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LA SOCIEDAD Y EL ESTADO, por Fernando Pedrosa
El Estado es una asociación que ejerce el monopolio de la violencia sobre un territorio
determinado y que busca dominar a una sociedad que está afincada en ese territorio.
La sociedad está compuesta por personas con derechos y obligaciones (ciudadanos)
que necesitan de un Estado para organizarse
1
.
El Estado y la sociedad son dos espacios distintos que se relacionan de forma diversa y
compleja
2
.
La división -entre la sociedad, por un lado, y el Estado, por el otro- tiene una finalidad
puramente analítica.
Resulta difícil encontrar los mites entre los diferentes actores y entre quienes los
representan y actúan en uno u otro campo.
De todos modos, se puede afirmar que la relación entre la sociedad y el Estado conforma una
densa y extensa red que se puede denominar “espacio público”.
Este espacio público es el escenario donde se desarrollan los acontecimientos que
definen y caracterizan la vida política y social de un país.
Se denominan actores a los grupos, organizados o no, y a los individuos que generan
estrategias públicas para cumplir sus objetivos. Pueden ser:
o Actores sociales (por ejemplo, los movimientos en contra o a favor del aborto).
o Políticos (como los miembros de los partidos políticos).
o Además, existen actores religiosos, del mundo deportivo e intelectual, entre muchos
otros.
A través del accionar de estos actores, la sociedad genera vínculos ambiguos de obediencia
al poder estatal, pero también de resistencia.
El objetivo de los actores -políticos y sociales- es, generalmente, satisfacer sus intereses que
son de por sí heterogéneos
3
.
Un ejemplo claro de algunos recursos es el que representan los subsidios, los planes
sociales, los intentos por lograr fallos judiciales a favor u otro tipo de reconocimiento
estatal.
1
De lo contrario, imperaría la ley de la selva donde solo los más fuertes podrían hacer valer sus derechos.
2
Dicha complejidad está dada por una gran heterogeneidad de actores y grupos que buscan cumplir sus
objetivos y, al mismo tiempo, evitar que otros lo hagan.
3
Es decir, conseguir recursos de distintos tipos, materiales o simbólicos, para ellos y para sus representados.
Introducción al Conocimiento de la
sociedad y el estado
(icse)
2
Por estas razones, la relación entre los actores políticos y sociales y el Estado adopta formas
variadas; algunas veces, esa relación es de cooperación, pero otras, es de conflicto.
Este último se agudiza cuando los recursos son escasos o insuficientes
4
.
No obstante, a veces, entre los actores políticos y sociales y el Estado, existen conflictos aun
cuando hay recursos, o bien en otras oportunidades en las cuales no se disputan bienes
materiales”.
Este es el caso de dos grupos políticos que confrontan porque ambos aspiran a
imponer sus posiciones en diferentes aspectos del Estado y sus políticas
5
.
El papel del Estado en este contexto es muy importante porque permite (a través de las
instituciones) resolver los conflictos evitando la violencia entre los grupos que representan
diferentes intereses. Y para esto es necesario destacar el rol de las instituciones en la vida
de sociedades muy complejas y heterogéneas y, en consecuencia, profundizar en su estudio.
Las instituciones ordenan la sociedad y la actividad de sus integrantes.
En caso de intereses contrapuestos, las instituciones estatales dictaminan quién gana y quién
pierde y, además, el costo que debe pagar aquel que eluda los compromisos formales
6
.
Y todas las organizaciones que integran una sociedad están sujetas a estas normas (desde
un partido político al consorcio de un edificio), así como también, los individuos.
Es importante comprender que las instituciones NO son naturales, inmodificables ni creadas
por una entidad religiosa abstracta.
Estas son la resultante de la disputa por el poder en una sociedad determinada.
4
Por ejemplo, si los jubilados quieren un aumento de sus ingresos y un gobierno se lo niega porque considera
que no hay recursos o no los quiere gastar en ellos.
5
Por ejemplo, los grupos pro y en contra del aborto que mantienen un enfrentamiento sin cuartel por imponer
sus ideas en la agenda del Estado.
6
Por ejemplo, evadir impuestos.
Según Guillermo O´Donnell, son pautas (leyes, códigos, estatutos, constituciones,
organismos del Estado) que establecen y regulan la interacción entre las personas y
los grupos que componen una sociedad.
Según el filósofo italiano Lucio Levi, las instituciones juegan un papel preponderante en
la construcción del poder social de un país ya que (…) constituyen la estructura
organizativa del poder político., que selecciona a la clase dirigente y asigna a los
diversos individuos comprometidos en la lucha política su papel.
¿Qué son y para qué sirven las instituciones?
Sin instituciones formales y socialmente reconocidas (las leyes
son instituciones formales), la vida social solo sería una lucha
constante de todos contra todos, en la que los fuertes podrían
imponerse una y otra vez sobre los más débiles
aprovechándose de la falta de reglamentación.
3
En definitiva, a la vez que ordenan y evitan la “ley de la selva”, también benefician a
algunos más que a otros.
Los ciudadanos deben aceptar el papel mediador de las leyes y sus resoluciones, aunque
estas no los apoyen en alguna ocasión
7
.
Hasta en el caso de que una persona no esté de acuerdo con una decisión tomada por el
Estado, estará obligada a obedecerla, aun inclusive por temor a las sanciones que pueda
recibir en caso contrario.
De todos modos, en un sistema democrático, los ciudadanos tienen el derecho de
intentar cambiar las leyes a través de sus representantes en el congreso.
