LEY DE HIERRO DE LA OLIGARQUIA - R. MITCHELS
Aceptaba la posición de Marx sobre la importancia del desarrollo
económico para el cambio social, pero rechazo la idea de que la democracia y
el socialismo fueran el resultado inevitable de las fuerzas económicas que
actúan en las sociedades industriales. Sostenía que había otras fuerzas
operantes que eran suficientemente fuertes para frenar el proceso de
democratización de la sociedad industrial, y eran:
– la naturaleza del individuo humano
– la naturaleza de la lucha política
– la naturaleza de la organización
Las consecuencias de estas tendencias eran que la democracia
desembocaría en la oligarquía.
Realizó un estudio de los partidos social-democráticos de Europa. Si se
podían encontrar tendencias oligárquicas en los partidos revolucionarios que
representaban tendencias opuestas, constituiría la “prueba concluyente de la
existencia de tendencias oligárquicas” en todo tipo de organización humana
que luche por sus fines. Es inherente a la naturaleza humana el anhelar el
poder e intentar su perpetuación. La democracia de masas es imposible. Se
hace inevitable una división del trabajo. Se necesitan especialistas, como
resultado surge “una clase de políticos profesionales, de expertos en la vida
política reconocidos y acreditados”. Una vez que los expertos han alcanzado
sus posiciones comienzan a legitimar el papel refiriéndose al carácter
indispensable de su función.
La posición de los dirigentes es reforzada aún más por la indiferencia y
la incompetencia política de las masas, y crece la separación social entre los
dirigentes y las masas. El dilema de los partidos socialistas democráticos
consiste en que para alcanzar sus objetivos precisan organización que conduce
a la oligarquía.
Aunque todos los partidos políticos son más o menos oligárquicos, esto
no significa que los dirigentes del partido puedan ignorar impunemente las
aspiraciones y demandas de la base.