NOTAS
A
LA
TRADUCCJON
de agujero que no corresponde exactamente a ninguna de las
designaciones habituales del castellano.
Béance deriva de Béer que significa abert_ura grande o tam-
bién boquiabierto de admiración, sorpresa, deseo, etc. Este
matiz corresponde a su etimología latina, etimología que com-
parte con la serie hiato y hiante, a partir de la cual
se
forma
hiancia.
Méprise:
Se
la traduce
como
equivocación. Debe recordarse
la diferencia existente en castellano entre error y equivocación.
Vocablo que en el habla.corriente tiende a identificarse.
Tornamos nuevamente como referencia
el
Diccionario de
la
Real Academia Española:
Equivocación: Acción o efecto de equivocarse.
Equivocar:
Tomar
una persona o cosa pQr otra.
Error:
Concepto
equivocado o juicio falso. Desacierto.
Equivocar y equivocación
se
inscriben en la misma serie que
equívoco.
Entre
error y equivocación existe
un
recubrimiento
parcial.
Equivocación en
el
sentido estricto corresponde a la palabra
méprise
-que
Lacan precisa no
es
el
error,
erreur-
vocablo
derivado del verbo méprendre: engañarse, especialmente to-
mando
una persona o cosa
por
otra
(Diccionario Petit Robert).
lit'
Diana
Rabinovich
10
APERTURA
DEL
SEMINARIO
El maestro interrumpe
el
silencio con cualquier cosa,
un
sarcasmo,
una
patada.
Así procede, en la técnica zen,
el
maestro budista en la bús-
queda del sentido. A los alumnos les toca buscar la respuesta a
1
sus propias preguntas. El maestro
no
enseña ex cathedra una
ciencia
ya
constituida, da la respuesta cuando los alumnos están
a
punto
de encontrarla.
Esta enseñanza
es
un rechazo de
todo
sistema. Descubre un
pensamiento en movimiento: que, sin embargo,
se
presta
al
sis-
tema, ya
que
necesariamente presenta una faz dogmática. El
pensamiento de
Freud
está abierto a revisión. Reducirlo a pala-
bras gastadas
es
un error.
Cada
noción posee en
él
vida propia.
Esto precisamente
es
lo que se llama dialéctica.
Algunas de estas nociones fueron, en cierto momento, para
Freud,
indispensables, pues respondían a una pregunta que
él
había planteado, anteriormente, en otros términos.
Su valor sólo se capta cuando
se
las re-sitúa en su contexto.
Pero
no basta hacer historia, historia del pensamiento, y
decir que
Freud
surgió en
un
siglo _de cientificismG.
En
efecto,
con
La
Interpretación de
los_
~ueños,
es
re-introducido algo de
esencia diferente, de densidad psicológic
ac
oncreta, a sal5er
el
sentido
-:-
- -
~
- -
11
APERTURA
DEL
SEMINARIO
Desde
el
punto
de vista cientificista,
Freud
pareció entonces
coincidir con
el
más arcaico pensar: leer algo en los sueños.
Retornó
luego a la explicación causal. Pero, cuando
se
inter-
preta un sueño, estamos siempre de lleno en
el
sentido. Es la
subjetividad del sujeto, sus deseos, su relación con su medio,
con los otros, con
la
vida misma, lo aquí cuestionado.
Nuestra
tarea, aquí, es re-introducir
el
registro del sentido,
registro éste que debe ser reintegrado a su nivel propio.
Brucke, Ludwig,
Helmholtz,
Du
Bois-Reymond, habían
constituido una especie de pacto de
fe:
todo
se reduce a fuerzas
físicas, las de atracción y las de repulsión.
Cuando
se eligen
estas premisas
no
hay razón alguna para abandonarlas.
Si
Freud
las abandonó, fue
por
haber confiado en otras.
Osó
atribuir
importancia a lo que
le
ocurría a él, a las antinomias de su fil,,
fancia, a sus trastornos neur:óticos, .
ª-.-
sus sueños.
Por
ello,
es
Freud,
para todos nosotros,
un
hombre
situado como todos en
medió de todas las contingencias: la muerte, la mujer,
el
p
-ª'-9
re.
Esto
constituye un retorno a las fuentes que apenas merece
el título de ciencia.
Con
el
psicoanálisis sucede como con
el
arte
del buen cocinero que sabe cómo trinchar
el
animal, cómo sepa-
rar la articulación con la
menor
resistencia.
Se
sabe que existe,
para cada estructura, un
modo
de conceptualización que
le
es
propio.
Mas
como
se
entra así en
el
sendero de las complicacio-
ne
s,
hay quienes
se
atienen a la noción monista de una deduc-
ción del
mundo.
Así,
uno
se
extravía.
Es preciso entender que no disecamos con
un
cuchillo, sino
con conceptos. Los conceptos poseen su orden original de rea-
lidad.
No
surgen de la experiencia humana,
si
así fuera estarían
bien construidos. Las primeras denominaciones surgen de las
palabras mismas, son instrumentos para delinear las cosas.
Tu-
da ciencia, entonces, permanece largo
tiempo
en
la
oscuridad,
e
nr
edada en
el
lenguaje. ·
En
primer
lugar existe un lenguaje ya acabado, del que nos
servimos cual
si
fuese una mala herramienta.
