Los tres registros
1 Ida de Freud
2 retorno a la racionalidad
3 hace diferencia
El rumbo que tomará Lacan para su enseñanza, en primer lugar, es necesario
pensar en un retorno a Freud. Podriamos destacar en el retorno tres aspectos, en
primer lugar, “supone una ida de Freud” porque no podría retornarse a una lugar
del cual no se ha salido, es decir, entender a Lacan es pensar su enseñanza sin
olvidar que su origen se encuentra en la teoría freudiana y no desviada por el post-
freudismo, que para él fue una degradación y debe ser corregido y reconquistado. El
segundo aspecto, el que retorno es el intento de recuperar un abordaje racional de
la experiencia analítica, que incluso podría comprometer la posición del analista.
Lacan concibe la constitución subjetiva como una estructura dinámica organizada en
tres registros: simbólico, imaginario y real.
y va a a pensar al inconsciente como una estructura articulada al discurso del Otro
(A), que tiene a su vez una connotación individual para cada sujeto, (por lo cual no
existe el inconsciente colectivo). Por eso pensamos al ICC como un lenguaje al cual
le aplicamos precisamente la repartición triple de los tres lacanianos.
LO IMAGINARIO:
Lo imaginario es la dimensión en la cual se desarrolla el pensar en imágenes, no sólo visuales,
sino también imágenes en sentido semiológico ( lenguaje Ste y Sdo), lo que se ve y toca, del
orden de lo cerrado y lo total.
Es el registro que da cuenta de la constitución del yo, y se explica mediante la experiencia del
Estadio del Espejo, en donde se origina una identificación imaginaria a partir de la imagen
especular (como un Yo ideal) , que es tomada como modelo o punto de referencia para la
identificación y que le permite al bebé verse como una totalidad, diferenciándose de los otros, y
siendo alienada por la fragmentación sentida por la incoordinación motora, (percepción)
poniendo al sujeto en tensión entre sus identificaciones imaginarias y sus identificaciones
simbólicas (ideal del yo).
Sin embargo estas construcciones imaginarias no alcanzan para que el sujeto logre apropiarse
de su imagen especular, por lo que necesita la regulación de la dimensión simbólica (el lugar en
el Otro) que lo introduzca en el entorno al que pertenecer.
En relación al lenguaje, la significación es la que pertenece a esta dimensión imaginaria.
SIMBÓLICO:
Es el registro de la palabra, donde lo simbólico del lenguaje es el significante, a partir del cual se
termina de instaurar el nuevo acto psíquico, que corresponde a la constitución del yo. Es el
registro que predomina sobre los otros dos ( hasta este momento) ya que los regula.
Por ejemplo en el Estadio del Espejo, el niño, además de adquirir una identificación especular,
adquiere a su vez las identificaciones simbólicas, por medio de los significantes pronunciados
por el Otro (en este caso padres o tutores), que le permiten lograr reducir la tensión que invade
al sujeto entre la imagen fragmentada y la imagen especular, por ende, los significantes que
obtiene lo ayudan a adaptarse al entorno social que lo rodea.
A su vez los Ste pronunciado por el Otro, constituyen lo que Lacan denomina el rasgo unario.
Es aquella identificación simbólica, una marca o trazo que tanto tal no significa nada, pero que
encierra la posibilidades de todo el lenguaje. Por lo tanto el infante incorporará las palabras que
oye, generando su identidad en base a ellas, operando lo simbólico desde lo inconsciente, por
eso vamos a pensar al ICC como un lenguaje o como un discurso concreto ( del Otro), lo que
impedirá que el sujeto quede atrapado en el mundo imaginario. De este signo (rasgo unario)
devendrá el núcleo del Ideal del yo y la base a partir de la cual el sujeto logrará reconocerse
siempre como tal, más allá de los cambios que se produzcan en su vida. Estas identificaciones
en el plano simbólico son cruciales para la construcción del yo, porque determinan gran parte de
la forma en la que se va a percibir el sujeto, en la adopción de roles y valores, y en relación con
los demás, es decir, con la sociedad.
