LAS PSICOSIS DELIRANTES CRÓNICAS
Son psicosis caracterizadas por "ideas delirantes" permanentes que constituyen lo esencial del
cuadro clínico. Por ideas delirantes debe entenderse no sólo creencias y las concepciones a
través de las cuales se expresan los temas de ficción delirantes (persecución, grandezas, etc.)
sino también todo el desfile de fenómenos ideoafectivos en que el Delirio toma cuerpo
(intuiciones, ilusiones, interpretaciones, alucinaciones, exaltación imaginativa y pasional, etc.)
En efecto, no se podría hablar de estas "ideas delirantes" como si tratara de simples errores de
juicio
Los Delirios Crónicos son más complejos que las "experiencias delirantes" ya estudiadas,
puesto que el Delirio no es tan sólo pasivo y accidental (como una especie de sueño o
trastornos del humor y de las percepciones a que da lugar una intoxicación) sino que está
activamente prendido en relaciones permanentes que unen la persona a su mundo
Es decir, que el Delirio está incorporado a la personalidad del delirante, los delirios crónicos
son en este sentido enfermedades de la personalidad, modalidades delirantes del Yo alienado.
Estos enfermos delirantes son, en efecto, los "alienados" en sentido completo del término, ya
que se conducen y piensan en función de su concepción delirante en vez de obedecer a la
verdad y a la realidad comunes. Pero el delirio crónico, no sólo por la diversidad de sus temas,
sino sobre todo por las modalidades propias de su elaboración (trabajo delirante mediante
procedimientos discursivos de la construcción verbal y del pensamiento reflexivo) no es
siempre igual a mismo. Veremos que puede sistematizarse en una especie de ficción
notablemente coherente, o por el contrario, disgregarse en un pensamiento irreal. De tal
manera que, si en los casos más puros consiste en una especie de intelectualización abstracta
o en un sistema de creencias bien articuladas (paranoia) en otros casos, o en ciertas fases de
su evolución, estos delirios se aceran al sueño y a experiencias delirantes agudas por su
aspecto caóticos o fantástico. Es el caso de las psicosis esquizofrénicas en las cuales el autismo
es secundario a una disociación psíquica. Dicho de otro modo, el conjunto del género de los
delirios crónicos (definido por la alienación del Yo, y la transformación delirante del Yo y su
mundo) abarca modalidades estructurales de especies diferentes
Estos delirantes, perseguidos, megalómanos, místicos, etc. cuyo delirio manifiesta una
profunda modificación y una especie de inversión de los valores de la realidad, son tanto más
"sorprendentes" cuanto que se trata de personalidades "por otra parte" bien adaptadas a la
realidad. Bajo esta forma de "locura parcial" fueron estudiados en primer lugar por Esquirol
con el nombre de Monomanías. Y durante la primera mitad del XIX, se han dedicado a describir
la evolución de su sistema ideico o ideoafectivo (ideas delirantes sistemáticas o fijas, de
persecución o grandezas, alucinaciones psicosensoriales, alucinaciones psíquicas, etc.) En esta
época, su delirio se ha circunscrito, suponiéndolo basado en ciertos fenómenos elementales
(alucinaciones, ilusiones de los sentidos, pasión) o en ciertas disposiciones caracteriales
originales (paranoia original de autores alemanes)
Para muchos clínicos (Griesinger y Falret, especialmente) habían recusado la simplicidad, la
"pureza" o el carácter parcial de estos delirios. Mostraban que, bajo esta apariencia, es toda la
personalidad del delirante la que está perturbada. Así es cómo, con Lasegue, Falret y Magnan,
se describió en esta época el famoso "Delirio Crónico de Persecución" como un tipo de psicosis
progresiva. La misma evolución de este Delirio (fase de inquietud y de interpretación, fase
alucinatoria, fase megalomaníaca, fase demencial) mostraba suficientemente a los ojos del
clínico (Magnan) que se trataba de un afección que desorganizaba profundamente el ser
psíquico. Por ello, en la nosografía de Kraepelin y más tarde en trabajos de Bleuler, la mayoría
de estos delirios han entrado en las "formas paranoides" de la demencia precoz, a excepción
de un pequeño sector de delirios sistematizados llamados paranoicos
En Francia, sin embargo, se ha permanecido fiel a la descripción de los Delirios Crónicos, fuera
del grupo de esquizofrenias, porque los clínicos franceses les ha repugnado dar demasiada
extensión a la noción de esquizofrenia y porque, ciertos delirios crónicos, a causa de su misma
sistematización o de su aspecto imaginativo, evolucionan espontáneamente sin "disociación
esquizofrénica" de la personalidad, sin tendencia a la incoherencia "autística" y con más razón
sin tendencia al déficit demencial
Así, si bien la clasificación internacional de delirios crónicos es sencilla (esquizofrenias + un
pequeño grupo de delirios paranoicos), la clasificación francesa es más compleja y la
presentamos así:
Psicosis Delirantes Crónicas:
A) Sin evolución deficitaria: Psicosis delirantes sistematizadas (Paranoia), Psicosis alucinatorias,
Psicosis fantásticas, Delirios pasionales, Delirios de interpretación
B) Con evolución deficitaria: Formas "paranoides" de la Esquizofrenia
Aquí nos limitaremos a estudiar los Delirios Crónicos que se desarrollan sin disminuir
progresivamente las capacidades de adaptación, todo lo contrario de lo que ocurre en las
psicosis esquizofrénicas.
Este carácter de evolución deficitaria ha sido siempre, en diversos grados, el criterio mismo del
grupo de las esquizofrenias (disociación psíquica con manifestaciones autísticas) que fue
considerada por Kraepelin como una entidad, la Dementia Praecox, caracterizada por una
debilitación de la vida de relación.
En efecto, no cabe duda que el género de las psicosis delirantes crónicas sigue en forma no
natural una pendiente hacia dicha declinación
Pero como han demostrado E.Bleuler (1911) y M. Bleuler (1973), el "schizophrenische Defekt"
no debe ser tomado en un sentido demasiado deficitario del término que le aproximaría a la
demencia (Verblodung) de Kraepelin.
