[ESTRUCTURA NEURÓTICA: NEUROSIS OBSESIVO-
COMPULSIVA]
Características psicopatológicas y dinámicas.
Sobreinvestimiento del pensamiento.
Mecanismos defensivos: Intelectualización; Aislamiento; Anulación; Formación Reactiva.
La pérdida de realidad del estilo obsesivo-compulsivo,
El discurso obsesivo.
Diagnósticos diferenciales.
I. INTRODUCCIÓN
La Neurosis Obsesiva se caracteriza por la aparición de ideas, sentimientos y actos que tienen la
característica de invadir al sujeto: se le imponen a su pesar, y lo hacen sentir PARASITADO (“tomado”)
por sus síntomas.
Este carácter de IMPOSICIÓN que tiene la producción sintomática en la Neurosis Obsesiva es lo que en
realidad tiene que ver con lo que se llama la COMPULSIÓN. La compulsión es un tipo de conducta que
el sujeto está obligado a hacer, lo siente como una obligación: no puede dejar de hacerlo. Esa obligación
surge de una exigencia interna, es algo de la mente, algo propio del sujeto; en el caso de no cumplirla, le
genera angustia.
El PENSAMIENTO OBSESIVO se caracteriza por la duda, la rumiación mental (hay ideas que se
repiten, que son insistentes) y también por los escrúpulos.
Las IDEAS OBSESIVAS tienen las siguientes características: son ideas repetidas, insistentes, no
deseadas (a veces), son reconocidas como propias por el sujeto (el sujeto es consciente que son de él esas
ideas, no vienen desde afuera, ni escucha voces, no son un ningún tipo de alucinación, el sujeto sabe que son
su producción), y siempre están cristalizadas alrededor de la duda.
Estas ideas se agrupan alrededor de determinados temas o núcleos temáticos. Es importante saber
cuáles son los temas, esto sirve para escuchar un discurso. Cuando uno escucha ciertas temáticas uno puede
pensar, hipotetizar, si hay una cuestión de Psicosis, por ejemplo. Los temas pueden ser: temas religiosos,
sagrados, metafísicos, alrededor de los cuales giran sus ideas /// temas morales, todo lo que tenga que ver
con reglas éticas /// temas de pureza y cuidado personal, y esto se va a expresar en los temores que tiene el
neurótico obsesivo a la contaminación, a la enfermedad, y a la suciedad (y de ahí los hábitos que tienen
muchas veces en relación a la limpieza, a cuidarse mucho) /// temas de orden, simetría, completud, precisión
(son personas que se ocupan y se preocupan por el orden, por tener todo en orden) /// el tema de la muerte,
tema que está muy presente en ellos e implica la preocupación acerca del más allá y sobre la muerte de seres
queridos y gente que los rodea. Hay muchas ideas acerca de esto, de vivir, de durar (se ve claramente en el
Cuestionario Desiderativo).
En algunos casos no solamente son ideas, sino que también el obsesivo presenta ACTOS OBSESIVOS.
Esos actos pueden llegar a convertirse en los RITUALES OBSESIVOS. Eso como un primer paso; un paso
más grave es cuando esos rituales se convierten en CEREMONIALES, en ceremoniales minuciosos. Tienen
la característica de ser repetidos, insistentes, se le imponen, como las ideas. Ejemplos: el que sale de su casa
y tiene que controlar dos veces si cerraron la puerta de la casa, o la llave del gas; no poder pisar lasneas de
las baldosas. Los actos obsesivos son actos defensivos, son la manera que tienen de defenderse de los
impulsos agresivos, es una relación siempre entre impulso-defensa, son modos de control: “si hago
esto, esto no va a pasar”, y eso que no va a pasar tiene que ver con que pase algo malo, ahí está la cuestión.
“y si no lo hago” va a generar angustia.
El escenario del Yo en el obsesivo es esta pugna entre el Ello y el Superyó. Hay un Superyó estricto en
el obsesivo, dependiendo el grado de la neurosis es un Superyó que prohíbe bastante el placer.
Para Freud el NÚCLEO DEL OBSESIVO está implicando una REGRESIÓN A LA FASE SÁDICO-
ANAL. Ahí está la FIJACIÓN. Se hipotetiza una madre que es dominante y ambivalente, y una cierta
ausencia paterna. La ambivalencia o contradicción que hay en la madre tiene que ver con sus
preocupaciones: que no se ensucie, pero que sea independiente; el niño no sabe qué tiene que hacer para
agradarle a la madre, y ahí es donde se instalan estas primeras dudas, si se tiene que ser ensuciar o no, si
tiene que ser sumiso o rebelde, porque en realidad la mamá tiene esta característica ambivalente. La madre
quiere que ese niño cumpla con su deseo, que pueda hacer o ser lo que ella no pudo, en este sentido se dice
que el obsesivo queda aprisionado en el deseo materno. Sobre la figura paterna en la etapa edípica: al niño
se le hace difícil correrse del deseo de la madre, y termina identificándose con el padre, pero en la parte de la
Ley, siendo ese es el origen de la prohibición del deseo en el obsesivo.
Esa es la articulación, el vínculo, entre el niño, la madre y el padre. De allí surge este Superyó estricto,
bastante rígido, sin llegar a una cuestión excesiva patológica. Es rígido en comparación a lo que podría ser
en la Histeria (estas cuestiones del placer y la prohibición en la Histeria están dadas de otra manera).
