
la hipótesis según la cual la influencia es una función de la dependencia. Es decir que una
persona no podría ejercer con éxito una influencia más que sobre personas que dependen de
ella, bien porque reciben de ella informaciones sobre el medio o porque esperan recompensas.
Las investigaciones sobre influencia social se han centrado sobre el comportamiento de los
blancos de la influencia. Estos comportamientos se reducen a dos: ya sea adoptar los puntos de
vista del grupo o resistir a las presiones del grupo. Varias experiencias han demostrado la fuerza
del impacto del grupo sobre el individuo y la fuerza de la presión ejercida por el grupo cuando
intenta imponer la uniformidad de opinión a un individuo desviado.
Para los autores de “innovación e influencia de las minorías” las investigaciones tradicionales
sobre la conformidad llegan a un punto muerto. De ello se desprende que la conformidad no
tiene las virtudes que se le asignan. No siempre hace que el grupo sea más eficaz o este mejor
adaptado. Por el contrario, en ocasiones permite que el grupo actue y se adapte. En ciertos
casos, un grupo particular puede ser más eficaz, si se proporciona a los individuos o a los
subgrupos la ocasión de actuar sobre el grupo. Ya no se justifica que se coloque al individuo o al
sub-grupo en el papel de blanco de la influencia, sino que es necesario considerarlo, al individuo,
como fuente de influencia. La influencia social no solo puede servir para el control social y ayudar
a que cada uno se adapte a una realidad social, sino que además contribuye al cambio social.
Referirse al cambio social es hablar de innovación, de la influencia activa de las minorías o los
individuos sobre una mayoría o un grupo. La adaptación de los individuos y grupos a un medio
determinado ya no puede ser vista como la única función del comportamiento individual y social.
La influencia social no tiene como única función reducir las diferencias entre los individuos,
imponerles una visión uniforme de la realidad. También tiene lugar para modificar el medio o la
organización y permite que un grupo persiga sus fines o se transforme. No se puede considerar
que el proceso de influencia se desarrolle en una sola dirección. Sino que hay que considerarlo
como algo simétrico, como un proceso que incluye la acción y la reacción tanto de la fuente
como del blanco. Si se supone que cada miembro del grupo, independientemente de su posición
es una fuente potencial de influencia, queda de manifiesto que ya no se puede resaltar la
presencia de una relación de dependencia como factor principal del éxito de la influencia. En
lugar de ello, los autores proponen que se considera que la posesión de normas o contra-normas
y el estilo de comportamiento adoptado son los factores del éxito de la influencia.
Rasgos específicos de la innovación
Se concibe el proceso de innovación como un proceso de influencia social, que generalmente
tiene por fuente una minoría o un individuo que intenta, ya sea introducir o crear nuevas ideas,
nuevos modos de pensamiento o comportamiento o bien modificar ideas recibidas, actitudes
tradicionales, antiguos modos de pensamiento o comportamiento. Los autores de “innovación
e influencia de las minorías” intentan especificar el concepto de minoría. Los psicólogos sociales
generalmente definen a la minoría de manera cuantitativa. De este modo, conciben a una
minoría como una pequeña fracción o un pequeño número de individuos que comparten ciertas
opiniones, valores, juicios o ciertos comportamientos que siempre difieren de los que comparte
la fracción más numerosa de algún grupo importante. En cambio la definición que brindan los
autores dan un concepto más amplio. Ellos lo definen de manera más relativa, es decir, en