Por este motivo, quien logre imponer una orientación determinada a las leyes y a otras
instituciones formales, también logra fortalecer sus intereses particulares. De modo que la
lucha por controlar las instituciones es constante, ya que el que escribe la ley tiene mayores
chances de volcarla a su favor que quien no lo hace. La consecuencia de esto es clara:
Las reglas de juego, por ello, no pueden beneficiar a todos los ciudadanos por igual, aunque
la lógica de funcionamiento de las sociedades modernas es que todos deben obedecer lo que
las instituciones dictaminan.
La lucha por el dominio del poder en una sociedad es, por una parte, histórica y, por otra,
coyuntural:
o Es histórica porque posee condicionantes (como tradiciones, experiencias y
memorias) que, a veces, los mismos actores pueden ignorar.
o Es coyuntural porque la lucha por el poder no solo se apoya en el pasado, sino que
también ocurre por interés del momento. Es decir, los actores se mueven
racionalmente, buscando cumplir sus objetivos y aumentar sus beneficios
8
.
En el período de tiempo que va desde fines del siglo XIX hasta fines del siglo XX, en la
Argentina esto se vio reflejado, por ejemplo, en el peso de la tradición peronista y
antiperonista:
La pertenencia, a uno u otro de estos grupos, fue limitando las estrategias de los
distintos actores y, en muchos casos, esta adhesión se definía por los antecedentes
familiares o por el sector social del que forman parte.
7
Por ejemplo, cuando reciben una multa de tránsito o les impiden estacionar su auto en alguna calle. Otro
ejemplo clásico es el de los impuestos.
8
Un ejemplo de este tipo de conflicto es aquel que enfrentó a sectores vinculados al campo y al gobierno durante
el año 2008.
Las leyes son el resultado de una lucha de distintos grupos por imponerse y volcar en el
texto final sus propios intereses o visiones.
Vale decir que en el marco de los conflictos de intereses que son constantes en las
sociedades humanas, las instituciones ordenan, regulan, clasifican y determinan lo que
se puede hacer, y lo que no. Asimismo, establecen “cómo” hacerlo y prevén la sanción
a quienes no cumplan con lo establecido.
4
Las instituciones deben surgir del Estado y ser reconocidas, aceptadas y regularmente
obedecidas por los diversos ciudadanos y actores sociales. Es decir que no cualquier norma,
por más formal que sea, es por eso una institución.
Las decisiones que las instituciones toman e implementan a través de la justicia, del
parlamento o quizás de algún ministerio, están respaldadas -incluso con la coerción-
por el Estado o sus agencias. Esto fortalece su rol estructurador y ordenador de las
relaciones sociales.
Por otro lado, para que sean eficientes, las regulaciones legales que rigen la vida de las
instituciones NO pueden cambiar todos los días, según el criterio del partido, sector o grupo
que se encuentre en el poder, sino que deben mantener cierta permanencia temporal
9
.
Si en una sociedad, las instituciones que la ordenan cambiaran todo el
tiempo, entonces los distintos actores sociales NO sabrían a qué atenerse.
Posiblemente comenzarían a desarrollar estrategias destinadas a eludir el
cumplimiento de las normas ya que estas (al cambiar todo el tiempo) NO
son previsibles.
La previsibilidad, presente y futura, es una de las características que define a las instituciones,
sobre todo a las políticas. Más aún cuando se habla de leyes que regulan la distribución del
poder en una sociedad
10
.
Existen, también, normas y conducta institucionalizadas pero que no están entre las previstas
por las leyes.
Se podría afirmar que hay reglas sociales que son cono das por todos, pero no están
escritas ni provienen del Estado. A este conjunto lo denominaremos instituciones
informales”.
¿Qué diferencia hay en las instituciones formales y las informales?
o Las instituciones formales tienen características muy definidas: están escritas y
codificadas en constituciones, leyes y reglamentaciones diversas. Su incumplimiento
trae aparejadas sanciones, públicamente conocidas, por parte del Estado y sus
agencias particulares.
o Las instituciones informales, su principal característica radica en que no se
encuentran escritas en ninguna parte. Sin embargo, no por ello son menos conocidas
que las que sí lo están
11
.
9
Las instituciones deben ser estables en el tiempo para que la sociedad las acepte.
10
Por ejemplo, las que determinan cómo se elige a un presidente, a los jueces o a los legisladores.
11
Es decir, las instituciones informales también pueden ser aceptadas, conocidas, obedecidas e incluso también
pueden ser efectivas.
Vale decir que las
leyes deben ser
consensuadas y
estables
La corrupción, el clientelismo, el nepotismo, los
golpes de Estado la evasión fiscal, son algunos de los
casos más conocidos de esta institucionalidad que
combina informalidad y la ambigua presencia estatal.
También son instituciones informales, las redes o
clanes familiares, de vecindad o de amistad, que
buscan darles a sus integrantes la protección y la
previsibilidad que un Estado puede no otorgar.
Las instituciones formales están
escritas y codificadas. Las
instituciones informales no se
encuentran escritas en ninguna
parte pero igual son conocidas y
tienen efectos en la vida de las
personas, y en la organización de
una sociedad
5
Esta posible ausencia del Estado cobra particular importancia en relación con las instituciones
vinculadas con el poder y las reglas de acceso al mismo
12
.
En general, los dos tipos de institucionalidades (formal e informal) funcionan paralelamente.
Ninguna sociedad es totalmente formal o informal sino que en cada una existe un
porcentaje tanto de una como de otra, aunque siempre una es predominante.