Para diferenciar, en la Histeria está investido el afecto, y ese investimento del afecto y las seducciones el
estilo o forma de la Histeria es de carácter impresionístico. En cambio, en el neurótico obsesivo lo que está
investido es el pensamiento; el abordaje del conocimiento y de los vínculos, el de una neurosis y otra,
presenta todas estas diferencias.
Como en todas las neurosis, hay grados. Hay Neurosis Obsesivas graves, como hay Histerias graves y
cuando hay una patologización muchas veces estamos en el terreno de las caracteropatías: son cuando las
defensas tanto histéricas u obsesivas adquieren una rigidez tal que es difícil conmoverlas. Las defensas se
hacen bastante retractarías a los tratamientos y es difícil el abordaje por la rigidez defensiva.
Caracteropatías en el sentido de que el carácter es egosintónico, no genera ningún tipo de conflicto.
Los RASGOS DE CARÁCTER OBSESIVO que pueden rigidizarse son: el sentido del orden; la
obstinación y terquedad; tendencia al ahorro; temor por empezar una nueva actividad (pero una vez que la
empiezan no poder interrumpirla); tendencia a hacer muchas cosas al mismo tiempo para ahorrar tiempo;
detallismo (en relación a la totalidad); escrupulosidad (pudor y vergüenza), no mostrar lo que sienten o lo
que le pasa emocionalmente.
Shapiro va a mostrar algunos aspectos que caracterizan el ESTILO OBSESIVO. Uno de esos es la
rigidez. La rigidez se va a ver fundamentalmente en el pensamiento, pero también muchas veces va a
acompañado de ciertas posturas corporales, no tienen el movimiento y uso del cuerpo que veíamos en la
Histeria. En la Histeria hay esa imagen corporal tan rica, que se expande, como seudópodos. Acá hay una
actitud corporal mucho más rígida, más tiesa, que acompaña a estas cuestiones más rígidas que tiene el
neurótico obsesivo. La rigidez también se presenta en la atención: el obsesivo tiene una atención muy
focalizada, es muy concentrado y la atención es minuciosa y aguda, pero se pierde todo lo que tenga que ver
con las emociones, son más racionales, son observadores, pero a lo mejor no está captado a nivel emocional
lo que pasa en esa situación.
Otra característica que dice Shapiro es que cuando el obsesivo está desarrollando alguna actividad es
muy reflexivo, siempre está instalada la demora en el impulso y la agresión. También es esforzado, siempre
está midiendo su esfuerzo, y siempre está pensando que puede hacer más. Esto es muy del Superyó, el poder
o deber hacer un esfuerzo más. Esto parte de él mismo, él es su propio inspector, nadie le está diciendo qué
hacer, es él el que se impone estos esfuerzos y estas modalidades.
Por último, con respecto a lo que Shapiro dice que se pierde algo en la prueba de realidad: el hecho de
que su interés esté tan dirigido hacia los detalles técnicos, que muchas veces pierden lo sustancial de una
situación.
La forma de conocimiento del obsesivo oscila entre la duda y el dogma: por un lado, están todas las
cuestiones de las dudas; por el otro, estas cuestiones rígidas y dogmáticas, el adherirse a una idea política,
religiosa, siendo difícil correrse de esas ideas.
En la Neurosis Obsesiva, como toda neurosis, el mecanismo de defensa madre es la REPRESIÓN, pero
adquiere unas características particulares. Los mecanismos de defensa predominantes son el
AISLAMIENTO, la ANULACIÓN, la FORMACIÓN REACTIVA y la INTELECTUALIZACIÓN. Es
importante saber cómo estos mecanismos se expresan en las técnicas.
El aislamiento consiste en separar el afecto de la idea, lo que le pasa al neurótico obsesivo es que puede
tener una idea terrible, pero desafectivizada.
La anulación consiste en que el sujeto hace como si sus pensamientos, actos o palabras no hubieran
ocurrido. Es diferente a la negación, la anulación se vale de un pensamiento o un acto que tiene una
significación opuesta, hay algo que se niega, pero sobre eso se pone otra cosa. Por ejemplo: que alguien diga
en la Lámina II del Rorschach, “son dos perros peleándose... no, no, están jugando”, es como si anulara
algo, pero lo reemplaza por un contenido benigno. No tolera su propia agresión, por eso tiene que buscar una
forma de minimizarla, y esa forma es la anulación.
La formación reactiva es parecida a la anulación, pero es más compleja. Es una actitud en sentido
opuesto a un deseo reprimido y que se constituye como reacción a este deseo reprimido. Un ejemplo es el
pudor. Muchas veces la forma que adquiere la formación reactiva para controlar y reprimir tendencias
exhibicionistas (no como las del perverso). Ante eso, lo que aparece son cuestiones de pudor, porque lo que
va a estar presente es esta instancia de privación del deseo. La formación reactiva puede verse en esa gente
super amable, por ejemplo.
La intelectualización es la más sencilla, es aquella defensa que se caracteriza por el uso de lo racional, de
pasar las cuestiones con lo que tiene que ver con aspectos lógicos, cuestiones de conocimiento,
intelectualizan una situación emocional dándole un contenido que tiene que ver más con lo racional que con
lo emocional de esa situación.
