BOBBIO
“el futuro de la democracia” CAPITULO 1
UNA DEFINICIÓN MÍNIMA DE DEMOCRACIA
La democracia es considerarla caracterizada por un conjunto de reglas (primarias o fundamentales) que establecen quién
está autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo qué procedimientos. Pero incluso las decisiones grupales son
tomadas por individuos (el grupo como tal no decide). con el objeto de que una decisión tomada por individuos (uno,
pocos, muchos, lodos) pueda ser aceptada como una decisión colectiva, es necesario que sea tomada con base en reglas
(no importa si son escritas o consuetudinarias) que establecen quiénes son los individuos autorizados a tomar las
decisiones obligatorias para todos los miembros del grupo, y con qué procedimientos. Ahora bien, por lo que respecta a
los sujetos llamados a tomar decisiones colectivas, un régimen democrático se caracteriza por la atribución de este poder
a un número muy elevado de miembros del grupo. No se puede decir "todos", porque aún en el más perfecto de los
regímenes democráticos no votan los individuos que no han alcanzado una cierta edad. Como gobierno de todos la
omnicracia es un ideal límite. En principio, no se puede establecer el número de quienes tienen derecho al voto por el que
se pueda comenzar a hablar de régimen democrático.
Por lo que respecta a la modalidad de la decisión la regla fundamental de la democracia es la regla de la mayoría, o sea, la
regla con base en la cual se consideran decisiones colectivas y, por tanto, obligatorias para todo el grupo, las decisiones
aprobadas al menos por la mayoría de quienes deben de tomar la decisión.
Por lo demás, también para una definición mínima de democracia, Es necesaria una tercera condición: es indispensable
que aquellos que están llamados a decidir o a elegir a quienes deberán decidir, se planteen alternativas reales y estén en
condiciones de seleccionar entre una u otra. Con el objeto de que se realice esta condición es necesario que a quienes
deciden les sean garantizados los llamados derechos "inviolables" del individuo. Cualquiera que sea el fundamento
filosófico de estos derechos, ellos son el supuesto necesario del correcto funcionamiento de los mismos mecanismos
fundamentalmente procesales que caracterizan un régimen democrático.
El Estado liberal y el Estado democrático son interdependientes en dos formas: 1) en la línea que va del liberalismo a la
democracia, en el sentido de que son necesarias ciertas libertades para el correcto ejercicio del poder democrático; 2) en
la línea opuesta, la que va de la democracia al liberalismo, en el sentido de que es indispensable el poder democrático
para garantizar la existencia y la persistencia de las libertades fundamentales. La prueba histórica de esta
interdependencia está en el hecho de que el Estado liberal y el Estado democrático cuando caen, caen juntos.
LOS IDEALES Y LA "CRUDA REALIDAD"
desde la derecha la democracia se ha transformado en un régimen semi-anárquico que tendrá como consecuencia la
"destrucción" del Estado; desde la izquierda la democracia parlamentaria se está transformando cada vez más en un
régimen autocrático. Me parece más útil para nuestro objetivo concentrar nuestra reflexión en la diferencia entre los
ideales democráticos y la "democracia real" que en la transformación. del contraste entre lo que había sido prometido y
lo que se realizó efectivamente.
Señalo seis de estas falsas promesas:
EL NACIMIENTO DE LA SOCIEDAD PLURALISTA
La democracia nació de una concepción individualista de la sociedad, es decir, de una concepción por la cual,
contrariamente a la concepción orgánica dominante en la Antigüedad y en la Edad Media según la cual el todo es primero
que las partes, la sociedad, toda forma de sociedad, especialmente la sociedad política, es un producto artificial de la
voluntad de los individuos. Los tres sucesos que caracterizan la filosofía social de la época moderna y que confluyeron en
la formación de la concepción individualista de la sociedad y del Estado, son: a) el contractualismo del siglo XVII y XVIH,
que parte de la hipótesis de que antes de la sociedad civil existe el Estado de naturaleza. b) el nacimiento de la economía
política, o sea, de un análisis de la sociedad y de las relaciones sociales cuyo sujeto es una vez más el individuo, el homo
oeconomicus, y no el zón politikón de la tradición, que no es considerado por mismo, sino sólo como miembro de una
comunidad. c) la filosofía utilitarista, de Bentham a Mili, según la cual el único criterio para fundamentar una ética objetiva
es el de partir de consideraciones de condiciones esencialmente individuales, como el placer y el dolor, y de resolver el
problema tradicional del bien común en la suma de los bienes individuales.
la doctrina democrática había ideado un Estado sin cuerpos intermedios, característicos de la sociedad corporativa de las
ciudades medievales y del Estado estamental o de órdenes anteriores a la afirmación de las monarquías absolutas, una
sociedad política en la que, entre el pueblo soberano, compuesto por muchos individuos (un voto por cabeza) y sus
representantes, no existiesen las sociedades particulares. Lo que ha sucedido en los Estados democráticos es exactamente
lo opuesto: los grupos se han vuelto cada vez más los sujetos políticamente pertinentes, las grandes organizaciones, y
cada vez menos, los individuos. No son los individuos sino los grupos los protagonistas de la vida política en una sociedad
democrática, en la que ya no hay un solo soberano, ni el pueblo o la nación, compuesto por individuos que adquirieron el
Derecho de participar directa o indirectamente en el gobierno, el pueblo como unidad ideal (o mística), sino el pueblo
dividido objetivamente en grupos contrapuestos, en competencia entre ellos.
