
Esta imagen muestra claramente lo que Hanson quería decir. Hay quienes ven una glamurosa joven, otros ven una pensativa
vieja.
Las experiencias perceptuales que los obervadores tienen en el acto de ver no están especialmente determinadas por las
imágenes de las retinas. La experiencia visual que tiene un observador cuando ve un objeto, depende en parte de su
experiencia pasada, su conocimiento y sus expectativas.
En la medida en que se refiere a la percepción, con lo único con lo que el observador está en inmediato y directo contacto es
con sus experiencias. Estas experiencias no están dadas de modo unívoco ni son invariantes, sino que cambian con las
expectativas y el conocimiento del observador. Lo que viene unívocamente dado por la situación física es la imagen formada
en la retina del observador, pero el observador no tiene contacto perceptual directo con la imagen.
Cuando el inductivista ingenuo y muchos otros empiristas suponen que hay algo unívocamente dado en la experiencia que
puede interpretarse de diversas maneras, están suponiendo, sin argumentarlo a pesar de las muchas pruebas en contra, que
hay una correspondencia unívoca entre las imágenes de nuestras retinas y las experiencias subjetivas que tenemos cuando
vemos. Están llevando demasiado lejos la analogía de la cámara.
Chalmers no está afirmando que las causas finales de las imágenes de nuestras retinas no tengan ninguna relación con lo que
vemos. No podemos ver exactamente lo que queremos. Sin embargo, mientras que las imágenes de nuestras retinas forman
parte de la causa de lo que vemos, otra parte muy importante de esa causa está constituida por el estado interno de nuestras
mentes o cerebros, el cual dependerá evidentemente de nuestra educación cultural, nuestro conocimiento, nuestras
expectativas, etc. y no estará determinado únicamente por las propiedades físicas de nuestros ojos y de la escena observada.
Hay que considerar que para Chalmers existe un único mundo físico independiente del observador.
3.3 Los enunciados observacionales presuponen la teoría
Aunque se diera una única experiencia perceptiva para todos los observadores, todavía seguiría habiendo objeciones
importantes al supuesto inductivista acerca de la observación.
Según la concepción inductivista de la ciencia, la sólida base sobre la que se constituyen las leyes y teorías que constituyen la
ciencia está formada por enunciados observacionales públicos, y no por las experiencias subjetivas privadas de los
observadores individuales.
La concepción inductivista exige la derivación de enunciados universales a partir de enunciados singulares mediante la
inducción. Tanto el razonamiento inductivo como el deductivo, conllevan relaciones entre diversos conjuntos de enunciados,
y no relaciones entre enunciados por un lado y experiencias perceptivas por otro.
Los enunciados observacionales son entidades públicas, formuladas en un lenguaje público, que conllevan teorías con
diversos grados de generalidad y complejidad. En contra de la pretensión del inductivista, una teoría de algún tipo debe
preceder a todos los enunciados observacionales, que son tan falibles como las teorías que presuponen.
Los enunciados observacionales se deben realizar en el lenguaje de alguna teoría, por vaga que sea. Los enunciados
observacionales se hacen siempre en el lenguaje de alguna teoría y serán tan precisos como lo sea el marco conceptual o
teórico que utilicen.
La anterioridad de la teoría a la observación va en contra de la tesis inductivista de que el significado de muchos conceptos
básicos se extrae de la observación.
Hasta ahora Chalmers ha atacado la concepción inductivista de la ciencia argumentando que las teorías tienen que preceder
a los enunciados observacionales, de modo que resulta falso afirmar que la ciencia comienza con la observación.
Chalmers plantea además una segunda manera de atacar al inductivismo. Los enunciados observacionales son tan falibles
como las teorías que presuponen y por lo tanto no constituyen una base completamente segura sobre la que construir las
leyes y teorías científicas.
Para establecer la validez de un enunciado observacional, es necesario apelar a la teoría y cuanto más firmemente se haya de
establecer la validez, mayor será el conocimiento teórico que se emplee. Este hecho está en directa contradicción con lo que
podríamos esperar según la opinión inductivista a saber, que para establecer la verdad de un enunciado observacional
problemático apelamos a enunciados observacionales más seguros y quizás a leyes derivadas inductivamente de ellos, pero
no a la teoría.
Por lo tanto, para Chalmers, el inductivista está equivocado en dos cosas:
• La ciencia no comienza con los enunciados observacionales, porque una teoría de algún tipo precede siempre a todos los
enunciados observacionales
• Los enunciados observacionales no constituyen una base firme sobre la que pueda descansar el conocimiento científico,
porque son falibles.
Sin embargo, Chalmers no pretende afirmar que los enunciados observacionales no deberían ocupar ningún papel en la
ciencia, simplemente remarcar que el papel que los inductivistas le atribuyen es incorrecto.
3.4 La teoría guía la observación y la experimentación
Según el más ingenuo de los inductivistas las observaciones efectuadas por un observador imparcial y sin prejuicios
proporcionan la base del conocimiento científico. Si esta postura se interpreta literalmente es absurda e insostenible.
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