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Acomo Darwin. descubr la ley del desarrollo del mundo ornico, Marx descubrió la
ley del desarrollo de la historia humana, a saber: el hecho elemental y sencillo, que hasta
ahora aparecía enterrado bajo una maraña ideológica, de que los hombres, antes de
ocuparse de política, de ciencia, de arte, de religión, etc., deben, por encima de todo,
comer, beber, vestirse y tener un techo, y que, por lo tanto, la producción de los medios
materiales de existencia, y con ello, el grado de desarrollo ecomico de un pueblo o de
una época, constituyen la base de donde se deduce, y, por consiguiente se explican (y no
a la inversa, como hasta el presente era la regla), todas las instituciones del Estado, los
conceptos jurídicos, el arte, y, aun, las ideas religiosas de los hombres.
F. Engels: "Discurso ante la tumba de Karl Marx", (17 de marzo de 1883).
Prólogo de la “Contribucn a la crítica de la economía política
1
Karl Marx
Estudio el sistema de la Economía burguesa por este orden: capital, propiedad del
suelo, trabajo asalariado; Estado, comercio exterior, mercado mundial. Bajo los tres
primeros títulos, investigo las condiciones económicas de vida de las tres grandes clases
en que se divide la moderna sociedad burguesa; la conexión entre los tres títulos
restantes salta a la vista. La primera sección del libro primero, que trata del capital,
contiene los siguientes capítulos: 1. La mercancía; 2. El dinero o la circulación simple; 3.
El capital en general. Los dos primeros capítulos forman el contenido del presente
fascículo. Tengo ante mí todos los materiales de la obra en forma de monografías,
redactadas, con grandes intervalos de tiempo para el esclarecimiento de mis propias
ideas y no para su publicación; la elaboración sistemática de todos estos materiales con
arreglo al plan apuntado, depende de circunstancias externas.
Aunque había esbozado una introducción general, prescindo de ella, pues, bien
pensada la cosa, creo que el adelantar los resultados que han de demostrarse, más bien
sería un estorbo, y el lector que quiera realmente seguirme deberá estar dispuesto a
remontarse de lo particular a lo general. En cambio, me parecen oportunas aq algunas
referencias acerca de la trayectoria de mis estudios de economía política.
Mis estudios profesionales eran los de Jurisprudencia, de la que, sin embargo,
sólo me preocupé como disciplina secundaria, al lado de la filosofía y de la historia. En
1842-1843, siendo redactor de la Gaceta del Rin
2
, me vi por vez primera en el trance
difícil de tener que opinar acerca de los llamados intereses materiales. Los debates de la
Dieta renana sobre la tala furtiva y la parcelación de la propiedad del suelo, la polémica
oficial mantenida entre el señor Von Schaper, a la sazón gobernador de la provincia
renana, y la Gaceta del Rin, acerca de la situación de los campesinos del Mosela, y
finalmente, los debates sobre el libre cambio y el proteccionismo, fue lo que me movió a
ocuparme por vez primera de cuestiones ecomicas. Por otra parte, en aquellos tiempos
en que el buen deseo de marchar a la vanguardia” superaba con mucho el conocimiento
de la materia, la Gaceta del Rin dejaba traslucir un eco del socialismo y del comunismo
1
Extraído de MARX, K y ENGELS, F. Obras Escogidas, Editorial Cartago, B uenos A ires, 1957,
g.340-343.
2
Rheinische Zeitung, diario radical que se publicó en Colonia en los os 1842 y 1843. Marx fue el
redactor jefe de dicho periódico desde el 15 de hasta el 18 de marzo de 1843. (N. de la Edit.)
3
francés, teñido de un tenue matiz filosófico. Yo me declaré en contra de aquellas
chapucerías, pero confesando al mismo tiempo francamente, en una controversia con la
Gaceta general de Augsburgo
3
, que mis estudios hasta entonces no me permitían
aventurar ningún juicio acerca del contenido propiamente dicho de las tendencias
francesas. Lejos de esto, aproveché ávidamente la ilusión de los gerentes de la Gaceta
del Rin, quienes cran que suavizando la posición del periódico iban a conseguir que se
revocase la sentencia de muerte ya decretada contra él, para retirarme de la escena
blica a mi cuarto de estudio.
