedad capitalista.
FEDERICI la examina desde el punto de vista de los cambios que introduce en la
posición social de las mujeres y en la producción de la fuerza de trabajo.
Fenómenos de la acumulación originaria según Federici:
- El desarrollo de una nueva división sexual del trabajo que somete el trabajo femenino
y la función reproductiva de las mujeres a la reproducción de la fuerza del trabajo.
- La construcción de un nuevo orden patriarcal, basado en la exclusión de las mujeres
del trabajo asalariado y su subordinación a los hombres.
- La mecanización del cuerpo proletario y su transformación, en el caso de las mujeres,
en una máquina de producción de nuevos trabajadores.
Cacerías de brujas Siglos XVI-XVII
La persecución de brujas, tanto en Europa como en el Nuevo Mundo, fue tan importante
para el desarrollo del capitalismo como la colonización y como la expropiación del
campesinado europeo de sus tierras.
Cada fase de la globalización capitalista, incluida la actual, ha venido acompañada de un
retorno de los aspectos más violentos de la acumulación originaria, los que demuestra que
El Calibán y la Bruja
Silvia Federici
la continua expulsión de los campesinos de la tierra, la guerra y el saqueo a escala global y
la degradación de las mujeres son condiciones necesarias para la existencia del capitalismo
en cualquier época.
Aun cuando los hombres alcanzaron un cierto grado formal de libertad, las mujeres
siempre fueron tratadas como seres socialmente inferiores, explotadas de un modo similar
a formas de esclavitud. Mujeres, entonces, significa no sólo una historia oculta que
necesita hacerse visible, sino una forma particular de explotación y, por lo tanto, una
perspectiva especial desde la cual reconsiderar la historia de las relaciones capitalistas.
¿Por qué el capitalismo surge mientras está en marcha esta
guerra contra las mujeres?
- La caza de brujas trató de destruir el
control que las mujeres habían ejercido
sobre su función reproductiva y que sirvió
para allanar el camino al desarrollo de un
régimen patriarcal más opresivo.
Sin embargo, las circunstancias históricas específicas bajo las cuales la persecución de
brujas se desarrolló y las razones por las que el surgimiento del capitalismo exigió un
ataque genocida contra las mujeres aún no han sido investigadas. Este es el análisis del
Calibán y la bruja, comenzando por el análisis de la caza de brujas en el contexto de la
crisis demográfica y económica de los siglos XVI y XVII y las políticas de tierra y de trabajo
de la era mercantilista.
Historia y Teoría Feminista
En primer lugar, confirma que la
transición al capitalismo es una cuestión
primordial para teoría feminista, ya que la
redefinición de las tareas productivas y
reproductivas y de las relaciones hombre-
mujer en este período, que fue realizada
con la máxima violencia e intervención estatal, no dejan dudas sobre el carácter construido
de los roles sexuales en la sociedad capitalista.
Dicotomía entre NERO y CLASE El género no debería ser considerado una realidad
puramente cultural sino que debería ser tratado como una especificación de las relaciones
de clase.
Si en la sociedad capitalista la feminidad se ha constituido como una función-trabajo que
oculta la producción de la fuerza de trabajo bajo la cobertura de un destino biológico, la
historia de las mujeres es la historia de las clases.
Los efectos de las violaciones y el maltrato y la imposición de la belleza como una
condición de aceptación social, constituyen una enorme contribución al discurso sobre el
cuerpo en nuestros tiempos, y señalan la errónea percepción, tan frecuente entre los
académicos, que atribuye su descubrimiento a Michel Foucault.
Es conveniente demostrar que la
persecución de las brujas (al igual que la
trata de esclavos y los cercamientos)
constituyó un aspecto central de la
acumulación y la formación del
proletariado moderno, tanto en Europa
como en el “Nuevo Mundo”.
Las feministas han acusado al discurso de Foucault sobre la sexualidad de omitir las
diferenciación sexual, al mismo tiempo que se apropiaba de muchos saberes desarrollados
por el Movimiento Feminista.
Foucault está tan intrigado por el carácter productivo de las técnicas de poder de las
que el cuerpo ha sido investido, que su análisis deja prácticamente fuera cualquier crítica
de las relaciones de poder. El carácter casi defensivo de la teoría de Foucault sobre el
cuerpo se ve acentuado por el hecho de que considera al cuerpo como algo constituido
puramente por prácticas discursivas y de que está más interesado en describir como se
despliega el poder que en identificar su fuente. El Poder que produce el cuerpo aparece
como una entidad autosuficiente, metafísica, ubicua, desconectada de las relaciones
sociales y económicas, y tan misteriosa en sus variaciones como un Fuerza Motriz divina.
En esta línea, Calibán y la Bruja muestra que, en la sociedad capitalista, el cuerpo es
para las mujeres lo que la fábrica es para los trabajadores asalariados varones: el
principal terreno de su explotación y resistencia, en la misma medida en que el
cuerpo femenino ha sido apropiado por el estado y los hombres, forzado a funcionar
como un medio para la reproducción y la acumulación de trabajo.
Foucault registra la mutación desde un tipo de poder construido sobre el derecho de
matar, hacia un poder diferente que se ejerce a través de la administración y promoción
de las fuerzas vitales, como el crecimiento de la población. Pero no ofrece pistas sobre sus
motivaciones. Sin embargo, si ubicamos esta mutación en el contexto del surgimiento
del capitalismo el enigma se desvanece: la promoción de las fuerzas de la vida no resulta
ser más que el resultado de una nueva preocupación por la acumulación y la reproducción
de la fuerza de trabajo.
Mucha de la violencia desplegada está dirigida
contra las mujeres, porque, en la era de las
computadoras, la conquista del cuerpo femenino
sigue siendo una precondición para la
acumulación de trabajo y riqueza, tal y como lo
demuestra la inversión institucional en el
desarrollo de nuevas tecnologías reproductivas
que, más que nunca, reducen a las mujeres a
meros vientres.
También la feminización de la pobrezaque
ha acompañado la difusión de la globalización
adquiere un nuevo significado cuando
recordamos que éste fue el primer efecto del
desarrollo del capitalismo sobre la vida de las mujeres.
Efectivamente, en tanto sistema económico-social, el capitalismo está necesariamente
vinculado con el racismo el sexismo.
El capitalismo debe justificar y mistificar
las contradicciones incrustadas en sus
relaciones sociales denigrando la
naturaleza de aquéllos a quienes explota:
mujeres, súbditos coloniales,
descendientes de esclavos africanos,
inmigrantes desplazados por la
globalización.
Si Foucault hubiera estudiado la
caza de brujas en Historia de la
Sexualidad, habría reconocido que
la tortura y la muerte pueden
ponerse al servicio de la “vida” o,
mejor, al servicio de la producción
de la fuerza de trabajo, dado que el
objetivo de la sociedad capitalista
es transformar la vida en capacidad
para trabajar y en trabajo muerto”.
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