
MARX Y ENGELS - La ideología alemana, “Introducción”
y formas de la conciencia, la religión, la filosofía, la moral, etc., así como
estudiando a partir de esas premisas su proceso de nacimiento, lo que,
naturalmente, permitirá exponer las cosas en su totalidad (y también, por ello
mismo, la interdependencia entre estos diversos aspectos).
★ Esta concepción, a diferencia de la idealista, no busca una categoría en cada
período, sino que se mantiene siempre sobre el terreno histórico real, no
explica la práctica partiendo de la idea, sino explica las formaciones
ideológicas sobre la base de la práctica material, por lo cual llega,
consecuentemente, a la conclusión de que todas las formas y todos los
productos de la conciencia no pueden ser destruidos por obra de la crítica
espiritual, mediante la reducción a la «autoconciencia» o la transformación en
«fantasmas», «espectros», «visiones», etc., sino que sólo pueden disolverse
por el derrocamiento práctico de las relaciones sociales reales, de las que
emanan estas quimeras idealistas; de que la fuerza propulsora de la historia,
incluso la de la religión, la filosofía, y toda teoría, no es la crítica, sino la
revolución.
★ Esta concepción revela que la historia no termina disolviéndose en la
«autoconciencia», como el «espíritu del espíritu», sino que en cada una de sus
fases se encuentra un resultado material, una suma de fuerzas productivas,
una actitud históricamente creada de los hombres hacia la naturaleza y de los
unos hacia los otros, que cada generación transfiere a la que le sigue, una
masa de fuerzas productivas, capitales y circunstancias, que, aunque de una
parte sean modificados por la nueva generación, dictan a ésta, de otra parte,
sus propias condiciones de vida y le imprimen un determinado desarrollo, un
carácter especial; de que, por tanto, las circunstancias hacen al hombre en la
misma medida en que éste hace a las circunstancias.
8. Inconsistencia de toda la concepción anterior, idealista de la historia, sobre todo
de la filosofía alemana posthegeliana
★ La historia se escriba siempre con arreglo a una pauta situada fuera de ella; la
producción real de la vida se revela como algo prehistórico, mientras que lo
histórico se manifiesta como algo separado de la vida usual, como algo extra
y supraterrenal. De este modo, se excluye de la historia la actitud de los
hombres hacia la naturaleza, lo que engendra la oposición entre la naturaleza
y la historia. Por eso, esta concepción sólo acierta a ver en la historia los
grandes actos políticos y las acciones del Estado, las luchas religiosas y las