Psicología Evolutiva
Adolescencia
Cátedra I (55)
Título del trabajo: ¿Qué se siente ser un adolescente?
Docente a cargo: Patricia Sanchez
Coayudante: Nadia Botta
Estudiantes:
Asurei, Angie Anabel DNI: 36.155.200
Dellagiustina, Valentin DNI: 42.231.527
Llorente, Belen DNI: 38.880.625
Pérez, Valentina DNI: 45.374.215
Fecha de entrega: 14/06/2023 1° Cuatrimestre
Introducción
En el siguiente parcial domiciliario integrador, vamos a desarrollar los conceptos y ejes
trabajados a lo largo de la cursada de Psicología Evolutiva: Adolescencia I, sobre los procesos
psíquicos que atraviesan los adolescentes. Para ello, decidimos tomar la película: “Yo
adolescente” como material articulatorio, la cual está relatada en primera persona por el
protagonista, Nicolás Martin Zamorano, apodado “Zabo” por una anécdota media “estupida”
de la primaria. Es un adolescente de 16 años, que está en 4to año de la escuela secundaria,
el cual relata que fue condenado a la especialidad de Construcciones en un colegio industrial,
hecho que toma como “lo peor que le podría haber pasado”. Se define como un sujeto al cual
le cuesta mucho tener amigos, debido a su apariencia “rústica”, la cual evita que la gente se
le acerque, porque piensan que los va a morder, y no, solo ladra, ladra fuerte, ladra una
“bocha”. A pesar de como describe su apariencia segun su subjetividad, tiene su grupo de
amigos, Lucho, al cual apodan “el mudito” porque habla poco, Camila, quien parece tranquila
pero es cinturon negro con los densos del boliche, Checho, psicologo ocasional y dealer, y
su mejor amigo en toda la secundaria Tomas, al cual describe que si no fuera porque le lleva
dos años y es repetidor, hubiera apostado que los habian hecho con el mismo molde. Tras la
tragedia de Cromañón ocurrida el 30 de diciembre de 2004 y posteriormente el suicidio de
uno de sus mejores amigos, Pol, comienza a escribir en un blog sobre lo que le sucede e
interpela en su vida cotidiana, como el vivenciar del despertar sexual. Así, el film recorre cómo
Nicolás atraviesa las diversas vicisitudes de la adolescencia, entre ellas las relaciones con
los pares y qué lugar ocupa cada uno de ellos, el rol de los padres, el consumo de distintas
sustancias, inclusive la crisis que lleva el protagonista al suicidio, entre otras que dan cuenta
de un período de transición complejo que, además de estar inmerso en un contexto social,
cultural, económico y político determinado, demanda al sujeto ciertas elaboraciones psíquicas
que se despleguerán en el presente escrito. Los ejes de análisis elegidos para el desarrollo
fueron:
- Sexualidad
- Familia
- Identidad de género
- Toxicomanías y lazo social
- Duelo
- Contexto social
Desarrollo y análisis grupal
En primer lugar, teniendo en cuenta la edad de Nicolás, se encuentra en la fase de
adolescencia media (Peter Blos, 1993). De acuerdo con la definición de adolescencia para
este autor (1962), la misma es considerada un fenómeno psicosociocultural, es decir, el sujeto
adolescente en un contexto determinado, en el caso de Nicolás, ese contexto está marcado
por la tragedia de la República de Cromañón, ocurrida el 30 de diciembre de 2004, un hito
que marcó profundamente el marco histórico, social y político de la generación de
adolescentes y de la sociedad Argentina de aquella época. En este sentido, la película
comienza en la noche en la cual se produce el terrible incendio en Once, el protagonista se
encontraba con sus amigos disfrutando de otro recital, el cuál termina siendo cancelado por
el uso indebido de pirotecnia dentro de un ámbito cerrado, ante la rápida llegada de la noticia
del accidente ocurrido, los padres de los jóvenes presentes allí los llaman desesperados a
sus hijos, para saber si estaban bien, para saber si estaban vivos. De acuerdo con los
desarrollos del texto: “Sujeto, inconsciente, y adolescencia” (Moreira, D. 2017), toma la
definición de sujeto de Lacan, el cual el sujeto es un asunto o tema del cuál se habla, en este
caso, Nicolás es hablado desde aquella tragedia, puesto que el discurso sobre los
adolescentes se encuentra en un lugar polémico a partir de ese hecho. Nicolás, en un
momento, escribe en su blog: “Constantemente, los adultos en casa, en la tele, en la escuela,
se refieren a nosotros como si fuéramos una especie de monstruo chupasangre, que no
valoramos absolutamente nada, no sentimos respeto por ninguna autoridad, solo pensamos
en cogernos cualquier cosa que se mueva y drogarnos con cualquier mierda. O sea, ser
adolescente es algo malo. (...)”, ese es el discurso desde el cuál son hablados. También es
hablado desde las cartas que Pol dejó escritas, y acceder a ellas le permitió encontrar algunas
respuestas acerca del discurso que lo constituye como significante, como sujeto, se volverá
sobre este punto más adelante.