LO REAL
Lacan plantea un primer esbozo de este registro, el cual no termina de distinguirse, donde
refiere a tres afirmaciones para pensarlo:
Lo real es lo que no habla Los planetas no hablan porque son reales, son completos,
pero pueden ser hablados, pueden ser objeto del lenguaje.
A lo real no le falta nada,ni nada le sobra. Lo real no engaña. Para que se introduzca la
falta en eso Real tiene que aparecer lo simbólico, ya que, el habla tiene que ver con el
deseo, la carencia, la falta, entonces para que falte algo tiene que existir lo
simbólico,porque lo real es pleno, no habla, justamente porque no le falta nada. Esto se
ve explícito cuando Lacan habla sobre el segundo momento lógico del Complejo de
Edipo donde el falo pertenece a la dimensión simbólica como aquello que falta.
Lo real es lo que vuelve siempre al mismo lugar. Lo real es lo que no se puede poner en
palabras, como por ejemplo, la angustia, el trauma, lo inimaginable, no se puede reducir
a las palabras, algo siempre escapa, queda por fuera y carece de representación Icc. Es
el punto donde el saber hace agua, por lo tanto se produce la repetición.
Es entonces aquello que escapa a la simbolización y a la representación. no puede ser
completamente capturado por el lenguaje o por las imágenes. Es el discurso realmente
pronunciado en su dimensión diacrónica, concreto, la palabra articulada que aparece en el Otro.
Es lo inasimilable, lo que produce angustia y escapa al control del sujeto. nos confronta con la
falta y la imposibilidad, es diferente a la realidad.
Estadio del Espejo. Constitución del Yo
3. ¿Cómo conceptualiza Lacan la constitución del yo? Desarrolle las identificaciones simbólicas
e imaginarias que participan de la misma, articulando con los conceptos de Ideal del Yo y yo
ideal. ¿Qué relación hay entre los registros simbólico e imaginario se deduce de esta
conceptualización?
La conceptualización de Lacan sobre la constitución del yo se enmarca dentro de su
teoría psicoanalítica y se basa en la distinción entre tres registros fundamentales: lo
simbólico, lo imaginario y lo real. La formación del yo, según Lacan, es un proceso
complejo que involucra la interacción de estos tres registros. Para formular la
constitución del yo, va a retomar de la obra de Freud (1914, Introducción al
narcisismo ) en la que este plantea, que desde el principio de la vida del sujeto no
existe una unidad compatible al yo y que tiene que haber una nueva acción psíquica
para que el narcisismo se constituya. Toma esto como antecedentes para luego
formular su teoría del Estadio del Espejo, marcando esta como anticipación de la
coordinación motriz, donde la novedad que Lacan introduce es esta nueva acción
psíquica, que es la identificación imaginaria, ya que el piensa al yo como una
construcción y no que viene dado en el sujeto.
El estadio del espejo, en principio, da cuenta del particular comportamiento de un
niño de entre 6 y 18 meses, aun en un momento de prematuración biológica que da
cuenta de su incoordinación motriz y que se percibe fragmentado, frente a su
imagen en el espejo. De esta experiencia, el autor extrae una serie de
consecuencias teóricas acerca de la función del yo, que podemos ubicar en tres
momentos lógicos.
En un primer momento el niño descubre su imagen en un espejo pero en este estado
de insuficiencia motriz y falto de una percepción total e integrada de su propio
cuerpo, se le presenta una imagen que posee las características de algo de lo que
él carece: un imagen como unificada, completa y con capacidad de dominio. El nino
no reconoce esa imagen como propia, incluso llega a pensar que es otro nino y sale
a su encuentro.
En un segundo momento, el niño se da cuenta que está frente a una imagen de un
otro, que la percibe con esas características, de totalidad y dominio, a esto Lacan lo
va a conceptualizar como imagen especular. A consecuencia de este acto, se
produce en el niño una tensión de naturaleza doble: erótica, debido a que es
seducido por lo que ve que el otro tiene y él carece, este encuentro es de carácter
de júbilo y sorpresa, pero a su vez de agresividad ya que la siente como
amenazante a su integridad, sobre su propia percepción fragmentada en
comparación a eso que ve. Esta fragmentación entonces se superpone de forma
ortopédica con la imágen completa.