El estado terminal (Endzustand) como señala M.Bleuler, sin constituir una vida demencial ni
siquiera un residuo irreversible, se caracteriza por un cierre para relaciones intersubjetivas y
una especie de deterioro que contrastan con evoluciones de la psicosis delirantes crónicas sin
evolución deficitaria
Describiremos por tanto en primer lugar, las psicosis delirantes crónicas no deficitarias y a
continuación, las psicosis esquizofrénicas, sin perder de vista que se trata de especies de un
mismo género que pueden tener una evolución reversible y sufrir transformaciones de una
especie en otra
EL GRUPO DE LOS DELIRIOS CRÓNICOS SISTEMATIZADOS (PSICOSIS PARANOICAS)
Estos delirios son llamados sistematizados ya que: 1) están prendidos en el carácter y la
construcción misma de la personalidad delirante; 2) se desarrollan con orden, coherencia y
claridad (Kraepelin)
Están caracterizados por su construcción "lógica", a partir de elementos falsos, de errores o
ilusiones, que son como los "postulados" (Clérambault) de la fábula delirante. Realizan una
polarización de todas las fuerzas afectivas en el sentido de una construcción delirante que
subordina toda la actividad psíquica a sus fines
Los síntomas de este delirio (interpretaciones, ilusiones, percepciones, delirantes, actividades
alucinatorias, fabulación, intuiciones) son todos reductibles a una patología de las creencias, ya
que las ideas delirantes envuelven en su convicción dogmática todos los fenómenos que
forman, a través del pensamiento reflexivo del delirante, la edificación del sistema de su
mundo
Estos delirios corresponden a antiguos conceptos de Monomanía o de Paranoia sistemática. A
veces se les llama "paranoicos" por esta razón y también porque el carácter llamado paranoico
(desconfianza, orgullo, agresividad, falsedad de juicio, psicorrigidez) constituye un aspecto
fundamental de la personalidad de muchos enfermos
Estos delirios son relativamente coherentes por su forma sistemática, es decir que se
presentan al observador (personas que le rodean, médico, jueces) como relativamente
plausibles. De ahí su poder de convicción o de contaminación (delirio de dos o delirio colectivo,
en el que el delirante inductor hace participar activamente en su delirio, a título de delirante
inducido, a otros, con frecuencia familiares)
DELIRIOS PASIONALES Y DE REIVINDICACIÓN
Estos delirios descritos por de Clerambault están caracterizados: 1) por la exaltación
(exuberancia, hipertimia, hiperestesia); 2) por la idea prevalente, que subordina todos los
fenómenos psíquicos y todas las conductas a un postulado fundamental, el de una convicción
inconmovible; 3) por su desarrollo en sector, en el sentido de que el delirio constituye un
sistema parcial que penetra como cuña en la realidad
El más conocido de estos delirios es el llamado de reivindicación. Trata de sujetos con
temperamento vivo y de carácter difícil, receloso y susceptible. Son rencorosos y vengativos, a
menudo apasionados "idealistas" (Dide y Guiraud), fanáticos de la política, de la religión o de la
reforma social. Gobernados por un Súper-Yo inflexible, son íntegros y sin compromisos.
Es sobre este fondo de disposiciones caracterológicas, llamadas constitución paranoica
(orgullo, desconfianza, psicorrigidez y falsedad de juicio) donde se desarrolla el Delirio, lo más
a menudo insidiosamente y a veces a raíz de un fracaso o de un conflicto (desacuerdo con
vecinos, despido de empleo, rivalidad, un daño sufrido, discusiones familiares, conflicto con la
administración, etc.)
1 - Los Delirios de Reivindicación: Debemos señalar tres tipos de esta reivindicación delirante:
A) Los Querellantes: Se arruinan en procesos para hacer triunfar una reivindicación a veces
irrisoria. Persiguen la defensa de su honor o sus derechos o de su propiedad con menoscabo
de sus intereses más evidentes. Acumulan sentimiento de odio y venganza sin desviarse jamás
de la convicción de que son traicionados, juzgados injustamente y de que son víctimas de un
ensañamiento tan implacable como el suyo propio. A veces estos sujetos, verdaderos
"perseguidos-perseguidores" rodeados de enemigos y exasperados, "hacen justicia" y llegan
hasta el crimen contra sus enemigos
B) Los Inventores: Guardan el secreto de sus experimentos, cálculos o "descubrimientos" y se
quejan de ser desposeídos de sus derechos o de la patente del invento. Se trata de un
perfeccionamiento de una técnica modesta, del hallazgo de un nuevo carburante o de una
revolución en la industria pesada o incluso de un ingenio interplanetario, poco importa la
importancia del invento; lo que es capital es la exclusiva de su propiedad, el monopolio
absoluto y la indiscutible prioridad que reivindican. Las gestiones y demandas, las
precauciones defensivas y ofensivas para desbaratar conspiraciones y las intrigas, absorben
toda su actividad
C) Los Apasionados Idealistas (Dide y Guiraud): Ya sueñen con nuevos sistemas políticos, de
paz universal o de filantropía, están animados a una feroz y agresiva voluntad de lucha y
combate. Los panfletos, los atentados individuales contra hombres políticos o contra
instituciones sociales, las campañas en la prensa, etc. son las armas habituales que ellos ponen
al servicio de su inagotable deseo de reforma y justicia
Todos estos "paranoicos" reivindicativos deliran, pues, en el sentido de un "ideal de mismo"
imaginario. En efecto, los complejos de frustración o de inferioridad inconscientes constituyen
un profundo núcleo de angustia sobrecompensada por la disposición caracterológica de un Yo
que se pretende agresivo y omnipotente. Aquí se encuentra ya, el germen, el binomio
persecución-megalomanía que el delirio tiende a desarrollar como un combate destinado a
satisfacer un insaciable deseo
2- Delirios Pasionales: Generalmente implican el mismo núcleo afectivo (carácter paranoico y
complejo de avidez y frustración)
El delirio pasional, ya se trate de la cleotipia (delirio de infidelidad y rivalidad) o de erotomanía
(ilusión delirante de ser amado), plantea, en relación a las pasiones normales, un difícil
problema de diagnóstico
Ciertamente, desde hace mucho tiempo se ha dicho que la pasión es una locura, pero los
estados pasionales delirantes tienen características clínicas que conviene subrayar: 1) estos
estados pasionales se producen sobre un fondo de desequilibrio caracterológico; 2) se
acompañan de un cortejo de trastornos (tímicos, experiencias alucinatorias,
despersonalización, fases de exacerbación, impulsividad, dando lugar a períodos productivos)
que testifican un desquiciamiento de la vida psíquica; 3) son patológicos y delirantes porque la
pasión tiene una estructura esencialmente imaginaria. En este es el caso en que el Delirio es