El modelo ideal de la sociedad democrática era el de una sociedad centrípeta. La realidad que tenemos ante nosotros es
la de una sociedad centrífuga, que no tiene un solo centro de poder sino muchos, y merece el nombre, de sociedad
policéntrica o poliárquica. La sociedad real que subyace en los gobiernos democráticos es pluralista.
LA REIVINDICACIÓN DE LOS INTERESES
De esta primera transformación (primera porque se refiere a la distribución del poder) deriva la segunda referente a la
representación. La democracia moderna, nacida como democracia representativa, en contraposición a la democracia de
los antiguos, debería haber sido caracterizada por la representación política. El principio en el que se basa la
representación política es exactamente la antítesis de aquél en el que se fundamenta la representación de los intereses,
en la que el representante, al tener que velar por los intereses particulares del representado, está sometido a un mandato
obligatorio.
Una prueba de la reivindicación, diría definitiva, de la representación de los intereses sobre la representación política, es
el tipo de relación que se ha instaurado en la mayor parte de los Estados democráticos europeos, entre los grandes grupos
de intereses contrapuestos (representantes de los industriales y de los obreros respectivamente) y el Parlamento, una
relación que ha dado lugar a un nuevo tipo de sistema social que ha sido denominado, bien o mal, neocorporativo.9 Tal
sistema está caracterizado por una relación triangular en la que el gobierno, representante de los intereses nacionales
(teóricamente), interviene únicamente como mediador entre las partes sociales y, a lo más, como árbitro (generalmente
impotente) del respeto de los acuerdos.
PERSISTENCIA DE LAS OLIGARQUÍAS
Considero en tercer lugar, como una falsa promesa, la derrota del poder oligárquico. El principio fundamental del
pensamiento democrático siempre ha sido la libertad entendida como autonomía, es decir, como capacidad de legislar
para sí mismo. La democracia representativa, que es la única forma de democracia existente y practicable, es en sí misma
la renuncia al principio de la libertad como autonomía. El precio que se debe pagar por el compromiso de pocos es
frecuentemente la indiferencia de muchos. Nada es más peligroso para la democracia que el exceso de democracia.
Naturalmente la presencia de élites en el poder no borra la diferencia entre regímenes democráticos y regímenes
autocráticos. Ya que comencé con una definición fundamentalmente procesal de la democracia, no puedo olvidar que uno
de los partidarios de esta interpretación, Joseph Schumpeter, captó perfectamente el sentido cuando sostuvo que la
característica de un gobierno democrático no es la ausencia de élites sino la presencia de muchas élites que compiten
entre ellas por la conquista del voto popular.
EL ESPACIO LIMITADO
Si la democracia no ha logrado derrotar totalmente al poder oligárquico, mucho menos ha conseguido ocupar todos los
espacios en los que se ejerce un poder que toma decisiones obligatorias para un completo grupo social. Al llegar a este
punto la distinción que entra en juego ya no es aquella entre poder de pocos o de muchos, sino aquella entre poder
ascendente y poder descendente. cuando se desea conocer si se ha dado un desarrollo de la democracia en un
determinado país se deberla investigar si aumentó o no el número de quienes tienen derecho a participar en las decisiones
que les atañen, sino los espacios en los que pueden ejercer ese derecho. Hasta que los dos grandes bloques de poder que
existen en lo alto de las sociedades avanzadas, la empresa y el aparato administrativo, no sean afectados por el proceso
de democratización, el proceso de democratización no podrá considerarse realizado plenamente. la concesión de los
derechos políticos ha sido una consecuencia natural de la concesión de los derechos de libertad, porque la única garantía
al respeto de los derechos de libertad está en el derecho de controlar el poder al que espera esta garantía.
EL PODER INVISIBLE
La quinta falsa promesa de la democracia real, con respecto a la democracia ideal, es la eliminación del poder invisible.
Alan Wolfe, titulado The Limits of Legitimacy, que dedica un capítulo bien documentado a lo que llama el "doble Estado",
doble en el sentido de que al lado de un Estado visible existiría un Estado invisible. Es bien conocido que la democracia
nació bajo la perspectiva de erradicar para siempre de la sociedad humana el poder invisible, para dar vida a un gobierno
cuyas acciones deberían haber sido realizadas en público. El modelo de la democracia moderna fue la democracia de los
antiguos, especialmente la de la pequeña ciudad de Atenas, en los momentos felices en los que el pueblo se reunía en el
Ágora y tomaba libremente, a la luz del sol, sus propias decisiones después de haber escuchado los diversos puntos de
vista de los oradores. Platón para denigrarla la llamó "teatrocracia". defendían con argumentos históricos y políticos la
necesidad de que las grandes decisiones políticas fuesen tomadas en los gabinetes secretos, lejanos de las miradas
indiscretas del público.
Kant enunció e ilustró en el Apéndice de la Paz perpetua el principio fundamental según el cual "Todas las acciones
referentes al derecho de otros hombres cuya máxima no puede ser publicada, son injustas".
De esta manera de plantear el problema deriva que la obligación de la publicidad de los actos gubernamentales es
importante no sólo, como se dice, para permitir al ciudadano conocer las acciones de quien detenta el poder y en
consecuencia de controlarlos, sino también porque la publicidad es en misma una forma de control, es un expediente
que permite distinguir lo que es lícito de lo que es ilícito. la política de los arcana imperii le está permitido al Estado lo que
no le está permitido a los ciudadanos privados y por tanto el Estado está obligado a actuar en secreto para no hacer
escándalo.
