
fabricante que actué constantemente en contra estas normas quedara eliminado
económicamente con la misma infalibilidad con la que quedara en la calle en calidad de
desocupado, el trabajador que no puedo o no quiere adaptarse a ellas.
La ética profesional del protestantismo ascético: Ascesis y espíritu capitalista.
Los poderes religiosos que se imponen en esta praxis se convierten en los formadores
decisivos del carácter del pueblo. El puritanismo ingles surgido del calvinismo ofrece el
fundamento más consecuente de la idea de profesión. Perder el tiempo es, por lo tanto, el
primero y en principio el más grande de todos los pecados. El tiempo es infinitamente
valioso, porque cada hora perdida significa una hora restada al trabajo puesto al servicio
de la gloria de dios. El trabajo constituye, la finalidad misma de la vida en absoluto.
Según el esquema puritano de interpretación pragmática, el objetivo providencial de la
estratificación profesional se reconoce por sus frutos. La especialización de las
profesiones, puesto que aumenta la habilidad del trabajador, produce un aumento
cuantitativo y cualitativo de la producción y sirve, por lo tanto, al bien común al cual es
idéntico al bien mayor número posible a la vida de quien no tiene profesión le falta ese
carácter sistemático y metódico que exige la ascesis mundana.
así como inculcar la importancia ascética del trabajo estable glorifica éticamente al
profesional moderno, del sí mismo modo la interpretación providencialista de las chances
de lucro glorifica al comerciante.
El puritanismo, por su parte, sostuvo el ethos de la empresa racional burguesa y de la
organización racional del trabajo. Tomo de la ética judía solo lo que se ajustaba a este
marco.
La ascesis, concibió la valoración religiosa del trabajo mundano profesional incansable,
constante, sistemático, como el más elevado medios ascético, y simultáneamente como la
más segura y visible prueba, tanto de la salvación de la persona renacida como de la
autenticidad de su fe. Esta visión por fuerza tuvo que ser la palanca más poderosa
imaginable para impulsar la expansión de esa concepción de vida que aquí hemos amado
el espíritu del capitalismo.
Por el ámbito que se extendió la concepción puritana de la vida, la misma en todos los
casos favorece la tendencia hacia la conducta burguesa y económicamente racional, la
cual por supuesto es mucho más importante que la mera promoción de la formación
capital.
Lo que aquella época vivamente religiosa del S XVII le llego a su heredera utilitarista fue,
una enorme tranquilidad de conciencia para ganar dinero, con tan solo la condición que se
adquiriese bajo formas legales. Surgió un Ethos profesional burgués. Con la seguridad de
contar con la plena gracia de dios y de estar visiblemente bendecido por él, el empresario
burgués podía y debía, sus intereses lucrativos. Por otra parte, el poder de la ascesis
religiosa ponía a su disposición trabajadores sobrios, escrupulosos, laboriosos que se
aferraban al trabajo como un objetivo de vida deseado por dios. Pero además, la ascesis
religiosa le agregaba aun la tranquilizadora seguridad de que la desigual distribución de la