
Un acercamiento a la vida cotidiana... F. Schkolnik Sociología UBA XXI “Ciencia, arte y
filosofía son objetivamente genéricas del conocimiento y autoconocimiento humanos. En
cuanto conocimiento y autoconocimiento constituyen partes integrantes de la praxis
humana en su conjunto […] Al inicio nacieron de las necesidades de la vida cotidiana y de
las necesidades políticas de las integraciones; más tarde, por el contrario, se hicieron
autónomas como esferas de objetivaciones específicas, cuya naturaleza es el no poseer
ya una relación directa con la vida cotidiana de los particulares o con las necesidades
inmediatas de las integraciones. Las ciencias naturales son utilizables en la técnica
(aunque no desde hace mucho tiempo), pero no se trata de que se hayan convertido en
ciencias naturales gracias a su inmediata utilizabilidad. Deben su puesto en la praxis
humana en su conjunto al hecho de estudiar las leyes objetivas de la naturaleza
relativamente sin otros fines. La filosofía puede convertirse en ideología de los estratos
sociales, puede ayudar al particular a organizar su propia vida. Sin embargo, la filosofía
está a la altura de su función precisamente – y solo por esto puede convertirse en
ideología o dar una forma de vida- porque si contenido no se agota en el servicio de
objetivo determinados, sino porque es capaz de dar a los problemas vitales de una
determinada época, de un determinado movimiento social, una forma que corresponde a
las conquistas obtenidas hasta aquel momento en el desarrollo de los valores genéricos.”
21 El arte es para Heller una forma de autoconciencia de la humanidad. El arte 22
representa un vínculo con la genericidad. Mucho de una obra de arte nos dice de los
valores, las preocupaciones, los conflictos de la sociedad. Por eso podemos decir que la
obra de arte refleja y condensa la memoria de la humanidad. “Las obras de arte están a
nuestro lado, colgadas en los muros, en medio de las viejas calles de la ciudad, como
catedrales, escalinatas y pórticos […] Pero si permanecen mudas, si permanecen calladas,
mientras nosotros continuamos con nuestra vida cotidiana es por un extraña cortesía, ya
que ellas también tienen muchas cosas que decir, ya que son la conciencia solidificada,
son discursos, son mensajes […] Por eso reflejan mudas, silentes, tranquilas, los ideales,
las inquietudes, las alegrías, las amarguras del hombre”. 23. Perduran a lo largo de los
años, de los siglos, ya sean letras, sonidos, imágenes, o edificios. El artista es quien se
eleva y produce objetivaciones duraderas y el espectador que rompe con la sensación de
extañamiento es justamente quien observa una obra, pero no por puro placer y goce
estético, sino porque a partir de esa obra reflexiona y actúa teniendo en cuenta su
genericidad. En definitiva, el estudiar esta dimensión de lo social tiene como objetivo
prestar atención a un aspecto que por mucho tiempo permaneció invisible frente a
nuestros ojos, las preocupaciones de la sociología pasaban por otras dimensiones, la
política, la económica, etc. Sin embargo, una vez que se visibiliza y se la entiende en tanto
problemática analizable, posible de proporcionar un elemento más al análisis de la realidad
social, no tendría ningún sentido si nos quedáramos a medio camino. El objetivo de
analizar y prestar atención a la cotidianidad es poder transformarla, es quebrar con la
lógica inmediata e irreflexiva que de por sí tiene el habitar en la misma, pero, que de
ningún modo implica no ponerla entre paréntesis y pensar en ella con la intención de
modificarla. Heller, Á., ob. cit., págs. 188 y 189. Es verdad que la autora no se detiene a
realizar una crítica al artista que responde a los intereses de una clase, que realiza sus
obras con el único propósito de que sean éstas comercializables. No era ésta una
preocupación de Ágnes Heller. 23 García Polo, M. J., ob. cit., pág. 138. 22 21 7