II. PRESENTACIÓN CLÍNICA GENERAL DE LA NEUROSIS OBSESIVA: SÍNTOMATOLOGÍA
La Neurosis Obsesiva es considerada como una forma de psiquismo en el curso de la cual la conciencia
clara y la razón intacta del sujeto, se ven invadidas por una idea o grupo de ideas, unas representaciones y
actos obsesivos que se le imponen al sujeto a su pesar, ya que son no deseadas, lo hacen sentir parasitado,
ya que se repiten, son insistentes, y a su vez son reconocidas como propias por el sujeto, sin adquirir
carácter alucinatorio. Estos productos obsesivos se cristalizan alrededor de la DUDA.
Algunos SÍNTOMAS OBSESIVOS se presentan caracterizados por: la duda; obsesión de contraste;
ideas compulsivas (que se le imponen a la mente a pesar de ella); impotencia; prohibición; impulsos
obsesivos (como manía por la limpieza); tendencia exagerada al orden y simetría; temores (por ejemplo, de
contacto), caracterizados también por coacción (por una lucha interna que el enfermo tiene consigo mismo y
con su pensamiento), percepción deformada de exigencias distintivas y amenazas.
Otros rasgos característicos que se pueden encontrar son el formalismo, meticulosidad, perfeccionismo,
rigidez, indecisión, obstinación, un sentido exagerado del deber y del orden, deseo de poder, dificultad de
interrumpir, etc.
El PENSAMIENTO OBSESIVO, caracterizado por los escrúpulos, la rumiación mental y la duda,
hace foco en algunos temas característicos:
temas metafísicos: son un pedido de respuestas absolutas acerca de la condición humana que pertenece al
dominio de lo desconocido. Se revela en su aspecto negativo el temor a la blasfemia, a lo sacrílego, al
pecado mortal;
remas religiosos: relacionados con lo divino y lo sagrado;
orden y simetría, precisión y completamiento: preocupación por la perfección, por el logro de un fin cada
vez más acabado;
pureza y protección personal: temor a la contaminación, a la suciedad, a la enfermedad;
protección con respecto a peligros exteriores y temor a la muerte: se refleja por un temor a dañar más
que ser víctima de daño y temor a la muerte de los seres queridos en relación a su agresión.
Estas ideas pueden estar o no acompañadas de afectos displacenteros y vivenciados en un clima de
tensión (angustia); de este modo, cuando éstos están presentes se debe a que el mecanismo del aislamiento
ha fracasado.
Cuando la imposición del obsesivo es extrema, adquiera el carácter de Neurosis Obsesiva-Compulsiva. El
término COMPULSIÓN hace referencia a un tipo de conducta que se impone, estando el sujeto obligado a
hacerla por una exigencia interna que si no es cumplida hace aparecer un monto importante de angustia.
Los síntomas del obsesivo son egodistónicos, perturbadores, incompatibles con el resto de sus
intenciones, sentimientos y pensamientos. Esto otorga al sujeto conciencia de realidad.
Coexisten en las variantes sintomáticas (ideas compulsivas, pensamientos obsesivos, conductas rituales)
dos planos: un pensamiento o sentimiento agresivo (o su reflejo, el temor a que algo malo pueda sucederle a
alguien) /// un sentimiento o impulso en sentido contrario, que da lugar a una serie de rituales o estratagemas
para neutralizar al primero.
Estos síntomas pueden presentar un carácter o intensidad leve (preocupaciones parásitas acerca de si
habrá cerrado o no la puerta con llave), pero también pueden adquirir un nivel de dramática gravedad y
producir un efecto totalmente invalidante, sumiendo al sujeto en un mundo perverso de sufrimientos y
constante lucha por el control de sus ideas parásitas, incontrolables, lo cual transforma el día en una serie
interminable de rituales agotadores.
El Yo que sufre estas manifestaciones las rechaza luchando contra ellas y trata de desembarazarse de las
mismas; las declara extrañas a él tratando de demostrarse que tales ideas no surgen de sus deseos
inconscientes y las considera enfermas: el Yo cree en la obsesión, pero a la vez la critica, sin abandonarse al
delirio. Para realizar todo esto, el Yo emplea ciertos mecanismos de defensa como: la Formación Reactiva,
el Aislamiento, el Desplazamiento, la Anulación, Negación.
Se le asocian a estos los RITUALES: actos repetitivos que el sujeto se siente forzado a realizar,
verificaciones que implican acciones con las cuales se comprueba la ejecución de otras y compulsiones.
Es importante diferenciar a la NEUROSIS OBSESIVA PROPIAMENTE DICHA de distintas
ORGANIZACIONES OBSESIVAS DE FACHADA y que pueden aparecer en una Estructura Psicótica o
en una Estructura Borderline.
Dichas organizaciones defensivas pueden presentarse como neurosis de carácter, donde el síntoma se
hace egosintónico (no siendo vivido como síntoma ya que se hace funcional al Yo, y siendo muy difíciles de
modificar). Así, estos sujetos que, sin presentar síntomas, presentan un CARÁCTER OBSESIVO, no sufren
(a diferencia de los sintomáticos) por su afección de manera ostensible, ya que han ritualizado su vida de tal
modo que con solo ajustarse a la rutina pueden eludir toda ansiedad.
Los momentos en que no aparecen síntomas clínicos son aquellos en los cuales las manifestaciones
obsesivas ceden la delantera a los rasgos de carácter: sentido del orden, tendencia a la obstinación,
tendencia a la retención, tendencia a la frugalidad, temor a empezar una actividad que luego es difícilmente
interrumpida, tendencia a hacer todo al mismo tiempo para ahorrarlo, constricción emocional, meticulosidad
excesiva, escrupulosidad, pudor y vergüenza. Estos rituales son entonces entendidos como modos de ser.