Por último, en un tercer momento en busca de aliviar esta tensión entre la imagen
fragmentada y la imagen completa que ve el niño busca un adulto (sin que se pueda
decir con certeza qué espera de ello), este Otro auxiliador,envuelto en el mundo de
lo simbólico, interviene, logrando que el niño se de cuenta que esa imagen
especular que le devuelve el espejo, es de si mismo.
El Estadio espejo funciona como metáfora, no es condición ni necesaria ni
suficiente, sino que comprende la relación del sujeto con una imagen que viene
afuera, la imagen del semejante, del otro con quien mantiene una relación simétrica
y que se le presenta como modelo de perfección; Lacan la llama yo ideal.
Una vez explicado esto podemos comenzar a pensar como se articulan los
conceptos, de las identificaciones simbólicas e imaginarias que participan de este
proceso, la relación entre ellas y la noción del Yo ideal (Imaginario) y del Ideal del
yo (simbólico).
Como dijimos anteriormente en el segundo momento del estadio del espejo aparece
la imagen especular que aliena al sujeto y lo pone en tensión. Esta imagen
especular es un "yo ideal", una imagen idealizada, que funciona como ortopedica,
de uno mismo que se convierte en un punto de referencia para la identificación. El
yo ideal es una construcción ficticia que nunca se alcanza plenamente, pero que
guía las aspiraciones y deseos del individuo a lo largo de la vida. Se forma en el
registro imaginario y se encuentra en constante tensión con el ideal del yo del
registro simbólico. El individuo busca constantemente cumplir con las expectativas
del yo ideal, pero siempre se encuentra en desacuerdo con su ideal del yo, lo que
genera ansiedad.
Pero estas construcciones imaginarias del yo ideal no alcanzan para que el sujeto
pueda apropiarse de su imagen en el espejo, sino que también se necesita del lugar
en el Otro en el que se mira, es decir, de una dimensión simbólica que lo introduzca
en el entorno al que pertenece. El Otro mayúsculo que se encarna en la función
materna, ocupa un lugar y una función simbólica, ya que es el encargado de
introducir para el sujeto las primeras significaciones que lo fundan como tal.
El registro simbólico es el lenguaje y el sistema de significados compartidos por una
comunidad. Aquí, Lacan introduce el concepto de "identificación simbólica". A
medida que el niño se desarrolla, comienza a identificarse con figuras significativas
en su entorno, como los padres. Estas identificaciones simbólicas no se basan en
una similitud física, como en el registro imaginario, sino en la adopción de roles y
valores asociados con esas figuras. Estas identificaciones simbólicas son cruciales
para la construcción del yo porque determinan la forma en que una persona se
percibe a sí misma en relación con los demás y con la sociedad. Por esto Lacan
introduce a su vez el concepto del "ideal del yo" para referirse a las normas y
expectativas internalizadas que una persona adquiere a través de las
identificaciones simbólicas. Este ideal del yo representa lo que la sociedad
considera como deseable y aceptable. El individuo trata de cumplir con este ideal,
pero rara vez lo logra plenamente debido a su naturaleza idealizada y a menudo
inalcanzable, por eso se produce una tensión constante entre ambos conceptos.
Función de la palabra.
El orden de la palabra que instaura la realidad otra realidad, solo adquiere su
sentido en función de su mismo orden, es decir la palabra no es referencial ni tiene
función comunicativa, si no que es creadora, produce realidades no hay nada más
allá de la palabra lo que hay son la suma de sus empleos.
Una palabra remite a otra lo que importa es su relación con los significados y
significantes se trata del entre. Hasta capturado por el orden simbólico a partir del
cual lo imaginario y lo real se ordena es esencialmente un medio para ser
reconocido busca reconocimiento a partir de ahí existe la palabra en cuanto hay
alguien que cree o crea en ella ( es una cuestión de fé).