más evidente, o bien la realidad de la situación es ampliamente desbordada o eclipsada por la
proyección de fantasmas más o menos inconscientes; 4) la misma fuerza de complejos
inconscientes que animan el delirio le imprime, por lo general, una evolución tan típica, que es
posible prever el curso; 5) los delirios pasionales proceden en su misma estructura de la rigidez
sistemática de la pasión que constituye el eje. Son bloques ideoafectivos inconmovibles,
impermeables a la experiencia y rebeldes a toda evidencia
A) El Delirio Cleotípico: Consiste en transformar la situación de la relación amorosa de la pareja
en una situación triangular. El tercero introducido entre la pareja es un rival y sobre su imagen
se proyectan resentimiento y odio, acumulados por frustraciones que ha sufrido, que sufre, el
delirante celoso. Este se siente trágicamente burlado y abandonado. La historia delirante labra
todas sus peripecias (mentiras, ardides) en torno a este tema fundamental y el delirante
contraataca con la ayuda de todos los medios o de todas las estratagemas que le inspira la
"clarividencia" que "abre sus ojos". Esta perspicacia morbosa polariza las artimañas. A través
de un trabajo de encuesta y reflexión, el delirante "esclarece" el misterio y llega a una
"verdad" para él absoluta. Cuando el delirio cleotípico se ha formado, se sistematiza en una
haz de "pruebas", de "seudocomprobaciones", de "falsos recuerdos", de interpretaciones
delirantes, ilusiones de percepción y memoria
Las experiencias oníricas confusionales y las escenas de pesadillas (particularmente en delirios
cleotípicos de alcohólicos) alimentan la pasión celosa. Esta figuración imaginaria de los celos
permite a menudo descifrar su complejo estructural (homosexualidad, odio de la pareja del
sexo opuesto, fijación edipiana, etc.) como ha mostrado Lagache (1947)
B) El Delirio Erotomaníaco: La ilusión delirante de ser amado constituye en psiquiatría la
erotomania. G. de Clerambault con una genial perspicacia y justa expresión ha puesto de
manifiesto, en la estructura típica del delirio pasional sistematizado, los postulados
fundamentales de esta pasión amorosa delirante y los temas derivados, de las tres fases de la
evolución de la psicosis (estadio de esperanza, de despecho, rencor)
Los sentimientos generadores del postulado fundamental son: el orgullo, deseo y esperanza. El
mismo postulado se formula así: Es el objeto (la persona por quien el paciente se cree amado y
que pertenece por lo general a un rango más elevado que el sujeto) quien ha empezado a
declararse: es él quien ama más o el único que ama. Los lemas derivados no siempre se
deducen del postulado o al menos no todos; pero emergen típicamente del desarrollo de la
historia delirante; estos temas son los siguientes: el Objeto no puede ser feliz sin el
pretendiente. El objeto no puede poseer un valor completo sin el pretendiente, el objeto es
libre, su matrimonio está roto o no es válido. Además, el erotómano está convencido de cierto
número de temas que él "demuestra": vigilancia continua por su parte del objeto,
conversaciones indirectas con el objeto, continua protección del sujeto por el objeto, intentos
de acercamiento por parte del objeto, simpatía casi universal que suscita el curso de su
"romance", conducta paradójica y contradictoria del objeto, fenomenales recursos de que
dispone el objeto.
Además, la erotomania delirante se desarrolla en un sistema fatal, por así decir. Termina, en la
fase de rencor, con reacciones agresivas hacia el objeto que van hasta el "drama pasional" de
ruptura y venganza
Pero bajo estas fórmulas "lógicas" de pasión delirante, hace falta darse cuenta de que el motor
del sistema no es el amor, sino el odio. Como vio Freud, la fórmula de la erotomania no es la
que se afirma en la pasión del sujeto, sino la que inconscientemente, le lleva a ensañarse con
el Objeto
Esta erotomania pura se manifiesta clínicamente en los "excitables-excitados" como los
designaba G. de Clerambault, por una exaltación y polarización pasionales intensas, que
gobiernan toda la conducta del sujeto. El sistema delirante se elabora según él, sobre una base
de intuiciones, de falsas demostraciones, ilusiones e interpretaciones sin alucinaciones. Pero
es preciso reconocer que las "conversaciones indirectas" con el objeto son a menudo
alucinatorias, están comprendidas dentro de un vasto síndrome de influencia y de
automatismo mental (presencia continua del objeto, influencia física del deseo del objeto,
cohabitación y posesión erótica, declaraciones por transmisiones de pensamientos, etc.)
EL DELIRIO SENSITIVO DE RELACIÓN (KRETSCHMER)
En este caso el delirio es, "hiposténico" y menos agresivo ya que el carácter que lo sostiene es
menos rígido. En efecto, el carácter sensitivo descrito por Kretschmer se acerca más al que
Dupré había designado como hiperemotivo. Son sujetos tímidos, sensibles, a menudo ansiosos
y "psicasténicos" (escrúpulos, vacilaciones, etc.) se sienten inclinados a las luchas de conciencia
y son sensible a reacciones de los demás (hiperestesia de contactos sociales); inhiben
fuertemente sus pulsiones y están profundamente insatisfechos. Los "complejos de frustración
y de inferioridad" son manifiestos, puesto que no están compensados o lo están poco
Sobre este "terreno", sobre este fondo de sensibilidad fácilmente impresionable y vulnerable,
la acumulación de circunstancias penosas, la suma de fracasos o conflictos, la tensión
engendrada por la exasperación, por decepciones o la desesperación, desencadenan la
psicosis. A veces, una gota de agua hace desbordar el vaso y es a raíz de una discusión,
humillación cuando estalla el delirio. Este delirio es un delirio de relación ya que, dice
Kretschmer, es vivido como la experiencia crucial de un conflicto del sujeto con otro o con un
grupo (familia, vecinos, etc.). Se trata de un delirio de relación "concéntrico" puesto que el
sujeto constituye el centro de esta experiencia, de este "proceso" (Kafka) que envuelve y
amenaza al mismo sujeto. Fuera de Francia se emplea mucho el término de delirio de
referencia para explicar el sentido de las interpretaciones delirantes, la experiencia
fundamental vivida por estos enfermos, que es la de ser objeto de un interés, de una
indicación o de una malevolencia particular, enojosa o humillante. Otra característica de estos
delirios es que las ideas y sentimientos delirantes quedan "suspendidos" del acontecimiento
que constituye el centro (divulgación de una enfermedad, denuncia de robo, exclusión de una
comunidad, etc.). Esta "paranoia sensitiva" se desarrolla por lo general, con angustia y tensión
conflictiva y las reacciones de estos enfermos son más depresivas e hiposténicas que agresivas.