Aparece en ellos la satisfacción de haber cumplido, es decir, el hecho de que valorizan más el esfuerzo
realizado que el efecto obtenido, otra modalidad por la que se supedita el contenido a la forma.
Los escrúpulos, la duda, la falta de confianza en sí mismo, la fatiga, derivada del sentimiento perpetuo a
mandatos, cuando no la lucha entre impulsos ambivalentes, reducen notablemente el rendimiento de estos
sujetos.
El núcleo obsesivo, desde el Psicoanálisis, implica una regresión a la fase sádico-anal de la libido.
Esto se reconoce en el cuadro clínico a través de:
1. la preocupación por los conflictos: agresividad-sumisión, crueldad-bondad, suciedad-aseo, orden-
desorden;
2. solamente bajo las formaciones reactivas como una bondad sobre compensatoria, incapacidad para
cualquier tipo de agresión;
3. a través de la tríada: orden-parsimonia-obstinación.
III. TRES MOMENTOS EN LA OBRA DE FREUD
La Neurosis Obsesiva constituye uno de los grandes cuadros de la clínica psicoanalítica, sin embargo, no
fue Freud el primero en hablar de las llamadas obsesiones. Ya en la psiquiatría, se contaba con ciertos
desarrollos epistemológicos sobre la misma. Pinel, fue el primero en hablar sobre ella, refiriéndose a
manías sin delirio”, Esquirol, refiriéndose a ellas con el términomonomanías razonantes” y también
Baillarguer, quien utilizó el términolocura con conciencia”.
Ya en el siglo XIX se pensaba en cuál era el trastorno principal que caracterizaba a la Neurosis Obsesiva:
frente a esta pregunta, aparecieron dos teorizaciones opuestas: por un lado, aquellas que consideraban los
síntomas del lado del delirio emotivo, y por otro, aquellos que la incluían en las nosografías psiquiátricas
como “locura de la duda con delirio del tacto”. No obstante, fue Freud quien incluyó a las obsesiones
dentro de las Neuropsicosis de defensa.
Para pensar en la Neurosis obsesiva en Psicoanálisis, es necesario referirnos a tres momentos importantes
en la obra de Freud.
En su primera nosografía Freud distingue las Neurosis Actuales (no opera mecanismo psíquico cuya
causa es un desorden de la vida actual del sujeto) de las Neurosis o Psiconeurosis de Defensa (donde opera
un mecanismo psíquico y por lo tanto funciona una defensa particular). En este segundo grupo es donde
introduce a la Neurosis Obsesiva (junto a la Histeria y a las Psicosis Alucinatorias) ya que le da un
tratamiento especial a la representación y al afecto. Este mecanismo psíquico de la defensa opera tanto en la
Histeria como en la Neurosis Obsesiva del mismo modo.
En el caso particular de la Neurosis Obsesiva, el afecto queda reducido al ámbito de lo psíquico (a falta
de la capacidad conversiva que distingue a la Histeria) adhiriéndose en consecuencia a otra representación
tolerable esta vez para el Yo, la cual cobra el título de sustituta, tornándose obsesiva en virtud del falso
enlace, en lo que tiene de coacción, de forzamiento, a partir del cual nace.
PRIMER PERÍODO: 1890/1915
En 1896 en “Nuevas Puntualizaciones sobre Neuropsicosis de Defensadiferenciará etiológicamente a la
Histeria de la Neurosis Obsesiva, haciendo referencia a que en ésta última las condiciones para su causación
están relacionadas a una vivencia traumática vivida en la infancia, de índole sexual, siendo ésta vivida con
placer por el sujeto, y de una escena de pasividad sexual, la más de las veces de seducción por parte de un
adulto (se trata entonces de agresiones ejecutadas con placer y de una participación placentera en actos
sexuales). Es este placer experimentado como exceso que retornará como reproche anudado al
recuerdo el que el neurótico obsesivo intentará controlar, dominar, mediante repetidos
procedimientos defensivos.
En síntesis, las vivencias vividas con placer serían el fundamento de las representaciones obsesivas que,
en el período de maduración sexual, retornarán en la conciencia como reproches mudados, es decir, en
síntoma del fracaso de la represión.
Es en el período de madurez sexual, donde las acciones placenteras, se anudan en un reproche,
adquiriendo un efecto patógeno. El nexo con la vivencia de pasividad, posibilita que el reproche se reprima,
sustituyéndolo por un síntoma primario (escrúpulos de conciencia, vergüenza, desconfianza de sí mismo,
etc.). Comienza un período de salud aparente, de defensa lograda para el sujeto. Los recuerdos y reproches
nunca ingresan a la conciencia, lo que deviene conciente como representaciones y afectos obsesivos son
unas formaciones de compromiso entre las representaciones reprimidas y las represoras.
A ello le sigue un momento más, el de lucha secundaria contra el síntoma (lucha contra el retorno de lo
reprimido). Es por un acontecimiento sexual actual en la vida del sujeto que, por asociación con el trauma
sexual precoz, éste último ingresa o retorna a la conciencia (de manera desfigurada y alterada) como
recuerdo o reproche.
El fracaso de la defensa, da lugar a los síntomas de la defensa secundaria. Se trata de “medidas
protectoras”, que logran combatir los síntomas del retorno. Si éstos logran reprimirse, la compulsión puede
transferirse en la acción defensiva misma, configurándose las llamadasacciones obsesivas”.
