
4) Articule pulsión de muerte, angustia y síntoma a partir de ubicar el peligro pulsional como desamparo
desde el tercer modelo pulsional.
Importancia de “I, S y A” (1925).
A esta altura de la 2da tópica, tenemos al yo dividido (Yo-Ello-Superyo ) luego de la ruptura con el ppio del
placer y el planteo de un más allá (a partir de la repetición del síntoma).
Si la pulsión de muerte significa satisfacción irrestricta, satisfacción en el dolor, la angustia (señal ?) es la
cercanía al peligro de la amenaza de castración. Que implica la pérdida del falo (no el corte del miembro)
sino que remite a la pérdida del Otro –que provee la satisfacción- (???).
Para pensar la articulación de estos conceptos entre sí con el desamparo que genera peligro pulsional, es
preciso pensar en el hallazgo clínico de la satisfacción en el dolor (P de M). A partir del encuentro frecuente
con sueños punitivos, traumáticos y el juego del fort-da, donde se repite el instante traumático o de
separación del niño de la madre, resultando placentera esta repetición. Nuevamente nos ubicamos en la
segunda ruptura que Delgado señala en Freud respecto de la dirección de la cura. Se rompe con el gobierno
del AP por parte del principio de placer y este queda a expensas del más allá del ppio del placer, donde se
ubica la PM. Los tres elementos clínicos observados tienen en común la repetición del instante traumático.
Freud ubica una tendencia masoquista del yo más resistente que el intento de elaboración de lo traumático
(a partir de dar sentido al síntoma).
[¿Por qué lo de la transferencia?] Ahora bien, la transferencia tiene dos vertientes es motor y al mismo
tiempo, cuando se torna obstáculo de la cura, es t negativa. Que sea motor de la cura implica que el icc del
paciente se despliegue a partir de la asociación libre que sólo puede darse en el marco transferencial en el
que el analista mantiene la atención flotante. Se convierte en T negativa cuando es espacio se torna en
escenario donde se actúan en repetición los representantes psíquicos asociados a un recuerdo traumático
(o fantasía icc. Se da la situación en que el sujeto en vez de recordar (lo que está en el marco de hacer cc lo
icc) repite en acto. ¿Qué es lo que repite?: Fragmentos de su vida infantil que siempre fueron penosos. Se
hace amar u odiar, en eso consiste la posición desde la cual se actúan esos fragmentos que no son
recordados porque siempre fueron ccs, nunca formaron parte del circuito reprimido/retorno de los
reprimido. Esta repetición impide la tarea de asociación libre (por eso es obstáculo) y es a su vez
satisfacción a pesar de que genera sufrimiento.
Con la 2da tópica, el 2do modelo pulsional, ordena la cuestión de las pulsiones. En el Freud de la dirección
de la cura vía la interpretación, habla de pulsiones del yo o de autoconservación por un lado y de
pulsiones sexuales por otro. En el marco de un AP regido por el ppio de constancia.
Luego las unifica bajo el concepto de libido, ubicando una libido del yo y una libido de objeto. La
investidura del yo, la que da lugar al narcisismo primario, inviste los objetos, si los ob son prohibidos, por
regresión va a investir los objetos de las fantasías. Pero siempre hay un resto libidinal que no ha pasado
nunca a los objetos. (Narcisismo, constitución del Yo).
Luego ubica a ambas libidos del mismo lado, dentro de la pulsión de vida, y plantea una pulsión más
originaria (PdM), la tendencia de la vuelta a lo inorgánico. Esta satisfacción en el dolor, lleva al análisis
interminable a partir de las T negativa. En “I, S y A”, explica por qué el síntoma no es sólo un deseo icc
desfigurado (fantasía icc?; la verdad icc), además hay una satisfacción en él. La angustia (como sensación
displacentera) sentida siempre en el yo, tiene una directa conexión con esta satisfacción. A su vez es el
elemento que pone en marcha, motoriza, el mecanismo de defensa a partir del cual se termina erigiendo el
síntoma. Este se instala entonces como sustituto de esa satisfacción pulsional paradojal. En principio la
defensa (primaria) se encarga de lo pulsional, luego la defensa secundaria, plantea la lucha contra la
extrañeza del síntoma (que vehiculiza ahora dicha satisfacción). [Es la lucha secundaria, comparable con las
resistencias estructurales??].