El prototipo está constituido por lo que se llama también paranoia de los gobernantes o delirio
de persecución de solteronas
EL DELIRIO DE INTERPRETACIÓN DE SÉRIEUX Y CAPGRAS
Este delirio constituye una especie de "locura razonante", en el sentido de que obedece a una
necesidad, hasta a una manía, de explicarlo todo, de "descifrarlo" todo, conforme a un sistema
de significación fundamental. Estos delirantes, llamados antiguamente "monómanos
intelectuales" (Esquirol) y "arregladores" (Leuret), son casi siempre "personas perseguidas"
que falsifican, en parte o en todo, el conjunto de sus percepciones, de sus recuerdos y
previsiones, en función de su creencia delirante básica.
De tal manera que el mecanismo de edificación de este delirio, su propia modalidad de
conocimiento delirante es la interpretación delirante, a menudo difícil de distinguir de las
ilusiones (H. Ey)
La interpretación es "inferir o deducir de una percepción exacta un concepto erróneo"
(Dromard). Es un error intuitivo que atañe al sentido de lo que es percibido, visto u oído. Por
ello el término alemán "Wahnwahrnehmung" (percepción delirante) corresponde de un modo
exacto a este fenómeno primario y basal del conocimiento delirante del "interpretador" que
de Clerambault emparentó con el automatismo mental (1927 y 1935)
A) Las Interpretaciones Exógenas se refieren a datos proporcionados por los sentidos. Así el
"interpretador" percibe el sentido irónico o amenazador de un saludo, el valor profético del
color de una corbata, la certidumbre de infidelidad descubierta en una maceta de
pensamientos expuestas a la vista de un vecino, la prueba de una conspiración revelada en la
mirada de un transeúnte o en el gesto de una visita, etc. A veces la significación es
relativamente comprensible o refiere a símbolos o a supersticiones comunes. Pero a menudo
el sentido escapa a toda comprensión inmediata. Pero, naturalmente, es el lenguaje corriente
de la conversación, de intercambios sociales, lectura, telegrafía sin hilos, lo que más se presta
para estas interpretaciones (alusiones, intención oculta, sobreentendidos, revelaciones a
través de la entonación de metáforas y de los juegos de palabras). Ciertos enfermos ocupan
todo el tiempo en descifrar, como si se tratara de jeroglíficos, lo que "quieren decir" las
palabras de una canción, un artículo de un periódico, un discurso o prospecto. "Me basta una
sola palabra", dicen estos delirantes, "para comprender toda la idea". También puede ocurrir
que una simple palabra engendre toda una fabulación. "Al entrar he oído llamar a Violette, lo
que querría decir que yo había querido violar a mi hija"
B) Las Interpretaciones Endógenas: Se dirigen a las sensaciones corporales, al ejercicio del
pensamiento, a los sueños, a las imágenes o ideas, que se presentan en su mente a pesar de
ellos.
Por medio de este mecanismo interpretativo, a la vez inferencia errónea e intuición inmediata,
los enfermos realizan una verdadera transformación delirante del mundo. Este no siempre
resulta más claro, ya que, de no estar sistematizado y dilucidado completamente, permanece
ante sus ojos como un embrollo, como un laberinto o farsa de la que no consiguen reconstruir
el rompecabezas
Naturalmente, el delirio se construye sobre temas más diversos. Los temas de persecución son
los de una persecución policiaca, los de una conspiración de la familia que quiere envenenar al
enfermo. Los temas más frecuentes de los megalomaníacos son los de la descendencia
aristrocrática, del gran papel político o de la misión divina. La estructura de estos delirios es,
como decía de Clérambault (en oposición de los delirios pasionales) no en "sector" sino en
"red". Así como los delirios pasionales se desarrollan, en efecto, como una cadena, a partir de
una "célula-madre" y son en cierta manera "vertebrados", el delirio de la interpretación es "en
red", es decir que el conjunto de síntomas delirantes (interpretación, alusiones, suposiciones,
seudorrazonamientos) constituye un sistema más libre y difuso, como una yuxtaposición o un
mosaico de ideas delirantes, en lugar de una organización apretada y coherente. Pero esto
puede no ser siempre verdad, ya que el delirio de interpretación sufre a menudo una
evolución sistemática: las observaciones de G. de Clérambault tienen valor, sobre todo, en
fases iniciales de la psicosis (cuando el enfermo sumergido en las experiencias delirantes, tiene
la impresión de que un misterio le rodea) Pero en el período en que la sistematización está
acabada, el "interpretador", al realizar su "trabajo de razonamiento", en la elaboración misma
de su delirio, extrae la convicción de que al fin descubre la verdad y piensa, vive y construye
esta inexactitud como un sistema que ha sido demostrado hasta la evidencia
Al lado de esta evolución con orden y claridad (Kraepelin) de la psicosis interpretativa, también
puede ocurrir que el delirio se haga cada vez más hermético y se entronque con el tipo de
delirios esquizofrénicos. En tal caso, a medida que el "interpretador" avanza en el inexplicable
laberinto de su mundo imaginario, le añade sin cesar nuevos arcanos o alveolos, persiguiendo
sin tregua ni reposo el resplandor revelador e inicial que se aleja a cada paso, a medida que se
acrecienta la oscuridad de los símbolos, pruebas, comprobaciones en cadena y de las hipótesis
auxiliares. El delirio se complica y se condensa en un caparazón poliestratificado, en una
especie de roca estéril donde se aprisiona, envisca y solidifica la red anteriormente aracnoidea
de las primeras interpretaciones
En fin en casos más puros, ocurre que el delirio de interpretación cristaliza, se enquista y
racionaliza, por así decir, en un relato o historia delirante que tiende a perdurar sin
enriquecerse ni elaborarse. El delirio en este caso tiende, si ya no a extinguirse, por lo menos a
amortiguarse
Por lo general todos estos delirios se desarrollan insidiosamente a lo largo de varios meses y
años. Se fijan, "cristalizan" durante más tiempo todavía. A veces evolucionan hacia otras
formas de delirio crónico. El pronóstico es por consecuencia desfavorable en mayoría de casos.