El lugar que tienen los pares para el adolescente puede pensarse en relación a la
identificación secundaria, en adición puede decirse que el protagonista se identifica con Pol
cuando lee sus cartas. Por otra parte, la identificación secundaria permite la resolución del
complejo de Edipo en la segunda oleada de la sexualidad, cuando el mismo se resignifica a
partir de la irrupción de la genitalidad que trae consigo la metamorfosis propia de la pubertad,
en la cual el cuerpo vuelve a sentirse fragmentado, y el sujeto, vía identificación secundaria,
puede conformar algo del narcisismo puesto en jaque, para ello debe identificarse con otros
adolescentes que le devuelvan el reflejo del cuerpo, la imagen de completud, en este sentido
no es casualidad que su mejor amigo sea a quien considera hecho por el mismo molde, para
construir lo simbólico en un nuevo plano, de ello se trata la reedición del estadio del espejo si
se piensan los términos desarrollado por Lacan en el texto “El estadio del espejo como
formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica” (1949),
lo podemos pensar como si fuera un revisión aplicándolo a la adolescencia. Así, el
protagonista se encuentra en la búsqueda de como y con quién identificarse, a propósito
escribe en su blog: “Voy a escribir para que, si alguien se siente identificado con lo que digo,
sepa que no está solo en esto, aunque debería aceptar que él busca no sentirse tan solo soy
yo. Alguien en alguna parte tiene que estar pasando por lo mismo”, dejando claro, que escribe
para no sentirse solo. Cabe aclarar, que el apropiamiento del nuevo esquema corporal y el
narcisismo secundario, en consecuencia, posibilitan la identidad sexual y, por lo tanto, el
encuentro con un otro, con un semejante, que no era posible anteriormente dada la inmadurez
biológica biológica y sexual, pero tampoco lo será en tanto no se conforme algo de aquel
narcisismo. Entonces, el pasaje del autoerotismo al hallazgo de objeto exogámico lo plasma
el protagonista, por ejemplo, cuando se cuestiona quién le gusta, al respecto, en uno de los
diálogos entre Tina y Zabo, esta le pregunta si tiene novia, a lo que él contesta: “¿Mi mano
cuenta como novia?”. Si bien el autoerotismo no se resigna en ningún momento, aquí permite
pensar la obtención de placer prescindiendo del encuentro con un otro o “una novia”, ya que
el hallazgo de objeto es el resultado de todo un proceso que no se produce de la noche a la
mañana. Siguiendo esta línea, más tarde Zabo escribe: “Ramiro es como pedir una mano
prestada para hacerse la paja, solo tengo ganas de estar con él cuando estoy caliente o me
siento solo”, lo que causa una pelea entre ambos personajes cuando Ramiro lee este
fragmento en los apuntes que le pide prestado. Es decir, los encuentros con los otros se
producen con la conflictiva que ello implica, así el protagonista se pregunta, expresando las
dudas en torno a quién es ese otro al que dirige la libido objetal: “¿Entonces me gustan los
pibes o me gusta Ramiro?, ¿Y Tomás y Tina?”. Con Tina, se produce la consumación del
encuentro sexual y una conversación en la cual Tina le pregunta a Zabo si en su colegio
“cheto” no recibe educación sexual. Este suceso y el embarazo de Tina, en consecuencia, es
tomado porque dan cuenta del mecanismo defensivo de la desmentida tan característico de
la adolescencia, es “el si pero…” en la cual se mantiene paralelamente un juicio de existencia
y un juicio de atribución, que viene a sustituir aquello que se niega, se refiere, este último, a
que el coito no se relaciona con la reproducción y, por lo tanto, el uso de métodos
anticonceptivos y medidas preventivas, se hace innecesario, ya que en esta etapa evolutiva
de la vida el aparato psíquico se rige por el principio de placer, y se consolidan los
mecanismos de defensa ante los factores estresantes y displacenteros ya sean externos o
internos.