Atendemos aquí a un desdoblamiento de la causa que implica reconocer:
- un hecho primero, situado en la infancia del sujeto, hecho con carácter de trauma referido siempre a la
vida sexual del sujeto,
- un hecho segundo, ocasional, causa eficiente, que mueve por la vía asociativa a despertar a aquel
primero, comportándose éste, paradójicamente, como un recuerdo actual (actual en lo que tiene de efectivo).
Freud atendiendo a esto inscribe a la Neurosis Obsesiva en un eje diacrónico en referencia a sucesivos
tiempos que marcan la trayectoria típica de la misma.
SEGUNDO PERÍODO: 1915/20
Un paso más en su teoría: comienza a dudar de las histéricas, de sus confesiones de abusos (sosteniendo
que no es posible que haya tantos padres abusadores),las histéricas le mienten”, y en proporción a tal caída
se erige en su valor traumático y causal la sexualidad infantil misma, inaugurando así su segundo momento
(teórico). Ahora comienza a tener un papel preponderante las fantasías: ya no importa que la escena
traumática haya ocurrido en la realidad sino, lo que importa, es la realidad psíquica de éstas (las fantasías).
Es en por la vía regresiva de la libido a los lugares de fijación que tiene lugar la formación de síntoma, en
tanto sustitutos de la satisfacción sexual infantil abandonada.
En este momento Freud elaboraTres ensayos de una Teoría Sexual. Allí puntualizará los estadios de
la evolución libidinal, que implican inhibiciones, fijaciones y regresiones en ese mismo desarrollo; y postula
la relevancia que tiene la sexualidad infantil, al considerarla como parcial, perversa y polimorfa.
Es en la infancia donde se pueden localizar detenciones de la libido en las etapas pregenitales (la fijación
o represión primaria) que tienen lugar por una excitación intensa o excesiva. Es a estas fijaciones donde la
libido, tras una frustración intensa en el período de madurez sexual, regresa para buscar la satisfacción
denegada. En el camino de regreso a esos lugares de fijación, la libido debe investirse a las fantasías (que se
encuentran a mitad de camino entre la frustración y la fijación).
Freud, no obstante, descubre tardíamente el valor de la REGRESIÓN en su esquema etiológico. Es con
el historial clínico del El Hombre de las Ratas y en sus Conferencias que avizora la importancia de ésta.
Si la Histeria se caracteriza por una regresión de la libido a los primeros objetos libidinales, la Neurosis
Obsesiva se diferenciará por una regresión libidinal a la fase sádico-anal. Regresión que implica un
cambio real a nivel de la satisfacción.
Freud distingue y separa en este momento la represión (mecanismo de defensa, proceso puramente
psicológico que nada tiene que ver con la sexualidad) y la regresión (proceso netamente orgánico que
concierne a la sexualidad en cuanto tal).
En la Neurosis Obsesiva, la libido se encontraría fijada en la etapa sádico-anal (fijación). La
regresión a esta etapa hace que los componentes sádicos y libidinales vuelvan a separarse, y el impulso de
amor deba enmascararse como impulso sádico (el querría matarte” del neurótico obsesivo, enmascara
“querría gozarte en amor” y viceversa). Lo libidinal enmascara lo sádico.
Conceptualiza también el mecanismo defensivo del obsesivo como “FALSO ENLACE. Esto quiere
decir que la operación defensiva actúa sobre las representaciones-afectos del complejo de Edipo de la
siguiente manera: se le sustrae el afecto a la representación (penosa y traumática), y se lo enlaza a otra
representación. Consecuencia de ello, la representación original permanece en la conciencia de modo
indiferenciado. En este sentido, el obsesivo tiene noticia de sus traumas en la medida que no los ha olvidado,
pero no tiene noticia porque no les otorga significado.
Por otro lado, refiere al SÍNTOMA EN DOS TIEMPOS del obsesivo, donde primero realiza una acción
sintomática, y luego otra que la cancela (expresión de ambivalencia: amor-odio, provocado por la regresión
sádico-anal).
TERCER PERÍODO: 1915/20
Nueva teoría del trauma y de la angustia: la angustia en tanto angustia señal (angustia de castración), que
provoca la represión; y ya no como angustia traumática, que es provocada por la represión (esto último solo
vale para las Neurosis de angustia), y conceptualización de la segunda tópica: Yo-Ello-Superyó.
En este tercer momento, con “Inhibición, Síntoma y Angustia”, Freud logra articular represión y
sexualidad situando al padre en el lugar de la causa. Su experiencia en la clínica con neuróticos
obsesivos le anoticia de fenómenos tales como: resistencia a la curación, reacción terapéutica negativa,
compulsión a la repetición. Esto lo lleva a Freud a replantearse la idea del síntoma como satisfacción
sustitutiva (beneficio primario del síntoma). Sostiene que, si algo se repite, aun cuando ello sea
displacentero, significa que algo se satisface allí, de ahí surge la satisfacción paradójica, la cual está
regulada por un más allá de la homeostasis del Principio de Placer. Se obtiene placer en la renuncia, en la
denegación de satisfacción.
Es allí que también sintetiza las dos clases de síntomas en las Neurosis Obsesiva, de contrapuesta
tendencia: los síntomas obsesivos negativos, de naturaleza punitoria (prohibiciones, medidas precautorias,
penitencias) y los síntomas obsesivos positivos que representan las satisfacciones libidinales del sujeto
(satisfacciones substitutivas disfrazadas simbólicamente).
