DOCUMENTO DE CÁTEDRA Un acercamiento a la vida cotidiana desde los conceptos de
Ágnes Heller Florencia Schkolnik “…cambiar el mundo en lugar de interpretarlo significa no
solamente cambiar el mundo exterior, sino, sobre todo, cambiar la cotidianeidad.” Henri
Lefebvre El propósito de este Documento es abrir la posibilidad de reflexionar acerca de la
vida cotidiana, pensada ésta como un ámbito donde se conjugan distintas actividades y
aspectos del hombre. El análisis de esta dimensión de lo social le permite a Ágnes Heller
introducirnos en un escenario que, por un lado, nos tiene como principales protagonistas -
cada uno de nosotros es el actor principal de su vida cotidiana- y, por el otro, como actores
secundarios. Todos nosotros formamos parte de la vida cotidiana de nuestra sociedad. De
este modo somos sujetos de reflexión y al mismo tiempo somos objeto de estudio. Heller
nos invita a través de una serie de conceptos teóricos analizar, reflexionar y definir esta
zona, esta realidad que por más evidente y cercana que sea no deja de ser compleja e
importante. Lo fundamental es que a partir de los conceptos enunciados puedas: • •
Comprender la postura de la autora con respecto a este campo de análisis Complejizar los
textos previamente leídos en la unidad, ya que Heller proporciona una serie de
herramientas nuevas que permiten reflexionar acerca de las particularidades de esta
dimensión tan próxima a nosotros. • • Alcanzar una mirada amplia y variada sobre esta
problemática Poner a dialogar la temática con otras cuestiones presentes en la materia.
Sociología de la vida cotidiana intenta romper con la tradicional manera de abordar el
pensamiento sociológico, en lo que a grandes rasgos o, se considera a los hombres y sus
acciones como cosas o, por el contrario, las actividades e intenciones son el punto a
reflexionar. Para salir y abandonar ese dualismo y en una sociología más integradora,
Berger y Luckman 1 han intentado analizar acerca de la realidad social en tanto
construcción colectiva. Y es Heller quien, a nuestro entender, focaliza su análisis en ese
aspecto de la realidad que es la cotidianidad. Aquella realidad que nos envuelve y hasta
nos asfixia, que la 1 Berger, Peter y Luckman, Thomas, La construcción social de la
realidad, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 2001.
Un acercamiento a la vida cotidiana... F. Schkolnik Sociología UBA XXI experimentamos
desde que nacemos y que, tal vez por eso, nos es tan dificultoso tomar distancia y
analizarla. La vida cotidiana tiene una gran cantidad de aspectos diversos que nos
implican desde nuestros sentidos, nuestras capacidades y habilidades físicas e
intelectuales, nuestros sentimientos. Esta diversidad o heterogeneidad de acciones no las
expresamos en todo momento, sino que van a depender de la actividad, y de la compañía
de la cual gocemos para que algunas se activen más que otras. “En la vida cotidiana los
tipos de actividad son tan heterogéneos como las habilidades, las aptitudes, los tipos de
percepción, los afectos; o más exactamente: ya que la vida cotidiana requiere de tipos de
actividad netamente heterogéneos, en ella se desarrollan habilidades, aptitudes y
sentimientos netamente heterogéneos. La heterogeneidad de las formas de actividad no
se evidencia sólo por el hecho de que éstas sean de especie diferente, sino también
porque tienen distinta importancia […] La importancia de las comidas, la limpieza, del
trabajo, del reposo, de la sexualidad, del juego de la diversión, por citar algunos tipos de
actividad, es muy diversa en la vida cotidiana de los individuos según los tiempos y el
estrato social” 2 En este sentido algunas actividades se llevan a cabo y son necesarias
más que otras según el momento histórico y el espacio tiempo. De esta manera
introducimos otro concepto trabajado por la autora, ya que la heterogeneidad siempre va a
estar organizada de modo jerárquico y esta jerarquía se corresponde con el modo de
producción existente. En este sentido el concepto de jerarquía está siempre referido a una
escala organizada según las estructuras económico-sociales “[…] la jerarquía no es eterna
ni inmutable, sino que se modifica según las diferentes estructuras económico-sociales.” 3
Podemos conectar lo mencionado al concepto de hombre entero, ya que justamente esta
noción implica el modo que utiliza la autora para denominar al hombre que participa y