Mi primer trabajo, emprendido para resolver las dudas que me asaltaban, fue una
revisión crítica de la filosofía hegeliana del derecho, trabajo cuya introducción vio la luz en
1844 en los Anales franco-alemames
4
, que se publicaban en París. Mi investigación
desembocaba en el resultado de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de
Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del
espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en las condiciones materiales de vida
cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo
XVIII, bajo el nombre de sociedad civil, y que la anatomía de la sociedad civil hay que
buscarla en la Economía política. En Bruselas, adonde me trasladé en virtud de una orden
de destierro dictada por el señor Guizot, hube de proseguir mis estudios de Economía
política, comenzados en París. El resultado general a que lleg, y que, una vez obtenido,
sirvió de hilo conductor a mis estudios, puede resumirse así: en la producción social de su
vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su
voluntad, relaciones de producción que corresponden a una determinada fase de
desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de
producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se
levanta la superestructura [Uberbau] jurídica y política y a la que corresponden
determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material
condiciona [bedingen] el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la
conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo
que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas
productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes,
o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad
dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí.
De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten
en trabas suyas. Se abre a una época de revolución social. Al cambiar la base
ecomica se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura
erigida sobre ella. Cuando se estudian esas revoluciones, hay que distinguir siempre entre
los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que
pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas judicas,
políticas, religiosas, arsticas o filosóficas, en una palabra, las formas ideogicas en que
los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo
modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de , no podemos
juzgar tampoco a estas épocas de revolución por su conciencia, sino que, por el contrario,
3
Allgemeine Augsburger Zeitung, diario alemán reaccionario fundado en 1789; desde 1810 hast a
1882 se editaba en Augsburg. En 1842 publicó una falsificación de las ideas del comunismo y el
socialismo utópicos y Marx lo desenmascaró en su artículo “El comunismo y el Allgemein Zeitung
de Augsburg, que fue publicado en el Reinische Zeitug, en octubre de 1842 (N. de la Edit.)
4
Deutsch-Franzosische Jahrbücher, órgano de la propaganda revolucionaria y comunista, editado
por Marx en París, en el año 1844 (N. de la Edit.)
4
hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el
conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción.
Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas
productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de
producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado
en el seno de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre
únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos
siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan, o, por lo menos, se están
gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos
designar como otras tantas épocas de progreso, en la formación económica de la
sociedad, el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal, y el moderno burgués. Las
relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de
producción; antanica no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un
antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las
fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa brindan, al
mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta
formación social se cierra, por tanto, la prehistoria de la sociedad humana.
Friedrich Engels, con el que yo mantea un constante intercambio escrito de
ideas desde la publicación de su genial bosquejo sobre la crítica de las categorías
ecomicas (en los Anales franco-alemames), había llegado por distinto camino (Véase
su libro La Situación de la Clase Obrera en Inglaterra) al mismo resultado que yo. Y
cuando, en la primavera de 1845, se estableció también en Bruselas, acordamos
contrastar conjuntamente nuestro punto de vista con el ideológico de la filosofía alemana;
en realidad, liquidar, con nuestra conciencia filosófica anterior. El propósito fue realizado
bajo la forma de una crítica de la filosofía posthegeliana. El manuscrito -dos gruesos
volúmenes en octavo
5
- llevaba ya la mar de tiempo en Westfalia, en el sitio en que había
de editarse, cuando nos enteramos de que nuevas circunstancias imprevistas impedían
su publicación. En vista de esto, entregamos el manuscrito a la crítica roedora de los
ratones, muy de buen grado, pues nuestro objeto principal: esclarecer nuestras propias
ideas, estaba ya conseguido. Entre los trabajos dispersos en que por aquel entonces
expusimos al blico nuestras ideas, bajo unos u otros aspectos, sólo cita el Manifiesto
del Partido Comunista, redactado en colaboración con Engels y por mi, y un Discurso
sobre el Libre Cambio, que yo publiqué. Los puntos decisivos de nuestra concepción
fueron expuestos por vez primera, científicamente, aunque sólo en forma polémica, en la
obra Miseria de la Filosofía, etc., publicada por mi en 1847 y dirigida contra Proudhon. La
publicación de un estudio escrito en alemán sobre el Trabajo Asalariado, en el que
recogía las conferencias dictadas por mí acerca de este tema en la Asociación obrera
alemana de Bruselas
6
, fue interrumpida por la revolución de Febrero, que trajo como
consecuencia mi alejamiento forzoso de Bélgica.
