Clásicamente se considera que los síntomas están en relación con la natremia (Tabla 7), pero se sabe
que con natremias de 128 mEq/l pueden aparecer incluso convulsiones si la hiponatremia es aguda,
especialmente en el postoperatorio, de modo que la velocidad de instauración condiciona más la
sintomatología que el grado de descenso. Es importante identificar si existen datos clínicos
sugerentes de encefalopatía hiponatrémica, porque constituye una emergencia médica y debe
tratarse con suero salino hipertónico, aunque puede ser difícil saber si los síntomas se deben a la
hiponatremia o a la enfermedad de base del paciente.
La corrección inapropiadamente rápida de una hiponatremia crónica puede llevar a la mielinolisis
pontina o desmielinización osmótica, complicación muy grave, consecuencia de la deshidratación
celular secundaria al nuevo ambiente osmolar, más hipertónico respecto al intracelular cerebral que
no ha tenido tiempo de captar nuevos osmoles orgánicos. A los 2 ó 3 días pueden aparecer cambios
en el comportamiento, parálisis de pares craneales, tetraparesia progresiva subaguda, parálisis
pseudobulbar, ataxia, movimientos extrapiramidales, convulsiones, parálisis respiratoria,
alteraciones de la conciencia y, en muchos casos, la muerte. Por ello resulta crucial la corrección
controlada de las hiponatremias crónicas. La resonancia magnética (RM) en T2 muestra imágenes
hiperintensas pontinas y extrapontinas, que pueden no aparecer hasta dos semanas después del
inicio de los síntomas, por lo que una RM normal no excluye su diagnóstico. Los pacientes de alto
riesgo de mielinolisis se describen en la
(Tabla 6).
Además de estos síntomas clínicos, es fundamental recordar que la hiponatremia se ha asociado a un
aumento de la mortalidad, la estancia hospitalaria, las caídas, las fracturas óseas y a un deterioro de
la calidad de vida
[28] [29].
DIAGNÓSTICO
La eliminación urinaria de sodio, la osmolalidad en orina y la estimación del agua corporal total y de
la volemia intravascular son elementos esenciales para conocer el mecanismo etiológico de la
hiponatremia
(Figura 1). Para su diagnóstico es aconsejable que se realicen a la vez las
determinaciones de sodio, potasio y osmolalidad en sangre y orina, así como la evaluación de la
volemia. También conviene seguir siempre un esquema diagnóstico que obligue a pensar en todas
las posibilidades bajo un criterio fisiopatológico.
1º Determinar si existe un estado hipoosmolar. Para ello hay que medir la osmolalidad plasmática,
aunque con los datos clínicos y la glucemia es suficiente en la mayoría de los casos.