Santiago Steren
HELLER: Historia y vida cotidiana
La vida cotidiana es el conjunto de actividades en que se reproducen las
personas y al mismo tiempo las estructuras socioeconómicas que
caracterizan a una sociedad (reproducción individual y social). Es la vida del
hombre entero. Es el conjunto de actividades que implican al mismo tiempo
la reproducción individual y social.
El “hombre entero” participa en diversas actividades, aunque no puede
prestar mucha atención a todas ellas ya que son heterogéneas (son todas distintas). A la vez están
puestas en un orden jerárquico (varía según época y posición), por eso habla de un regimiento de
la vida.
• Regimiento de la vida: que es la construcción de una jerarquía del accionar de la cotidianidad
regida por la individualidad, por la propia personalidad del hombre.
• Extrañación: los momentos de la vida cotidiana se cristalizan en absolutos. El funcionamiento
de la vida cotidiana puede quitarles a los individuos sus márgenes de libertad.
• Pragmatismo: Es una característica del pensamiento cotidiano. Es una forma de pensar que
se orienta hacia lo que es acertado y lo que es verdadero.
El hombre concreto en la esfera de la vida cotidiana es particular y especifico:
• Dimensión particular: necesidades y deseos del “yo”. Expresa su ser “individual”, aparece
cuando somos conscientes de nuestras necesidades y deseos, y se caracteriza por la unicidad
y la irrepetibilidad. Lo particular no es el sentimiento ni la pasión, sino su modo de manifestarse.
• Dimensión específica: nos conecta con el “nosotros”, la sociedad. El ser específico hace
referencia a las facultades propias de la especie humana. Lo específico está en todo hombre, y
en toda actividad, aunque sus motivos sean particulares.
Cuando la particularidad somete a lo específico se anteponen las necesidades individuales frente a
los intereses y necesidades de la integración social.
Relación con la socialización: Para reproducir la sociedad, es necesario que los hombres
particulares se reproduzcan a sí mismos como hombres particulares. Este ocupa un lugar en la división
social del trabajo. Este proceso involucra la capacidad de dominar ciertas prácticas y saber manejarse
en la cotidianidad. Estas actividades sociales son objetivaciones sociales, en tanto se presentan
exteriores a los individuos. Deben ser incorporadas mediante el proceso de socialización. El “yo” del
particular pasa por un proceso de maduración con la identificación del “nosotros” a lo largo de la
socialización.
En síntesis, en el hombre están presentes ambas dimensiones (particular y específica) y si existe un
predominio de la particularidad en la vida cotidiana de las sociedades capitalistas se debe al proceso
de extrañación que perciben los hombres, muy ocupados resolviendo sus propios conflictos sin divisar
al ámbito mayor donde pertenecen. Ambas dimensiones coexisten en silencio, por eso la autora las
denomina en muda coexistencia.
Sólo se puede hablar de homogeneización si se aplica la entera individualidad a la resolución de
una tarea, se focaliza y se pone toda la concentración en una sola cuestión y se pone en suspenso
momentáneamente la cotidianidad. Si el proceso de homogeneización se completa, nace el
individuo. Todo hombre es singular (específico y particular), pero no todo hombre es individuo
(consciente de su particularidad y su especificidad). En la medida en que soy consciente de mi
especificidad, la sociedad ya no se me aparece como extraña, como ajena a mí, como inmodificable,
sino como lo que es. Entonces surge el regimiento de la vida.