todo lo que en este tratado elemental pueda deber al conjunto de sus
escritos, lo que de una manera más específica me obliga a él es su
exposición de la forma como se ha extendido el proceso de inflación
monetaria.
He considerado todavía menos procedente mencionar nombres en el
análisis de los sofismas. El hacerlo hubiera requerido una especial justicia
para cada escritor criticado, con citas exactas y teniendo en cuenta la
particular importancia que concede a este o al otro punto, las limitaciones
que señala y sus personales ambigüedades, incoherencia, etc. Por ello creo
que a nadie le importará demasiado la ausencia en estas páginas de nombres
tales como Carlos Marx, Thorstein Veblen, Mayor Douglas, Lord Keynes,
profesor Alvin Hansen y tantos otros. El objeto de este libro no es exponer
los errores propios de determinado escritor, sino los errores económicos en
su forma más frecuente, extendida e influyente. Las falsedades, una vez
pasan al dominio público, se hacen anónimas, perdiendo las sutilezas o
vaguedades que pueden observarse en los autores que más han cooperado a
su propagación. La doctrina se simplifica; y el sofisma, enterrado en una
maraña de distingos, ambigüedades o ecuaciones matemáticas, surge a
plena luz. En su consecuencia, espero no se me acuse de injusto ante el
hecho de que cualquier doctrina en boga, en la forma en que la presento, no
coincida exactamente tal y como la formulara Lord Keynes o algún otro
autor determinado Lo que aquí nos interesa son las creencias sostenidas por
grupos políticamente influyentes o que deciden la acción gubernamental y
no sus orígenes históricos.
Espero, finalmente, ser perdonado por las escasas referencias
estadísticas contenidas en las siguientes páginas.
He tratado de escribir este libro con cuanta sencillez y ausencia de
tecnicismo eran compatibles con la necesaria precisión, de modo que pueda
ser perfectamente comprendido por el lector que carece de una previa
preparación económica.
Aunque fue compuesto de un modo unitario, tres de los capítulos de este
libro se publicaron como artículos sueltos, y desde aquí deseo expresar mi
agradecimiento a The New York Times, The American Scholar y The New