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confusional no tiene una ubicación
precisa en el tiempo, a d iferencia de las otras dos, ligadas a las
posiciones. Ind ica que puede presentarse al principio de la vida (alta probabil idad, q ue así sea, por el estado
de simbiosis in icial, y total ausencia de discriminación objetal), a ntes de i nstalarse la posición
esqu
izoparanoide, entre ambas posiciones y tam bién, después de la depresiva. Fu ndamenta que las tres
ansiedades
pe rman ecen a ctivas du rante tod a la exi stencia de l a persona, y será la intensida d y frecuencia
lo que determine el mayor o menor grado de
salud o de enfermedad del funcionamiento psíquico.
En lo que al Proceso Psicodiagnóstico respecta, los autores consideran el surgimiento de distintas ansiedades
en una secuencia "esperable"
aunque no única. De esta manera suele observarse en el
inicio del proceso,
y
particularmente en la entrevista inicial, el
surgimiento de la ansiedad paranoide, considerando que la misma
se asocia a la amenaza que sufre el yo frente a lo desconocido. Puede así
tornarse la situación y el
entrevistador, foco de ansiedad. Sin embargo, una vez establecido el vínculo, disminuyen las fantasías
suscitadas en
el primer momento, pudiendo dar paso a la ansiedad depresiva, cuya cualidad es el cuidado del
objeto y el temor al daño o a la pérdida del
mismo. El cierre de la entrevista, y/o culminación del Proceso
Psicodiagnóstico pueden producir, tanto fantasías de pérdida como la
reaparición de temor y desconcierto
acerca del destino de lo
acontecido. Se pueden ver así las oscilaciones en la secuencia de la
ansiedad
predomi nante (reaparición de la ansiedad paranoide o
incremento de la ansiedad depresiva). El surgimiento
de la ansiedad confusional, por estar asociada a la simbiosis objetal, al origen al
funcionamiento psíquico e
indiferenciación sujeto y objeto, correspondería a un funcionamiento, expresado en conductas, menos
evolucionado en el entrevistado.
Si bien se plantea una secuencia esperable en relación a las ansiedades, el predominio de una sobre otras
que se infiera en el proceso, dependerá de las características estructurales y dinámicas del sujeto. Es tarea
del
psicólogo, apel ando a su mejor criterio y decisión de experto, distinguir cual de las ansiedades, vínculo
divalente o ambivalente, y posiciones tiene mayor correspondencia con l as características idiosincráticas
LA ENTREVISTA SEMIDIRIGIDA EN LA
PRÁCTICA DEL ESTUDIANTE:
La cátedra de Instrumentos II propone como consigna pertinente para dar comienzo al momento libre de la
entrevista: "Habla me de vos/ Hábleme de Ud.” Posteriormente se inicia una segunda etapa, en el
cual se
propone aclarar: "A pa rtir de este momento voy a realizarte/
realizarle u na preguntas" e indagar entonces
sobre ciertas temáticas obviadas o no expresadas con suficiente claridad o profundidad de manera espontánea
por el entrevistado. La modalidad de esta segunda instancia tiene c01no pre1nisa la idea de que el entrevistado
debe seguir, en la medida de
lo
posible, configurando su campo. Así, el
entrevistador debe ser claro en
aquello que quiere preguntar, pero
evitando inducir o dirigir la línea de la respuesta, en función de
sus
presupuestos. Concretamente es recomendable:
1.
Respetar las consi gnas y los momentos de la entrevista. Para
asegurarnos que el campo sea
configurado en su mayor parte por
el entrevistado, es de gran importancia el control de las
variables:
Una de ellas refiere a las consignas. Tanto enunciarlas de manera
adecuada, como los
tiempos para incorporarlas a la entrevista son
aspectos imprescindibles para el buen desem peño
técnico. Esto
no implica una absol uta rigidez, pero deben tenerse en cuenta los
moti vos y
fundamentos de cada paso y estím ulo.
2. Igual importancia tiene la expl icitación de la segunda consigna en la que le indicamos el paso al
momento dirigido a
través de: "A partir de este momento voy a hacerle algunas preguntas". Si no
brindamos la consigna correctamente o
directamente la eludimos, y comenzamos a interrogar el
entrevistado, el mismo puede interpretar que solicitamos simplemente una aclaración, pero que debe
seguir explayándose "sobre lo que quiera de él". Se i nvalida n uevamente la técnica bien porque
interrumpimos el momento libre, o bien porque se
reabrió el momento dirigido. Si hemos intervenido
correctamente en cambio, y el sujeto responde rápidamente nuestra pregunta, prosiguiendo
libremente por otras temáticas, estamos en presencia de aspectos propios de su personalidad que nos
aportan nuevamente datos sobre el sujeto.
3. Errores frecuentes que contaminan sustancialmente la técnica son muletillas o expresiones que suelen
estar fuera del control de
los sujetos, pero como entrevistadores debernos neutralizarlas. "Bien",
"Lógico", "Seguro" son afirmaciones que en l a cotidianidad utilizamos sin mayores problemas, pero
que pueden
generar situaciones inesperadas dentro de un proceso psicodiagnóstico.