En la Neurosis Obsesiva encontramos el síntoma de amalgama, donde se logra enlazar la prohibición
con la satisfacción (de suerte que el mandato o prohibición cobra el significado de una satisfacción). Es por
la tendencia propia del Yo a la síntesis que el enfermo añade, enlaza, al significado originario de sus
síntomas su opuesto más directo. Éste, testimonio del poder de la ambivalencia tan característico de la
Neurosis Obsesiva; siendo así el síntoma de dos tiempos en donde el segundo cancela al primero.
Por otro lado, menciona los mecanismos auxiliares de la represión: anulación y aislamiento
(característico de la Neurosis Obsesiva). Ambas constituyen dos mecanismos defensivos, u operaciones que
Yo emprende contra lo reprimido.
La configuración interior de la Neurosis Obsesiva depende estrictamente de un factor constitucional
ligado a la endeblez de la organización genital de la libido. Siendo ahora la angustia de castración el motor
de la defensa, Freud plantea que es la regresión (ubicada ahora sí como un mecanismo de defensa más
entre otros como la represión) a lo sádico anal el primer éxito del Yo en su lucha defensiva secundaria
contra las exigencias de la libido. Etapa en la que no se plantean como tales las diferencias sexuales.
Freud ahonda en el concepto de regresión y la explica metapsicológicamente por una desmezcla de
pulsiones. El Superyó no logra esquivar esta regresión, volviéndose en consecuencia más duro y
martirizador en su trato. El Yo, como consecuencia de su propia clausura ante el Ello, se vuelve más
accesible a los caprichos del Superyó; Superyó que exige, haciéndose escuchar con la fuerza del Ello, el Yo
que responde obteniendo, de acuerdo a su particular tendencia, satisfacción a partir de la renuncia.
Es en el estudio de las condiciones de angustia donde Freud afirma que los neuróticos siguen
aferrados durante toda su vida a una particular condición de angustia: la angustia ante el Superyó. El
neurótico se diferencia del hombre normal por sus desmedidas reacciones frente a estos peligros.
Es hacia el final de Inhibición, Síntoma y Angustia”, donde Freud destacará tres factores que participan
a modo de condiciones causales de las neurosis: el biológico, el psicológico y el filogenético.
Destacamos este último, el filogenético, la acometida en dos tiempos de la sexualidad humana. La
significatividad patógena de este factor, dice Freud, obedece a que la mayoría de las exigencias pulsionales
infantiles son tratadas como peligrosas por el Yo, quien se defiende de ellas en consecuencia. Así, las
mociones sexuales propias de la pubertad que deberían ser acordes con el Yo corren el riesgo de sucumbir a
la atracción de los arquetipos infantiles y seguirlos a la represión. Nos topamos, concluye Freud, con la
etiología más directa de las neurosis.
IV. ENFOQUE DINÁMICO Y PSICOPATOLÓGICO DE LA NEUROSIS OBSESIVA
A partir de los desarrollos freudianos sobre la Neurosis Obsesiva, los factores que determinan el
desarrollo de la misma, obligando al sujeto a introvertir la libido, son factores constitucionales y factores
pregenitales (consistentes en puntos de fijación sádico-anal).
Desarrollaremos entonces las etapas pregenitales:
ORAL: el neurótico obsesivo se ha relacionado con una madre dominante y autoritaria frente a la cual
surgen sentimientos de ambivalencia, dependencia y hostilidad. Trata de complacerla buscando hacer todo
lo que la madre desea. Al llegar a la situación edípica se traba en su desarrollo, lo que le impide resolverla
favorablemente. La imagen del padre aparece desdibujada.
ANAL: hereda de la misma su relación con la madre. Trata de reproducir en este nuevo esquema de vida
(fase anal) la relación primitiva con el objeto. A través de sus heces siente que puede controlar a la madre y
a sí mismo, tal como controla los productos excrementicios.
Si la educación esfinteriana es demasiado precoz y exigente o contradictoria, va a contribuir a la
formación de un Superyó sádico y exigente, formado en base a severas interdicciones y modelos de
conducta rígidos. Se refuerzan de este modo los aspectos de severidad y ambición, exigiéndole al niño
más allá de lo que puede dar.
Otro aspecto importante es lo contradictorio de las expectativas internas: por un lado, la preocupación
por el niño porque no se ensucie y, por otro, la ansiedad frente a la constipación que trae como resultado el
no saber si para agradar a la madre tiene que ensuciarse o no, lo que determina la duda inicial con respecto
al dar o no dar, ser activo o pasivo, sumiso o rebelde.
FÁLICA: el futuro obsesivo llega a la situación edípica, pero por la carga anterior que trae, no puede
superarla. Motivos por los cuales el obsesivo llega a la fase fálica, pero no a la fase genital del desarrollo:
La madre está insatisfecha con el padre o consigo misma y exige que el niño sea lo que ella hubiera
querido ser, no para él sino para ella, aprisionándolo en su propio deseo. Ratifica al niño lo que él
esperaba: él es el objeto del deseo de la madre. Se establece una situación sin salida. Esta relación
impide el acceso del padre y también el de su propio deseo, ya que lo que hará es cumplimentar lo que
la madre desea que él sea; nunca podrá tener deseos propios ni una auténtica relación con los otros.