Luego de la desilusión que enfrenta Nicolás ante la pérdida de María, quien se queda
con su amigo, se encuentra hablando con Tomas acerca del amor y como seria la chica ideal,
quien le sugiere que haga una lista de qué características le corresponden a la misma.
Nicolas, convencido de que a todas les falta algo, obedece a la sugerencia de su amigo y
hace la lista. En consecuencia, se da cuenta que quien cumplía todos los requisitos que él
plantea como ideal, es Tomás, su amigo. Esto le genera angustia y cuestionamientos. Se
repite una y otra vez: “Mi chica ideal no puede ser un chico”. Sin dudas, esto se debe a lo
establecido culturalmente, si bien Money y Ehrhardt (1982) asiente que los niños son neutros
sexualmente al nacer, el ser humano está sumergido en una cultura que le indica cómo deben
ser las cosas, como debe relacionarse con sus pares en un sistema binario (hombre-mujer),
sin embargo, en la adolescencia, se abren otras posibilidades. Por esta razón, recurre a su
mejor amigo de la infancia, Agustin, nadie podría entenderlo mejor ya que él se distanció de
Nicolás porque se enamoró de este último. Se encuentran en la plaza, y Zabo le cuenta su
inquietud respecto a las dudas por lo que siente: “¿Que me guste un chico me hace gay?”. A
lo que Agustin le sugiere que haga una prueba, que este con un hombre. Tiempo después,
podemos ver que experimenta su sexualidad con Ramiro, a la par que comienza a tener
encuentros con Tina. Esto le permite ensayar para consumar el hallazgo de objeto de acuerdo
a su propio deseo.
Cabe mencionar que, es una construcción la identidad sexual y teniendo en cuenta
que la película se sitúa en el contexto de los años 2004, 2005, es natural que el personaje
tenga tanta conmoción por lo que sucede, ya que en ese entonces no había leyes instituidas
que cuestionaran el sistema binario que normaliza, ni representación de las diferentes formas
de amor, tal como hoy en dia si contamos con la ley de matrimonio igualitario y la ley de
identidad de género.
El desvalimiento tan característico de esta etapa expresa la necesidad de un otro que,
como en la obra “Despertar de primavera” (Wedekind, F., 1891) ocupe el lugar del
enmascarado y sujete al adolescente a un discurso que le permita un destino diferente al de
Wendla y Mauricio, en este sentido, en el caso del film, ese lugar se ve deficiente, deteriorado,
en tanto tiene lugar el pasaje al acto. Ante ese Otro con mayúscula (A), el cual desarrolla
Lacan, en donde cada sujeto, en este caso el adolescente, se va a constituir a través del
discurso de ese Otro, que es un lugar, una función, el Otro como alteridad, tiene que
acompañar al adolescente y darle lugar para desasirse del deseo del Otro, es decir del deseo
de los padres, y asirse de su propio deseo. De acuerdo con la ficha de cátedra “Las versiones
del padre: adolescencia, juventud y sus posiciones” de Diego Moreira (2018) toma a los
desarrollos freudianos sobre los tres tiempos lógicos y las tres funciones del padre, el padre
totémico, el padre del edipo, el cual puede verse en la película ya que este momento se
relaciona con saber hacer algo con el goce limitado, primero con el propio cuerpo, lo que le
permite una posición sexuada conformada desde la amenaza, es decir, desde ese padre,
quien porta la ley pero no lo es, es decir intenta hacerla cumplir, pero eso ese intento es
fallido, porque el sujeto adolescente puede arreglárselas para no hacerlo igual, por ejemplo
cuando el padre le pide que se siente con ellos en la mesa a comer, pero Nicolás no lo hace.