La estructura en la cual la palabra plena está fundada es por la cual el sujeto recibe
mensajes del otro en forma invertida, es superadora de la relación erótico agresivo
imaginaria porque instala un orden que concierne al tercero en tanto legalidad.
Palabra Plena y Palabra Vacía
Palabra Vacía: La palabra del vínculo imaginario, palabra que la produce el muro del
lenguaje. Objetaliza al otro, lo comprende, es empático,
La palabra "vacía" se refiere a un aspecto del lenguaje que Lacan considera crucial en la
comunicación humana. En lugar de referirse a palabras que carecen de contenido o
significado, como podría interpretarse en un sentido común, Lacan se refiere a una
característica esencial del lenguaje que implica que las palabras pueden estar
desconectadas de su significado real o pueden ser utilizadas de manera ambivalente.
Para Lacan, el lenguaje es un sistema simbólico complejo que permite a los individuos
expresar sus pensamientos y emociones, pero también es un sistema que involucra una
dimensión inconsciente. Esto significa que las palabras que usamos no siempre capturan
completamente nuestro mundo interno, y en ocasiones pueden ser "vacías" en el sentido de
que no transmiten de manera directa el significado o la experiencia subjetiva del hablante.
En el discurso racional que pertenece al plano de lo imaginario, predomina la Palabra vacía
como una certeza ej: lo que quise decir, lo dicho. Es el hablar sin decir, que no va dirigido al
Otro (A), sino al otro (a) semejante. Habla de sí mismo de forma tajante Ej: siempre he
sido…; Se afirma lo que uno es.
Lacan enfatiza que esta ambigüedad y falta de conexión directa entre las palabras y los
significados reales son inherentes al lenguaje humano y tienen implicaciones importantes en
el proceso psicoanalítico. El analista debe estar atento a estas palabras vacías, ya que
pueden ser pistas significativas para comprender el mundo interno del paciente, subraya la
importancia de prestar atención a las sutilezas del discurso del paciente en el proceso de
análisis.
Palabra Plena: La "palabra plena" en la teoría de Lacan se contrapone a la "palabra vacía." La
"palabra plena" representa una comunicación que es clara, directa y sincera. (Ej: yo creo que…)
no responde a una certeza, sino que da lugar a la relación con el Otro (A) ej: tu eres mi analista..;
Se busca una respuesta, ej: tu eres mi analizante.... En otras palabras, la "palabra plena" es un
lenguaje que expresa de manera auténtica los pensamientos, emociones y experiencias del
hablante, sin ocultar ni disfrazar nada. Pertenece al marco de lo simbólico, dentro del discurso
concreto. Permite la realización de la verdad del sujeto y por ende la reconstrucción de
contingencia (lo que se intenta responder) en un futuro anterior, lo que se dijo.
En el proceso psicoanalítico, Lacan sostiene que es esencial llegar a la "palabra plena."
porque busca desenmascarar las defensas y las racionalizaciones para llegar a la
comprensión profunda de los conflictos y deseos inconscientes del individuo. Es a través de
la palabra plena que irrumpe en el discurso del sujeto como fallos o lapsus que el analista
logra encaminar el sentido, el mensaje o la verdad que el sujeto tapa en su discurso para
comprender mejor su mundo interno y resolver sus conflictos psicológicos.
SIGNIFICANTES
Lacan va a tomar de la lingüística el algoritmo saussureano del signo, que es la
unidad mínima del estudio de la lengua, el cual se divide en significado y
significante, dominando el primero por sobre el segundo. Ambos se establecen en
una relación necesaria ya que se explican mutuamente. Lacan le va a dar una vuelta
y va a intercambiar esta predominancia poniendo al significante como dominante
sobre el significado. Lo que divide al ste del sdo va a ser la barrera resistente a la
significación. El significante es del del plano simbólico y en cuanto tal no significa
nada, ya que el significado de una palabra se construye en oposición a otros
significantes en el mismo sistema. En cambio, el significado va a ser del plano
imaginario.
