
Noción de discurso.
El discurso es parte de la vida social y, sin duda, contribuye a la construcción de identidades sociales, de
relaciones interpersonales entre los sujetos y a la creación de creencias, conocimientos, maneras de
comunicarnos y representaciones del mundo. Un discurso se constituye entonces como el resultado de una
construcción intencional de la realidad, y no como una mera intuición.
La lengua, como materia prima del discurso, ofrece a los hablantes diversas opciones (fónicas, léxicas,
sintácticas, pragmáticas), que deberán seleccionar a la hora de interactuar. Esta elección se lleva a cabo
siguiendo parámetros contextuales dinámicos (situación, propósitos y características de los destinatarios,
entre otros) que permiten la construcción de piezas discursivas asociadas a condiciones de producción
determinadas, es decir, originadas a partir de un género discursivo en particular.
La utilización de determinados términos, construcciones discursivas, modos de referirse al otro, estará
ligada a una ideología, una visión del mundo, metas y finalidades concretas. Son estas opciones las que
les permiten a los sujetos desplegar estrategias discursivas para lograr determinado propósito. Este último
término es clave en el AD ya que supone un conjunto organizado de procedimientos que un
hablante/escritor lleva a cabo con un fin específico en función del contexto socio-cognitivo en el que se
encuentra. Su construcción depende de la combinación de recursos gramaticales y pragmáticos.
estas posibles relaciones para dar cuenta de una planificación discursiva particular. Como práctica social,
el discurso es complejo y heterogéneo pero no por ello caótico. Existen una serie de normas y reglas como
así también diferentes modos de organización que guían a las personas para la construcción de discursos
coherentes y apropiados a cada situación de comunicación (participantes, lugar y tiempo). Desde esta
mirada, entendemos por discurso “organizaciones trasoracionales que correspondan a una tipología
articulada sobre condiciones de producción sociohistóricas”. Se trata entonces de un intento por describir
y explicar quién utiliza el lenguaje, cómo lo utiliza, por qué y cuándo lo usa.
Desde la Teoría de la Enunciación, la unidad básica del discurso es el enunciado, entendido como el
producto concreto de un proceso de enunciación realizado por un enunciador/locutor y destinado a un
enunciatario/alocutario. Como vimos, para Benveniste, la enunciación es la puesta en funcionamiento de
la lengua por un acto individual de utilización; es el acto mismo de producir un enunciado y no el texto en
sí mismo. Es decir que lo que se estará estudiando, abarcará no sólo el producto concreto del proceso, sino
también las huellas que imprime el sujeto que habla en el enunciado. De esta manera, la importancia de la
teoría de la enunciación para el AD radica en que nos permite encontrar dentro del discurso signos
específicos (deícticos, modalidades, subjetivemas, etc.) que señalan la actitud del locutor frente a la
situación en la que produce ese discurso. Esto implica dar cuenta de la existencia de la “subjetividad en el
lenguaje” reconstruyendo las relaciones establecidas entre los protagonistas del discurso, la situación de
enunciación, las circunstancias espacio- temporales, las condiciones generales de producción/recepción, el
contexto socio-histórico.
UNIDAD 2. La pragmática.
¿Qué es la pragmática? Es la disciplina que trabaja el lenguaje en uso, la dimensión comunicativa. Se
ocupa de analizar de algún modo la diferencia en lo que digo y lo que realmente quiero decir. Va a estar
dado por la relevancia del contexto, la relación de un sujeto con el otro, la intención. Tiene en cuenta
factores extralingüísticos quien habla a quien se dirige, donde y cuando.
La pragmática regula el uso del lenguaje en la comunicación, es decir, las condiciones que determinan
tanto el empleo de un enunciado concreto por parte de un hablante concreto en una situación
comunicativa concreta, como su interpretación por parte del destinatario. Una misma frase gramatical
puede ser interpretada de diversas maneras por quien lo dice, bajo que circunstancias, etc.
Relación pragmática: se da entre un signo y su usuario, nos lleva a la idea que una cosa es lo que se dice
y otra es lo que se quiere decir. En otras palabras, un emisor lanza un mensaje con una intención
determinada bajo circunstancias específicas. El receptor es capaz de ir más allá del significado literal de