El ideal del poderoso. Siempre ha sido el de ver cualquier gesto y de escuchar cualquier palabra de sus sujetos
(posiblemente sin ser visto ni escuchado): hoy este ideal está a la mano. Ningún déspota de la Antigüedad, ningún monarca
absoluto de la Edad Moderna, aunque estuviese rodeado de mil espías, logró tener toda la información sobre sus súbditos
que el más democrático de los gobiernos puede obtener del uso de los cerebros electrónicos. Más que de una falsa
promesa en este caso se trataría de una tendencia contraria a las premisas: la tendencia ya no hacia el máximo control
del poder por parte de los ciudadanos, sino, por el contrario, hacia el máximo control de los súbditos por parte del poder.
EL CIUDADANO NO EDUCADO
La sexta falsa promesa se refiere a la educación de la ciudadanía. En los discursos apologéticos sobre la democracia, desde
hace dos siglos hasta ahora, jamás falta el argumento de acuerdo con el cual la única manera de hacer de un súbdito un
ciudadano es la de atribuirle aquellos derechos que los escritores de Derecho público del siglo pasado llamaron activae
civitatis, y la educación para la democracia se desarrolla en el mismo sentido que la práctica democrática. Pero para el
buen democrático el reino de la virtud es la misma democracia. La democracia no puede prescindir de la virtud, entendida
como amor a la cosa pública, pues al mismo tiempo debe promoverla, alimentarla y fortalecerla.
EL GOBIERNO DE LOS TÉCNICOS
Falsas promesas. Pero ¿acaso eran promesas que se podían cumplir? Yo diría que no. Incluso dejando a un lado la
diferencia natural, que indique al inicio, entre lo que fue concebido como "noble y elevado" y la "cruda realidad", el
proyecto democrático fue pensado para una sociedad mucho menos compleja que la que hoy tenemos. Las promesas no
fueron cumplidas debido a los obstáculos que no fueron previstos o que sobrevinieron luego de las "transformaciones"
de la sociedad civil. Indico tres.
Primero: conforme las sociedades pasaron de una economía familiar a una economía de mercado, y de una economía de
mercado a una economía protegida, regulada, planificada, aumentaron los problemas políticos que requirieron capacidad
técnica. Los problemas técnicos necesitan de expertos, de un conjunto cada vez más grande de personal especializado.
La tecnocracia y la democracia son antitéticas: si el protagonista de la sociedad industrial es el experto, entonces quien
lleva el papel principal en dicha sociedad no puede ser el ciudadano común y corriente. La democracia se basa en la
hipótesis de que todos pueden tomar decisiones, sobre todo; por el contrario, la tecnocracia pretende que los que tomen
las decisiones sean los pocos que entienden de tales asuntos.
EL AUMENTO DEL APARATO
el segundo obstáculo imprevisto y que sobrevino es el crecimiento continuo del aparato burocrático, de un aparato de
poder ordenado jerárquicamente, del vértice a la base, y en consecuencia diametralmente opuesto al sistema de poder
democrático. Si consideramos el sistema político como una pirámide bajo el supuesto de que en una sociedad existan
diversos grados de poder, en la sociedad democrática el poder fluye de la base al vértice; en una sociedad burocrática,
por el contrario, se mueve del vértice a la base.
Todos los Estados que se han vuelto más democráticos se han vuelto a su más burocráticos, porque el proceso de
burocratización ha sido en gran parte una consecuencia del proceso de democratización. Desde el momento en que el
voto fue ampliado a los analfabetos era inevitable que éstos pidiesen al Estado la creación de escuelas gratuitas, y, por
tanto, asumir un gasto que era desconocido para el Estado de las oligarquías tradicionales y de la primera oligarquía
burguesa. Cuando el derecho de votar también fue ampliado a los no propietarios, a los desposeídos, a aquellos que no
tenían otra propiedad más que su fuerza de trabajo, ello trajo como consecuencia que éstos pidiesen al Estado la
protección contra la desocupación y, progresivamente, seguridad social. De esta manera ha sucedido que el Estado
benefactor, el Estado social, ha sido, guste o no guste, la respuesta a una demanda proveniente de abajo, a una petición,
en el sentido pleno de la palabra, democrática.
EL ESCASO RENDIMIENTO
El tercer obstáculo, está íntimamente relacionado con el tema del rendimiento del sistema democrático en su conjunto:
un problema que en estos últimos años ha dado vida al debate sobre la llamada "ingobernabilidad" de la democracia. el
Estado democrático, han contribuido a emancipar la sociedad civil del sistema político. Este proceso de emancipación ha
hecho que la sociedad civil se haya vuelto cada vez más una fuente inagotable de demandas al gobierno. He dicho que la
condición necesaria de todo gobierno democrático es la protección de las libertades civiles: la libertad de prensa, la
libertad de reunión y de asociación, son vías por medio de las cuales el ciudadano puede dirigirse a sus gobernantes para
pedir ventajas, beneficios, facilidades, una más equitativa distribución de la riqueza, etcétera. La cantidad y la rapidez de
estas demandas son tiles que ningún sistema político, por muy eficiente que sea, es capaz de adecuarse a ellas. De aquí
deriva el llamado "sobrecargo" y la necesidad en la que se encuentra el sistema político de tomar decisiones drásticas;
pero una alternativa excluye a la otra. El tomar una alternativa no satisface sino crea descontento.
En conclusión, en la democracia la demanda es fácil y la respuesta difícil; por el contrario, la autocracia tiene la capacidad
de dificultar la demanda^ dispone de una gran facilidad para dar respuestas.
Mi conclusión es que las falsas promesas y los obstáculos imprevistos de los que me he ocupado no han sido capaces de
"transformar" un régimen democrático en un régimen autocrático. La diferencia sustancial entre unos y otros permanece.