Entre significante y significante se encuentra el lugar del sujeto, es una instancia de
entridad, a este no hay ningún significante le de una representación. El significante
está vinculado con el sujeto del inconsciente que es efecto del discurso.
METÁFORA Y METONIMIA:
Metonimia como análogo al desplazamiento de Freud. La función significante que
corresponde a la conexión del significante con el significante es congruente con la
NO transposición de la barra y la no producción de una significación nueva. No hay
creación del sentido (menos de sentido) . Es una cadena significante y es condición
de la metáfora.
Metáfora como análogo a la condensación de Freud. La función significante que
corresponde a la relación de la sustitución del significante por el significante es
congruente con la transposición de la barra (pasaje del ste al lugar de la
significación) y la producción de un plus de significación. hay creación del sentido
(plus de sentido).
METÁFORA PATERNA
El padre es el padre simbólico, ligado a la procreación. Que aparece en el CE.
Cuando hablamos de una metáfora, lo pensamos como un significante que
viene en lugar de otro significante ( sustitución)
Bien entonces la metáfora paterna que introduce Lacan en su teoría da lugar a
pensar a el padre en el complejo de Edipo como un significante que sustituye a otro
significante. Es decir, el nombre del padre dentro del CE es un significante que
sustituye al primer significante introducido en la simbolización, esa madre que es
simbolizada como la primer cadena de significantes. El padre ocupa el lugar de la
madre.
Deseo de otra cosa
Para comprender la necesidad de la sustitución del padre por la madre y todo lo que
ello implica, Lacan va a tomar el juego del Fort-Da que introduce Freud.
El niño pequeño en el juego del Fort-da representa la presencia y ausencia de la
madre, “esa madre que va y viene” que va a ser simbolizada conformando esa
primer cadena de significantes. La madre simbólica, da cuenta de que el niño ya fue
capturado por lo simbólico y ha aprendido a simbolizar, en este ir y veni de ella.
Con estas idas y venidas de la madre, el niño comienza a pensar “no solo me quiere
a mi, le da vueltas a alguna otra cosa”, es decir, el niño da cuenta de la falta de la
madre y busca ser aquello que a ella le falta, pero este deseo de la madre es
percibido como caprichoso para el niño, ya que, la madre a su vez desea otra cosa, y
no es él quien va a logra llenar esa falta. Esa otra cosa que la madre desea es la X en
la fórmula, es el significado. Este significado de las idas y venidas de la madre (X) es
el falo, la falta.
Si el niño se pregunta lo que significa que ella vaya y venga, es porque él es el objeto
parcial, y lo que significa que intenta ser el falo de la madre.
La vía simbólica aquí es la vía metafórica, se producirá en tanto el padre sustituye a
la madre como significante.
El elemento significante intermedio (deseo de la madre) cae y la S (nombre del
padre) entra por vía metafórica en posesión del objeto de deseo de la madre, que se
representa entonces en forma de falo.
El nombre del padre introduce en el otro la ley, ordena los significantes de tal forma
que toda significación será fálica. Cuando se califica a este como procreador
estamos hablando a nivel simbólico es una necesidad de la cadena significante,
dicho de otro modo, el padre no va a ser el falo, pero si es el que lo posee.
El nombre del padre es condición necesaria y suficiente para la neurosis, pero
cuando no lo hay aparece la psicosis.
COMPLEJO DE EDIPO
El complejo de Edipo va a ser el fundamento de nuestra relación con la cultura,
porque al sepultarse el CE, muchos aspectos de este quedarán sublimados o
desviados en sus metas pulsionales, muchos de estos objetos que el niño retoma
después pertenecen a la cultura.
Lacan va a tomar el complejo de Edipo Freudiano para hacerle una revisión y va a
desarrollar tiempos lógicos del mismo. Nos va a decir que sin metáfora paterna no
hay complejo de edipo.
El niño cree que la madre tiene un deseo caprichoso, ya que se va y viene, no está
siempre cerca de él, deseándolo. Es un deseo que no está sometido más que a su
propia ley.