Yendo a casos concretos para ejemplificar esto último.
Un ejemplo de institucionalidad informal en muchos países latinoamericanos es que
frente al secuestro de una persona no se llama a la policía, sino que se negocia
directamente con los secuestradores. Las víctimas hacen esto ya que lo segundo es
más eficiente que lo primero
13
.
La ausencia del Estado origina la conducta informal, por eso ambas institucionalidades están
vinculadas.
Por ejemplo, un caso donde dichas institucionalidades se encuentran mezcladas fue
el llamado “fraude patriótico” (institución informal). A partir de 1930, en la Argentina,
se realizaban elecciones para elegir las principales autoridades del país, tal como la
ley (institución formal) lo exigía.
No obstante, en la práctica, era público y notorio que el fraude sistemático impedía la
realización de elecciones transparentes
14
.
Otro caso de institución informal es el de los golpes de Estado.
En la Argentina, el golpe de Estado NO estaba incluido en ningún código o constitución como
una alternativa legal para reemplazar a un gobierno por otro.
Es decir que los golpes constituyen un hecho ilegal, por fuera de la formalidad prevista. Sin
embargo, no era un suceso fuera del menú de posibilidades al que apelaban los actores para
lograr cumplir sus objetivos.
12
Por ejemplo, la corrupción, el fraude electoral y la utilización ilegal de fondos públicos con fines políticos son
cuestiones altamente institucionalizadas en la Argentina, pero no por esto son formales.
13
Si bien la ley dice que hay que denunciar el delito y dejar que las autoridades lo resuelvan, en la práctica, la
gente común sabe que la mayor parte de las veces, eso no pasa. La institución informal tiene la previsibilidad
que no ofrece la formalidad del Estado.
14
La ley decía una cosa, pero se hacía otra y el Estado era cómplice de esa situación.
Los países nórdicos (Finlandia, Noruega o Suecia) son
preponderantemente formales en su funcionamiento.
En esos países sus ciudadanos se comportan de manera muy similar (nunca
exactamente igual) a lo que está escrito en sus leyes.
En los países de América Latina, en general, los ciudadanos
muchas veces se mueven siguiendo leyes NO escritas (también
algunas escritas), que son más importantes que constituciones,
códigos o normativas diversas.
6
El golpe de Estado, es una imposición informal por medio de la fuerza.
o Como sostiene Florencia Deich, en su artículo: “un golpe de Estado sin importar la
causa que invoque, es siempre un acto ilegal”.
o Verónica Beyreuther, en otro artículo de este libro, define una dictadura cuando “varias
personas asumen sin límite alguno las funciones íntegras de un país”
15
.
RÉGIMEN POLÍTICO: Conjunto de reglamentaciones que definen cómo se accede al poder
y cómo se lo ejerce. Según como sean las reglamentaciones, el régimen será de un tipo u
otro.
Un régimen político democrático y otro no democrático son dos regímenes políticos muy
distintos:
RÉGIMEN POLÍTICO DEMOCRÁTICO: Las reglas para acceder al poder se basan en
la decisión de la sociedad a través de la emisión del voto.
RÉGIMEN POLÍTICO NO DEMOCRÁTICO: Unos pocos toman las decisiones y su
poder se basa en el ejercicio de la fuerza
16
.
Un ejemplo de un gimen no democrático es el que se impuso en la Argentina luego del
golpe de Estado producido en 1976.
Un gimen político se define por la forma en que se accede al poder (por ejemplo, en la
democracia a través del voto) y, también, por la forma en que se ejerce dicho poder.
En la democracia para ejercer el poder se deben respetar las leyes y los derechos de
la mayoría y de la minoría (es decir de quienes perdieron la elección).
En función de estas dos variables, el tipo de acceso al poder y la forma en que se
ejerce, se puede definir el carácter de ungimen y el del gobierno que lo representa.
Esto significa que un partido político puede ganar una elección por votación popular y, así, se
le otorga una legitimidad democrática para ejercer el gobierno.
Pero, una vez en el poder, para seguir siendo legítimo debe ejercerlo en forma legal.
Puede ocurrir que un gobierno elegido en elecciones transparentes, una vez en el poder, lo
ejerza en forma despótica e ilegal
17
.
La democracia, a través del voto y del funcionamiento de los otros poderes del Estado (el
Congreso y la Justicia), evita que el Poder Ejecutivo (el presidente) tenga todo el poder en
sus manos y que lo use discrecional y arbitrariamente.
˟ Por eso en un régimen no democrático, no hay límites formales para el que gobierna.
Esto puede llevar a extremos como la persecución y matanza de opositores.
Más allá de la definición jurídica, en el ámbito de las Ciencias Sociales (y también en el
lenguaje cotidiano) se utiliza el concepto de genocidio para referirse a aquellas prácticas que
buscan de forma intencionada la destrucción total o parcial de un grupo humano, sobre la
15
Un gobierno que solo encuentra legitimidad en la fuerza y en la posibilidad de utilizarla contra sus propios
ciudadanos, si estos no aceptan la dominación de facto propuesta por el Estado, es un régimen no democrático.
16
Incluso, tal como lo explica Graciela Etchevest en otro artículo, en un régimen no democrático, el acceso al
poder se produce violando las leyes que deberían ser respetadas.