Sin embargo, ciertas "reacciones delirantes" del tipo de la "paranoia abortiva" constituyen
episodios sobre un fondo de excitación o de experiencias delirantes agudas, del tipo
maniacodepresivo o del de las "bouffes delirantes" (ej. delirios de persecución y celos
curables). Ello resulta más raro en el síndrome erotomaníaco
Debemos señalar desde el punto de vista práctico la importancia de las reacciones
medicolegales de estos enfermos, quienes ponen al servicio de su delirio una agresividad a
veces brutal y siempre violenta. Casi todos son perseguidos-perseguidores. Son muy
frecuentes las reacciones escandalosas que emplean para llamar la atención del vecindario o la
policía sobre sus derechos o sobre las persecuciones que sufren: las quejas ante la jefatura de
policía, panfletos, los diversos medios defensivos u ofensivos. Pero también pueden
observarse los golpes y heridas a los perseguidores, el incendio por venganza o el robo como
represalia. Naturalmente, lo que es más de temer es el asesinato, bien porque
conscientemente los delirantes quieran desembarazarse o vengarse de sus enemigos, bien
porque inconscientemente deseen castigarse a sí mismos
RESUMEN PSICOPATOLÓGICO SOBRE EL PROBLEMA DE LA PARANOIA
Los delirios descriptos entran de lleno en el concepto de Paranoia o Psicosis Paranoica
Kraepelin (1989) definía la paranoia como un desarrollo insidioso dependiente de causas
internas, y según una evolución continua de un sistema delirante duradero e imposible de
quebrantar y que se instaura con una completa conservación del orden y de la claridad en el
pensamiento, voluntad y la acción.
Estos delirios (que corresponden al concepto de monomanía o delirio crónico sistematizado)
han sido objeto de notables estudios en la escuela francesa (Capgras, Serieux, Seglas, etc.), en
países de lengua alemana han sido estudiados por Jaspers, Bleuler, Kretschmer, etc. Por
último, la escuela psicoanalítica (Freud, Abraham, Ferenczi, etc.)
Las concepciones mecanicistas de la paranoia están representadas por teorías caducas o poco
definibles ("ideas autóctonas" de Wernicke). Recientemente, Clerambaulto, al término de sus
rigurosos análisis, al poner en evidencia la existencia de fenómenos ideoafectivos nucleares en
la base de estas psicosis, las ha acercado a psicosis alucinatorias crónicas, de las que daba una
interpretación neurológica (Guiraud, 1929)
Según autores modernos, la paranoia, lejos de ser una psicosis "endógena" como indicaba
Kraepelin, constituye, por el contrario, una reacción a los acontecimientos (Kehrer y la escuela
psicoanalítica). Es en este sentido en que Jaspers hablaba de "desarrollo de la personalidad"
delirante como de una construcción que engloba en el sistema del Yo y de su mundo, las
reacciones a acontecimientos de la existencia.
El insistía sobre el carácter comprensible o psicológicamente motivado de estas reacciones.
La escuela psicoanalítica ha puesto de manifiesto los mecanismos de proyección de conflictos
inconscientes. Indicando que los temas de persecución, celos y erotomanía simbolizaban
defensas contra pulsiones homosexuales
Por otra parte, la escuela psicoanalítica ha puesto en evidencia, como motor psicodinamico de
estos delirios, la regresión a estadios arcaicos y especialmente a las pulsiones agresivas del
estadio sadicoanal. Finalmente, Lacan ha insistido en el sentido autopunitivo de la paranoia,
que encierra al sujeto en un sistema de persecución imaginario, el cual tiene el valor
psicológico de un castigo deseado inconscientemente.
Parece acaso más satisfactorio considerar estas psicosis como resultado de un proceso
evolutivo que entorpece o altera el desarrollo normal de la personalidad. Por su parentesco
con esquizofrénicos o con maniacodepresivos. Estos delirantes se muestran profundamente
perturbados en su vida instintiva (carácter endógeno de la afección), por las experiencias
delirantes agudas (momentos fecundos) que presentan por sus antecedentes hereditarios
bastante frecuentes, dan claramente la idea de que en ellos, el delirio no es reductible ni a la
acción de los acontecimientos pasados o actuales, ni a fenómenos mecánicos cerebrales
localizados. Se trata aquí de una forma de alienación de la persona en su totalidad, cuyo
desquiciamiento se expresa por los temas delirantes que las fuerzas represivas del Yo aún
logran contener por una especie de seudorracionalización en un sistema relativamente
coherente
Las discusiones clásicas giraron en torno a dicho punto de vista psicodinámico.
En efecto, decir que la paranoia es "psicógena" o "reactiva", es afirmar que solo se trata de
una manifestación de un conflicto psíquico consciente (reacción a los acontecimientos) o
inconsciente (proyección simbólica de un fantasma original). Es decir, en ambos casos, es
reducir la paranoia al movimiento de una tendencia o conflicto de tendencias afectivas que
son comunes a todos los hombres. Es cierto, en efecto, que todos tienen tendencias
paranoicas si se designan como tales los rasgos del carácter que existen más o menos en todos
los hombres, es cierto también que determinadas neurosis o "caracteres sensitivos"
(Kretschmer) pueden designarse como "paranoicas", justamente denominadas caracteriales.