actúa en la vida cotidiana en una heterogeneidad de actividades; que debido a ello no se
puede focalizar ni prestar demasiada atención a ninguna. Las mismas están organizadas
jerárquicamente según el modo de producción existente Otra noción abordada por Heller,
en su análisis de la vida cotidiana, está referida a la reproducción social que implica a la
reproducción de las relaciones sociales y a la autorreproducción de los individuos
particulares. Ambas reproducciones se dan conjuntamente y conforman un mismo
proceso. “Para reproducir la sociedad es necesario que los hombres particulares se
reproduzcan a sí mismos como hombres particulares. La vida cotidiana es el conjunto de
actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales, a su
vez, crean la posibilidad de la reproducción social. La reproducción del particular es
reproducción del hombre concreto, es decir, el hombre que en una determinada sociedad
ocupa un lugar determinado en la división social del trabajo. Para la reproducción de un
esclavo le son necesarias actividades distintas de las necesarias a un ciudadano de la
polis, a un pastor, o a un obrero de la metrópoli”.4 2 3 4 Heller, Á., Sociología de la vida
cotidiana, Barcelona, Península, 1994, págs. 95 y 96. Heller, Á., La revolución de la vida
cotidiana, Barcelona, Península, 1982, pág. 24. Heller, Á., ob. cit., pág. 19. 2
Un acercamiento a la vida cotidiana... F. Schkolnik Sociología UBA XXI Este proceso de
reproducción involucra la capacidad y habilidad de dominar ciertas prácticas, realizar
actividades, saber manejarse en la cotidianidad. “El particular nace en condiciones
sociales concretas, en sistemas concretos de expectativas dentro de instituciones
concretas. Ante todo, debe aprender a ‘usar’ las cosas, apropiarse de los sistemas de usos
y expectativas […]”. 5. La autora ejemplifica el saber práctico cotidiano asociándolo
siempre a un determinado momento histórico. “Para reproducirse en su singularidad un
indio de América debía obligatoriamente aprender a reconocer las huellas; en caso
contrario le esperaba la muerte. Por el contrario, el hombre moderno corre riesgo de sufrir
accidentes incluso mortales si no aprende a atravesar la carretera […] Por consiguiente la
reproducción del hombre particular es siempre reproducción de un hombre histórico, de un
particular en un mundo concreto”.6 Es así como advertimos que el concepto de
reproducción va unido al de manipulación de objetos, prácticas y relaciones sociales.
Heller las va a considerar como objetivaciones sociales. Éstas forman parte en el proceso
de reproducción de la sociedad y presentan distintos niveles de importancia. La noción de
objetivación comprende a las actividades sociales, éstas se dice que son objetivaciones,
en tanto se presentan exteriores a los individuos, por tanto, deben ser incorporadas
mediante el proceso de socialización y poseen un significado construido socialmente. De
este modo, el particular hace uso y desuso de ellas, las aprehende a medida que habita en
la cotidianidad: ir a trabajar, comer con cubiertos, hacer la tarea, viajar en transporte
público, etc. Un ejemplo para comprender el concepto de objetivación es lo que sucede
con el lenguaje. Nosotros hablamos y nos comunicamos mediante un sistema de signos
que los hemos incorporado, que son exteriores y que poseen un significado socialmente
construido. Dicha incorporación y posterior utilización es la que nos permite comunicarnos,
expresar nuestra subjetividad, acumular experiencia y conocimientos. En este sentido
podemos señalar que la expresividad humana es capaz de objetivarse, es decir, se
manifiesta en productos externos. A lo largo del texto seguramente te has encontrado con
la noción de particularidad y de especificidad o genericidad 7, ¿qué es lo que entiende la
autora y a qué se refiere cuando desarrolla estas nociones? Lo fundamental es que tengas
en cuenta que son dos dimensiones del hombre. La dimensión particular está referida a las
necesidades y deseos de la propia persona, el Yo. La dimensión específica/genérica es
aquella que nos conecta con otra esfera más amplia: el nosotros, la sociedad. Heller al
desarrollar estas nociones se sustentó en el pensamiento de Marx ya que él entendía y
concebía al hombre como un ser genérico: “Decir que el hombre es un ser genérico