Y por último, la tercera versión del padre, respecto a Moisés, sobre el final de la adolescencia,
en la cual la ley se encuentra en la cultura, que nos incluye o nos excluye, ya no la ejerce el
padre, se la ha internalizado, este es el tercer tiempo lógico del complejo de edipo para Lacan,
donde tiene lugar la castración, ya que el falo puesto en la cultura, circula y articula, simboliza
una ausencia. El falo es un significante que marca una falta y permite el deseo. En este
periodo vacila el fantasma porque el falo se pone en la cultura. Este fantasma, hace referencia
a la respuesta anticipada ante la falta del otro, no da lugar a que aparezca la pregunta por
cuál es el deseo de ese otro.
Continuando el tema del lugar de los padres, como lugares o funciones que escuchan,
que acompañen o le den lugar para ser y sentir(se) un adolescente, en el caso del
protagonista se encuentra con la deficiencia de estas funciones, como se mencionó más
arriba, por momentos ausentes, así Zabo se encuentra en el sentimiento del sin-sentido, en
no encontrar un sentido a su vida, como varias veces lo manifestó en varias escenas, como
cuando habla con Tomas y le comenta que no tiene planes para el futuro ya que siente que
se va a morir joven, y también cuando menciona que no le gusta pensar sobre lo que vendrá
más adelante o tener una vida prefabricada como los mayores, es decir, casarse, tener hijos,
la casa propia y un perro, como los adultos que él conoce. Se encuentra sin respuestas ante
lo que le estaba ocurriendo en ese proceso de eficiencia tan traumática, por la capacidad de
resignificación que antes no tenía lugar, no por falta de herramientas, si no por el retardo de
la libido que causa el desvalimiento, la cual implica ser un adolescente. El no encontrar
respuestas lo lleva al peor desenlace, el suicidio. Este pasaje al acto es la respuesta a través
de la acción ante la angustia que irrumpe, una angustia provocada por múltiples sucesos
relacionados a la falta de respuestas y falta de un otro que aloje, que de lugar. El suicidio, no
se encuentra enganchado a una cadena de representaciones, no tiene lugar entre un antes y
un después, es una huida del otro hacia lo real. Se relaciona el pasaje al acto con los
mecanismos de defensa. En este sentido, esas defensas se ponen en juego ante factores
estresantes del mundo exterior.
En esta línea, una de las funciones de la familia, como situación libidinal, según se
propone en la guía de “La familia: matrilineal y patrilineal: función y lugares” de Diego Moreira,
es la de conformar un espacio donde se constituye el sujeto. Como se mencionó
anteriormente, Nicolás se encuentra en la búsqueda de un saber que despliega a lo largo del
film, pues no encuentra una respuesta satisfactoria en sus padres, ni en sus pares y tampoco
en el colegio, por lo tanto, es interesante pensar el lugar de aquellas alteridades como quienes
alojan, o no, al sujeto adolescente.
En el desarrollo de la historia, Zabo y sus amigos se reúnen en un galpón abandonado
detrás de Parque Chacabuco, barrio donde vive el protagonista y en donde transcurre la
película, al cual le gusta llamarlo “Parque Chacabuco City Rockers” y lo describe como un
barrio que se encuentra entre otros dos, lleno de movimiento, pero que mantiene otro ritmo,
es medio gris. En un comienzo le alquilan el galpón al de seguridad para charlar, escuchar
música, para “escabiar”, consumir drogas y luego termina siendo su refugio y el lugar de
encuentro para fiestas clandestinas, ya que los lugares que frecuentaban como adolescentes
estaban cerrados o clausurados por el accidente ocurrido al comienzo de la película. También
tiene lugar la plaza, como otro lugar de encuentro con amigos y, por último, la terraza. Estas
tres ubicaciones se siguen al modo de un deterioramiento del encuentro debajo de un techo
que traza su paralelismo con la falta de ese referente que aloja.
Continuando con la cuestión del desvalimiento del adolescente, Moreira, D. (2017):
“Adolescencia: Un entrañable y tardío despertar” esta tiene lugar por un desfasaje libidinal,
es decir la libido aparece primero y la pulsión yoica después, en otras palabras, sin haber un
yo plenamente conformado, la pulsión puja por ser satisfecha. Estas pulsiones yoicas
relacionadas con la autoconservación y que aparecen más tardíamente permiten entender el
desvalimiento, el cual es interesante pensar desde Zabo, teniendo en cuenta que comete el
suicidio. Además, leer las cartas le produce una angustia que no encuentra posibilidad de ser
maleada, tramitada, ante esto el aparato psíquico queda invadido por la cantidad, se produce
la estasis libidinal, ante esto recurre al acto, un pasaje al acto en el cual el Otro no escucha,
no responde a sus incógnitas. En esa línea, Tina conversando con Zabo le dice: “Me
encantaría poder volcar en palabras todo lo que tengo en la cabeza, todo lo que pienso. Pero
bueno, siempre que lo intento, me frustro. No sé, no me conformo, soy un quilombo". Recurren
al recurso de la escritura pero no es suficiente porque falta un otro que las lea y haga un
feedback, o sea devuelva el reflejo.