17
Este fue el caso de Hitler en Alemania. Los nazis cambiaron las reglas de juego ni bien accedieron al poder. De
ese modo, convirtieron una democracia en una dictadura. Pocas veces los hechos sociales se presentan tan
claramente para ser definidos y conceptual izados como en la Alemania nazi. A veces, las coyunturas son más
ambiguas y eso dificulta clasificarlas.
Más aun, cuando
ese golpe de
Estado establece
una dictadura
7
base de razones étnicas, nacionales, ideológicas, políticas o sociales, no importando si tales
acciones fueran desarrolladas por un Estado o por grupos de personas con posibilidad de
hacerlo (por ejemplo, grupos armados paraestatales).
Según sostienen tanto Florencia Deich como Eve Labandeyra, cuando cambia el régimen
político por un golpe de Estado, cambian las reglas y, por lo tanto, cambian también quienes
ganan y quienes pierden.
Entonces, los grupos que pueden perder el poder están dispuestos a defenderlo de cualquier
manera y quienes lo pueden ganar, tratarán de lograrlo cuanto antes.
Un cambio de régimen político ocurre cuando hay una modificación sustancial en las reglas
del juego que determinan el acceso al poder y a su ejercicio.
Esto es así porque, cuando cambia el gimen, son otros los grupos y las personas que toman
las decisiones y la orientación de las políticas del Estado.
En este sentido, Enrique García muestra cómo los diferentes tipos de Estado
producen a lo largo de la historia diferentes tipos de políticas y efectos sobre la
sociedad
18
.
Como se podrá advertir, los cambios de régimen son muy importantes por sus consecuencias
en la sociedad. También, son momentos conflictivos, inciertos y no exentos de violencia.
Un régimen político estable requiere que los contendientes estén preparados para ganar y
perder, pero, también, para esperar pacientemente los plazos que son definidos por las
instituciones para competir por el poder y no intentar acelerarlos tratando de expulsar a sus
rivales por cualquier medio.
En un escenario caracterizado por la estabilidad del régimen político, los distintos actores
confían en las reglas y eso puede también estimular la concreción de otros acuerdos sobre
políticas de Estado (por ejemplo, en la economía o en el desarrollo social).
De esta forma, generalmente, un país logra avanzar para cumplir objetivos y aumentar sus
capacidades y su desarrollo.
No obstante, en la historia argentina, las cosas fueron bien diferentes y, en todo el
siglo XX, lejos estuvo el país de lograr una estabilidad institucional.
Quienes perdían el poder o no podían alcanzarlo de otra manera (por ejemplo, con el triunfo
electoral), no deseaban abandonar las ventajas que el poder les otorgaba.
Por esta razón, estaban dispuestos a descargar sobre sus adversarios los elementos
coercitivos a su alcance.
18
Por ejemplo, cuando una democracia reemplaza a un régimen no democrático, como sucedió al asumir Raúl
Alfonsín la presidencia en lugar del general Reynaldo Bignone. En este caso, hubo un cambio de régimen, ya
que se pasó de una dictadura a una democracia. Ese cambio tuvo fuertes efectos en la sociedad.
En el régimen no democrático iniciado en 1976 los presidentes militares nunca fueron votados,
no funcionaba el Congreso y los jueces fueron elegidos arbitrariamente; además, los militares
golpistas persiguieron y mataron opositores, prohibieron la prensa que cuestionaba sus actos
e impusieron la censura sobre el arte y la cultura.
El régimen democrático (como el que inició Alfonsín en 1983) fue totalmente diferente.
8
Esto produjo, ni más ni menos, la intervención de las Fuerzas Armadas en ámbitos de la vida
social, que no estaba prevista por la ley, es decir, los golpes de Estado primero y luego la
represión a quienes se opusieran a ellos.
Estos procesos fueron reiterados en la Argentina. Hubo golpes militares en los años
1930, 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976. Pero, también, los cambios introducidos en la
vida social a partir del pasaje de un régimen a otro se observan en sentido contrario,
cuando de un gobierno dictatorial se pasa a otro democrático, como también sucedió
en nuestro país en 1946, 1958,1963, 1973 y 1983.
Puede ocurrir que aquellos que pierden el poder (por ejemplo, en la derrota electoral) traten
de perpetuarse violando todo tipo de legalidad con el objetivo de evitar que accedan
representantes de otros partidos o sectores sociales con distintos intereses o visiones sobre
cómo conducir al país.
En esta dirección, la forma en que el gobierno de Hipólito Yrigoyen fue derrocado en 1930 es
una muestra de lo que se viene explicando, al igual que la proscripción a la que fueron
sometidos los radicales bajo el gobierno de Uriburu
19
.
En el desarrollo de la política de un país, la sociedad NO es espectadora pasiva, sino que
relaciona y estructura sus múltiples intereses (encamados en diversos actores individuales y
grupales) para influir en la generación de algunas políticas estatales y en el bloqueo de otras.
Por esta razón, ni el Estado ni la sociedad pueden verse como actores homogéneos, que
hablan con una sola voz y actúan con una misma mano.
Por el contrario, ambos son escenarios donde se representan y, a la vez, se enfrentan
diversos intereses, identidades y demandas sociales en un constante juego de tensiones que
pocas veces encuentran una única instancia de definición y un resultado inapelable.
Ante la complejidad de la relación entre la sociedad y el Estado, caracterizada por tensión y
conflicto y en la que se reproduce la heterogeneidad de intereses y proyectos, se impone la
necesidad de una sólida institucionalidad que permita definir las reglas por las cuales unos
ganan y otros pierden.