equivale, por consiguiente, a decir que el hombre se remonta por encima de su
individualidad subjetiva, que reconoce en sí lo universal objetivo y que se supera como ser
finito. Dicho de otro modo, el hombre, como individuo, es el representante del Hombre.” 8
Retomando lo planteado por la autora en el análisis de la cotidianidad, ¿cómo coexisten la
dimensión particular y específica en una misma persona? y ¿por qué Heller las plantea en
muda copresencia? Heller, Á., ob. cit., pág. 22. Heller, Á., ob. cit., pág. 22. 7 A los fines de
la lectura y como primera aproximación a la materia, entendemos las nociones de
especificidad referida a la especie humana- y genericidad género humano- como
sinónimos. La actividad por excelencia que la representa (especificidad y genericidad) es
la capacidad y habilidad que tienen los seres humanos de transformar la naturaleza; esa
actividad es la entendida tanto por Heller como por Karl Marx -autor de quien la autora se
sustenta para desarrollar su pensamiento- como el trabajo. 8 Marx, Karl, Manuscritos
económico-filosóficos de 1844, Buenos Aires, Colihue Clásica, 2004, pág. 105. 6 5 3
Un acercamiento a la vida cotidiana... F. Schkolnik Sociología UBA XXI Antes de
responder a los interrogantes es crucial que tengas en cuenta que las dos dimensiones
están presentes en cualquier momento histórico. La escisión de ambas propia del modo
de producción capitalista- y el predominio de una sobre otra está originada por el
desarrollo de la división social del trabajo, donde se produce un alejamiento entre la
particularidad y la especificidad o genericidad “[…] en las sociedades tribales el pequeño
mundo y el gran mundo coincidían, la relación entre el particular y el ambiente y entre el
particular y la integración social era una única relación.”9 En la vida cotidiana de las
sociedades capitalistas se produce una ruptura y se percibe a la sociedad como entidad
contrapuesta al hombre, en términos de Heller, la especificidad se le presenta como ajena
al particular; esto se percibe de forma tal que pareciera ser que la sociedad es perjudicial
para el bienestar del yo, del particular. “[…] después de la aparición de la división social del
trabajo los particulares, una vez que han nacido en ‘su mundo’” 10, se apropian tan sólo de
algunos aspectos de las capacidades genéricas que se han desarrollado en aquella época
dada. Lo que acontece con el trabajo en las sociedades capitalistas es que esta actividad,
lejos de proporcionar satisfacción y permitir conectarse con la especificidad, produce el
efecto contrario. Insatisfacción, molestia, a veces hasta, angustia e impide conectarse y
ser conscientes de la dimensión genérica. “El trabajo debe ser para todos los hombres una
manifestación de su personalidad; pero para el obrero es sólo medio de subsistencia. El
obrero sólo puede conservarse como sujeto físico en su condición de obrero, ya no en
condición de hombre con acceso directo a los medios de subsistencia que le ofrece la
naturaleza. No hay que olvidarse entonces que ‘La esencia del trabajo consiste en que
éste es una actividad específica del hombre, una manifestación de su personalidad, la
objetivación de su personalidad’”. 11. En este sentido en la vida cotidiana de las
sociedades capitalistas con la alta especialización de la división social del trabajo, se
produce en el particular una especie de aislamiento con respecto a la sociedad de la cual
es parte, “ya no puede estar en relación con toda la integración, sino el nivel de su propio
estrato, capa o clase […]”. 12. Sin embargo la particularidad y la especificidad están
interconectadas de manera tal que hasta la particularidad tiene un carácter específico, “El
yo del particular se construye y desarrolla a partir de la identificación con el nosotros […] a
lo largo del proceso de socialización. Ese Yo es un yo construido socialmente y por lo tanto
es específico, aunque el particular lo ignore. En consecuencia, las necesidades que se
expresan a través del yo, son siempre específicas, aunque los motivos y el fin de sus
acciones sean de índole particular”. 13. De esta manera, Heller entiende al proceso de
extrañación como el no poder percibir, ni conectarse o ser consciente de la dimensión
específica, de la genericidad; de saber y sentirse parte de la sociedad, de la especie
humana. Heller, Á., ob. cit., pág. 20. Heller, Á., ob. cit., pág. 20. 11 Marx, K., ob. cit., pág.
