animal, y separa las funciones animales de lo que tienen de humano, haciendo de esa
pura animalidad el fin último de la existencia humana: “.
Alienación respecto de la vida genérica
Para Marx, la vida genérica del hombre se manifiesta en la actividad mediante la cual se
apropia de la naturaleza, haciendo de ella su “cuerpo inorgánico”, el objeto y el
instrumento de su actividad vital, su “producción práctica de un mundo objetivo”. A
diferencia del animal, que sólo produce bajo el influjo del instinto y obligado por la
necesidad, el hombre “produce incluso libre de la necesidad física y sólo produce
realmente liberado de ella”. Pero el trabajador, bajo el régimen del trabajo enajenado, no
puede ver su actividad como manifestación de la esencia de su especie, como la libre
producción social del mundo humano, sino sólo como un medio individual para la mera
satisfacción de sus necesidades privadas. Al volverse extraña al hombre su actividad
como especie, desaparece la especie y sólo queda el individuo.
Alienación respecto del otro: el semejante como enemigo
Esta no es sino otra forma que adquiere la alienación del trabajador como ser universal,
ya que, como afirma Marx, “el individuo es el ser social”. Pero este ser social está
limitado, mutilado, oculto bajo relaciones sociales que, lejos de potenciar la cooperación
de los hombres en la producción de su mundo, los enfrenta y los transforma en extraños y
hasta hostiles uno para el otro . Así como la creación devora a su creador, la mercancía
al trabajador, el prójimo, el semejante, pasa a ser para cada individuo una cosa, un medio;
las relaciones entre cosas se vuelven antropomórficas, y las relaciones humanas se
cosifican. La alienación en Marx es un concepto que se opone al concepto de naturaleza
humana: el hombre está alienado porque está desnaturalizado.