Para hacer frente a estas heterogeneidades, se requiere una institucionalidad que posea un
grado de legitimidad (aunque sea mínimo) para que aquellos que pierdan la pulseada social
y política, no decidan apelar a métodos no previstos formalmente para cumplir sus objetivos.
En el artículo de Beyreuther, la autora lo detalla bajo la mano de una dictadura.
19
En aquel entonces, la inestabilidad permanente, la falta de consenso por el modelo de país que se pretendía
y los conflictos no resueltos que esta situación trajo aparejados, tuvieron una gran influencia en el desarrollo de
la historia argentina.
Un ejemplo de lo que produce la ausencia de legitimación política de las reglas de juego, son
los numerosos golpes de Estado ocurridos en la Argentina durante el siglo XX; también, la
violencia política o la ausencia de políticas de Estado, consensuadas por diversos grupos
sociales, aunque no coincidan en todos los contenidos.
Estos enfrentamientos sociales están vinculados con la necesidad
de controlar los espacios de autoridad en el espacio público.
9
Melina Nacke y Laura Petrino muestran como el populismo accede al poder
democráticamente pero luego lo ejerce en forma autoritaria como forma de mantener
el poder político del líder frente a quienes pretenden cuestionarlo o reemplazarlo.
Por su parte, también, Paula Bertino explica formas más sofisticadas de control desde
adentro de la democracia.
A través de la llamada “democracia delegativa”, algunos grupos políticos usan las
reglas de la democracia para mantenerse en el poder pero, al mismo tiempo, vacían
el espíritu de las normas tomándolas letra muerta.
Una mirada sobre la lucha por el control de las instituciones en la historia argentina
Desde su independencia, la Argentina fue el escenario de cruentas luchas para definir
quiénes ocupaban los puestos que permitían definir el rumbo del Estado.
En la práctica, esto implicaba incidir en las políticas públicas (por ejemplo, las económicas)
que podrían favorecer a unos sectores y perjudicar a otros
20
.
En la Argentina fueron pocos los momentos en que los actores políticos y sociales prefirieron
reglas democráticas para definir los resultados de esas disputas y consensuar, luego, en
algunas líneas políticas que debía seguir el Estado
21
.
En la historia argentina hay una constante, ante la ausencia de reglas consensuadas para
definir quién ganaba y quién no, por la cual los triunfadores de la pelea potica tomaban todo
el control del Estado y los perdedores eran perseguidos y quedaban sin posibilidades de
influir, aun en minoría.
Por este motivo, quienes se quedaban afuera ya no tenían nada que perder y comenzaban,
casi inmediatamente, a conspirar para lograr una nueva oportunidad de acabar con su
enemigo sin aguardar los términos temporales fijados por la ley (o sea, las siguientes
elecciones).
En ese momento, aparecían los militares como el mejor aliado.
Un ejemplo de esta lógica fueron los dos primeros gobiernos peronistas:
Perón gobernó el país en forma autoritaria al perseguir opositores, prohibir a la prensa crítica
con su gobierno, cambiar las reglas electorales y negando el acceso a la justicia a quienes
no pensaban como él.
˟ Del mismo modo, quienes se oponían a su gobierno, buscaban quitarlo del poder sin
respetar las reglas de juego (ya que, Perón, tampoco lo hacía).
Finalmente, un grupo de quienes se oponían a Perón utilizaron la peor herramienta,
organizando un golpe de Estado.
20
En una sociedad tan heterogénea, como la argentina, quien lograra influir más sobre el Estado, tendría gran
parte del juego ganado.
21
La historia demostró que este tipo de juegos “a todo o nada”, no tiene ganadores de mediano o largo plazo.
Se puede afirmar con cierto grado de certeza que aquellas sociedades, que tuvieron mayores
acuerdos acerca de cuáles eran las reglas que les permitían resolver los conflictos y procesar los
diversos intereses en pugna, han conseguido una mayor estabilidad de su régimen político y
mejores condiciones para su desarrollo social.
10
Desde ese mismo momento, los dirigentes peronistas comenzaron a ver cómo lograban
retomar el poder, si era necesario expulsando a sus rivales como fuera, así participaron de
los golpes de Estado contra los gobiernos radicales de Frondizi e Illia.
Finalmente, esto se convirtió en un círculo vicioso en el que nadie podía ganar y que
desembocó en violencia sin control que sufrió la Argentina en los años setenta
22
.
Durante el siglo XIX, quien perdía la disputa política, a menudo, no podía garantizar siquiera
mantenerse con vida. Con la llegada del siglo XX, la lucha política nunca abandonó la
violencia como instrumento privilegiado, llegando a convertirse en una característica
estructural de la lucha por el poder en el país.
¿Cuándo un régimen político es democrático y cuándo no lo es?
Como presenta Bertino, existen discusiones sobre distintas visiones de la democracia y los
puntos de vista opuestos que producen cada una de ellas. Si bien estas visiones tienen
muchos matices, se pueden agrupar en dos conjuntos, las visiones realistas y las sustantivas:
Los realistas consideran que la democracia es un procedimiento exclusivamente
diseñado para elegir autoridades políticas. La democracia no implica más que eso.
Ellos podrían argumentar que: “la democracia debe servir para elegir gobiernos, nada más,
pero también nada menos. De esta forma habría un método de elección de gobernantes
pacífico y consensual, evitando que los intereses enfrentados colapsen la sociedad buscando
destruirse mutuamente”.
