
CLASIFICACIÓN, ESTRUCTURA Y REPLICACIÓN DE LAS BACTERIAS 115
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citoplásmica. Muchas de estas proteínas atraviesan toda la
bicapa lipídica, por lo que se habla de proteínas transmem-
branarias. Un grupo de ellas recibe el nombre de porinas
puesto que forman poros que permiten la difusión a tra-
vés de la membrana de moléculas hidrófilas de menos de
700 Da de peso. El canal de la porina permite el paso de
metabolitos y antimicrobianos hidrófilos de pequeño tamaño.
Igualmente, la membrana externa contiene proteínas es-
tructurales y moléculas receptoras para los bacteriófagos y
otros ligandos y componentes del sistema de transporte y
secreción.
La membrana externa se conecta a la membrana citoplás-
mica a través de unas zonas de adhesión y, por otra parte,
se une al peptidoglucano por medio de una lipoproteína.
Esta lipoproteína se une al peptidoglucano por un enlace
covalente y también se ancla a la membrana externa. Las
zonas de adhesión proporcionan una vía membranosa para el
paso de los componentes recién sintetizados de la membrana
externa hacia ésta.
La membrana externa se mantiene mediante enlaces
catiónicos divalentes (Mg
+2
y Ca
+2
) formados entre los fos-
fatos de las moléculas de LPS y por interacciones hidrófobas
entre el LPS y las proteínas existentes. Estas interacciones
producen una membrana rígida y fuerte que puede verse
afectada por la acción de antibióticos (p. ej., polimixina) o
mediante la eliminación de los iones de magnesio y calcio
(quelación con ácido etilendiamino-tetraacético [EDTA] o
tetraciclina). La alteración de la membrana externa debilita
a la bacteria y favorece el paso de moléculas hidrófobas
de gran tamaño. La adición de lisozima a células con una
membrana externa alterada produce unos esferoplastos que,
al igual que los protoplastos, son sensibles a los cambios
osmóticos.
Estructuras externas
Algunas bacterias (grampositivas o gramnegativas) se encuen-
tran rodeadas por unas capas laxas de proteínas o polisacári-
dos denominadas cápsulas. En los casos en que la adhesión
es muy débil y el grosor o la densidad no son uniformes, se
habla de capa de limo (slime layer). Las cápsulas y la capa
de limo se conocen también como glucocálix. Una excepción
a esta regla es Bacillus anthracis, que produce una cápsula
polipeptídica. Aunque la cápsula apenas es visible al micros-
copio, puede visualizarse por la exclusión de partículas de
tinta china.
Aunque las cápsulas y las capas de limo son innecesarias
para el crecimiento de las bacterias, revisten una gran impor-
tancia para su supervivencia en el organismo hospedador. La
cápsula es poco antigénica y es antifagocítica; además, consti-
tuye un factor de virulencia significativo
(p. ej., Streptococcus
pneumoniae). La cápsula puede actuar también como barrera
frente a moléculas hidrófobas tóxicas (p. ej., detergentes), así
como facilitar la adherencia a otras bacterias o a las superfi-
cies de los tejidos del hospedador. En el caso de Streptococ-
cus mutans, las cápsulas de dextrano y levano posibilitan su
fijación y adhesión al esmalte dental. Durante el cultivo in
vitro pueden aparecer cepas bacterianas que carecen de una
cápsula en ausencia de la presión del organismo hospedador
y son, por tanto, menos virulentas. Algunas bacterias (p. ej.,
Pseudomonas aeruginosa, S. aureus) producen una biopelícula
polisacárida cuando hay un número suficiente de bacterias
(quórum) y en determinadas condiciones que favorece el cre-
cimiento, con lo que se establece una comunidad bacteriana
y protege a sus miembros de la acción de los antibióticos y
las defensas del organismo hospedador. Otra biopelícula es
la placa dental causada por S. mutans.
Los flagelos son unos propulsores en forma de cuerda que
están formados por unas subunidades proteicas enrolladas
helicoidalmente (flagelina); asimismo, se unen a las mem-
branas de las bacterias mediante unas estructuras (gancho y
cuerpo basal) y se impulsan por el potencial de membrana.
Las especies bacterianas pueden tener uno o varios flagelos
en su superficie, los cuales pueden anclarse en diferentes
partes de la célula. Los flagelos están compuestos de un
motor de proteínas activado por adenosina trifosfato (ATP)
conectado con un propulsor en forma de látigo compuesto de
múltiples subunidades de flagelina. Los flagelos proporcio-
nan motilidad a las bacterias y permiten que la célula se dirija
hacia los nutrientes y evite las sustancias tóxicas (quimio-
taxis). Las bacterias se acercan a sus nutrientes nadando en
línea recta para girar luego bruscamente y continuar en una
nueva dirección. Este período de desplazamiento aumenta a
medida que se incrementa la concentración de la sustancia
quimioatrayente. La dirección del giro flagelar determina si
las bacterias continúan nadando o bien giran. Los flagelos
portan también factores antigénicos y determinantes de la
cepa bacteriana y constituyen un ligando para el receptor
de tipo toll 5 para activar las protecciones innatas del hos-
pedador.
Las fimbrias (pili) («orlas» en latín) son unas estructuras
piliformes que se localizan en la parte externa de las bacterias
y están formadas por unas subunidades proteicas (pilina).
Las fimbrias se diferencian morfológicamente de los flagelos
por su menor diámetro (3-8 nm frente a 15-20 nm) y carecer
de una estructura helicoidal. Por regla general, a lo largo
de toda la superficie de la célula bacteriana existen varios
centenares de fimbrias dispuestas de forma uniforme. Su
tamaño puede ser de hasta 15-20 mm o muchas veces el ta-
maño de la célula.
Las fimbrias favorecen la adhesión a otras bacterias o
al organismo hospedador (sus nombres alternativos son
adhesinas, lectinas, evasinas y agresinas). Como factor
de adherencia (adhesina), las fimbrias constituyen un im-
portante determinante de virulencia en la colonización e
infección del aparato urinario por E. coli, al igual que en
la infección por Neisseria gonorrhoeae y otras bacterias.
Los extremos de las fimbrias pueden contener también
unas proteínas (lectinas) que se fijan a azúcares específicos
(p. ej., manosa). Los pili F (pili sexuales) se unen a otras
bacterias y configuran una estructura tubuliforme para
la transferencia horizontal de grandes segmentos de los
cromosomas bacterianos. Estos pili están codificados por
un plásmido (F).
Excepciones bacterianas
Las micobacterias poseen una capa de peptidoglucano (con
una estructura ligeramente distinta), que está entrelazado
y unido mediante un enlace covalente a un polímero de
arabinogalactano, y rodeado de una capa lipídica ceriforme
de ácido micólico (ácidos grasos tipo b-hidroxi con ramifica-
ciones a y de alto peso molecular), factor de agregación de
micobacterias (cord) (glucolípido de trehalosa y dos ácidos
micólicos), waxD (glucolípido de 15 a 20 ácidos micólicos y
azúcar) y sulfolípidos (v.
fig. 25-1). Estas bacterias se definen
como ácido-alcohol resistentes. La capa lipídica es antifa-
gocítica y responsable de la virulencia de estas bacterias.
Igualmente, los microorganismos pertenecientes a los géneros
Corynebacterium y Nocardia producen ácidos micólicos.
También las clamidias y los micoplasmas carecen de una
pared celular de peptidoglucano y los micoplasmas incorporan
en sus membranas moléculas de esteroides procedentes del
organismo hospedador.