UNIDAD 2
La palabra cultura designa toda la serie de operaciones y normas que distancian nuestra vida de la de los antepasados
animales, y que sirven para dos fines: protección de los seres humanos frente a la naturaleza y regulación del vínculo
entre los hombres. (Freud, 1930).
Los beneficios que aportan el pasaje a la humanización tienen su contrapartida, porque resguardar el lazo social reclama
la renuncia a lo pulsional, imponiendo una limitación a la sexualidad y a la disposición agresiva.
La concurrencia al mito aparece cuando algo no se puede explicar o no puede ser dicho de otra manera. En el mito del
padre primordial y en el de Edipo, asoma el binomio de la sexualidad y la agresividad. La tradición del relato e incluso de
aquella que se desprende de sus intersticios apunta a otorgar identidad individual y colectiva.
En Tótem y Tabú se considera el horror al incesto y su vínculo con el totemismo. Entre los primitivos, las consecuencia
que su trasgresión depararía a sus descendientes es difícil de comprobar por lo que no se conoce en realidad el origen
de esta interdicción. Se trata de unos deseos que se encuentran conectados con lo peligroso por su intensidad y caen en
la condición de inconsciente. En el lugar de lo amenazante, lo que surge es esta prohibición de origen enigmático, cuyo
incumplimiento acarrearía el castigo.
Estas tribus se organizaban en estirpes distinguibles con el nombre del tótem, que es un animal comestible, considerado
como un antepasado del clan. Este actúa como un espíritu custodio que se hereda por la vía materna. Se trata de un
animal como especie al que se le deposita el alma para su protección. Por lo que cualquiera de esa especie puede
tenerla alojada, de ahí que queda prohibido matar a cualquier animal de esa especie. Los miembros del clan pertenecen
a éste tótem y quedan bajo la regulación de las normativas sociales del mismo: El varón tiene prohibido en encuentro
con mujeres de la misma estirpe y no sólo con su madre y hermanas sanguíneas, en tanto provienen de un mismo
tótem, sostienen un parentesco totémico.
La ocasión de sacrificar, constituye la fiesta, o banquete totémico. Ahí matar al animal prohibido es un permitido solo en
tal ocasión. Después de la consumación viene el llanto, seguido del exceso en el que se cometía todo tipo de exceso
vedado en otro momento. Mediante el banquete se reafirmaba la identificación con el y entre los miembros del clan.
Freud esboza su mito indicando que en su tiempo los expulsados se unieron y atacaron al padre, devorándolo y
apropiándose de sus atributos. Aun así no pueden ocupar su poder, en tanto que el tótem cobró más poder ya que
ahora se impedían ellos mismos lo que antes el tótem impedía.
Siendo ésta la primer forma de organización social fundada en la exogamia, con la consecuente renuncia a lo
pulsional, condición en la cual se erige la cultura.
Si el banquete totémico figura al padre asesinado, los dos tabúes de no matar al tótem y no ejercer comercio sexual con
mujeres del clan, concuerda con el mito de Edipo. Este mató a su padre y se casó con su madre, siendo coincidente con
los deseos infantiles que se reprimen y tienen un posterior afloramiento parcial, constituyendo el complejo nuclear de
toda neurosis. En el plano de la historia de la humanidad, el padre es asesinado, y en éste caso, la agresión fue cometida
y no contenida. Sin embargo aparece en ambos planos, una carga de culpa que se constituye como núcleo del Súper Yo.
La dicotomía Naturaleza-Cultura
Tanto para Platón como para Aristóteles, el hombre, el ser humano tiene mucho en común con los animales: lo
concupiscible, lo irascible, lo sensitivo, pero también algo diferente: lo racional (el logos) y la política, en el sentido de su
vida en sociedad. Lo que define la sociedad es la polis, la ciudad organizada conforme a principios éticos establecidos
por la búsqueda racional del conocimiento y la sabiduría.
La sociedad humana y el agrupamiento animal se diferencia que en el segundo basa su existencia única y exclusivamente
en la necesidad de subsistencia, en atender la necesidad natural de la vida de los individuos y de la especie; la sociedad
humana está sustentada en la contradicción, negación o interdicción de la naturaleza. Es decir, la sociedad humana tiene
la posibilidad de crear tramas complejos de significados que parcialmente tienen que ver con los problemas de
producción de medios de subsistencia del género y el individuo. La sociedad y la cultura realizan la posibilidad de
trascender su mera existencia biológica a punto de tal que constituyen sofisticados recursos de auto destrucción.
Según Freud, la cultura es el conjunto de normas restrictivas de las pulsiones que posibilitan el orden social, es el
sistema simbólico que funciona permanentemente para juzgar aquello que “cada ser humano le resulta más difícil de
controlar: la satisfacción sexual y la satisfacción de agresión”.