Los defensores de una idea de democracia sustantiva; ellos podrían responder a los
realistas afirmando que: “la democracia es un sistema que busca la participación de
los ciudadanos en todas las decisiones importantes de una sociedad. No alcanza votar
una vez cada cuatro años, el pueblo debe decidir efectiva y activamente sobre el
rumbo de los asuntos públicos”.
Estas dos posiciones, en formas mucho más profundas, complejas y elaboradas, vienen
confrontando desde hace mucho tiempo atrás, tratando de construir una noción de
democracia que pueda ser común y conformar a todos. Por supuesto que sin mucho éxito.
En parte, esto ocurre porque ambas posiciones poseen algo de razón:
Como dicen los realistas, la democracia debe valorizarse como conjunto de reglas
ordenadoras del régimen político.
Pero también, tal como argumentan los defensores de la democracia sustantiva, la
democracia es importante como la forma en que se incluye a los ciudadanos
activamente en la toma de decisiones de este régimen.
Posiblemente, la única manera de lograr algún tipo de definición equilibrada de la democracia,
sea quitándole la carga valorativa al concepto.
Es decir, utilizar una definición instrumental tal como lo hace en su artículo Batlle; se trata de
una definición que permite al menos diferenciar a una democracia de aquello que no lo es.
En cierta medida, esto sería darles la razón a los realistas, pero a los fines de trabajar
colectivamente el concepto, resultará mucho más sencillo.
22
En la Argentina, la apelación a la violencia como “institución informal’ para resolver los problemas del país no
fue un hecho extraordinario de uno u otro gobierno.
11
La poliarquía podría definirse como la “democracia realmente existente”.
Según Batlle, la democracia ideal nunca podrá concretarse porque es un deseo utópico
23
.
Este concepto agrupa algunas cuestiones ligadas a la manera en que se accede al poder.
Sin embargo, al priorizar las cuestiones formales, deja de lado otras características vinculadas
al ejercicio del poder que podrían exigir los que reclaman una definición más sustantiva de
democracia.
La generalización tiene sus riesgos, pero no sería posible crear una categoría para cada caso
(en este caso los regímenes) porque, entonces, no se podría establecer ningún tipo de
acercamiento extensivo.
Para enfrentar situaciones caracterizadas por la ambigüedad, se puede utilizar una división
un poco más flexible de los distintos regímenes y sus gobiernos que la ofrecida inicialmente
en términos dicotómicos como régimen democrático vs. régimen no democrático.
En la relación entre la sociedad y el Estado, como en otras cuestiones de la vida, los matices
importan:
Por ejemplo, en el gobierno de Agustín P. Justo (1932) se originó en un régimen
ilegítimo y dictatorial que fue producto del derrocamiento del presidente electo
democráticamente, Hipólito Yrigoyen. Sin embargo, Justo logró recuperar el
funcionamiento de diversas instituciones democráticas y diferenciarse notablemente
de su antecesor, el general Uriburu. Sin embargo, esto no lo convertía tampoco en un
régimen democrático.
De modo que, para evitar opciones excluyentes tales como régimen democrático vs. régimen
no democrático, se puede incorporar una tercera condición para los regímenes políticos, los
semidemocráticos
24
.
Durante el siglo XX, la Argentina tuvo una gran inestabilidad en el plano del régimen político,
es decir, en las reglas de juego para acceder al poder
25
.
Por ejemplo, para caracterizar como democráticos, semidemocráticos o no
democráticos, a los gobiernos radicales de fines de los años cincuenta y sesenta. En
23
Esto constituye un motivo por el cual la autora propone, en su reemplazo, utilizar el concepto de poliarquía
para definir un gobierno mínimamente democrático.
24
Se entenderá por este tipo de régimen aquellos que, si bien no tienen una legitimidad de origen totalmente
democrática, tampoco pueden considerarse regímenes no democráticos.
25
Ni siquiera agregando una tercera categoría como semidemocráticos es suficiente para captar cada una de las
características específicas de los regímenes políticos argentinos.
Las ciencias sociales NO son exactas y, por esta razón, la caracterización que se proponga acerca
de la democracia dependerá de las definiciones (y opiniones e ideas) que cada uno posea, utilice
o, sencillamente, le gusten. La realidad siempre es mucho más compleja que lo que se puede
agrupar en un par de categorías cerradas. No obstante, es necesario crear dichas categorías para
analizar sistemáticamente grandes porciones de tiempo o procesos muy complejos.
En este sentido, al considerar la historia argentina, se podría decir que algunos regímenes
no fueron totalmente antidemocráticos a pesar de lo discutible de su origen. Y, también, a
la inversa; algunos gobiernos tuvieron su origen en elecciones transparentes e
indiscutibles, pero luego, ejercieron el poder de manera autoritaria y poco democrática.
12
efecto, los gobiernos encabezados por Arturo Frondizi (en 1958) y por Arturo Illia (en
1963), accedieron al poder con el peronismo proscripto.
La proscripción prohibía la participación de Perón y su partido en las elecciones, por orden
de los militares.
De todas maneras, y a pesar de esta anomalía, las elecciones se realizaron en dos ocasiones
y Frondizi (1958) e Illia (1963) las ganaron porque el peronismo no pudo presentarse a ellas.
Sin duda, si la historia terminara en ese momento, serían regímenes no democráticos.
Pero la forma en que tanto Frondizi como Illia ejercieron el gobierno fue muy democrática y
no podría asimilarse, en ningún caso, a gobiernos dictatoriales como los encabezados por
Videla o por Uriburu.
De hecho, los gobiernos radicales de Frondizi y de Illia resultaron en muchos aspectos s
democráticos (y sus conductas personales muchísimo más ejemplares) que otros con un
origen democrático indudable
26
.