El contenido mínimo del Estado democrático no ha decaído. Existen democracias más sólidas o menos sólidas, más
vulnerables o menos vulnerables; hay diversos grados de aproximación al modelo ideal, pero aun la más alejada del
modelo no puede ser de ninguna manera confundida con un Estado autocrático y mucho menos con uno totalitario.
CAPITULO 2 La democracia y el poder invisible:
EL GOBIERNO DEL PODER PÚBLICO EN PÚBLICO
Uno de los lugares comunes de todos los viejos y nuevos discursos sobre la democracia, consiste en la afirmación de que
ella es el gobierno del "poder invisible". Con una redundancia se puede definir el gobierno de la democracia como el
gobierno del poder público en público. El error sólo es aparente porque "público" tiene dos significados: si es contrapuesto
a "privado", como en la distinción clásica entre ius publicum y tus privatum, que nos llega de los juristas romanos, o si es
confrontada con lo "secreto”.
La democracia, como régimen del poder visible, hace pensar en la imagen, que nos llega de los escritores políticos de
todos los tiempos que se reclaman al gran ejemplo de las Atenas de Péneles, del "Agora" o de la "ekklesia". Escribe Glotz
que cuando el pueblo estaba reunido el heraldo denunciaba a cualquiera que quisiese engañarlo, y para que los
demagogos no abusasen de sus artes oratorias la asamblea permanecía en todo momento bajo la "mirada" del Dios. No
está fuera de lugar el hecho de que la asamblea frecuentemente haya sido comparada con un teatro o un estadio. Platón
era un escritor antidemocrático. La equiparación entre el gobierno del pueblo y el gobierno del público en teatro (con la
consecuente contraposición entre gobierno del público y gobierno de los mejores) le sirve para expresar una vez más su
condena contra la democracia, entendida como el reino del libertinaje y del desorden.
El gobierno democrático permanece en el tiempo, y todavía más intensamente en los momentos de convulsión y de
expectación del novus ordo, como el modelo ideal del gobierno público en público. Entre las innumerables obras del
tiempo de la revolución, tomo la siguiente cita del Catechismo repubblicano de Michele Natale: Todas las actividades de
los gobernantes deben ser conocidas por el pueblo soberano, excepto alguna medida de seguridad pública, que se le debe
hacer de su conocimiento en cuanto el peligro haya pasado.
Este fragmento es ejemplar porque enuncia en pocos renglones unos de los principios fundamentales del Estado
constitucional: la publicidad es la regla, el secreto es la excepción, y en todo caso es una excepción que no debe aminorar
la regla, ya que el secreto está justificado al igual que todas las medidas excepcionales solamente si esta limitado en el
tiempo.
El régimen democrático ha sido definido como el gobierno directo del pueblo o controlado por el pueblo Aun cuando el
ideal de la democracia directa es abandonado como anacrónico con el nacimiento del gran Estado territorial moderno y
es sustituido por el ideal de la democracia representativa el carácter público del poder entendido como no secreto, como
abierto al público, permanece como uno de los criterios fundamentales para distinguir el Estado constitucional del Estado
absoluto. En un fragmento de su Verfassungslehre, Cari Schmitt, capta bien, el nexo entre el principio de representación
y la publicidad del poder, hasta el grado de interpretar la representación como una forma de represión.
La representación puede tener lugar solamente en la esfera de la publicidad. No hay ninguna representación que se
desarrolle en secreto o a cuatro ojos.
Representar significa hacer visible y hacer presente un ser invisible mediante un ser públicamente presente.
Por encima del tema de la representación, la teoría del gobierno democrático ha desarrollado otro tema estrechamente
vinculado con el poder visible: el tema de la descentralización entendida como revaluación de la importancia política de
la periferia con respecto al centro. Se puede interpretar el ideal del gobierno local como un ideal inspirado en el principio
de que el poder es más visible en cuanto es más cercano. La publicidad del Parlamento nacional es indirecta al efectuarse
sobre todo por medio de la prensa. La publicidad del gobierno de un municipio es más directa, y es más directa
precisamente porque la visibilidad de los administradores y de sus decisiones es mayor.
Se entiende que la mayor o menor importancia de la opinión pública depende de la mayor o menor oferta al público,
entendida precisamente como visibilidad, cognoscibilidad, accesibilidad, y por tanto controlabilidad, de los actos de quien
detenta el poder supremo. se consagra perfectamente a la representación del contraste entre poder visible y poder
invisible.
Quien más que cualquier otro contribuyó a aclarar el nexo entre opinión pública y publicidad del poder fue Kant que
comenta: "El uso público de la propia razón debe ser libre en cualquier tiempo; solamente esto puede realizar el
iluminismo entre los hombres". Naturalmente el uso público de la propia razón exige la publicidad de los actos del
soberano. En el segundo Apéndice de la Paz perpetua, titulado De la armonía entre la política y la moral, según el concepto
trascendental del Derecho público, Kant considera "concepto trascendental del Derecho público" el siguiente principio:
"Todas las acciones referentes al Derecho de otros hombres cuya máxima no es susceptible de publicidad, son injustas."64
¿Cuál es el significado de este principio? En términos generales se puede responder que una máxima que no es susceptible
de volverse pública es una máxima que, si fuese hecha pública, provocaría tal reacción en el público que haría imposible
su realización.
Su argumento va en el siguiente sentido; en el primer caso, "la injusticia de la rebelión se hace clara porque si la máxima
se conociese públicamente, haría imposible su objetivo. Por lo que necesariamente tendría que ser mantenida en secreto".