Retomando la falta de palabra, en el texto de Pousa Rita: “Toxicomanías y lazo social”
(2018) se retoma a Lacan, quien se refiere al consumo como un sustituto a la palabra. En
varias escenas aparecen, tanto por parte de Zabo como de sus amigos, el consumo de
sustancias, principalmente de alcohol y marihuana. Esto se presenta en ocasiones en las que
el protagonista se encuentra expuesto a una situación de presión y/o angustia, cuando se le
dificulta tramitar lo que le pasa frente a esas circunstancias. En referencia a este accionar, se
puede mencionar, por ejemplo, cuando Maria, su mejor amiga de quien estaba enamorado,
se besa con el amigo a quien le había confesado previamente esta atracción, o cuando
Ramiro le confiesa lo que siente por él, también en año nuevo cuando quiere contarle lo que
le sucede a Tomas y, por último, hacia el final cuando sucede el pasaje al acto. En todas esas
situaciones apareció el consumo. En términos de Freud (1930), su uso es equiparable a un
alivianamiento del sufrimiento en el cuerpo, quita penas, es un sustituto de la primera adicción
primordial que tiene el individuo, la masturbación. Por otro lado, en el mismo texto, el
fragmento de Margerite Durás dice: “El alcohol nos consuela, no amuebla los espacios
psicológicos del individuo, sólo sustituye la carencia de un Dios…", este Dios al que se refiere,
puede tomarse como aquel ausente en la adolescencia que explica su desamparo. En este
texto, Diego Moreira, sostiene que el sujeto halla la respuesta a su deseo en el consumo y su
gozo, este último entendido como placer sufriente, en las sociedades de control, en las que
se controlan los deseos. En estas sociedades, las categorías del tiempo y el espacio quedan
inmersas “en un tiempo sin historia, en un tiempo vacío, fugaz y acelerado”, se vive el
presente porque el futuro es imprevisible, desconocido, lo que posee su correspondencia con
la adolescencia y con Zabo, por ejemplo, cuando Ramiro le pregunta si no tiene ningún plan
para el futuro, y el protagonista le contesta: “No. Yo pienso que me voy a morir jóven, (...) es
como una seguridad que tengo, quizás por eso me chupa un huevo el futuro". Todo el interés
está puesto en el momento actual, en las pérdidas y sus duelos, en el nuevo mundo que se
descubre, como se dijo, fugaz, características propias de las sociedades de consumo
actuales, del discurso capitalista, en las que tiene lugar una i
En cuanto a los duelos que atraviesa Nicolás, al inicio de la película, se muestra una
anotación que dice: “Que el hombre sea lo que el niño prometió ser”, este momento tan
particular que atraviesa, es acompañado por la pérdida del niño que fue e imprevisibilidad por
el hombre que será, pero Zabo también expresa que prefiere morirse antes que tener un
futuro prefabricado. El duelo tomado desde la teoría de Sigmund Freud en el texto: “Duelo y
melancolía” (1917) es un proceso inconsciente frente a la pérdida. En este caso, se relaciona
con los duelos en la adolescencia, tal como lo plantean Aberastury y Knobel (1971), Nicolas
se encuentra ante la pérdida de su mejor amigo, de su infancia para encontrarse en “La edad
que siempre quise tener” y que no es como imaginaba, de los padres perfectos, de un techo
debajo del cual encontrarse con sus amigos debido a la tragedia de Cromañón. El objeto
amado no existe más y debe quitar toda su libido de sí. Para vincularlo con el consumo de
sustancias, estas últimas pueden utilizarse para obturar esos procesos de duelo.
