
encantaría poder volcar en palabras todo lo que tengo en la cabeza, todo lo que pienso. Pero
bueno, siempre que lo intento, me frustro. No sé, no me conformo, soy un quilombo". Recurren
al recurso de la escritura pero no es suficiente porque falta un otro que las lea y haga un
feedback, o sea devuelva el reflejo.
Retomando la falta de palabra, en el texto de Pousa Rita: “Toxicomanías y lazo social”
(2018) se retoma a Lacan, quien se refiere al consumo como un sustituto a la palabra. En
varias escenas aparecen, tanto por parte de Zabo como de sus amigos, el consumo de
sustancias, principalmente de alcohol y marihuana. Esto se presenta en ocasiones en las que
el protagonista se encuentra expuesto a una situación de presión y/o angustia, cuando se le
dificulta tramitar lo que le pasa frente a esas circunstancias. En referencia a este accionar, se
puede mencionar, por ejemplo, cuando Maria, su mejor amiga de quien estaba enamorado,
se besa con el amigo a quien le había confesado previamente esta atracción, o cuando
Ramiro le confiesa lo que siente por él, también en año nuevo cuando quiere contarle lo que
le sucede a Tomas y, por último, hacia el final cuando sucede el pasaje al acto. En todas esas
situaciones apareció el consumo. En términos de Freud (1930), su uso es equiparable a un
alivianamiento del sufrimiento en el cuerpo, quita penas, es un sustituto de la primera adicción
primordial que tiene el individuo, la masturbación. Por otro lado, en el mismo texto, el
fragmento de Margerite Durás dice: “El alcohol nos consuela, no amuebla los espacios
psicológicos del individuo, sólo sustituye la carencia de un Dios…", este Dios al que se refiere,
puede tomarse como aquel ausente en la adolescencia que explica su desamparo. En este
texto, Diego Moreira, sostiene que el sujeto halla la respuesta a su deseo en el consumo y su
gozo, este último entendido como placer sufriente, en las sociedades de control, en las que
se controlan los deseos. En estas sociedades, las categorías del tiempo y el espacio quedan
inmersas “en un tiempo sin historia, en un tiempo vacío, fugaz y acelerado”, se vive el
presente porque el futuro es imprevisible, desconocido, lo que posee su correspondencia con
la adolescencia y con Zabo, por ejemplo, cuando Ramiro le pregunta si no tiene ningún plan
para el futuro, y el protagonista le contesta: “No. Yo pienso que me voy a morir jóven, (...) es
como una seguridad que tengo, quizás por eso me chupa un huevo el futuro". Todo el interés
está puesto en el momento actual, en las pérdidas y sus duelos, en el nuevo mundo que se
descubre, como se dijo, fugaz, características propias de las sociedades de consumo
actuales, del discurso capitalista, en las que tiene lugar una i
En cuanto a los duelos que atraviesa Nicolás, al inicio de la película, se muestra una
anotación que dice: “Que el hombre sea lo que el niño prometió ser”, este momento tan
particular que atraviesa, es acompañado por la pérdida del niño que fue e imprevisibilidad por