105. 12 Heller, Á., ob. cit., pág. 29. 13 Lifszyc, S. y Kalpschtrej, K., “La vida cotidiana como
fenómeno social”, en Lifszyc, Sara (comp.) Unidad 1 de Sociología, Ciclo Básico Común,
Universidad de Buenos Aires, Gran Aldea Editores, 2001. 10 9 4
Un acercamiento a la vida cotidiana... F. Schkolnik Sociología UBA XXI El hombre de la
vida cotidiana de la sociedad capitalista percibe su particularidad como lo único existente,
como si su pequeño mundo pudiera ser amenazado por el gran mundo. La genericidad se
le presenta como algo extraño, ajeno, que lo pudiera perjudicar. “[…] el particular con el
nacimiento de la sociedad de clase, cortaba el cordón umbilical con la comunidad, se
convertía en una entidad antónima […] ulteriores consecuencias eran la separación entre
particularidad y universalidad genérica y la consiguiente posibilidad de conflicto entre ellas.
Precisamente porque el hombre particular podía tener objetivos y necesidades personales
distintas de la comunidad determinada, debía interiorizar las exigencias de la comunidad, y
fue necesario que paralelamente al derecho surgiese la moral.” 14 En síntesis, en el
hombre están presentes ambas dimensiones particular y específica- y si existe un
predominio de la particularidad en la vida cotidiana de las sociedades capitalistas se debe
al proceso de extrañación que perciben los hombres que están muy ocupados resolviendo
los conflictos de sus propios espacios, y no divisan al ámbito mayor del cual forman parte.
Sin embargo, de ningún modo implica que la dimensión específica sea inexistente. Lo que
sucede es que una se hace escuchar y resuena más que otra, pero ambas dimensiones
coexisten en silencio; por eso, la autora las denomina en muda copresencia. “En
consecuencia, el ser específico mantiene y desarrolla una relación consciente con su
especie; pospone las necesidades ‘particulares’, subordinando las necesidades del yo a la
del nosotros. Cuando esto sucede, la muda coexistencia se hace visible, consciente, y el
particular inicia su camino hacia la individualidad”. 15. Cuando realizamos actividades que
van más allá de nuestros pequeños mundos, y dirigimos nuestras acciones hacia los otros,
es en esos momentos cuando nos conectamos con la dimensión específica, cuando nos
alejamos de la rutina de la cotidianidad y cuando enlazamos a nuestras acciones motivos
que van más allá de la satisfacción particular. Justamente para distinguir el hombre
extrañado, sin conciencia de su genericidad, de aquél no lo está, Heller plantea la noción
de individuo entendiéndola como aquella persona que es consciente tanto de su “pequeño
mundo” como “del gran mundo”; que es consciente de su genericidad “[…] sólo el individuo
tiene conciencia de sí, tiene autoconciencia: es decir, la autoconciencia es la conciencia
del Yo mediada por la conciencia de la genericidad. Quien es autoconsciente no se
identifica espontáneamente consigo mismo, sino que se mantiene a distancia de sí mismo.
El individuo se conoce a sí y a sus circunstancias.” 16 “Nadie está exento de motivaciones
particulares, pero no existe ningún hombre particular que no se haya elevado por encima
de la propia particularidad”. 17 Heller, Á., ob. cit., pág. 135. Lifszyc, S. y Kalpschtrej, K., ob.
cit., pág. 88. 16 García Polo, M. J., Aportación de Ágnes Heller a la sociología de la vida
cotidiana, Madrid, Grupo Cero, 1997, pág. 56. 17 Heller, Á., ob. cit., pág. 49. 15 14 5
Un acercamiento a la vida cotidiana... F. Schkolnik Sociología UBA XXI Si el particular
dejara vía libre a todos sus deseos y motivaciones, sería imposible vivir en sociedad, los
conflictos, las discusiones no terminarían nunca y el vivir en la cotidianidad estaría
imposibilitado ya que todo se presentaría a discusión según los intereses de cada uno.