AUTOCRACIA Y “ARCANA IMPERII"
La importancia dada a la publicidad del poder es un aspecto de la polémica iluminista contra el Estado absoluto, más
específicamente contra las diversas imágenes del soberano, no tienen ninguna obligación de revelar a los destinatarios de
sus mandatos, que no constituyen un "público", el secreto de sus decisiones. el soberano por derecho divino, por medio
de naturaleza o por derecho de conquista tiene el derecho de mantener en secreto sus planes cuanto más le sea posible.
Uno de los temas recurrentes en los escritores políticos que con sus teorías de la razón de Estado acompañan la formación
del Estado moderno es el tema de los arcana imperii. la categoría de los arcana está comprendidos dos fenómenos
diferentes, aunque estén estrechamente vinculados: el fenómeno del poder oculto o que se oculta y el del poder que
oculta, es decir, que se esconde escondiendo. El primero comprende el tema clásico del secreto de Estado, el segundo
abarca el tema igualmente clásico de la mentira lícita y útil (es lícita porque es útil) que nada menos se remonta a Platón.
En el Estado autocrático el secreto de Estado no es la excepción sino la regla: las grandes decisiones políticas deben ser
tomadas lejos de las miradas indiscretas del público.
Entre las razones que socorren lo secreto hay dos que son dominantes y recurrentes: la necesidad de rapidez en toda
decisión que atañe a los intereses supremos del Estado, y el desprecio por el vulgo, considerado como un objeto pasivo
del poder, dominado por fuertes pasiones que le impiden tener una idea racional del bien común.
Por el contrario, donde el poder supremo es oculto, el contrapoder también tiende a ser oculto. Poder visible y
contrapoder invisible son dos caras de la misma moneda. Donde existe el poder secreto existe casi como su producto
natural el anti poder igualmente secreto bajo la forma de conjuras, complots, conspiraciones etc.
He dicho que el poder autocrático no sólo se esconde para no hacer saber quién es y dónde está, sino que también tiende
a esconder sus reales intenciones en el momento en el que sus decisiones deben volverse públicas. Tanto el esconderse
como el esconder son dos estrategias normales del ocultamiento.
Este supremo ideal, en el que se inspira el poder que pretende ser al mismo tiempo omnividente e invisible, ha sido
redescubierto recientemente y descrito de manera admirable por Foucault en el análisis del Panopticón de Bentham.
Foucault define correctamente el Panopticón como una máquina para disociar la pareja "ver-ser visto". Quien ve no es
visto, quien no ve es visto. las relaciones de poder pueden ser simétricas o asimétricas. Idealmente la forma de gobierno
democrático nace del acuerdo de cada uno con todos los demás, es decir, del pactum societatis. Ahora bien, el contrato
representa el tipo ideal de relación simétrica, fundada en el principio del do ut des, mientras el tipo ideal de relación
asimétrica es la orden del soberano que instaura una relación mandato-obediencia.
la democracia ha sido condenada como una forma de gobierno mala en si misma porque es el gobierno del pueblo y el
pueblo, degradado a masa, a muchedumbre, a plebe, no es capaz de gobernar. Desde que la democracia fue elevada al
rango de la mejor forma de gobierno posible (o de la menos mala), el punto de vista desde el cual los regímenes
democráticos son juzgados es el de las falsas promesas. ¿Ha cumplido desenmascarando el poder invisible? Es conocido
que incluso el Estado más democrático tutela una esfera privada o secreta de los ciudadanos, o bien exige que algunas
esferas de la propia acción no sean mostradas o manifestadas al público.
siempre habrá una diferencia entre autocracia y democracia, ya que en la primera el secreto de Estado es una regla,
mientras que en la segunda una excepción regulada por leyes que no permiten excesos indebidos.
SUBGOBIERNO, CRIPTOGOBIERNO Y PODER OMNIVIDENTE
El tema más interesante, en el que verdaderamente se puede poner a prueba la capacidad del poder visible de develar el
poder invisible, es el de la publicidad de los actos del poder, que, como se ha visto, representa el verdadero y propio
momento de cambio en la transformación del Estado moderno de Estado absoluto en Estado de derecho.
"Subgobierno" ha quedado hasta ahora como un término casi exclusivamente periodístico, sin embargo, ahora merece
entrar en el universo del discurso técnico de los politólogos. A diferencia del poder legislativo y del poder ejecutivo
tradicionales, el gobierno de la economía pertenece en gran parte a la esfera del poder invisible en cuanto escapa, si no
formal sí sustancialmente, al control democrático y al control jurisdiccional.
Llamo "criptogobierno" al conjunto de acciones realizadas por fuerzas políticas subversivas que actúan a la sombra en
relación con los servicios secretos, o con una parte de ellos, o por lo menos no obstaculizados por éstos.
Josep Vallés
Capítulo 5
A lo largo de la historia, han surgido varios esquemas políticos diferenciados por los años en los que
transcurrieron. Son organizaciones o estructuras a los que se le han juntado varias experiencias
políticas que la historia mundial registra. Existen variedad de formas de organización de la política,
y para Vallés son importante dos cuestiones referidas a los cambios y la variedad de estas formas.
Una es, si se puede explicar el cambio y la sucesión de estas formas históricas, y otra es si es posible
ordenar o clasificar su variedad, y dependiendo que criterios.
¿Por qué cambian las estructuras políticas?
