
- Ingreso hospitalario, monitorización y, a ser posible, dos vías periféricas
venosas.
-Control hemodinámico de la madre por medio de la diuresis, TA y FC. Y
estimar la perdida sanguínea en el sangrado vaginal.
- Mantener saturación de oxigeno materno > 95%.
-Realizar análisis de sangre para evaluar estado hemodinámico, y grupo sanguínea en
caso de necesitar transfusiones. Y repetir pruebas si se observase empeoramiento.
- Tener preparado quirófano y personal necesario para una actuación de urgencias si
fuera necesario.
-Tratamiento especifico: Tras la valoración inicial y estabilizar a la gestante, las acciones a
tomar seguidamente dependerán de la viabilidad fetal y del estado de la madre. A continuación
veremos las diversas directrices a seguir, aunque siempre puede variar en función de las
características de cada caso en concreto.
-Muerte fetal: Cuando se ha producido la muerte fetal, nuestra prioridad es disminuir
riesgos para la madre. En tal caso se realizara parto vaginal si las condiciones lo permiten. La
cesárea será necesaria cuando el parto vaginal este contraindicado o sea necesario un control
rápido de la hemorragia.
- Desprendimiento grave en cualquier edad gestacional: En el desprendimiento con
inestabilidad materna o cuando la FCF es desalentadora se recomienda finalizar el embarazo.
-Desprendimiento NO grave > 36 semanas de gestación: En estos casos se recomienda
terminar el embarazo por la baja morbilidad neonatal en los pretérmino tardíos, y salir así del
riesgo materno-fetal en el caso de un desprendimiento grave y repentino.
-Desprendimiento NO grave 34-36 semanas de gestación: En la mayoría de estos casos
como en el anterior se recomienda la finalización de la gestación, sin embargo según cada caso
se la decisión será diferente. En pacientes donde el desprendimiento es leve se puede tomar
acciones conservadoras si la madre está estable.
-Desprendimiento NO grave < 34 semanas de gestación: En estos casos y siempre que
el estado de la madre sea estable se tomaran medidas conservadoras. Se administraran
corticoides para ayudar en la maduración pulmonar fetal, por el riesgo de parto prematuro. Los
tocolíticos sin embargo deben administrarse con cuidado ya que algunos pueden producir sin
tomas como taquicardia o hipotensión que empeoren la patología.
-Hallazgo casual ecográfico sin sintomatología: En estas situaciones como en las
anteriores la intervención a seguir dependerá del momento del embarazo. Si tiene menos de 34
semanas se tratara de forma conservadora aplicando corticoides y realizando exámenes con
frecuencia, y se programara el parto para la semana 37 y 38 ya que mas allá de ellas el riesgo de
sufrir un desprendimiento grave. Los partos antes de las 37 semanas dependerá de las posibles
complicaciones que nos vayamos encontrando.
CONCLUSIÓN:
Debemos tener en cuenta que las hemorragias en la segunda mitad del embarazo está
relacionada con el parto pretérmino, causa principal de la morbimortalidad perinatal.
Además son la causa de gran pérdida sanguínea en la madre y todo lo que ello conlleva.
En el caso de DPP las hemorragias pueden ir asociada a coagulación intravascular
diseminada (CID), siendo necesarias transfusiones de hemoderivados, llegando incluso
a ser necesario a veces histerectomías de emergencia, y en los peores casos produciendo
la muerte materna.
El DPP se relaciona con una enfermedad vascular, ya que ocurre como consecuencia de
una lesión vascular en las paredes de las arteria o vasos espirales de la decidua matera,