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La corteza cerebral es un manto de sustancia gris de unos 5 mm de espesor que recubre los
hemisferios. Aunque en los mamíferos inferiores la corteza es lisa, a partir de los primates muestra un
aspecto arrugado debido a que el cerebro evolucionó más rápido que el cráneo. Si la corteza humana
se desplegara, ocuparía una superficie de un metro cuadrado y medio. La corteza presenta
depresiones llamadas surcos o cisuras que separan regiones más elevadas llamadas
circunvoluciones. Los surcos pequeños varían entre individuos, pero los surcos mayores son
constantes en la especie y permiten dividir la corteza en lóbulos llamados como los huesos del cráneo
que los cubren: lóbulos frontal, parietal, temporal y occipital (figura 6). En la cara externa de la corteza
hay dos surcos bien notorios, el que tiene dirección horizontal es la cisura de Silvio y separa el lóbulo
temporal de los lóbulos frontal y parietal, la cisura de Rolando tiene dirección oblicua y separa el lóbulo
frontal del parietal. En la cara externa no hay un surco que marque nítidamente el límite anterior del
lóbulo occipital por lo que se utiliza una línea imaginaria. Un corte frontal como el de la figura 7 permite
visualizar el lóbulo de la ínsula que se localiza en la profundidad de la cisura de Silvio y que no es
visible desde la superficie del cerebro porque está tapado por pliegues de los lóbulos frontal, temporal
y parietal. Para visualizar la cara interna de los hemisferios se debe practicar un corte sagital (antero-
posterior) que pase por la línea media, seccionando el cuerpo calloso y un corte a nivel del hipotálamo
que separe el cerebro del tronco cerebral, este último corte permite visualizar con comodidad la cara
interna del lóbulo temporal. La corteza de los lóbulos frontal, parietal y occipital se continúa en la cara
interna de los hemisferios donde también se localiza una circunvolución que rodea el cuerpo calloso
denominada circunvolución del cíngulo. La prolongación interna del lóbulo temporal, área también
denominada lóbulo temporal medial, contiene la formación hipocámpica y la circunvolución
parahipocámpica.
Areas corticales histológicas y funcionales
Areas citoarquitectónicas: desde un punto de vista histológico, la corteza cerebral no es homogénea,
en su mayor parte muestra una estructura de seis capas pero en otras tiene tres o cinco capas. El
grosor relativo de cada capa y la composición celular varía de una región a otra lo que ha servido de
base para diferenciar áreas y trazar mapas citoarquitectónicos, uno de los más conocidos y utilizados
es el de Brodmann (figura 8). Algunas áreas citoarquitectónicas coinciden con áreas funcionales, por
ejemplo las áreas motora y sensoriales primarias, pero en otros casos la coincidencia no es tan estricta
o simplemente no la conocemos.