A lo largo de los 10.000 años de experiencia política, el ser humano se ha organizado de diferentes
maneras, desde situaciones elementales entre vecinos, como también disputas entre grandes
situaciones internacionales. La teoría social y la política han elaborado varios modelos explicativos
sobre las transformaciones y las evoluciones de los sistemas políticos a lo largo de la historia. Se
pueden identificar cuatro corrientes de pensamiento que atribuyen el cambio a un factor principal
diferente:
© El factor de cambio surge en el perfeccionamiento de la división social del trabajo, que sucede
en una comunidad de actores interdependientes. Esto lleva a la aparición de nuevos órganos
y a su combinación en estructuras diferentes. Mientras mas se avanza hacia la especialización
de la función política, mas se progresa en el ámbito en el cual el sujeto individual es actor
político. Durkheim se inspira en esta aproximación.
© El motor de la evolución de las formas políticas es la modificación de la forma de organización
económica o modo de producción. En cada tipo de organización económica debe haber
instrumentos coactivos para asegurar la distribución de los recursos y para legitimas dicha
distribución totalmente desigual entre los miembros de una comunidad. Cuando hay un
desajuste entre el modo de producción y el funcionamiento del medio de dominación política
se provoca una crisis o ruptura revolucionaria de la que nace la nueva forma política. Esta
visión puede relacionarse con la de Marx.
© La transformación de las estructuras políticas puede deberse también a la evolución de los
medios de dominación que cambian en paralelo al modelo de producción económica. Así el
capitalismo se reforzaría y ayudaría a la racionalización política, ley escrita, burocracia, etc.
Esta visión no es rupturista o revolucionaria, si no que el cambio es dinámico y va
adaptándose a medida que el capitalismo refuerza al poder político. Weber y Parsons
comparten esta corriente.
© Por último, esta corriente cree que la competencia entre comunidades por el control de los
recursos naturales, y luego el dominio de las rutas comerciales, impulsan a cada una a crear
o solidificar un aparato militar. Y a su vez para mantenerse, este mismo aparato precisa una
estructura política para poder adaptarse a las condiciones de la guerra. Esta ultima modifica
a lo largo de la historia las características e impulsa los cambios en las estructuras políticas.
De esta visión surgen otras relacionadas con Darwin, pero principalmente por Gumplowicz y
Spencer.
Autonomía de la política y concentración de la coacción: dos criterios para su clasificación.
¿Cuáles son las características que nos permiten distinguir entre unas formas de organización de
otras?, aquí se eligen dos criterios: uno es el grado de autonomía institucional que se otorga a la
política, y el otro es el modo en que la coacción se distribuye en el seno de la comunidad.
Þ Por un lado, se puede imaginar una escala en la cual un extremo de ella corresponde a una
situación donde la política no se distingue de otras actividades colectivas. Por ende, puede
afirmarse que entonces la política no existe o que se disuelve entre las otras actividades de
la colectividad. En este caso resulta obvio ver que no hay individuos o grupos especializados
para la toma de decisiones de la comunidad. Y si esto pasara se basarían en sus cualidades
personales y no en normas especiales instaladas previamente en esa sociedad. En este caso
no se da una institucionalización política.
Þ En el otro extremo de la escala se puede ver otra situación en donde la gestión de los
conflictos sociales se desarrolla en un ámbito especifico. Aparecen agentes especializados a
los que se les confía un lugar sumamente importante dentro del ámbito político. Aquí se
reconoce un espacio propiamente dicho de la política, es decir, se da una autonomía
institucional de la política por sobre otras interacciones sociales.
Dentro de estos dos extremos de la escala, se encuentran las diferentes organizaciones políticas
conocidas.
Por otro lado, se sabe que la política incorpora a si misma como algo esencial la capacidad de
coacción: la eficacia de la intervención de esta depende de su capacidad de obligar por la fuerza si
es necesario. ¿en que manos se deposita este recurso? ¿Cómo se distribuye? Vallés, elabora una
segunda escala o dimensión para clasificar las distintas formas de organización política a través de
la historia, incluyendo el grado de dispersión o de concentración de la coacción.
Þ En un extremo de esta escala se encuentran aquellas estructuras políticas en las que la
capacidad de obligar a la fuerza es reclamada y ejercida por varios actores, que pueden
utilizar la fuerza cuando lo consideren necesario.
Þ En el otro extremo se sitúan aquellos sistemas políticos donde el recurso de la fuerza es
monopolio de un actor único que ha obtenido este recurso en su totalidad, gracias a sus
recursos económicos, ideológicos, etc. El Estado es la forma política que se puede asimilar
con este ultimo “monopolio” de la coacción legitima a costa de otros actores sociales. Este
monopolio estatal puede ser más que algo ideológico que una realidad, ya que en algunos
casos la situación se aproxima a este monopolio, pero en otros países, el Estado sigue
compitiendo con otros actores sociales que se abalanzan sobre el Estado para ejercer la
coacción a su manera.
Una tipología ideal.
Si se combinan ambas dimensiones, se puede construir un espacio en el cual se pueden ubicar
las diferentes formas históricas fabricando así una tipología esquemática. Se trata de formas
ideales. Pero a partir de los Estados que conocemos, se han ido construyendo los demás tipos, a
continuación, se mencionan las características de cuatro de ellos:
© Las llamadas sociedades tribales o prepolíticas se encuentran en el punto 0 de ambas
dimensiones. La política no presenta autonomía institucional ni la coacción está reservada a
ningún agente particular. Corresponde a las tribus nómades. Son colectividades en la cual la
amenaza a la supervivencia del grupo es neutralizada por la acción colectiva y solidaria. Con
lo cual, si se precia aplicar cierto carácter de violencia, esta es ejercida por todo el grupo. No
hay conflictividad interna ya que saben que sin cohesión no hay supervivencia.