Pero entonces no se trata de la psicosis paranoica como la hemos descrito, como una
estructura de alienación de la persona que falsifica radical y sistemáticamente las reacciones
del Yo con su Mundo, para que dicha psicosis se instale o desarrolle, deben estar
profundamente alterados el sistema mismo de la persona y su organización y no solamente su
evolución histórica afectivamente ligada a los acontecimientos que componen la trampa, a
este profundo trastorno corresponde la idea de proceso. Uno de los errores que se cometen
con frecuencia es el confundir el proceso psíquico de Jaspers (1910), la haloplasticidad de las
psicosis (Freud, 1916) con el desarrollo normal, comprensible y progresivo de la historia de la
personalidad
PSICOSIS ALUCINATORIAS CRÓNICAS
Este grupo de delirios crónicos viene caracterizado clínicamente por la considerable
importancia de los fenómenos psicosensoriales (alucinaciones, pseudoalucionaciones,
síndrome de automatismo mental) y fue llamado antiguamente locura sensorial paranoia
alucinatoria, etc. Habiéndose reunido dentro del grupo de los delirios sistematizados no
alucinatorios que acabamos de estudiar en gran parte de casos clínicos que formaban el
"delirio crónico de persecución" y habiendo sido otra parte de ellos absorbidos por las formas
paranoides de la esquizofrenia, la escuela francesa ha mantenido, sin embargo, esta especie de
delirio, caracterizado por temas de influencia (Seglas), de desposesión (Levy Valensi), de acción
exterior (Claude) y le ha dado el nombre de Psicosis Alucinatoria Crónica (Gilbert-Ballet)
Con de Clerambault, se pude definir este tipo de delirio crónico cuyo parentesco con los otros
tipos es tan evidente que a veces resulta difícil hacer un preciso diagnóstico. Tal es en efecto
este delirio, desde el punto de vista clínico, puesto que el sujeto afirma dogmáticamente que
está basado en percepciones irrecusables y el observador lo considera como basado
exclusivamente en percepciones sin objetos (alucinaciones). Este delirio se desarrolla a
menudo fuera de toda predisposición caracterológica o afectiva de tipo paranoico. (De
Clerambault)
1- EL COMIENZO
Es a menudo repentino. De pronto estallan las voces; las transmisiones de pensamiento o el
eco del pensamiento aparecen en la mente. El enfermo se siente "adivinado", espiado; sus
actos son comentados o bien percibe extraños olores, un gusto sospechoso en alimentos,
fluidos en su cuerpo, corrientes eléctricas en su cabeza o en sus órganos genitales: se convierte
en un "medium", en una estación receptora o emisora de telegrafía, etc. Sus reacciones son las
del asombro, ya que, desconcertado, experimenta pasivamente este parasitismo alucinatorio
Sin embargo, esta forma de comienzo "sin incubación", clásica y típica, no es siempre tan
repentina. Sin duda, los enfermos la presentan así con frecuencia, pero una minuciosa
anamnesis permite poner en evidencia una progresiva alteración del humor, sentimientos o de
la conciencia, una cierta "meditación" o prefacio delirante
2- EL SÍNDROME ALUCINATORIO DEL PERÍODO DE ESTADO
Está constituido por el triple automatismo: el automatismo ideoverbal, el sensorial y sensitivo
y el automatismo motor. El primero de estos tres aspectos del automatismo mental es el más
importante: es el síndrome basal o nuclear (De Clerambault)
Automatismo Ideoverbal: Se manifiesta clínicamente por las voces (alucinaciones
psicosensoriales objetivadas en el espacio; alucinaciones psíquicas sentidas como "voces
interiores" o transmisiones de pensamiento. Generalmente, estas voces son amenazadoras,
raramente benévolas, a veces con una nota de neutralidad o vulgaridad absurda (frases
extemporáneas o irrisorias). Las alucinaciones acusticoverbales se presentan con todas las
gamas de alucinaciones y seudoalucinaciones que hemos expuesto en el capítulo de
Semiología de trastornos psicosensoriales
- La enunciación, el comentario de los actos y del pensamiento acompañan en forma
alucinatoria los gestos y la actividad mental del sujeto
- El eco del pensamiento y de la lectura repite y divulga las operaciones ideicas en curso
- El robo y la adivinación del pensamiento son sentidos como una intrusión del pensamiento
del otro en la intimidad del pensamiento del sujeto
- Los estribillos verbales, el psitacismo, los juegos verbales, las jaculatorias fortuitas
constituyen los síntomas más típicos de este automatismo ideoverbal
- A veces fenómenos más sutiles constituyen lo que de Clerambault ha llamado el pequeño
automatismo (síndrome de pasividad o síndrome de interferencia, el síndrome de parasitismo
o coacción): fenómenos e ilusiones de extrañeza del pensamiento, de ideación impuesto, de
telepatía, de mentismo xenopático, etc.
El Automatismo Sensorial y Sensitivo: Está constituido por toda la gama de alucinaciones
visuales, gustativas, olfativas y cenestésicas. Se trata de falsas sensaciones exteroceptivas,
enteroceptivas o propioceptivas, que constituyen una verdadera parasitación de percepciones
anormales (visiones, imágenes coloreadas, olores nauseabundos, gustos raros, sensaciones
táctiles de hormigueos, etc.)
El Automatismo Psicomotor: Se manifiesta clínicamente por impresiones cinestésicas, ya sea
en los órganos de la articulación verbal (lengua, laringe, tórax) ya sea en la musculatura facial,
del cuello, de los miembros (movimientos forzados, estremecimientos). Se trata de
sensaciones de imposición de movimientos, de articulación verbal forzada (alucinaciones
psicomotrices)
EL DELIRIO ALUCINATORIO
Aún cuando estos fenómenos sean analizados y descritos fuera de su contexto delirante, como
observaciones perceptivas inmediatas, están envueltos clínicamente en una atmósfera de
delirio de persecución. En efecto, son vividos como experiencias, agresiones, o como resultado
de procedimientos mágicos dirigidos contra el cuerpo y el pensamiento del paciente. Están
como incorporados en el bloqueo ideoafectivo de una seudo-realidad imaginaria. Por otra
parte, a menudo estos enfermos presentan justamente su delirio como si éste no existiera más
que entre los paréntesis de las voces, de las acciones "científicas" o de los sortilegios
artificiales. El delirio también se encuentra en las representaciones simbólica y plástica del
martirio o de acciones maléficas y de las experiencias sufridas (complicados aparatos,
maquinas eléctricas, aparatos de emisión, etc.) Pero generalmente el delirio es dogmático o
temático, es decir que es vivido de manera inextricable y formulado como un acontecimiento o
una serie de acontecimientos (historia o ficción de complots políticos, francmasonería,
persecuciones de tipo erótico o policiaco y más tarde temas megalomaníacos). Tengamos en
cuenta que si bien estos delirantes son "perseguidos", son sobre todo influenciados (Seglas) en
el sentido de que las acciones alucinatorias se ejercen en el "espacio" de su cuerpo, cabeza o
pensamiento y son sufridas como un ataque a su libertad . A veces están como poseídos por
una segunda personalidad (de Clerambault) que se organiza en el mismo seno de su persona.