Estar en la fase fálica del desarrollo implica una lógica fálica: se tiene el falo o se está castrado; así, la
fusión con el otro se ve amenazada por la castración.
Los deseos de muerte hacia el padre (porque se siente amenazado por la castración y la insatisfaccn)
son tan intensos que refuerzan la amenaza que pesa sobre él. El padre es un sujeto que eventualmente
puede romper la relación encantada con la madre, es un ser que lo aterra, que lo asusta con las amenazas
de castración. La solución que ve el obsesivo es, en vez de identificarse con el padre, eliminarlo. El
refuerzo de las amenazas de muerte hacia el padre, en el fondo refuerzan las amenazas de castración que
pesan sobre él. Frente a esta situación el sujeto hace una identificación parcial, introyectando al padre
fundamentalmente en su instancia interdictora: el padre que le dice: “no puedes amar a tu madre”, se
hace así una identificación con el “no”. De aquí surge la situación básica de prohibición del obsesivo,
que es la prohibición de contacto con el objeto del deseo para evitar la amenaza de castración que pesa
sobre él (esto se refiere a toda alusión de contacto que fuera imaginaria).
En la estructura de la Neurosis Obsesiva, el Yo es el que ésta en el centro del conflicto, capta los
deseos del Ello y capta cómo el Superyó va a reprimir o no a los impulsos. Según sean aceptados o no, el
Yo es el que va a facilitar la expresión de los deseos o va a controlarlos; cuando coarta la expresión de
deseos a expensas del Superyó se establece la situación de conflicto. En su aspecto estructural, el Yo del
sujeto, debido a la amenaza de castración, no puede superar la situación edípica.
La REGRESIÓN, como primer mecanismo de defensa para evitar el contacto con el objeto del
deseo, lleva al obsesivo a desprenderse de la situación fálica por una situación anterior de su
desarrollo (al punto de fijación sádico-anal, a la fase anal secundaria). Al regredir el Yo, disminuyen los
deseos fálicos incestuosos con el objeto deseado y aparecen los deseos sádicos-anales. Acompañando a la
regresión hacia la etapa sádico-anal, se produce la difusión de los instintos (desmezcla pulsional).
Desde el punto de vista libidinal, la regresión es FORMAL (porque de la relación de objeto fálica se pasa
a la relación de objeto sádico-anal), y también TEMPORAL (se regresa a prácticas anteriores vividas por el
sujeto y estas vivencias son reactivadas).
La etapa sádico-anal se caracteriza por la POLARIDAD PASIVIDAD-ACTIVIDAD:
el EROTISMO ANAL, en primer lugar, se expresa a través de todos los placeres de la expulsión.
Después se le agregan los placeres de la retención de la materia fecal sobre la mucosa anal.
el SADISMO ANAL, en segundo lugar, tiende en primer lugar a la destrucción del objeto y
posteriormente a la conservación o retención del objeto.
La etapa anal esta subdividida en dos sub-etapas:
la primera es la EXPULSIVA, donde prevalecen los deseos de destruir al objeto;
la segunda es la RETENTIVA, los aspectos fundamentales son los deseos de preservar al objeto,
(siempre y cuando el objeto este absolutamente controlado por el sujeto).
En toda esta etapa prevalecen los sentimientos de omnipotencia mágica, de autodeterminación y el
narcisismo se constituye precisamente apoyándose en la megalomanía infantil de poder destruirlo todo, de
poder conservarlo y controlarlo.
El objeto de la situación de la fase sádica-anal es el objetoheces”. Como objeto libidinal para el niño,
tiene estas características:
le pertenece primero al propio cuerpo; es el prototipo de lo que le pertenece a uno, pero no forma parte
del propio cuerpo, sino que es un objeto externo que al principio es propiedad de uno;
deja de ser de uno, en ese sentido es el prototipo incluso de la castración;
como es un objeto que se separa del sujeto, permite el juego de la proyección: permite poner afuera algo
que estaba adentro, permite poner afuera lo malo, lo rechazable de sí mismo porque deja de pertenecer.
puede ser un objeto ambivalente en el sentido que tiene dos características, ser bueno y malo, querido y
odiado, valioso y despreciado.
La educación de los esfínteres impone un modelo de conducta: que se abandone la expulsión a propia
voluntad, que se realice la evacuación en lugares y tiempo determinados, y exige la retención. Para poder
adaptarse a esta exigencia, el niño tiene que renunciar a su megalomanía y su narcisismo. El niño acepta esto
por amor a la madre o por el temor al castigo, a la pérdida de amor por parte de la madre. El niño puede
entonces renunciar a una parte de su propio cuerpo. Esta renuncia es el prototipo del obsequio.
Puede producirse no una adaptación, sino una sumisión a las exigencias naturales y el niño puede cumplir
con lo que la madre le exige, pero en el fondo es un rebelde. El obsesivo aparentemente se somete. Puede ser
muy cortés, podrá ser todo lo que otros le piden, pero profundamente es un rebelde que guarda las fantasías
de que él va a poder estar un día en la situación inversa, guarda una profunda frustración de venganza.