© La “ciudad” o la polis, es la forma política que acompaña a la expansión de la agricultura. Los
pequeños asentamientos preagrícolas se convierten ahora en centros mas poblados a los que
se llaman ciudades. En estas sociedades productoras de un excedente económico se ponen
en marcha mecanismos de acumulación y redistribución que hoy se denominarían políticas.
Con esta forma de organización, las posiciones sociales se estratifican. La jerarquía religiosa
se diferencia de la política. La lealtad política no esta vinculada al parentesco, sino a las
ciudades. Los derechos políticos se extienden a todos los ciudadanos participantes.
© Bajo la dominación de “imperio”. Lo que caracteriza a este modelo es la existencia de una
organización política integrada que actúa en un ámbito territorial mucho más amplio que las
ciudades. En la cúspide de esta organización se sitúa una figura al que se le atribuye el control
de la coacción y se rodea de instrumentos de dominación. Existieron dos subtipos de
experiencias imperiales: el primero [clientelar-patrimonial] es de los imperios de conquista
con los cual hay fuertes vínculos entre . Ofrecen protección a las ciudades a cambio de
sumisión y tributos. Son organizaciones territorialmente poco definidas. El segundo subtipo
[burocrático-territorial], aquí el centro político se propone integrar territorios y poblaciones
mediante su sujeción a pautas comunes como idioma, leyes, religión, etc. En estos casos el
emperador no solo debe armarse de un gran ejército, sino que también de un aparato
burocrático encargado de administrar comunicaciones entre territorios.
© Las poliarquías feudales se sitúan en intensidades bajas tanto en la distinción entre política y
economía como en la concentración de la capacidad de coacción. Estas se tratan
principalmente de un sistema con varios centros de poder de carácter fundamentalmente
militar ligados entre . Cada uno de estos centros cuenta con su instrumento de coacción.
Esta capacidad política esta ligada al dominio de la tierra como principal recurso productivo.
© Las monarquías estamentales se configuran entre medio del feudalismo y del estado absoluto
que tomara su forma tiempo mas adelante. Se caracterizan por el papel político otorgado a
los estamentos que cuentan con un reconocimiento jurídico-social. El factor que aumenta la
aparición de esta organización política es la consolidación de las ciudades. Economía mas
compleja con un trafico comercial mucho mas intenso. Este tipo de sociedad ya no se basa
en la existencia de una asociación de magnates vinculados entre si por lazos feudales. En la
monarquía estamental se asiste a los primeros intentos en concentrar la mayor capacidad
coactiva en el poder del rey.
LA UNIDAD A PALOS gibson y falleti
la creación y desarrollo del federalismo en Argentina.
En primer lugar, los estudios de política comparada sobre el federalismo han tendido a privilegiar los conflictos
entre niveles de gobierno para explicar el cambio en los sistemas federales. En este análisis proponemos un
marco teórico que agrega una dimensión de conflicto interprovincial a la tradicional dimensión de conflicto
intergubernamental que suele hallarse en las teorías acerca de la centralización y la descentralización en los
sistemas federales. Tanto los conflictos entre regiones como los conflictos entre niveles de gobierno operan
simultáneamente en los sistemas federales e influyen, de manera conjunta, en el desarrollo institucional del
federalismo y en su grado de centralización.
el presente trabajo desarrolla nuevas contribuciones teóricas acerca de los orígenes y la formación de los
regímenes federales. Entre ellas, distinguimos tres resultados específicos relacionados con la formación del
sistema federal: la unificación nacional, la decisión de adoptar un régimen federal y el grado de
centralización del mismo. Cada uno de estos resultados representa una etapa particular en el surgimiento y
la evolución de los sistemas federales.
Sostenemos que la lucha sobre la centralización política es menos una lucha acerca de cómo el gobierno
nacional habría de dominar a los gobiernos locales que una lucha acerca de cómo las provincias habrían de
dominarse las unas a las otras. Habiendo primero experimentado la subordinación a la provincia de Buenos
Aires federal descentralizado -al cual denominamos federalismo hegemónico-, las coaliciones de las
provincias más débiles bregaron por un gobierno central fuerte y autónomo para controlar a la provincia más
poderosa de la unión. Así, al mismo tiempo que les otorgaban a las provincias periféricas una importante
representación en las instituciones políticas nacionales, se creó un sistema federal que centralizó un poder
considerable en el gobierno nacional. A comienzos de 1880 emergió un federalismo plural centralizado en el
cual el gobierno nacional, potenciado y monitoreado colectivamente por las provincias, retuvo sin embargo un
importante poder discrecional en sus acciones hacia cada una de las provincias.
Consideraciones teóricas y el caso argentino William Riker y los orígenes del federalismo:
Un punto de partida teórico evidente para investigar los orígenes del federalismo argentino es la obra clásica
de William Riker sobre los orígenes y la evolución de los sistemas federales. Riker identificó que la fuerza que
impulsaba la formación de los sistemas federales era el contexto de seguridad internacional. Riker sugiere que
las entidades políticas con derechos de soberanía reales o presuntos acuerdan reunirse en una federación
para hacer frente a una amenaza de seguridad colectiva o para aprovechar una oportunidad militar en el
extranjero, objetivos ambos inalcanzables si las provincias actúan por cuenta propia.
Cuando describe su "ley de los orígenes del federalismo", Riker enumera dos condiciones que predisponen a
los líderes a entrar en un proceso de "negociación federal": (1) La "condición de expansión" (la oportunidad de
agresión por parte de la federación) y (2) la "condición militar" (el deseo de protección frente a una amenaza
militar externa). que cada una es una condición necesaria para la creación del federalismo.
