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1.1- ESTADOS DE LA MATERIA
Se reconocen tres “Estados Físicos” o “Estados de Agregación” de la Materia. Estos son:
SÓLIDO
LÍQUIDO
GASEOSO
Estado sólido: La mayor proximidad entre las moléculas, átomos o iones que
componen un sólido caracteriza a este estado. Las partículas pueden encontrarse
altamente ordenadas en el espacio conformando una red cristalina. Sus
movimientos se limitan a vibraciones en torno a los vértices de la red en donde
se hallan situadas. Los sólidos poseen forma definida y volumen propio.
Estado líquido: Las partículas constituyentes de un líquido se encuentran más
separadas que en el estado sólido (en el orden de magnitud de un diámetro
molecular), pero no tanto como en el caso de los gases. Las fuerzas de atracción
no son muy intensas, como ocurre en un sólido, por ello estás pueden deslizarse
unas sobre otras, otorgando la capacidad de fluidez. Esto también explica el
hecho de que los líquidos no posean forma propia (se adapten a la del recipiente
que los contiene) pero sí volumen. Al encontrarse las partículas suficientemente
próximas hace de los líquidos fluidos incompresibles.
Estado gaseoso: La distancia media entre las partículas constituyentes de un gas
es igual o mayor a diez veces el tamaño de la molécula. Las fuerzas de atracción
son prácticamente nulas y las de repulsión muy grandes, lo que lleva a que un
gas sea altamente expandible y adquiera las forma y el volumen del recipiente
que lo contiene. De esto también se desprende la capacidad de fluir y su alta
compresibilidad con el aumento de la presión. Si miramos a un gas desde un
modelo de partículas, estas se encuentran moviéndose a altísimas velocidades
por todo el espacio disponible, chocando más frecuentemente con las paredes
del recipiente que las contiene que con ellas mismas. Esto se evidencia con la
presión que generan. Al entregar energía al sistema (como puede ser en forma
de calor), las mismas aumentan el número de colisiones contra la pared del
recipiente que las contiene, elevando la presión interna.