Hay algo que nos frena, ese “algo” desde la propuesta de Heller lo podemos pensar como
la función inhibidora de la moral. Es ésta la respuesta a la pregunta: ¿qué nos limita a no
hacer y decir absolutamente todo lo que deseamos y queremos? La respuesta está en la
incorporación de las normas y valores que fueron aprehendidas durante el proceso de
socialización, o para continuar con la mirada del texto; con la aprehensión de la
cotidianidad. La internalización de estas pautas inhibe y restringe los deseos del particular
posibilitando que viva su cotidianidad junto a otros, de modo relativamente pacífico. No
obstante, más allá de la función inhibidora de la moral hay otra función y ésta es
denominada por la autora como transformadora. La misma está vinculada al actuar
teniendo en cuenta y sabiendo que hay algo más allá de la esfera particular. “El esquema
base de la moral es la subordinación de las necesidades, deseos, aspiraciones
particulares a las exigencias sociales”. 18 “Se llega a la moral únicamente cuando la
exigencia es interiorizada, cuando se eleva a motivación personal, es decir, cuando la
exigencia de la sociedad aparece como una exigencia que el particular dirige a sí mismo y
que, evidentemente, pone de un modo espontáneo o consciente como medio incluso frente
a los otros”. 19 En consecuencia, podemos afirmar que “[…] las elecciones
conscientemente orientadas desde la moral serán las que permitan una elevación a lo
específico por sobre lo particular. Esta motivación no es una motivación que deviene
desde la dimensión particular.” 20 Sino que es una elección, que implica una cierta toma
de conciencia, por eso se dice que es una decisión desde el individuo, entendiendo a éste
como ser humano que tiene conocimiento de sus dos dimensiones. El proceso de
homogenización propiamente dicho es aquel que lleva a cabo el individuo, que subordina
su particularidad a favor de la especificidad, que focaliza y actúa de modo ordenado y tiene
una relación consciente con el nosotros. Además, dirige su atención a una única actividad,
para Heller son aquellas vinculadas al: arte, ciencia, filosofía. Sin embargo, el concepto
involucra diferentes grados. La diferencia reside que en el plano cotidiano- la
homogenización-, la atención y concentración en una actividad están ligadas a
aprehender, conocer y manipular objetivaciones, que el particular necesita para que pueda
desenvolverse en la vida cotidiana. La homogenización que está ligada a la producción de
objetivaciones específicas, en cambio, comprende la suspensión momentánea de los
componentes que estructuran la cotidianidad (espontaneidad, economicismo,
pragmatismo, etc.). Son actividades vinculadas al desarrollo del género humano, acciones
dirigidas hacia la especificidad. Estas son las denominadas objetivaciones duraderas o
específicas. Entendiendo por éstas al arte, la ciencia, la filosofía, que aunque no puedan
por si solas cambiar al mundo, contribuyen a humanizarlo. Salen y rompen con la
inmediatez de las preocupaciones particulares. 18 19 20 Heller, Á., ob. cit., pág. 132.