Por ello el concepto de semidemocrático se ajusta muy bien para los regímenes en los que
se ubican los gobiernos de Frondizi y de Illia. También, el de Justo.
˟ Los primeros dos gobiernos de Perón resultan complejos de agrupar bajo la dupla
régimen democrático vs. régimen no democrático y son un buen ejemplo de que la
realidad es bastante difícil de encasillar en conceptos generalizantes.
El primer peronismo (1946-1955). ¿Democrático, no democrático o semidemocrático?
El general Perón fue elegido en elecciones transparentes y derrotó en ellas a sus
rivales. El origen indudablemente democrático de los gobiernos peronistas ha llevado
a muchos especialistas a dictaminar que -solo por ello- debe ser considerado parte de
un régimen democrático.
Otro de los argumentos refiere a visiones sustantivas de la democracia.
Los gobiernos peronistas habrían mejorado las condiciones sociales de una gran parte de la
población que estaba marginada y sujeta a injustas condiciones de vida.
Además, se había otorgado el voto a las mujeres que hasta ese momento no podían participar
de las elecciones
27
.
˟ Los gobiernos peronistas accedieron al poder en forma democrática, pero cuestionan
severamente la forma en que ese poder fue ejercido.
Perón fue sumamente autoritario como presidente del país:
˟ Encarceló opositores (incluyendo legisladores y sindicalistas) y muchos políticos
debieron exiliarse.
˟ Utilizó la educación en forma partidaria.
˟ Expulsó del Estado a quienes no se afiliaban a su partido.
˟ Cambió las reglas electorales en su propio beneficio y confundió todo el tiempo el
Estado argentino con su partido político.
26
Por ejemplo, en tiempos del tercer gobierno peronista, a pesar de su origen democrático, se desarrollaron
políticas persecutorias e ilegales contra todos aquellos que no lo apoyaban.
27
Por todo esto, muchos especialistas lo consideran uno de los gobiernos más democráticos de la historia
argentina.
13
Dado que el régimen político se define por la forma en que se accede al poder y la forma en
que se ejerce, muchos especialistas han coincidido en que el gobierno de Perón fue parte de
un régimen no democrático, incluso algunos lo consideran como una dictadura.
Perón triunfó en todas las elecciones a las que se presentó y sus candidatos, casi siempre,
también lo hicieron
28
.
Por otra parte, como lo señalan los defensores de las visiones sustantivas de la democracia,
muchos sectores sociales (generalmente, clases medias y populares) comenzaron a tener
mayores derechos y el Estado los incluyó en sus políticas públicas.
Sin embargo, los dos primeros gobiernos peronistas, además, ejercieron desde el estado una
serie de políticas que solo pueden definirse como autoritarias.
Luis Alberto Romero, detalla en su libro sobre la historia argentina cómo se
“peronizaron” las instituciones y se violaron sistemáticamente los derechos de quienes
no eran peronistas.
EL ESTADO, por Patricio Gómez Talavera
El Estado es una creación humana. Antes de que las sociedades humanas crearan un Estado,
los seres humanos vivían en lo que se llama “estado de naturaleza” (Prieto, 2011).
Esto significa que no había leyes que organizaran la vida humana y el más fuerte se imponía
una y otra vez sobre el más débil. Se regían por la fuerza y la venganza personal.
La justicia privada era la norma, es decir, cada uno la aplicaba con su propio criterio.
Thomas Hobbes (1588-1679) fue uno de los primeros que realizó esta tarea de definir al
Estado.
Hobbes afirmaba que el Estado había surgido a través de una especie de acuerdo
efectuado entre todos los habitantes de un territorio para organizarse mejor (Martínez,
2008).
Cuando las sociedades que NO tenían Estado se organizaban, posiblemente lideradas por
algún guerrero o líder carismático que imponía sus deseos sin limitaciones, se dieron cuenta
de que un Estado les daría más poder y seguridad.
28
En este sentido, es difícil ignorar esta situación a la hora de definir el régimen político.
De esta manera, tanto los dos primeros gobiernos de Perón como los de Justo, de
Frondizi y de Illia podrían agruparse bajo el concepto de regímenes
semidemocráticos. Lo mismo se podría decir del gobierno de Isabel Perón (1974-
1976), ya que bajo su mandato se produjeron los inicios del terrorismo de Estado.
Que se incluyan
bajo la misma
categoría de
semidemocráticos
no quiere decir
El Estado es el que impone las leyes, es
decir, quien las hace cumplir. Si no hay
Estado, entonces las sociedades se
regulan internamente por la aplicación
de la fuerza entre las mismas personas.
Antes de la existencia de los Estados nacionales,
también se organizaban por la fuerza las
relaciones entre los distintos grupos, ya que
tampoco había fronteras delimitadas
formalmente entre aquellos que ocupaban un
territorio determinado.
14
Un Estado, en los momentos de su creación por sociedades prehistóricas, aunque fuera
precario y pequeño, permitía organizar la defensa y regular las relaciones entre las personas
reduciendo la violencia sin control. Por otra parte, un Estado hacía más eficiente la agricultura
y la ganadería
29
.
El sociólogo alemán Max Weber (1864-1920) elaboró una definición de Estado. Si bien esta
definición fue muy importante a principios del siglo XX, con el correr del tiempo aparecieron
otras igualmente importantes (Pedrosa, 2014):
“Estado es aquella comunidad humana que, dentro de un determinado territorio es el
elemento distintivo), reclama (con éxito) para el monopolio de la violencia física legítima.
