
Materia: Teoría Psicológica III
Profesor: Carola Introini
Lacan sostiene que el lenguaje no está compuesto de signos sino de significantes. Por eso
invierte, subvierte la relación y señala que en realidad es el significante el que posee una radical
supremacía sobre el significado.
La barra, recuerdan que para Saussure significaba unión, para Lacan implicará resistencia. Esto
significa que la barra entre significado y significante representa separación de dos órdenes
distintos. El significado no está dado, debe advenir. También quita las elipses y dirá que la
relación entre ambos es contingente.
Ninguna significación se basta a si misma sino que inevitablemente remite a otra significación. Es
la cadena de significantes que engendra un efecto de sentido. Por eso la relación entre
significante y significado es extremadamente inestable.
En “La instancia de la letra” Lacan escribe: “Y también el sujeto, sí puede parecer siervo del
lenguaje, lo es más aún de un discurso en el movimiento universal del cual su lugar está ya
inscripto en el momento de su nacimiento, aunque solo fuese bajo la forma de un nombre
propio”. (Lacan Jacques, Escritos II. La instancia de la letra en el inconciente o la razón desde
Freud. Pág. 475. Editorial Siglo XXI. Año 2001.)
Tengamos en cuenta que para el Psicoanálisis el lenguaje precede al sujeto. Y allí vamos
comprendiendo la noción de estructura. Esta estructura u orden simbólico precede al nacimiento y
es a partir de la imposición de un nombre propio, que le permite ser miembro de una comunidad y
estar sujeto a la ley. ¿Por que decimos que es una imposición? Porque es a partir del deseo del
otro que esto es posible.
Para el psicoanálisis el lenguaje es exterior a los seres hablantes. Esto significa que cada sujeto
es bañado por el lenguaje desde su nacimiento, lo adquiere desde el medio en que habita. A
medida que el sujeto es incorporado a lo humano, éste va siendo particularmente determinado y
afectado por él.
El sujeto es introducido a una estructura simbólica, un orden simbólico que lo precede y del cual
se apropia como patrón de identidad.
Sin embargo la estructura no es un todo, completo y cerrado. Y lo que Lacan hace es que disloca
la estructura, la descompleta, introduciendo el sujeto barrado ($).
En el sujeto barrado hay un significante que falta en el conjunto de los significantes. El sujeto por
estar incluido en la cadena paga un precio: su castración.
En la estructura hay un lugar que falta, un lugar vacío. Esto permite que haya movimientos, pero
no todos son posibles. Hay tan solo trayectorias posibles. Sin embargo, el lugar vacío permite el
ordenamiento de la estructura.
Por lo tanto el destino está asociado a que somos hablados por otros, dependemos de lo que en
el lugar de la familia se diga y de la inscripción que tenemos en el discurso del Otro.
Para que un sujeto se constituya ($), para que un sujeto tenga un cuerpo, lo tiene que construir a
partir de Otro. Éste es el traspaso entre el órgano biológico y el cuerpo. Alguien tiene que inscribir
ese cuerpo, y es el Otro, A
(
Autre), ese lugar previo a todo sujeto. Solo agregaremos que la
madre en principio, encarna la función del Otro. Este concepto lo desarrollaremos en profundidad
en la próxima lectura.
Decimos entonces, que el organismo es afectado por el lenguaje, y así va constituyéndose el
sujeto del Psicoanálisis.
Lacan planteará la relación entre significado y significante pero advertirá que: “la trampa, el
agujero, en el que no hay que caer, es creer que los objetos, las cosas, son el significado.