A su vez, el duelo puede ser confundido por su semejanza con la melancolía. En el
primero, el mundo es pobre y superfluo tal como menciona Zabo a su alrededor: “Barrio gris,
“Por dentro me siento vacío”, “Mi colegio industrial es lo peor”. En cambio, en la melancolía,
ese empobrecimiento sucede con el Yo y se produce una rebaja del sentimiento de sí. En el
caso del protagonista, es confuso ya que en varias ocasiones hace uso del recurso típico de
la adolescencia, la desmentida (parte del proceso del duelo), por ejemplo, cuando le pregunta
su amigo Checho como se encuentra por la muerte de Pol y le responde: “Bien, ¿Por qué
debería estar mal? (....) Se que tan amigos no éramos” o cuando Agustin le entrega las
cartas que Pol dejó para él, se niega a leerlas y al llegar a su casa las guarda en una caja
para hacer como si no existieran. Sin embargo, en otras manifiesta similitudes a la melancolía
en la que el trabajo interior busca devorar a su Yo, tal como lo dice en la escena que se
encuentra tomando alcohol fino con jugo en la habitación de Ramiro: “Sé que me voy a morir
joven, siento dentro mío una vocecita diciendo que no hay tiempo”. Sin dudas, la diferencia
primordial que hay entre ambos procesos será vencer la pérdida de objeto y la libido que el
Yo había depositado en él, esto sólo lo logrará el duelo. En cuanto a Lacan, toma como
función del duelo cambiar la relación del sujeto con el objeto, a su vez que demanda energía
psíquica y tiempo, este permite simbolizar y poner en palabras, tal como lo hace Nicolas en
su blog.
Por otra parte, las tecnologías de la información y la comunicación (TICS), son una
herramienta para pensar cómo el pensamiento y acción generan solución para el adolescente,
una herramienta simbólica que ayude a tramitar algo de eso que le estaba ocurriendo, es por
eso que la tecnología se convierte en un apoyo para este. Nicolás comienza a relatar en un
blog pensamientos que no puede expresar verbalmente.
Algo a tener en cuenta es que, podría considerarse a Nicolás como "nativo digital", ya
que se planteó una brecha entre jóvenes y adultos, en la cual los jóvenes tienen mayor
dominio de la informática a comparación de los adultos, esto se puede ver en el momento en
que el padre le pide al amigo de Nicolas, Agustin, que ingresé a la PC de él. En esta línea,
según Winnicott (1971), para que el adolescente pueda consolidar un nuevo lugar simbólico
distante del que ocupó en la niñez, encuentra nuevas modalidades de expresión, en este caso
sería a través del blog en el cual escribe a diario. La computación ha representado una suerte
de espacio transicional, una "zona intermedia de experiencia", facilitadora y a veces
precursora de experiencias de socialización, en la película se verá reflejado los momentos en
qué Nicolás documenta lo que le sucede emocionalmente, para que alguien que se encuentre
en su situación, no se sienta solo como él. Utiliza su blog como un desacelerador de la
angustia, ya que al estar virtualizado no está en un tiempo real.
En cuanto a la comunicación de Nicolás, se lo encuentra con que tiene uso de teléfono
móvil (celular), por este medio se establecen códigos diferentes, ya que por mensajes y
llamadas, el adolescente establece una equivalencia entre lo escrito y lo hablado, en varias
ocasiones Nicolás lo usa al celular para charlar con amigos o Tina, tanto por llamada como
por mensaje.
Análisis y conclusiones individuales
Conclusión individual del eje duelo. Angie Anabel Asurei DNI: 361552000.
En “Duelo y melancolía” (Sigmund Freud, 1917), por un lado, se hace mención a que
el duelo es la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que
haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc. No se lo considera un estado
patológico, ni se lo remite al médico para su tratamiento; No hay que perturbar el proceso, no
deriva en un cambio de conducta y el objeto se pierde lo cual es displacentero para el yo. Se
marcan dos clases de duelo, el duelo normal, dado por el ideal del yo producido por la pérdida
del objeto y, el duelo patológico, dado por el yo ideal derivando a una identificación masiva.
Por otro lado, la melancolía se singulariza en lo anímico por una desazón profundamente
dolida, una cancelación del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar,
la inhibición de toda productividad y una rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en
autorreproches y auto denigraciones. En este proceso, la libido objetal tiene que regresar a
la libido yoica para luego poder investir otro objeto libidinalmente. Se diferencia al duelo de la
melancolía, por no contener perturbación del sentimiento de sí, es decir que, en el duelo, el
mundo se ha hecho pobre y vacío, en cambio, en la melancolía, eso le ocurre al Yo mismo.