Lo específico de nuestro tiempo es que a todas las demás asociaciones e individuos sólo se
les concede el derecho a la violencia física en la medida que el Estado lo permite. El Estado
es la única fuente del “derecho” a la violencia [...]”.
De la definición de Weber, se deben tomar dos elementos que definen a un Estado como tal:
Primero, el dominio sobre un territorio determinado. Ese territorio debe ser
indiscutiblemente propiedad del Estado.
Segundo, dentro de ese territorio, el Estado es la institución que monopoliza el uso de
la violencia legítima.
¿El Estado representa a todos los ciudadanos de una sociedad?
Weber responde a esta cuestión afirmando:
El Estado, como todas las asociaciones políticas que históricamente lo han precedido, es
una relación de dominación de hombres sobre hombres, que se sostiene por medio de la
violencia legítima (es decir, de la que es vista como tal). Para subsistir necesita, por tanto,
que los dominados acaten la autoridad que pretenden tener quienes en ese momento
dominan. ¿Cuándo y por qué hacen esto? ¿Sobre qué motivos internos de justificación y
sobre qué medios externos se apoya esta dominación?
Weber reflexiona acerca de cómo el Estado consigue hacer efectiva la dominación sobre una
sociedad determinada.
Lo que caracteriza a la asociación estatal no son los objetivos que busca, ni el tipo de
dominación que persigue; lo que la distingue y diferencia de cualquier otro tipo de
organización social es el medio que elige para ejercer dicha dominación: la coacción
física (la violencia), la que el Estado ejerce de manera legítima y monopólica.
29
Mediante este acuerdo, los miembros de una sociedad renunciaban a imponer sus intereses individuales (por
ejemplo, usando la defensa propia o la venganza), en favor de la creación de una nueva estructura -el Estado-
que serviría para defenderlos a todos de otros grupos rivales.
Quiere decir que dentro de ese territorio que domina, el Estado es el único que puede ejercer
la violencia.
Por ejemplo, a través de la Policía o de la Gendarmería o de cualquiera de los cuerpos
armados del Estado que esté dispuesto para eso. Se trata pues de una violencia entendida
como legítima, dado que es aceptada por la sociedad, incluso por los que potencialmente la
podrían padecer, y además está regulada en la legislación.
¿Qué significa que monopoliza la violencia?
15
En su definición del Estado, características y funciones, el autor afirma que lejos está de ser
un espacio igualitario. Por el contrario, es producto de la dominación de personas sobre
personas.
El Estado no es representativo de la totalidad de la sociedad.
La sociedad es heterogénea y conflictiva, y eso también repercute en el Estado. Es decir,
dentro del Estado, también hay diferencias. Así, siempre algunos grupos poseen el control
del Estado (o de alguna parte) pero deben conducirlo sobre toda la sociedad.
La violencia pura es un elemento clave para dominar, pero sola no es suficiente para explicar
el predominio del Estado sobre la sociedad.
Para ser efectiva, la violencia debe ser aceptada por los ciudadanos y, además, debe
ser legal, es decir, prevista en las leyes. Esto significa que la violencia debe ser
legítima, regulada por la ley.
El Estado no puede ejercer violencia si no está apegada a la legalidad que él mismo predica.
La violencia tiene una explicación que la legitima (por ejemplo, mantener el orden) y una
legalidad que la controla, le da forma e impide que se desborde (la ley).
Una visión crítica del Estado tal cual lo planteó Weber proviene del marxismo
30
.
Para Karl Marx (1818-1883), el Estado es clasista, es decir, favorece a una clase, está al
servicio de la clase dominante. En el sistema capitalista, esa clase dominante es la burguesía.
¿Por qué las personas obedecen al Estado?
Weber estudió las sociedades humanas y observó que los ciudadanos aceptaron el poder de
dominación ejercido por el Estado sobre la base de diferentes motivos.
Como producto de su observación propuso una tipología; agrupó los diferentes tipos de
dominación bajo conceptos generales. Así, según el pensador alemán existirían tres tipos de
fundamentos de la legitimidad de una dominación:
En primer lugar, menciona la legitimidad del “eterno ayer” basada en la costumbre. En
este caso, la obediencia no se reflexiona mucho. La respuesta a la pregunta que inicia
este apartado sería: “siempre fue así y siempre lo será”.
En segundo lugar, Weber propone la idea de la dominación sostenida en la gracia o
carisma personal de quien lidera un Estado.
La historia de la humanidad está plagada de momentos de este tipo Alude a cuando una
persona, usando su inteligencia, magnetismo personal, capacidad de liderar grupos o
convenciendo a enormes cantidades de población, genera reglas que la multitud obedece sin
cuestionar. Incluso, muchas veces, eso llevó al desastre.
Pero, más allá del resultado final, el carisma
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del der ha sido uno de los motivos que sostuvo
la dominación.
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Según el marxismo, el Estado es quien posibilita reproducir la dominación a partir de conservar y proteger el
sistema capitalista; el Estado estaría al servicio de los intereses de la clase dominante y es un instrumento que
le permite a esa clase subordinar a las otras.
31
Weber se centró mucho en este aspecto (el del carisma). Le interesaba explorar en el “carisma” asociado al
liderazgo personal de una figura dominante: el “caudillo”. En este tipo de liderazgo y dominación, al alemán le
llamaba la atención la idea de la vocación (actitud) por el poder mostrada por el caudillo.

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