
La “estética de la recepción” y la especificidad de las ideas psicológicas.
Entre los textos pertenecientes al campo literario y aquellos que provienen del campo de la
psicología existen toda una serie de diferencias. En primer lugar, en los textos literarios prima
una voluntad de transmisión estética, mientras que en los textos psicológicos lo que se quiere
comunicar son los principios de una teoría o las particularidades de una práctica. Sin embargo,
aun cuando la dimensión estética no quede en primer plano, no puede negarse que, incluso en
los textos de tipo teórico, ella juega un papel importante. Aunque el placer estético no sea su
objetivo principal, la producción y la recepción de este tipo de textos también están
condicionadas por los cánones literarios de cada época, que determinan en el lector una cierta
afinidad o un rechazo que no pueden explicarse solamente en relación a los “contenidos
teóricos”.
En cada momento histórico, en cada lugar, el “gusto” del público está más preparado para
recibir algunos conceptos, para adoptar ciertas teorías. La constitución de ese gusto, la
formación de esa sensibilidad, es el resultado de una experiencia estética intersubjetiva, en
donde el horizonte de expectativas articula aspectos estéticos y cognitivos que trascienden al
campo literario. En este sentido es importante la utilización de la categoría de interés
intelectual, este concepto, que debemos a Kurt Danziger, busca dar cuenta de la estructura
intencional transindividual que caracteriza a una disciplina, son sus objetivos, sus propósitos,
sus intereses, los que determinan su lugar respecto de otras disciplinas. Esos intereses
permiten establecer las normas de evaluación de la producción de los miembros de esa
disciplina. Los intereses intelectuales permiten una doble legitimación: por un lado, en virtud de
ellos, una disciplina puede obtener el reconocimiento y la legitimación de otras comunidades
disciplinares u otros actores sociales, y por otra parte los intereses intelectuales delimitan el
dominio dentro del cual trabajan los integrantes de una comunidad disciplinar, estableciendo
las metodologías a emplear y los resultados que serán considerados como válidos.
Otra categoría de utilidad para la historia de la psicología es la de campo, de Pierre Bourdieu,
que busca dar cuenta de la autonomía relativa de una comunidad respecto de otros grupos y
de influencias sociales más generales. El campo se define como un espacio complejo, con
propiedades y reglas específicas que constituyen un “sistema de relaciones objetivas entre
posiciones adquiridas”, donde las ideas, los textos y las prácticas tienen un valor que es
relativo a la posición que ocupen los actores. Dentro del campo, el acceso a posiciones de
autoridad depende de la acumulación de un capital simbólico específico, lo cual implica una
dinámica de competencia y de lucha por la legitimidad. El concepto de campo pone de relieve
el carácter conflictivo de la legitimidad y el reconocimiento.
Esta categoría, aplicada a la historia de la psicología, permite pensar el carácter específico de
las ideas y las prácticas de la disciplina, sin por ello perder de vista la dimensión social, cuya
eficacia, sin embargo, resulta mediatizada por la lógica de las relaciones del propio campo.
Otro concepto importante de Kurt Danziger es el de problemática, entendido como un proceso
generador que, como fruto de la interacción social, plantea problemas comunes a un grupo
determinado. Se debe hacer una distinción entre problema y problemática. Los problemas
puntuales remiten a una dimensión individual y consciente, en la que los actores se
representan aquello que aparece ante ellos como un obstáculo o una dificultad. La
problemática alude en cambio a una estructura colectiva, patrimonio de un grupo, que es en
gran parte inconsciente, y que constituye el marco dentro del cual los problemas puntuales se
hacen posibles. Los objetos psicológicos no son el resultado de la invención de sujetos
individuales, sino que responden a actividades constructivas realizadas por grupos que
comparten una misma problemática. Por ello, los verdaderos sujetos históricos no serán
entonces los actores individuales, sino los sujetos colectivos.
En resumen, los conceptos de horizonte de expectativas, interés intelectual, el de campo y el
de problemática, comparten algunas características comunes que los hacen provechosos para
una historia de la psicología que se pretenda crítica:
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