
Actividad de representación
Refiere al trabajo o a la operación que la psique realiza con el fin de metabolizar elementos de
información (no de cuerpos físicos). El psiquismo incorpora elementos heterogéneos provenientes
del espacio, transformándolos y volviéndolos homogéneos para insertarlos dentro del esquema.
De esta manera, Piera entabla un psiquismo que es activo y abierto.
Situación de encuentro
El ser viviente se caracteriza por su relación con el medio físico-químico que lo rodea. La psique
está sumergida desde un primer momento en un espacio que le es heterogéneo, cuyos efectos
padece en forma continua e inmediata.
La autora también advierte que, en toda situación de encuentro, prima la anticipación. La
presencia y la imposición de acciones, palabras, y exigencias de la realidad [1] se preceden al
entendimiento del niño, es decir, están antes de que éste puede comprenderlos. Un ejemplo podría
ser el pecho, el cual – desde el punto de vista de Piera – le es impuesto a la boca del infans para
satisfacer, en principio, una necesidad vital como la alimentación. El lactante demandará el pecho
luego, una vez vivenciada la experiencia de satisfacción, con el objeto de repetirla; pero, en un
primer momento, se le es dado antes de que lo espere. Esto habilitará luego a conceptualizar dos
aspectos importantes en su obra: la violencia primaria y la violencia secundaria.
El aparato psíquico naciente deberá, en los primeros tiempos del advenimiento, metabolizar,
representar el efecto de un doble encuentro: el encuentro con la madre, y el encuentro con su
propia corporeidad. Es a través de la representación de los efectos que se producen en la
situación de encuentro que la psique puede forjar una primera representación de sí misma.
Ese es
el hecho originario, anterior, que pone en marcha la actividad psíquica.