El objeto es manejado igual que el objeto heces, de una manera omnipotente, megalomanizada. Maneja
al objeto como si fuera una parte de sí mismo. Va a hacer con el objeto lo que quiere, lo va a manejar,
guardar, tener, entregar. Es una relación de dominio absoluto sobre el objeto; se relaciona con el objeto
que él crea y los otros sólo son tomados en cuenta cuando dan realidad al objeto que él crea. Entonces el
Ello, está caracterizado por la emergencia del mundo sádico-anal. El sujeto tiene relaciones de tipo fálico,
pero vistas a través de la lente sádico-anal. Las relaciones sexuales son vistas como algo sádico, así como
también la de los padres y aparece el temor a dañar o ser dañado. La actitud de poder sobre el objeto,
implica lo activo de la fase sádico-anal. La pulsión tiene también una fase pasiva, exhibicionismo,
masoquismo y homosexualidad. La regresión también se acompaña por la difusión de las pulsiones. Se
produce la superación entre el amor y el odio y esto explica la ambivalencia o sea la convergencia de las dos
pulsiones en el mismo objeto, pero en forma aislada, no armonizadas.
El Yo sufre una regresión tópica. Se intensifican las fantasías correspondientes a la etapa sádico-anal.
El Yo es invadido por un régimen de fantasías propias de dicha etapa. Como la regresión es parcial el Yo
queda dividido en dos sectores: uno más duro, que le permite al obsesivo seguir manteniendo relaciones con
objetos reales y otra parte más regresiva, con un tipo de pensamiento mágico y arcaico.
El Yo se enfrenta a la situación del Ello a través de los mecanismos de defensa: representación y
afecto se separan. El afecto se desplaza hacia otra representación que está alejada de la primera; este es el
mecanismo de defensa. El afecto, por estar desplazado, hace que las representaciones puedan aparecer en
la conciencia del sujeto con toda tranquilidad.
La Formación Reactiva ayuda al obsesivo a tener un carácter rígido, armado y poco plástico. Cuando
falla aparece el Aislamiento y el Desplazamiento. Si esto falla surge la Anulación, que pone de manifiesto
la omnipotencia del pensamiento. Por todos estos mecanismos las ideas del obsesivo aparecen como
absurdas y recurre a estos mecanismos secundarios como los Rituales, que establecen una barrera más
contra el deseo. Para explicar todo esto, el obsesivo recurre a las Racionalizaciones y a las
Intelectualizaciones.
El Superyó es estricto, exigente, rígido, también sufre una regresión a la fase sádico-anal. Al haberse
producido la deflexión de las pulsiones, es sádico porque copia la relación de objeto caracterizada por el
dominio. El Superyó es el maestro y el Yo el esclavo. Cargado por las pulsiones agresivas las reflexiona y en
vez de dirigirse hacia el objeto exterior las vuelve contra el Yo. Se establece una relación intersistémica
sado-masoquista. La naturaleza de las relaciones de objeto del niño y de sus rasgos de carácter está
fuertemente determinada por sus fijaciones predominantes, ya que éstas se sitúan en el estadio oral de
succión o en el sádico-anal. Este factor es también decisivo en la formación del Superyó.
La introyección de la buena madre conduce al establecimiento de una imagen paterna bondadosa debido a
la ecuación del pene con el pecho. En la construcción del Superyó, también a fijación en el estadio oral de
succión, contrastará las identificaciones terroríficas que se han hecho bajo la supremacía de los impulsos
sádicos anales. A medida que disminuyen las tendencias sádicas del niño, las amenazas hechas por el
Superyó se reducen algo en la violencia y en las reacciones del Yo también sufren un cambio. Cuando
comienzan los estadios anales siguientes recogen el poder del Superyó, cada vez más claramente y esto lo
lleva a realizar intentos progresivos para llegar a un acuerdo con él. Este reconocimiento trae como
consecuencia un reconocimiento de la necesidad de obedecer las exigencias del Superyó.
Características psicopatológicas y dinámicas:
Freud: la situación inicial de la Neurosis Obsesiva no es otra que la de la Histeria, a saber, la
necesaria defensa contra las exigencias libidinosas del complejo de Edipo (...) El forzamiento de la
regresión significa el primer éxito del Yo en la lucha defensiva contra la exigencia de la libido. La defensa
recae sobre las aspiraciones del complejo de Edipo (...) Empero, la configuración ulterior es alterada
decisivamente por un factor constitucional. La organización genital de la libido demuestra ser endeble y
muy poco resistente. Cuando el Yo da comienzo a sus intentos defensivos, el primer éxito que se propone
como meta es rechazar en todo o en parte la organización genital (de la fase fálica) hacia el estadio
anterior, sádico-anal. Este hecho de la regresión continúa siendo determinante para todo lo que sigue”.
En términos dinámicos, la REGRESIÓN sería el mecanismo principal de la Neurosis Obsesiva, que le
aporta su signo característico. El aspecto clave de esta defensa es la completa o parcial regresión desde la
orientación genital de la etapa fálica del desarrollo psicosexual, hacia la temprana etapa anal. Todo esto
tiene como resultado un incremento de los impulsos hostiles y un aumento en la severidad superyóica.
El efecto inmediato de la regresión es doble: el incrementado sadismo anal se combina con la
hostilidad edípica dirigida al progenitor del mismo sexo e impone nuevas tareas defensivas al Yo; y el
erotismo anal emergente produce un cambio en los objetivos sexuales, y así, en la conducta de la persona.
En todas las psiconeurosis el control del Yo se ha hecho relativamente insuficiente. En las
compulsiones y obsesiones, sigue en pie el hecho de que el Yo gobierna la motilidad, pero no se siente libre
en el uso de este poder de dirección: está obligado a usarlo de acuerdo con el extraño mandato de una

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