De
vez en cuando
se
producen
vuelcos: del flogisto
al
oxígeno,
por
ejemplo. Pues
Lavoisier contribuye, a la vez, con
el
flogisto y con
el
concepto
12
APERTURA
DEL
SEMINARIO
correcto,
el
oxígeno. La raíz de la dificultad estriba en que sólo
pueden
introducirse símbolos, matemáticos u otros, gracias
al
lenguaje cotidiano, pues
es
preciso explicar cómo
se
los va a
utilizar. Estamos pues en cierto nivel del intercambio
humano,
en este caso en
el
nivel del terapeuta. _Freud está allí a pesar de
s
~
de
~
g
A
ción.
Pero, como lo
mostró
J ones,
se
impuso desde
el
..--
inicio la ascesis de no caer en
el
dominio especulativo,
al
que su
naturaleza
le
inclinaba.
Se
sometió a la disciplina de los hechos,
al
laboratorio.
Se
alejó del mal
l~~aje.
Consideremos ahora la noción de
s{i'jeto.
Cuando
se
la in-
troduce, se introduce
el
mismo. El
hombre
que les habla
es
un
hombre
como los demás: hace uso del mal lenguaje. El
mismo está entonces cuestionado.
Así,
Freud
sabe desde
el
comienzo que sól
q_
sj
se
analiza
progresa
~
n
-
cl..a..!!álisis
d
~
los
neuróticos. La importancia cre-
ciente actualmente atribuida a la contratransferencia implica
el
reg mQcimiento de que, en
el
análisis, no sólo está
el
paciente.
Hay
dos; y no solamente dos.
1
Fenomenológicamente, la situación analítica
es
una estruc-
tura,
es
decir que sólo gracias a
eHa
son aislables, separables,
ciertos fenómenos. Es
otra
estructura,
la
de la subjetividad, la
que
c:rea
en los
hombr
es la idea de gue
12ue<ien
comprenderse a .
~
.
mismos.
Ser neurótico puede pues ser útil para
lle~
a ser un buen
psicoanalista, y
al
comienzo, esto
le
sirvió a
F
~¿_:
Proauci
mos sentido, contra-sentido, sin-sentido,
como
Müñs-i~ur
J
ourdain
su prosa.
Aún
hacía falta encontrar allí los lineamien-
tos de
la
estructura. También J ung, maravillándose, re-descubre
en los símbolos de los sueños y de las religiones, ciertos arque-
tipos
propios
de la especie humana. Esta también
es
una estruc-
tura;
pero
distinta a la estructura analítica. .
Freud
introdujo
el determinismo peculiar de esta estructu-
ra.
De
allí la ambigüedad presente
por
doquier en su obra. ¿El
sueño,
por
ejemplo,
·es
deseo o reconocimiento del deseo? O
más aún,
el
ego es,
por
un
lado,
un
huevo vacío diferenciado en
su superficie
por
el
contacto con
el
mundo
de la percepción,
13
APERTURA
DEL
SEMINARIO
pero
es
también cada vez que nos topamos con él, quien dice
<<no»
o
y~
(moi),
yo
(je),
1
quien habla a los otros, quien
se
expresa en diferentes registros.
Vamos a seguir las técnicas de
un
arte del diálogo.
Como
el
buen
cocinero, tenemos que saber qué articulaciones, qué re-
. .
s1stencias encontramos.
El
super-ego
es
una ley sin sentido aun cuando no tiene más
fundamento que
el
lenguaje.
Si
digo «tú irás-hacia la
derec~
es
para permitir
al
otro
acordar su lenguaje con el mío.
Pienso en lo que está pensando en el momento en que le
hablo. Este esfuerzo
por
encontrar
un
acuerdo constituye la
comunicación propia del lenguaje. Este
es
tan fundamental
que su intervención
es
previa a la conciencia.
Por
ejemplo, la
censura, que
es
intencional, actúa antes que la conciencia, fun-
ciona vigilante.
no
es
una señal, sino una referencia
al
otro,
es
orden
y amor.
Del
mismo
modo,
el
ideal del yo
es
un organismo de defen-
sa perpetuado
por
·
el
yo
para prolonga-r h satisfacción del
~uLe
to. Pero
es
también la función más deprimente en
el
sentido
psiquiátrico del término!
El
id
no
es
reducible a
un
puro
dato objetivo, a las pulsiones
del sujeto.
Nunca
un
análisis culminó en la determinación de
tal o cual índice de agresividad o erotismo. El
punto
al
cual
conduce el progreso del análisis,
el
punto
extremo de la dialéc-
tica del reconocimiento existencial, es:
eres esto. Este ideal,
de hecho, nunca
es
alcanzado.
El ideal del análisis no
es
el
completo dominio de _, la au-
¡\
sencJ~
de easión.-Es
ñac~r
al
suj~to
capaz de
so~tener
e~
diáloE
¡i·
analmco,
Cfeñ.o
hablar m demasiado
pronto,
m demasiado tar- · ·
de. A esto apunta
un
análisis didáctico.
---
-
-
Se
denomina razón a la introducción de
un
orden
de deter-
minaciones en la existencia humana, en
el
orden
del sentido. El
l.
Moi,
yo
como
instancia psíquica que debe diferenciarse del
je,
yo
como categoría gramatical. En este seminario se trata casi siempre del yo
(moi), cuando se hable del yo (je) lo aclararemos en el texto.
fT
. l
14
APERTURA
DEL
SEMINARIO
descubrimiento de
Freud
es
el
re-descubrimiento, en
un
terre-
no
virgen, de la razón.
18
DE
NOVIEMBRE
DE
1953
La
continuación de esta lección falta, al igual
que
todas
las
lecciones de finales del año 1953.
15
Lacan Seminario 1 Clase apertura.pdf
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