PSICOLOGÍA DE LA EMOCIÓN: EL PROCESO EMOCIONAL
Mariano Chóliz Montañés
Dpto de Psicología Básica Universidad de Valencia
"Casi todo el mundo piensa que sabe qué es una emoción hasta que intenta definirla. En ese momento
prácticamente nadie afirma poder entenderla" (Wenger, Jones y Jones, 1962, pg. 3).
Habitualmente se entiende por emoción una experiencia multidimensional con al menos tres
sistemas de respuesta: cognitivo/subjetivo; conductual/expresivo y fisiológico/adaptativo. Este
planteamiento coincide con el modelo tridimensional de la ansiedad propuesto por Lang (1968). Para
entender la emoción es conveniente atender a estas tres dimensiones por las que se manifiesta,
teniendo en cuenta que, al igual que en el caso de la ansiedad, suele aparecer desincronía entre los
tres sistemas de respuesta. Además, cada una de estas dimensiones puede adquirir especial
relevancia en una emoción en concreto, en una persona en particular, o ante una situación
determinada. En muchas ocasiones, las diferencias entre los distintos modelos teóricos de la
emoción se deben únicamente al papel que otorgan a cada una de las dimensiones que hemos
mencionado.
Cualquier proceso psicológico conlleva una experiencia emocional de mayor o menor intensidad y de
diferente cualidad. Podemos convenir que la reacción emocional (de diversa cualidad y magnitud) es
algo omnipresente a todo proceso psicológico.
Quizá la más conocida sea la de teoría tridimensional del sentimiento de Wundt (1896), que defiende
que éstos se pueden analizar en función de tres dimensiones: agrado-desagrado; tensión-relajación y
excitación-calma. Cada una de las emociones puede entenderse como una combinación específica de
las dimensiones que hemos mencionado.
Las únicas teorías que son aceptadas por prácticamente todos los autores y que además son
ortogonales son la dimensión agrado-desagrado y la intensidad de la reacción emocional (Zajonc,
1980), si bien atendiendo únicamente a éstas no puede establecerse una clasificación exhaustiva y
excluyente de todas las reacciones afectivas, puesto que emociones como la ira o el odio pueden ser
desagradables e intensas y no se trata del mismo tipo de emoción.
Oatley (1992) señala que lo realmente definitorio y diferenciador de las emociones es la disposición
para la acción y la "cualidad fenomenológica".
Así, una emoción podría definirse como una experiencia afectiva en cierta medida agradable o
desagradable, que supone una cualidad fenomenológica característica y que compromete tres sistemas de
respuesta: cognitivo-subjetivo, conductual-expresivo y fisiológico-adaptativo.