En cuanto a su estructura, este delirio de la psicosis alucinatoria permanece enquistado,
abriéndose solamente a través de la vía alucinatoria hacia el dominio de lo fantástico y lo
imaginario. Es esto lo que justifica el lugar que ocupa en el cuadro de los delirios crónicos
sistematizados
3- EVOLUCIÓN
Según clásicos, las psicosis alucinatorias crónicas evolucionan bastante a menudo hacia una
forma de déficit o de disgregación (Gilbert-Ballet, Seglas). Clerambault también admitía la
posibilidad de una especie de debilitamiento terminal
Pero en este caso los delirios de este tipo entran más naturalmente en el grupo de psicosis
esquizofrénicas (esta es una de las razones por las que fuera de Francia están englobados por
general en las esquizofrenias)
La evolución de las psicosis alucinatorias, en su forma más típica, se hace por el contrario en el
sentido de una conservación de la lucidez, de las capacidades intelectuales y de la apertura al
mundo real; conservación que contrasta con el núcleo delirante y alucinatorio
También puede ocurrir que el enquistamiento alucinatorio de lo fantástico se estreche más y
que al término de la evolución no persistan más que "pequeñas voces", comunicaciones "sin
importancia" de las que hacen broma los pacientes o a las que dicen no prestar más atención
En fin, los "momentos fecundos" de producción delirante, los paroxismos, las fases de
recrudescencia o de actividad alucinatoria, las crisis de automatismo mental, a veces dan una
fisonomía más o menos cíclica o remitente a la evolución de la psicosis, sin que ésta cese de
progresar u organizarse
RESUMEN DE LOS PROBLEMAS PSICOPATOLÓGICS. DICUSIONES SOBRE LA PATOGENIA DE LAS
ALUCINACIONES Y DE LOS DELIRIOS
El problema de las psicosis alucinatorias crónicas plantea naturalmente el problema general de
las alucinaciones. Para algunos autores antiguos (Seglas, Wernicke, etc.) o modernos
(Clerambault, Morel, etc.) las alucinaciones son fenómenos elementales de excitación de los
centros psicosensoriales y por tanto, el ser la alucinación independiente del delirio puede
construir su causa
Para otros, la alucinación es esencialmente una ilusión en la que se proyecta más o menos
simbólicamente la dinámica afectiva (Freud). Es una seudoalucinación, en el sentido de que no
se trata de un fenómeno "verdaderamente" sensorial. Por tanto, la alucinación y el mismo
delirio no son más que una ilusión de tipo afectivo (Claude, Ceillier)
Según ciertos autores (Ey, Janet, etc.) hay que distinguir la alucinosis en tanto que
desintegración aislada de las percepciones y las alucinaciones de las psicosis. Estas últimas
(como en el caso de psicosis alucinatoria crónica) constituyen la expresión clínica delirante de
un trastorno de conciencia y de personalidad.
Dicho esto, se comprende que las mismas discusiones se repitan y centren en los casos clínicos
descritos.
-Según teorías mecanicistas y en especial la de Clerambault, la alucinación es un fenómeno
mecánico que constituye el "pedestal" sobre el cual se erige y se construye la "estatua" del
delirio. De tal manera que estas psicosis alucinatorias crónicas, con base de automatismo
mental, deben ser consideradas como directamente causadas por un proceso cerebral
"serpiginoso" que provoca sensaciones anormales generadoras del delirio.
-Según las concepciones psicogenéticas (Claude), el automatismo mental no debe ser
considerado en absoluto como primitivo, sino como secundario a una exigencia afectiva que el
delirio satisface o compensa (solterona, por ej. satisface alucinatoriamente sus deseos
sexuales). Se trata de un "síndrome de acción exterior" en el que se proyectan los deseos.
-Según la concepción psicoanalítica la estructura alucinatoria del delirio manifiesta a la vez la
fuerza de la pulsión del inconsciente y el control del Yo que la proyecta como en el sueño en
una ficción simbólica.
Por último, la concepción organodinámica de este delirio insiste, según clásicos como Falret y
Moreau de Tours, Janet y Ey, en los siguientes hechos: 1) las condiciones negativas de la
experiencia delirante que constituyen inicialmente, de manera intermitente o duradera, un
"estado primordial del delirio" (destructuración de la consciencia que, da lugar a experiencias
delirantes y alucinatorias de las psicosis delirantes agudas); 2) la "construcción" delirante
positiva que "edifica" sobre las experiencias delirantes una ficción imaginaria. Esta expresa
simbólicamente las exigencias inconscientes del delirante y está tanto más enquistada cuanto
más capaz sea el Yo de resistir, en la constitución de su mundo real, a las fuerzas del
inconsciente. Así, la estructura dinámica de la psicosis alucinatoria está emparentada por un
lado con las psicosis delirantes sistematizadas y por otro con las psicosis esquizofrénicas. Es,
como una forma de transición entre ambas
LOS DELIRIOS FANTÁSTICOS
Cierto número de delirios crónicos están caracterizados por: 1) el carácter fantástico de los
temas delirantes; 2) la riqueza imaginativa del delirio; 3) la yuxtaposición de un mundo
fantástico al mundo real al que el enfermo continúa adaptándose bien; 4) la ausencia de
sistematización; 5) la ausencia de evolución deficitaria, permaneciendo notablemente intacta
la capacidad psíquica de estos enfermos
POSICIÓN NOSOGRÁFICA DE ESTOS DELIRIOS. LOS DELIRIOS DE IMAGINACIÓN DE LA ESCUELA
FRANCESA. LAS "PARAFRENIAS" DE KREAEPELIN
En Francia entre 1910 y 1914, Dupré y Logre propusieron agrupar con el nombre de psicosis
imaginativas o delirios de imaginación, los delirios de mecanismo imaginativo que asientan
sobre un fondo constitucional mitomaníaco
Dichos autores al estudiar esta "patología de la imaginación" han separado estos delirios con
base de fabulación (imaginación creadora) de los delirios con base alucinatoria o con base
interpretativa. Han descrito psicosis imaginativas agudas y delirios de imaginación crónica.
Entre estos últimos, algunos de ellos (especialmente con temas de descendencia) constituyen
verdaderas "novelas2 que les aproximan a los delirios sistematizados mencionados antes. Por
el contrario, los delirios fantásticos caracterizados por una proliferación imaginativa de
extraordinaria exuberancia y que se traducen en las concepciones más extravagantes y
quiméricas, corresponden al grupo de delirios crónicos que estudiaremos aquí
A menudo, estos delirios son englobados por diversas escuelas ya en el grupo de
esquizofrenias, ya en el de los delirios de imaginación. Como veremos, su individualidad fue
establecida por Kraepelin. En efecto, por esta época (1900 a 1907) interpuso entre los delirios
paranoicos y las formas paranoides de la demencia precoz (o esquizofrenia), un grupo de
psicosis caracterizadas por un "trabajo" delirante en el que se intrincan actividades
alucinatorias y fabulatorias para dar lugar a ficciones ricas y caóticas, sin debilitamiento final.