Sin embargo, una falencia más significativa en la teoría de Riker es la falta de diferenciación entre tres
fenómenos analíticamente distinguibles: las causas de la unificación nacional, la adopción de un régimen
federal y el grado subsiguiente de centralización de este régimen federal. Por lo tanto, en el análisis de Riker
sobre el federalismo los conceptos y los resultados se confunden restringiendo así su utilidad para el estudio
del federalismo argentino.
Este artículo sugiere que cada resultado es producto de diferentes causas. En primer lugar, la unión de
provincias, soberanas o semisoberanas, fue motivada por necesidades económicas mutuas que por
mismas no determinaron un sistema federal. Segundo, la opción por un régimen federal fue determinada por
la incapacidad de una región poderosa de imponer su dominio sobre las demás a través de un proyecto
unitario. Finalmente, el establecimiento de un "federalismo centralizado" fue resultado asimismo de conflictos
regionales en los cuales las elites vencedoras de las provincias pobres bregaron por un gobierno central,
autónomo y centralizado que pudiera prevenir el dominio de una provincia sobre las otras. Un "acuerdo
federal" tendría lugar entre entidades gubernamentales soberanas, pero la implementación de sus cláusulas
sería potestad de una tercera parte: un Estado federal relativamente autónomo y representante.
Centralización gubernamental y conflicto interprovincial: un marco analítico
el surgimiento del federalismo centralizado es visto como la consecuencia del conflicto entre dos grupos de
actores provinciales: los "centralizadores" y los "descentralizadores". la primera preferencia de las provincias
fuertes va a ser un acuerdo unitario. Si las provincias fuertes no pueden imponer un gobierno unitario sobre
las demás provincias de la unión, preferirán un "federalismo hegemónico", un acuerdo en el cual
un hegemon regional prevalece en el gobierno de la unión (y por ende sobre las demás provincias). Las
provincias débiles, por su parte, prefieren arreglos institucionales que mitiguen esa hegemonía.
otra dimensión de conflicto a este esquema: el conflicto entre las unidades territoriales constituyentes de la
federación. Los sistemas federales son por lo tanto considerados no sólo de acuerdo a la relación entre el
gobierno nacional y las provincias, sino también de acuerdo a su relación con la dominación interprovincial.
"federalismo centralizado-federalismo descentralizado" de Riker, nosotros añadimos
otro continuum: federalismo hegemónico-federalismo plural. En el polo "hegemónico" de este continuum una
provincia domina el gobierno nacional -lo que significa que el gobierno central tiene escasa o nula
independencia respecto del hegemon provincial-. En el polo "plural" el gobierno central es autónomo frente a
cualquier grupo de provincias o provincia particular; éste actúa en representación de la unión como un todo y
no en nombre de cualquier miembro constituyente o grupo de miembros.
La unidad a palos: la unidad nacional y la creación de un régimen federal
Desde el principio Buenos Aires estuvo en el centro de la controversia entre las "provincias" que en un
momento habían formado el Virreinato del Río de la Plata
7
. La entidad jurídico-política que las vinculaba en
el período previo a la independencia era una institución de la administración colonial española, la cual unía
vastos territorios, extendiéndose desde Tierra del Fuego hasta los actuales límites al norte de Bolivia y
Paraguay, bajo un virrey asentado en Buenos Aires. Entre 1810 y 1853, esta congregación de unidades
políticas territoriales carecía, aunque no por falta de esfuerzo, de una constitución formal y de un gobierno
nacional permanente. Entre 1810 y 1831 los líderes políticos organizaron al menos siete gobiernos nacionales
y cuatro asambleas constituyentes, e intentaron promulgar dos constituciones. Ambas eran constituciones
unitarias y fueron inmediatamente rechazadas por los caudillos regionales que desconfiaban de las
intenciones hegemónicas de sus rivales en Buenos Aires.
El dominio de Buenos Aires sobre las provincias del ex virreinato era de carácter político, administrativo y
económico. Como centro del virreinato español, la ciudad de Buenos Aires desarrolló una infraestructura
política y administrativa inigualada por cualquier otra provincia, lo cual la convirtió en el centro "natural" del
gobierno para los primeros aspirantes a construir la nación. Buenos Aires fue capaz de controlar los flujos del
comercio doméstico e internacional. El predominio de la ciudad durante las primeras décadas posteriores a la
independencia se vería incrementado por el explosivo desarrollo de la agricultura de la provincia de Buenos
Aires en el siglo XIX.
Liberarse de la dominación del coloso provincial se convirtió entonces en el grito de guerra de las provincias
"federalistas" en todo el antiguo Virreinato del Río de la Plata. En los primeros años de la república. las
restantes unidades constituyentes del Virreinato del Río de la Plata se enfrentaron en una lucha sin cuartel por
el poder.
Dada la naturaleza sangrienta y encarnizada de estos conflictos, resulta sorprendente la voluntad infatigable
de las provincias para formar una unión. Sin embargo, la desafortunada unión -producto del plan de la
administración española- se mantendría vinculada por razones económicas hasta 1880 a pesar de repetidos
intentos secesionistas e insurrecciones autonomistas.

Este documento contiene más páginas...

Descargar Completo
RESUMEN PRIMER PARCIAL TEORIA DEL ESTADO DE LUCA-NEGRO.pdf
browser_emoji Estamos procesando este archivo...
browser_emoji Lamentablemente la previsualización de este archivo no está disponible. De todas maneras puedes descargarlo y ver si te es útil.
Descargar
. . . . .