LA DOCTRINA DEL SHOCK.
El planteamiento básico de la doctrina del shock es que los grandes capitales aprovechan los
momentos de tragedia o desastre para proponer o imponer políticas que los benefician. La
incapacidad de reacción de la gente en esos momentos favorece esta estrategia.
La doctrina del shock es un concepto propuesto por la periodista canadiense Naomi Klein y
planteado en el libro La Doctrina del Shock. El Auge del Capitalismo del Desastre, publicado en
2007. Su planteamiento central es que el sistema capitalista, sistemáticamente, se ha
aprovechado de los grandes desastres para implementar y afianzar una serie de principios
favorables a sus intereses.
Klein señala que el principal objetivo de la doctrina del shock es desmantelar lo que queda del
llamado Estado del bienestar y promover, al mismo tiempo, los principios del neoliberalismo.
Esta doctrina se inspira en el trabajo de Milton Friedman y la Escuela de Chicago. Estos últimos
son los considerados “padres del neoliberalismo”.
Una de las ideas centrales del neoliberalismo es la de que el Estado debe reducirse a su
mínima expresión y que debe ser el mercado el principal regulador de las dinámicas sociales.
Según lo plantea la doctrina del shock de Klein, han encontrado que los desastres son una
oportunidad para llevar esa idea a su máxima expresión y esto se habría aplicado en varias
oportunidades. El método que emplean para aprovechar estas situaciones es análogo a los
electroshocks en psiquiatría.
El estudio de Naomi Klein no es exactamente un documento académico, sino más bien una
recopilación de información que, al contrastarla, evidencia ciertos hechos.
Todo coincide con la idea de Milton Friedman de que una sociedad conmocionada demanda
medidas por parte de los Estados y que para estos se abre una oportunidad: la de imponer
soluciones que terminen favoreciendo a los grandes capitales.
Según Klein, esto se evidenció por primera vez durante el golpe de estado que Augusto
Pinochet propinó en Chile, en 1973. El propio Friedman fue asesor del dictador. Por entonces,
se desmontaron una serie de instituciones y medidas de apoyo social a los sectores más
desfavorecidos.
Luego se implantó un régimen de capitalismo salvaje. La sociedad estaba tan conmocionada y
maniatada que aceptó tales medidas, muchas de las cuales se mantienen hasta el día de hoy.
Las recientes protestas en Chile, en 2019, buscaban precisamente que se desmontara un
régimen casi medio siglo después de que empezara a implementarse.