Un ejemplo, en este caso, será cuando Nicolás dice: "Por dentro me siento vacío".
Los tiempos del duelo para Sigmund Freud son tres. En el primer tiempo, se ubica la
desmentida y escisión yoica, ocurre un pronunciamiento de juicio de existencia que dice que
el objeto se ha pérdido, se escinde el yo defensivamente y se mantiene la ilusión a los objetos
amados, la defensa hegemónica es la desmentida que no acepta que el objeto se perdió. El
Yo se escinde, por un lado, entre el yo de realidad, que realiza el examen de realidad
mediante el principio de realidad y dictamina que el objeto se perdió y, por otro lado, entre el
Yo de placer, que hegemoniza el aparato psíquico desmintiendo al Yo de realidad sin abolirlo.
Esto quiere decir que, el sujeto se rehúsa a aceptar la pérdida, situación de dictamen de la
ausencia, ocurre una desestimación de la defensa, la desmentida será la defensa para que
el Yo no se altere, esto genera un conflicto entre la pulsión de satisfacción y la realidad. La
desmentida es una manifestación que se pone en juego, un mecanismo de fuga, la realidad
se sostiene pero se niega lo displacentero, sostiene el narcisismo negando el juicio de
existencia. Un ejemplo de este tiempo sería cuando Nicolás da cuenta de que su chica ideal
es un chico, Nicolás dice: "Mí chica ideal no puede ser un chico", esto no coincide con su
representación psiquica de una relacion heterosexual, ya que estaba enamorado de María,
su amiga. En el segundo tiempo, se ubica la sobreinvestidura de los recuerdos, se desarrollan
efectos como la nostalgia y anhelo por lo perdido, es el momento de mayor dolor psíquico
porque se produce la caída de la desmentida como defensa, es decir, la realidad no es negada
pero se resiste a abandonar el objeto psíquicamente y lo inviste en el recuerdo. Un ejemplo
para este tiempo sería cuando Nicolás recuerda los momentos que tuvo acompañado por Pol.
Por último, en el tercer tiempo, se ubica el desasimiento pieza por pieza, esto consiste en el
retiro de la investidura de cada una de las huellas que forman la representación-cosa y la
representación-palabra, lo que significa que, se tiene que desinvestir cada puesto anímico en
el que fue colocado el objeto, con desinvestir se refieren a quitar la libido del objeto perdido,
ya que deberá volver al Yo para luego investir libidinalmente nuevos objetos.
Los duelos a elaborar en la adolescencia (Aberastury y Nobel, 1971) son tres: el
primero, es por el cuerpo infantil, en este hay en un nuevo cuerpo que convive con una vieja
imagen corporal y se genera un fenómeno de despersonalización, logrando una nueva
imagen corporal. El segundo, es por la identidad y el rol infantil, que esto implica una nueva
identidad sexual adulta, es decir, aceptación de nuevas responsabilidades que desconoce. El
tercero es por los padres de la infancia, en el cual se da por un desasimiento de la autoridad
e ideal parental y por un desprendimiento de los vínculos incestuosos, es decir, el refugio y
protección que tienen los padres para con los hijos, se cae ese ideal. Un ejemplo sería cuando
la mamá de Nicolás entra a la habitación de él, a lo cual él cree que le pregunto que le sucedía
y no fue así u otro ejemplo sería cuando escribe en su blog que, aunque parezca loco y a
pesar del poco contacto que tiene con los padres, necesita saber que están allí para que su
mundo no se derrumbe. Tanto el segundo (identidad y rol infantil) como el tercero (por los
padres de la infancia), conducen a un hallazgo de objeto exogámico.
Las defensas se consolidan, el Yo impone mecanismos de defensas, tiene contacto
con el Ello y el SuperYo, el Ello presiona al Yo para satisfacer pulsiones pero no se puede
siempre. La defensa se erige ante el peligro de la satisfacción pulsional (Ello) o ante el peligro
de la realidad exterior, es decir, trata de mantener un equilibrio psíquico ante lo traumático.