Heller, Á., ob. cit., pág. 134. Lifszyc, S. y Kalpschtrej, K., ob. cit., pág. 96. 6
Un acercamiento a la vida cotidiana... F. Schkolnik Sociología UBA XXI “Ciencia, arte y
filosofía son objetivamente genéricas del conocimiento y autoconocimiento humanos. En
cuanto conocimiento y autoconocimiento constituyen partes integrantes de la praxis
humana en su conjunto […] Al inicio nacieron de las necesidades de la vida cotidiana y de
las necesidades políticas de las integraciones; más tarde, por el contrario, se hicieron
autónomas como esferas de objetivaciones específicas, cuya naturaleza es el no poseer
ya una relación directa con la vida cotidiana de los particulares o con las necesidades
inmediatas de las integraciones. Las ciencias naturales son utilizables en la técnica
(aunque no desde hace mucho tiempo), pero no se trata de que se hayan convertido en
ciencias naturales gracias a su inmediata utilizabilidad. Deben su puesto en la praxis
humana en su conjunto al hecho de estudiar las leyes objetivas de la naturaleza
relativamente sin otros fines. La filosofía puede convertirse en ideología de los estratos
sociales, puede ayudar al particular a organizar su propia vida. Sin embargo, la filosofía
está a la altura de su función precisamente y solo por esto puede convertirse en
ideología o dar una forma de vida- porque si contenido no se agota en el servicio de
objetivo determinados, sino porque es capaz de dar a los problemas vitales de una
determinada época, de un determinado movimiento social, una forma que corresponde a
las conquistas obtenidas hasta aquel momento en el desarrollo de los valores genéricos.”
21 El arte es para Heller una forma de autoconciencia de la humanidad. El arte 22
representa un vínculo con la genericidad. Mucho de una obra de arte nos dice de los
valores, las preocupaciones, los conflictos de la sociedad. Por eso podemos decir que la
obra de arte refleja y condensa la memoria de la humanidad. “Las obras de arte están a
nuestro lado, colgadas en los muros, en medio de las viejas calles de la ciudad, como
catedrales, escalinatas y pórticos […] Pero si permanecen mudas, si permanecen calladas,
mientras nosotros continuamos con nuestra vida cotidiana es por un extraña cortesía, ya
que ellas también tienen muchas cosas que decir, ya que son la conciencia solidificada,
son discursos, son mensajes […] Por eso reflejan mudas, silentes, tranquilas, los ideales,
las inquietudes, las alegrías, las amarguras del hombre”. 23. Perduran a lo largo de los
años, de los siglos, ya sean letras, sonidos, imágenes, o edificios. El artista es quien se
eleva y produce objetivaciones duraderas y el espectador que rompe con la sensación de
extañamiento es justamente quien observa una obra, pero no por puro placer y goce
estético, sino porque a partir de esa obra reflexiona y actúa teniendo en cuenta su
genericidad. En definitiva, el estudiar esta dimensión de lo social tiene como objetivo
prestar atención a un aspecto que por mucho tiempo permaneció invisible frente a
nuestros ojos, las preocupaciones de la sociología pasaban por otras dimensiones, la
política, la económica, etc. Sin embargo, una vez que se visibiliza y se la entiende en tanto
problemática analizable, posible de proporcionar un elemento más al análisis de la realidad
social, no tendría ningún sentido si nos quedáramos a medio camino. El objetivo de
analizar y prestar atención a la cotidianidad es poder transformarla, es quebrar con la
lógica inmediata e irreflexiva que de por sí tiene el habitar en la misma, pero, que de
ningún modo implica no ponerla entre paréntesis y pensar en ella con la intención de
modificarla. Heller, Á., ob. cit., págs. 188 y 189. Es verdad que la autora no se detiene a
realizar una crítica al artista que responde a los intereses de una clase, que realiza sus
obras con el único propósito de que sean éstas comercializables. No era ésta una
preocupación de Ágnes Heller. 23 García Polo, M. J., ob. cit., pág. 138. 22 21 7
Un acercamiento a la vida cotidiana... F. Schkolnik Sociología UBA XXI Bibliografía
consultada • • • Heller, Á., Sociología de la vida cotidiana, Barcelona, Península, 1994.
Heller, Á., La revolución de la vida cotidiana, Barcelona, Península, 1982. García Polo, M.
J., Aportación de Ágnes Heller a la sociología de la vida cotidiana, Madrid, Grupo Cero,
1997. • • Marx, K., Manuscritos económico-filosóficos de 1844, Buenos Aires, Colihue
Clásica, 2004. Lifszyc, S. y Kalpschtrej, K., “La vida cotidiana como fenómeno social”, en
en Lifszyc, Sara (comp.) Unidad 1 de Sociología, Ciclo Básico Común, Universidad de
Buenos Aires, Gran Aldea Editores, 2001. 8
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