
↳ Las feministas han acusado al discurso de Foucault sobre la sexualidad de omitir las
diferenciación sexual, al mismo tiempo que se apropiaba de muchos saberes desarrollados
por el Movimiento Feminista.
▸ Foucault está tan intrigado por el carácter “productivo” de las técnicas de poder de las
que el cuerpo ha sido investido, que su análisis deja prácticamente fuera cualquier crítica
de las relaciones de poder. El carácter casi defensivo de la teoría de Foucault sobre el
cuerpo se ve acentuado por el hecho de que considera al cuerpo como algo constituido
puramente por prácticas discursivas y de que está más interesado en describir como se
despliega el poder que en identificar su fuente. → El Poder que produce el cuerpo aparece
como una entidad autosuficiente, metafísica, ubicua, desconectada de las relaciones
sociales y económicas, y tan misteriosa en sus variaciones como un Fuerza Motriz divina.
En esta línea, Calibán y la Bruja muestra que, en la sociedad capitalista, el cuerpo es
para las mujeres lo que la fábrica es para los trabajadores asalariados varones: el
principal terreno de su explotación y resistencia, en la misma medida en que el
cuerpo femenino ha sido apropiado por el estado y los hombres, forzado a funcionar
como un medio para la reproducción y la acumulación de trabajo.
▸Foucault registra la mutación desde un tipo de poder construido sobre el derecho de
matar, hacia un poder diferente que se ejerce a través de la administración y promoción
de las fuerzas vitales, como el crecimiento de la población. Pero no ofrece pistas sobre sus
motivaciones. → Sin embargo, si ubicamos esta mutación en el contexto del surgimiento
del capitalismo el enigma se desvanece: la promoción de las fuerzas de la vida no resulta
ser más que el resultado de una nueva preocupación por la acumulación y la reproducción
de la fuerza de trabajo.
▸ Mucha de la violencia desplegada está dirigida
contra las mujeres, porque, en la era de las
computadoras, la conquista del cuerpo femenino
sigue siendo una precondición para la
acumulación de trabajo y riqueza, tal y como lo
demuestra la inversión institucional en el
desarrollo de nuevas tecnologías reproductivas
que, más que nunca, reducen a las mujeres a
meros vientres.
▸ También la “feminización de la pobreza” que
ha acompañado la difusión de la globalización
adquiere un nuevo significado cuando
recordamos que éste fue el primer efecto del
desarrollo del capitalismo sobre la vida de las mujeres.
Efectivamente, en tanto sistema económico-social, el capitalismo está necesariamente
vinculado con el racismo el sexismo.
El capitalismo debe justificar y mistificar
las contradicciones incrustadas en sus
relaciones sociales denigrando la
“naturaleza” de aquéllos a quienes explota:
mujeres, súbditos coloniales,
descendientes de esclavos africanos,
inmigrantes desplazados por la
globalización.
↦ En el corazón del capitalismo no sólo
encontramos una relación simbiótica
entre el trabajo asalariado-contractual y la
esclavitud sino también, y en relación con
ella, podemos detectar la dialéctica que
existe entre la acumulación y destrucción
de la fuerza de trabajo.
Si Foucault hubiera estudiado la
caza de brujas en Historia de la
Sexualidad, habría reconocido que
la tortura y la muerte pueden
ponerse al servicio de la “vida” o,
mejor, al servicio de la producción
de la fuerza de trabajo, dado que el
objetivo de la sociedad capitalista
es transformar la vida en capacidad
para trabajar y en “trabajo muerto”.