5
Se trata de la obra de Marx y Engels La ideología alemana.
6
La Asociación Obrera Alemana de Bruselas fue fundada por Marx y Engels a fines de agos to de
1847, con el fin de educar políticamente a los obreros alemanes residentes en Bélgica y mantenía
contacto directo con los clubs obreros flamencos y walones. Los mejores elementos de la
asociación entraron luego en la organización de Bruselas de la Liga de los Comunistas. Las
actividades de la Asociación Alemana en Bruselas se suspendieron poco después de la revolución
burguesa de febrero de 1848 en Francia, debido al arresto y expulsión de sus miembros por la
policía belga.
5
La publicación de la Nueva Gaceta del Rin, (1844-1849) y los acontecimientos
posteriores, interrumpieron mis estudios económicos, que no pude reanudar hasta 1850,
en Londres. Los inmensos materiales para la historia de la Economía política ac umulados
en el British Museum, la posición tan favorable que brinda Londres para la observación de
la sociedad burguesa, y, finalmente, la nueva fase de desarrollo en que parecía entrar
ésta con el descubrimiento de oro de California y de Australia, me imp ulsaron a volver a
empezar desde el principio, abriéndome paso de un modo crítico, a través de los nuevos
materiales. estos estudios me llevaban, a veces, por mismos, a campos aparentemente
alejados en los que tenía que detenerme durante más o menos tiempo. Pero lo que sobre
todo me mermaba el tiempo de que disponía era la necesidad imperiosa de trabajar para
vivir. Mi colaboración desde hace ya ocho años en el primer periódico anglo-americano, el
New York Tribune
7
, me obligaba a desperdigar extraordinariamente mis estudios, ya que
sólo en casos excepcionales me dedico a escribir para la prensa correspondencias
propiamente dichas. Los artículos sobre los acontecimientos económicos más salientes
de Inglaterra y el continente formaban una parte tan importan te de mi colaboración, que
esto me obligaba a familiarizarme con una serie de detalles de carácter práctico situados
fuera de la órbita de la ciencia propiamente económica.
Este esbozo sobre la trayectoria de mis estudios en el campo de la Economía
política tiende simplemente a demostrar que mis ideas, cualquiera que sea el juicio que
merezcan, y por mucho que choquen con los prejuicios interesados de las clases
dominantes, son el fruto de largos años de concienzuda investigación. Y a la puerta de la
ciencia, como a la puerta del infierno, debiera estamparse esta consigna:
Qui si convien lasciare ogni sospetto
Ogni viltá convien che qui sia morta
Karl Marx, Londres, enero de 1859
Lucha de clases
Karl Marx y Frederik Engels
La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días
8
es la
historia de las luchas de clases.
7
New York Tribune, diario democtico que se publicó en Nueva York entre 1841 y 1924. Marx
colaboró en él desde 1851 hasta 1862.
Déjese aquí cuanto sea recelo, mátese aq cuanto sea vileza” (Dante, La divina Comedia).
8
O más exactamente, la historia escrita. En 1847. la historia de la organización social que precedió
a toda la historia escrita, la prehistoria era casi totalmente desconocida. Posteriormente,
Haxthausen ha descubierto en Rusia la propiedad colectiva de las tierras; Maurer ha demost rado
que esta fue la base social de la que se derivaron históricamente todas las tribus alemanas y poc o
a poco se ha ido descubriendo que la comunidad campesina, con la posesión colectiva del s uelo,
es o ha sido la forma primitiva de la sociedad, desde las Indias hasta Irlanda. La organización
interna de esa sociedad comunista primitiva ha sido puesta en claro, en lo que tiene de típico, c on
el culminante descubrimiento hecho por Morgan del verdadero carácter de la gens y su posic n
dentro de la tribu. Al disolverse estas comunidades primitivas comenzó a escindirse la sociedad en
clases distintas y, finalmente, enfrentadas. (Nota de F. Engels, adicionada en 1890).
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