Esta misma visión tenían los demás docentes, donde narración conduce a los educandos a la
memorización del contenido, donde los alumnos son vasijas que deben ser llenadas con contenidos,
cuanto más llenado el recipiente mejor será el educador y el educando. Los docentes se orgullecían de tal
trabajo realizado, alardeaban su buen vinculo que tenían con sus alumnos aunque ellos no estén en el
colegio, aunque estos son oprimidos que recibían comunicados por parte de los educadores, se dedicaban
a memorizar y repetir, no existe la creatividad, no existe la transformación del saber.
En verdad lo que pretende la educación bancaria es transformar la mentalidad de los oprimidos y no
la situación que los oprime a fin de lograr una mejor adaptación a la situación que, a la vez, permitirá una
mejor forma de dominación. Esto es lo que buscaba la institución en los alumnos de la maestra Erin, los
opresores vinculan el desarrollo con una acción social, en donde los alumnos oprimidos reciben el nombre
de los asistidos, ya que son casos de discrepan de la fisonomía general de la sociedad. Esta, en donde ellos
viven es buena, organizada y justa, los alumnos oprimidos son la patología que necesita ser ajustados a la
sociedad y buscan integrarlos. Sin embargo, los alumnos de esta escuela siempre estuvieron dentro de la
sociedad, dentro de una estructura que los transforma en seres para otros, la solución de esta situación
es que se transformen en seres para sí. Aunque el problema radica en que pensar auténticamente en esta
corriente es peligroso.
La educación bancaria establece una relación asimétrica entre el docente que sabe y el alumno
ignorante. A diferencia la educación liberadora radica en un impulso conciliador. La educación debe
comenzar por la superación de la contradicción educador-educando y buscar la conciliación de sus polos,
de tal manera que ambos se hagan educadores y educandos. La liberación no es algo que se deposita, es
praxis, que implica la acción y la reflexión de los hombres sobre el mundo para transformarlo. El educador
ya no es el que educa, sino el que, en tanto educa, es educado a través del diálogo con el educando, quien,
al ser educado, también educa. Esto se deja ver en las escenas donde los alumnos le cuentan su realidad
a la docente, sus vivencias, sus modo de vivir la vida, el por qué ser pandillero antes de ser profesional, el
por qué dar todo por tu familia hasta llegar a mentir en la justicia. A partir de estos relatos, la docente
puede hacer un paralelismo entre las lecturas seleccionadas para ellos, a partir de las mismas y el diálogo
acerca de ellas, los alumnos pueden problematizar sus realidades y lograr transformarlas. La docente
aprende de ellos y ellos con la docente.
El diálogo que menciona Freire va a tener ciertas esencias, va a mencionar a la palabra liberadora,
verdadera, al amor, a la humildad, la fe (en hacer y rehacer), la confianza, esperanza y el pensar verdadero.
Con respecto a la palabra, esta tiene dos dimensiones, la acción y la reflexión, una resiente en la otra.
No hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre la acción y la reflexión. Esto va a
formar una praxis.
Las palabras verdaderas son aquellas con la cuales los hombres transforman el mundo, es decir, es
pronunciar al mundo. El mundo pronunciado, retorna problematizado a los sujetos pronunciantes,
exigiendo de ellos un nuevo pronunciamiento.
La palabra verdadera, que es trabajo, praxis, es transformar el mundo, decirla es un derecho de todo
los hombres, por esto nadie puede decir la palabra verdadera solo o para otros, decir la palabra implica
un encuentro de los hombres para la transformación.
El diálogo es este encuentro de los hombres, en la mera relación yo-tú. El diálogo es el encuentro de
los hombres que pronuncian el mundo.
Esto se relaciona directamente con la institución escolar y sus dos principales actores, la docente y los
alumnos, este es el mero encuentro entre ellos que en conjunto a través del diálogo pronuncian al mundo.
El docente a través del diálogo con los alumnos se da la palabra y para que esta sea verdadera tiene que
guiar para llegar a la acción y a la reflexión para luego poder pronunciar entre todos el mundo, ese
conocimiento que los alumnos están aprendiendo. Por lo tanto va a haber un encuentro entre la docente
y los alumnos que juntos pronunciaran ese mundo a conocer resolviendo ciertas problemáticas o
cuestiones por ejemplo leyendo el libro del pandillero o relacionando su vida con Anna Frank.