El nombre del padre ordena los significantes de tal forma que toda significación será
fálica.
1. Primer tiempo lógico “Frustración” : La metáfora paterna posibilita que el niño
entre en relación con el deseo de la madre para proponerse como falo,
entendido el falo como lo más valioso. Aquí se da una relación entre dos
deseos: “el deseo es el deseo del Otro”, es decir, el sujeto desea ser lo que la
madre desea.
En este primer tiempo, el padre está en una relación simétrica con el objeto, el
falo. Además, aparece como velado, siendo el velo la relación especular que
domina la relación del niño con la madre.
El falo es el objeto con el cual el sujeto se identifica por eso la relación que se
da en este tiempo pertenece a lo imaginario, en tanto es una ilusión donde la
madre se ve completa y el niño es el objeto completo que desea la madre.
Aunque no puede existir esta relación madre y niño sin que se superponga lo
simbólico (no hay relación sólo imaginaria), la relación entre ambos no es
pura ya que hace falta el padre y que se introduzca el triángulo simbólico.
El nombre del padre ordena el conjunto de significantes y hace que toda
significación sea fálica, “significación fálica del sujeto”.
Este tiempo es denominado frustración ya que el niño no logra satisfacer el
deseo de la madre porque esta desea otra cosa.
2. Segundo tiempo lógico “Privación”: En este segundo tiempo se da una
operación lógica real, la privación. El padre priva a la madre fálica del objeto
de su deseo y al niño de ser el falo de la madre. Con lo simbólico aparece la
falta.
Se introduce la ley “ser o no ser” (el falo de la madre), de forma mediada por
la madre que es quien reconoce al padre como el que dicta la ley ( ley de
derecho, del incesto). La privación habilita esto siempre que el sujeto puede
“elegirlo”, el sujeto no maneja los hilos de esa decisión, ya que es a través de
que el padre que se ofrezca como falo, evita que el niño quede atrapado en
goce de la madre fálica, en el deseo de ella. El deseo deja de ser capricho y se
vuelve el deseo del Otro, un deseo que ubicamos más allá del capricho de la
madre.
En este tiempo la noción de lo real para Lacan que hasta el momento era
completa, plena (que no sobra ni falta nada) pasa a introducirse la falta. Lo
que introduce la falta en lo real es lo simbólico. Por ende el falo es simbólico.
3. Tercer tiempo lógico “Castración”: El padre deja de ser el falo, el falo pasa a la
cultura, al mundo simbólico, al mundo parlante ya que responde a una ley
externa que no permite que se quede siempre en el lugar de la ley, de lo fálico.
Las leyes de la cultura que persistian antes que el sujeto e implican que el
padre también es castrado, atravesado por lo simbólico, deseante, faltante. El
niño se identifica con él y pasa a ser castrado, esto implica la pérdida del
deseo de ser el objeto de deseo exclusivo de la madre, de ser su falo. El niño
debe renunciar a la idea de tener a la madre para sí mismo y aceptar que hay
reglas y restricciones que rigen su deseo. La operación de castración es
siempre castración en el Otro, es decir “castración simbólica”.
El padre puede darle a la madre lo que ella desea, y puede dárselo porque lo
tiene. Aquí el padre interviene como el que tiene el falo y no como el que lo es,
como real y potente.
La identificación que se da en este tercer tiempo es la del ideal del yo (se
inscribe en el triángulo simbólico en el polo donde está el niño). El padre es
interiorizado en el sujeto como ideal del yo y el complejo de Edipo declina.
ESTRUCTURALISMO
El estructuralismo es una corriente/movimiento del siglo XX de Francia que toman
diferentes disciplinas. Se caracteriza por su énfasis en el estudio de las estructuras
subyacentes que organizan y dan forma a la experiencia humana, en lugar de
centrarse en los aspectos superficiales o individuales de un fenómeno. Es decir, se
enfoca en los lugares y relaciones que ocupa el contenido y no en el contenido en
tanto tal. Aunque se originó en disciplinas como la lingüística y la antropología,
influyó en muchas áreas, incluyendo la psicología y el psicoanálisis.