Propuso llamar "parafrenias" a este grupo de psicosis delirantes crónicas. Así describió una
parafrenia sistemática (análoga a la psicosis alucinatoria crónica de autores franceses), una
parafrenia expansiva (en forma de exaltación psíquica), una parafrenia confabuladora y una
parafrenia fantástica (correspondiendo al delirio de imaginación fantástico estudiado en
Francia
Así a ojos de diversas escuelas, ha parecido como necesario agrupar en un mismo cuadro estas
formas de delirio con fuerte carga imaginativa, a los cuales las modalidades arcaicas del
pensamiento mágico confieren un aspecto paralógico o "irreal" que contrasta paradójicamente
con la integridad del pensamiento lógico y con la adaptación al mundo real
ESTUDIO CLÍNICO
Las modalidades de comienzo de estas Psicosis son muy variables. Algunas se desarrollan lenta
e insidiosamente. Otras se constituyen rápida y casi inmediatamente, dando lugar a una
especie de mutación fantástica en las relaciones del delirante con su mundo
En su período de estado, el delirio fantástico está formado por síntomas variados
(alucinaciones, fabulaciones, interpretaciones, intuiciones delirantes, místicas, de influencia,
grandeza, etc.) Los principales caracteres de estos delirios son los siguientes:
1- Pensamiento Paralógico: Así como los delirios sistematizados son "locuras razonantes"
(Serieux y Capgras), así como las psicosis alucinatorias crónicas reducen y "enquistan" el delirio
de manera que queda localizado a las voces que se oyen, o a las experiencias perceptivas que
constituyen su núcleo, aquí, en estos delirios, el pensamiento mágico está literalmente
"desbocado". Estos delirantes toman de la pura fantasía y en consecuencia, sin preocuparse de
su verosimilitud lógica, ideas que tienen su "fuente" en el pensamiento paralógico de los
arquetipos o de las representaciones colectivas de los primitivos (Levy-Bruhl, Jung, etc.). La
fábula delirante se desarrolla por lo tanto fuera de todas las categorías del entendimiento. El
espacio y el tiempo son adaptados a esta fantasmagoría: la ambigüedad de las personas, su
mezcolanza y su multiplicidad, la simultaneidad o confusión de la amalgama de
acontecimientos, la monstruosidad o la absurdidad de las figuras, de las escenas de esta
mitología la asemejan a las producciones míticas y a las creaciones surrealistas. De ahí, el
aspecto extraordinariamente estético de esta imaginación desbordada.
2- Megalomanía: Sin duda, los temas de influencia (dominio maléfico, espiritismo,
procedimiento científicos o mágicos de acción a distancia, cohabitaciones corporales, etc.) los
temas de persecución (conspiraciones misteriosas, combates, luchas políticas, etc.) las ideas de
envenenamiento, embarazo, transformación de órganos, de embrujamiento, convierten a
estos enfermos en víctimas acorraladas y hostigadas por innumerables perseguidores, por el
demonio o fuerzas del mal. Así este delirio de persecución tiene algo de megalomaniaco en sí,
por la amplitud cósmica de sus temas. En efecto, es por una especie de participación infinita en
los acontecimientos históricos, en el espacio terrestre o interplanetario, por lo que el delirante
se considera el juguete o apuesta de gigantescos combates. Los temas de grandeza son aquí
los preponderantes (identificación con reyes, dios; intervención de todas las potencias
naturales y sobrenaturales en acontecimientos de la fabulación)
3- La Primacía de la Fabulación sobre las Alucinaciones: Es raro que este tipo de delirio no
comporte una actividad alucinatoria (síndrome de automatismo mental, alucinaciones verbales
y a veces visuales). En efecto, es a través de voces, revelaciones, comunicaciones telepáticas,
visiones o éxtasis, como el delirante toma conciencia de su mundo fantástico. Pero, por lo
general, la alucinación cede el paso a la fabulación, y el delirio se expresa en los prolijos
escritos y relatos de estos enfermos en forma de una producción imaginativa e ideica
exuberante. Las referencias a la experiencia alucinatoria tienden a borrarse a medida que la
imaginación ahoga las alucinaciones
4- Integridad Paradójica de la Unidad de la Síntesis Psíquica: En la observación clínica de estos
delirantes, llama la atención el sorprendente contraste entre concepciones paralógicas y la
mitología del delirio y la correcta adaptación a la realidad. La imagen del Yo, por ejemplo,
permanece inserta en la realidad con su verdadero desarrollo histórico; tan sólo se interfiere
con la imagen delirante del Yo metamorfoseado en una especie de "diplopia" muy
característica. De igual modo, los delirios más fantásticos, de catástrofes cósmicas, de
acontecimientos extraordinarios, no impiden al enfermo el estar bien inserto en la realidad de
la existencia cotidiana. La capacidad intelectual, la memoria, la actividad laboral, el
comportamiento social, permanecen intactos de modo notable
EVOLUCIÓN
La evolución tiene lugar a lo largo de varios años y termina en su estado de delirio crónico, por
lo general irreversible; el delirio fantástico, después de una fase de elaboración activa, se fija
indefinidamente en sus temas esenciales.
La forma llamada sistemática (que corresponde a psicosis alucinatoria crónica de autores
franceses) es la que se desarrolla más lentamente. Termina en una forma de delirio fantástico
en el que el síndrome de automatismo mental persiste durante mucho tiempo, acompañado
del cortejo habitual de síntomas (voces, eco del pensamiento, lectura, telepatía), los cuales
aparecen al delirante como fuentes de información sobrenaturales y mágicas, por las que está
al corriente de los acontecimientos insólitos pertenecientes a un mundo incomprensible. A
veces, sobre todo en las formas expansivas, la psicosis evoluciona por brotes con exaltación
psíquica y gran fecundidad delirante: se trata de los delirios fantásticos que comportan un
mejor pronóstico, ya que, por una parte, el delirio tiende a atenuarse y a empobrecerse con los
años y por otra, las terapéuticas son relativamente eficaces.
A veces se asiste a una evolución hacia la incoherencia ideoverbal con esquizofasia y con un
tipo de pensamiento cada vez más impenetrable. Estas formas de evolución esquizofrénica
más o menos tardía son bastante frecuentes, de manera que, para la propia escuela de
Kreaepelin, ha resultado difícil separar el grupo de la parafrenia del de las esquizofrenias,
sobre todo cuando se describe entre estas últimas a esas formas "floridas" que son
precisamente los delirios fantásticos o parafrénicos
Las formas de transición entre estos tres tipos de delirio expuestos, se presentan a menudo
dentro del mismo marco de todas estas psicosis delirantes crónicas (delirios sistematizados,
parafrenias, psicosis alucinatorias crónicas, esquizofrenias). Lo cual es lógico puesto que se
trata de especies de un mismo género: el llamado por Magnan (1890) "Delirio crónico
progresivo", con su primera fase de ideas de persecución y de interpretación; su segunda fase

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