PIERA AULAGNIER
La violencia de la interpretación. Del pictograma al enunciado (1975)
Piera Aulagnier nos propone en su obra un replanteo, una reflexión acerca del modelo
metapsicológico freudiano, y lo hace a partir del cuestionamiento del saber psicoanalítico sobre la
psicosis. Pero no se agota allí: también encontramos una construcción o modelo teórico que la
autora realiza a partir de una nueva visión sobre el sujeto.
En este sentido, es importante tener en cuenta que hay conceptualizaciones psicoanalíticas que
no poseen un idéntico sentido al de la concepción clásica. Por ejemplo, conceptos como proceso
primario y proceso secundario.
ACTIVIDAD DE REPRESENTACIÓN: PROCESOS ORIGINARIO, PRIMARIO Y SECUNDARIO
Piera plantea un modelo de aparato psíquico centrado en la actividad de representación,
distinguiendo tres modos de funcionamiento que se suceden temporalmente, pero en donde el
surgimiento de uno nuevo no implica el anulamiento o el abandono del anterior. Se habla así del
proceso originario, el proceso primario, y el proceso secundario. Cada uno de ellos permitirá, a
través de la situación de encuentro, remodelar la realidad externa de acuerdo a la propia
estructura.
Actividad de representación
Refiere al trabajo o a la operación que la psique realiza con el fin de metabolizar elementos de
información (no de cuerpos físicos). El psiquismo incorpora elementos heterogéneos provenientes
del espacio, transformándolos y volviéndolos homogéneos para insertarlos dentro del esquema.
De esta manera, Piera entabla un psiquismo que es activo y abierto.
Situación de encuentro
El ser viviente se caracteriza por su relación con el medio físico-químico que lo rodea. La psique
está sumergida desde un primer momento en un espacio que le es heterogéneo, cuyos efectos
padece en forma continua e inmediata.
La autora también advierte que, en toda situación de encuentro, prima la anticipación. La
presencia y la imposición de acciones, palabras, y exigencias de la realidad [1] se preceden al
entendimiento del niño, es decir, están antes de que éste puede comprenderlos. Un ejemplo podría
ser el pecho, el cual – desde el punto de vista de Piera – le es impuesto a la boca del infans para
satisfacer, en principio, una necesidad vital como la alimentación. El lactante demandará el pecho
luego, una vez vivenciada la experiencia de satisfacción, con el objeto de repetirla; pero, en un
primer momento, se le es dado antes de que lo espere. Esto habilitará luego a conceptualizar dos
aspectos importantes en su obra: la violencia primaria y la violencia secundaria.
El aparato psíquico naciente deberá, en los primeros tiempos del advenimiento, metabolizar,
representar el efecto de un doble encuentro: el encuentro con la madre, y el encuentro con su
propia corporeidad. Es a través de la representación de los efectos que se producen en la
situación de encuentro que la psique puede forjar una primera representación de sí misma.
Ese es
el hecho originario, anterior, que pone en marcha la actividad psíquica.
Proceso originario
Emerge a partir del registro de la sensación y la necesidad de reconocer un tipo de
información libidinal que brindarán los órganos sensoriales. Se verá la manera de poder
representarlo, particularmente bajo las experiencias de placer / displacer.
Este proceso se rige por el autoengendramiento. Es decir, es la misma actividad de
representación la que crea tanto las sensaciones de placer (o displacer) como el objeto que
las causa. En este caso, podemos nombrar al pecho materno como ese primer objeto que da
lugar al encuentro primordial infans-madre. El pecho y el encuentro con éste adquieren
realidad para el psiquismo a partir del pictograma.
El pictograma es la forma de representación que caracteriza al proceso originario, en
donde hay una equivalencia entre representante y representado, en donde no hay una
diferenciación entre objeto (el pecho) y la zona erógena (la boca). Es en este sentido que se
habla de un objeto-zona complementaria, mediante la cual la psique puede poner en
escena la experiencia que vivencia.
Al momento de representar dicha experiencia inaugural – es decir, el amamantamiento,
que hace coincidir la ingesta del alimento, la actividad sensorial y muscular del lactante, y
la gratificación de satisfacer una necesidad, brindando protección, amparo y sostén –, si
ésta se inscribe bajo las marcas del placer, objeto-zona se fusionan en uno solo. Caso
contrario, conlleva a formar un pictograma que se rechaza; si hay un objeto que se desea
destruir, se destruirá también y en consecuencia la zona erógena [2].
Proceso primario
Este surge a partir del reconocimiento de la existencia de otro cuerpo, de un espacio
extraterritorial, separado del sujeto. El pecho, en este aspecto, ya no es vivenciado como
una parte fusionada al cuerpo propio, por lo tanto depende de éste para vivenciar
sensaciones placenteras o displacenteras.
De esta manera, todo lo que existe es consecuencia o efecto del poder omnímodo del deseo
del Otro, en donde hay un deseo del Otro del placer – o del no placer – del sujeto.
Por medio de la fantaa – es decir, de la realización imaginaria de los deseos – es que el
sujeto puede afrontar el malestar que le genera la ruptura del vínculo inicial constituyente
con el objeto libidinal, como así también reproducir y apropiarse de estos espacios
separados que no posee, pero imagina que sí, estableciendo además cierto dominio sobre
ellos.
Proceso secundario
En este momento, podemos encontrar un desarrollo del lenguaje y del pensamiento que
dará lugar a esta tercera modalidad.
El proceso se rige bajo el postulado de que todo lo que existe pareciera tener una
causa
inteligible que el discurso podría conocer
o saber. La actividad de representación se
convierte en una actividad de interpretación, pues la forma en la cual el objeto es
presentado debe tener un por qué, una causa que da lugar a su existencia y su función,
buscando así imponerle a los objetos un orden de causalidad que impone la lógica del
discurso.
Se trata de una puesta en sentido, en donde la forma de representación es la actividad
ideica o el enunciado.
Actividad de representación y sus tres tipos de producción psíquica
Proceso de
metabolización
Originario Primario Secundario
Representación
Pictográfica
-Pictograma-
Fantaseada
-Fantasía-
Ideica
-Enunciado-
Instancia
(el que pone en escena)
Representante Fantaseante Enunciante o Yo
Postulado
Todo existente es
autoengendrado por
la actividad del
sistema que lo
representa
Todo existente es un
efecto del poder
omnímodo del deseo
del Otro
Todo existente tiene
una causa inteligible
que el discurso podría
conocer
Notas
[1] Es importante tener en cuenta de que, en un principio, el medio ambiente del niño es completamente
diferente al del adulto, constituido éste último por numerosos y diversos elementos y factores. El medio
circundante consiste para el naciente en un solo individuo – en este caso, la madre o quien la sustituya – que no
es percibido como una entidad distinta a él, sino como parte de la totalidad de sus necesidades y de su
satisfacción.
[2] Respecto al afecto, es necesario que toda puesta en representación implique una experiencia de placer,
de un placer mínimo e indispensable para que haya vida. Las dos representaciones del afecto en el espacio
psíquico son el placer (vinculado al amor, busca unirse al objeto) y el displacer (vinculado al odio, busca
rechazar, destruir el objeto).
Piera Aulagnier - Procesos originario, primario, y secundario.pdf
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