Se sitúan dos movimientos de defensa: por un lado, la fuga, donde se escapa de las
situaciones displacenteras que atentan contra el Yo y, por otro lado, la sustitución, por algo
que sea más tolerable para el Yo. De acuerdo con el film, Nicolás emplea como sustituto las
relaciones heterosexuales, teniendo en cuenta la cultura en la que se encuentra viviendo.
Se puede extraer de la película que Nicolas, el protagonista, paso por cada uno de los
momentos del duelo, necesarios para constituirse como un sujeto sexuado, atravesó
momentos de fragmentación yoica apelando mecanismos de defensa.
Eje: Construcción del adolescente en post cromañón.
Valentina Pérez - Número de libreta: 453742150
Los jóvenes y adolescentes se habían sentido representados con las letras musicales,
con los valores del rock nacional argentino referidos a críticas ligadas a lo antisistema, al
gobierno y al Estado que, entre otras cosas, los reprimía, se denuncia así mediante las letras
de las canciones, el mal manejo político y económico, las crisis de representaciones, pero
también algunas ideas sociales como la homosexualidad y el consumo de sustancias que se
cuestionan y se expresan en este género musical, haciendo de las protestas populares un
arte. La asistencia a un recital se convierte en toda una práctica ritualizada. Esto permitió la
identificación de los individuos con otros oyentes entre ya que esa multitud coloca el mismo
objeto en el lugar de ideal del yo, en consecuencia, se han identificado entre sí, proceso que
describe Freud en “Psicología de las Masas y Análisis del yo” haciendo énfasis en la pulsión
social, aquí el individuo es parte del discurso del hipnotizador, en este caso se piensa ese
hipnotizador como aquellos ideales mencionados que propone el rock.
En la adolescencia, aparece la mortalidad como representación porque irrumpe la
sexualidad propia de la segunda oleada, que introduce el morir singular, entonces empieza a
representarse a mismo como mortal, a ello se suma que, en el contexto de la tragedia,
inesperadamente la muerte golpea e intensifica el desamparo de estos adolescentes. Al
respecto, quizás Zabo no logró asirse de ese morir a su manera, quedó “atrapado” por los
discursos de los otros, esto se contempla ante la dificultad que poseía el protagonista para
realizar actividades y tomar decisiones conforme a sus propios deseos, lo que implicaría
apartarse de la alienación que lo estaba constituyendo, alienación relacionada con qué se
espera de él, qué se espera que le guste, qué se espera qué haga, en quién se espera que
se convierta.
Por lo tanto, se eligió este eje para explicar la búsqueda de un saber y la construcción
del sujeto adolescente, “¿quién soy yo?”, en post cromañón, aquí el lugar de encuentro con
los demás, donde se reúnen a divertirse y vincularse, clausura. Y circula un particular discurso
respecto a los adolescentes, a veces incluso como los culpables del hecho. Ante la falta de
un techo, los personajes del film se encuentran en otras locaciones, como el galpón, la plaza
y la terraza. Es decir, al desvalimiento dado por estructura en el sujeto adolescente, se le
suma un contexto que da poco lugar a que se pueda establecer contacto con un otro, que
tanto busca Zabo, que le pregunte “¿Qué te pasa?” Y lugar a que la palabra sea
escuchada, en vez de ello se presenta un alojamiento lábil desde las instituciones, tanto
familiar como escolar, incluso desde las leyes si se considera que aún no habían sido
sancionadas las leyes de identidad sexual y de educación sexual integral, respectivamente.
A propósito de las consecuencias sociales, Zabo expresa: “Antes, lo más raro que podía pasar
era que alguna se hiciera un aborto. Este año son mucho más fuertes” estos accionares
agravados “este año” (2005) no son independientes al trágico suceso que tuvo lugar.
Para finalizar, quedarse sin techo es un paralelismo con quedarse sin lugar de encuentro
albergador. Ante la imposibilidad de generar una respuesta en un acontecer que transita
incógnitas respecto a la sexualidad y la mortalidad, esa falta produjo una angustia que irrumpe
y se expresó en, por ejemplo, pasajes al acto y otros accionares que tienen lugar cuando no
tiene lugar la palabra, esto depende de las posibilidades simbólicas para tramitar la angustia
que posee cada sujeto.
Conclusión individual: Belén Agustina Llorente Nro de libreta: 388806250
Familia, discurso capitalista y consumo.

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