
Con la división del trabajo surge la especialización del conocimiento y la administración de
los cuerpos de conocimiento especializado. En esta primera etapa no existe rivalidad entre
los diferentes especialistas. Pero a medida que surgen formas más complejas de
conocimiento y se acumula un superávit económico, las especialidades se alejan cada vez
más de las necesidades de la vida cotidiana, y sus expertos comienzan a exigir un estatus
nuevo como expertos universales
. Esta etapa del desarrollo del conocimiento tiene
consecuencias, como la aparición de la teoría pura (ilusión en que la teoría no tiene ninguna
relación con la vida continua de la sociedad) o el fortalecimiento del tradicionalismo en las
acciones institucionalizadas (limitando la flexibilidad de las acciones humanas, y creando
legitimaciones definitivas qué no se podrán modificar)
La aparición de elencos dedicados exclusivamente a la legitimación del mantenimiento de
los universos también da lugar a conflictos sociales, algunos de los cuales se producen
entre expertos y profesionales (e incluso entre los mismos expertos). En estos casos, en
tanto las teorías sigan teniendo aplicaciones pragmáticas inmediatas, la rivalidad que pueda
existir resulta fácil de solucionar mediante pruebas pragmáticas; o recurriendo a respaldos
más sólidos para imponer poder, como que autoridades empleasen la fuerza para imponer
argumentos. Puede asimismo ocurrir que las teorías son convincentes porque funcionan, en
el sentido de que se volvieron de conocimiento normal, establecido, dentro de la sociedad
de que se trate ( en cuanto uno de los dos puntos de vista encuentra eco en la sociedad,
serán principalmente los intereses extra-teóricos los que decidan el resultado de la disputa).
Existe una gran variabilidad histórica en la organización social de los expertos teóricos:
- Si los expertos universales ejercen un monopolio
, es decir, que una sola tradición
simbólica mantiene al universo. Aquí los expertos en la tradición son reconocidos como
tales y no tienen ningún competidor efectivo. Tanto la tradición como sus administradores
especialistas se sostienen gracias a una estructura unificada de poder, y lo utilizan para
imponer sus tradiciones a la población. Las situaciones monopolistas presuponen un alto
grado de estabilidad socio-cultural y son de por sí estructuralmente estabilizadoras, ya que
inhiben el cambio social.
Cuando una definición particular de la realidad llega a estar anexada a un interés de poder
concreto, puede llamársela ideología. Con frecuencia una ideología es adoptada por un
grupo en razón de elementos teóricos específicos conducentes a sus intereses.
Importa recordar que la mayoría de las sociedades modernas son pluralistas
, comparten
un universo central y diferentes universos parciales que coexisten en tolerancia o
cooperación de las diferentes ideologías. La situación pluralista presupone una sociedad
urbana con una división del trabajo altamente desarrollada, alta diferenciación en la
estructura social y un gran superávit económico. además, esta situación marcha a la par
con las condiciones de un rápido cambio social y fomenta tanto el escepticismo como la
innovación. Aquí un tipo de experto, el intelectuaI
, definido como un experto cuya idoneidad
no es requerida por la sociedad en general (un tipo marginal). Su marginalidad social
expresa su falta de integración teórica dentro del universo de su sociedad: aparece como la
contraparte del experto en la cuestión de definir la realidad; el intelectual se mueve en un