En lingüística, por ejemplo, Ferdinand de Saussure desarrolló una teoría estructural
del lenguaje que influyó profundamente en Lacan. Saussure argumentó que el
significado en el lenguaje es el resultado de relaciones estructurales entre signos
lingüísticos (significantes y significados), y esto influyó en la visión de Lacan sobre
cómo el lenguaje estructura el psiquismo humano.
ESQUEMA L Y Z :
Lacan se pregunta ¿Cuál es el papel del analista, el lugar de éste en el análisis y a
dónde debe apuntar el dispositivo analítico? Como respuesta el autor construye este
esquema, el cual representa la constitución del yo.
En este esquema demuestra que la condición del sujeto barrado depende de lo que
tiene lugar en el Otro A, y lo que tiene lugar ahí es articulado como un discurso, es
decir que el icc está estructurado y articulado con el discurso del Otro. Lacan sitúa
los tres significantes en los que podemos identificar al Otro en el complejo de Edipo.
El cuarto término está dado por el S sujeto, este está estirado en los 4 puntos del
esquema, a saber S, su inflable, que no puede ser dicho ni puesto en palabras ya que
lo que el sujeto es, no puede ser puesto en palabras porque pertenece a la instancia
de la entridad (entre significantes), Falta en ser, y estúpida existencia, haciendo
referencia al estupor o sorpresa que produce en el Yo el encuentro con el Icc en el
discurso (ej. lapsus). Luego
a
, corresponde sus objetos, es el yo-Je, lo que se refleja
de su forma en los objetos (ej. el espejo en el estadio del espejo). a’, su yo-moi, es el
lugar en donde el yo se ve reflejado en los objetos, pertenece a la dimensión
imaginaria por ende es la imagen especular donde el yo se ve como completo.
Ambos pertenecen a la dimensión imaginaria y son intercambiables entre si porque
son lo mismo, son el Yo, el sujeto inviste libidinalmente a sus objetos y luego estos
pueden libidinizar al sujeto.
A
Corresponde al sitio del Otro, del discurso del Otro, el deseo del Otro. Pertenece a
la dimensión simbólica por lo que está atravesado por el lenguaje ( como eso que
precede al sujeto) y por los significantes que forman las identificaciones simbólicas,
el ideal del yo I(A); tiene una connotación individual para cada sujeto particular. A su
vez este Otro esta barrado por aquello mismo que barra al S, es decir, por aquello
que preexiste y los vuelve deseantes, atravesados por una falta.
a = es una construcción imaginaria por identificación y transformación en torno a la
imagen del otro (a’). Es el sujeto en tanto objeto capturado en la imagen especular.
a’ = objeto capturado por la relación especular. Son los semejantes, lo que podemos
proyectar y reconocer, ya que el yo se vincula con los otros a partir de proyectar
determinadas imágenes. Se producen relaciones imaginarias.
S = es el sujeto psicoanalítico, que se revela no en su totalidad, sino en su abertura,
abierto a las determinaciones del campo del Otro. Es el cuarto término en el
esquema, puede ocupar cualquiera de los 3 lugares dentro del esquema z; no posee
significante que lo pueda describir, justamente porque el S se encuentra en entridad
con ellos.
Tres de los cuatro puntos cardinales del esquema L vienen dados por los tres
términos subjetivos del complejo de edipo, en cuanto significantes, que encontramos
en cada vértice del triángulo.
El cuarto término de este triángulo (edípico) es el falo, como imaginario. Aquí se da
la superposición de lo imaginario y lo , lo imaginario se superpone ma fsimbólico.
El cuarto término S (sujeto), del esquema L, se representará en algo imaginario que
se opone al significante del edipo (el falo) y que ha de ser también, para que case,
ternario. Es decir, la superposición de ambos triángulos.
Para sostener esta estructura, en ella podemos encontrar los tres significantes
donde identificamos al Otro (A) en complejo de Edipo,
LACAN .docx
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