Agradezco al maestro José Antonio Navarrete Hernández por la deferencia
de brindarme su amistad y por haberse tomado el tiempo para leer y
reflexionar acerca de esta obra. Espero que al haberme hecho el alto
honor de escribir el prólogo de la obra haya quedado en él el mismo
sentimiento de satisfacción como lector, similar al que a mí me ha
quedado como autora; por ello, no soslayo en las líneas aquí vertidas los
consejos que de primera mano se ha servido aportarme el maestro.
Doy mi eterno agradecimiento también a Juan Carlos García Alonso
por su invaluable colaboración para realizar esta obra, por sus sugerencias
y por cada una de sus aportaciones.
A la señora Luz Perea Gutiérrez y el señor Rodolfo Clara por haber
confiado en mí al inicio de este sueño.
Asimismo agradezco al ingeniero Antonio Figueredo por haberme
abierto las puertas de esta editorial y por su confianza depositada en mí y
a Iure Editores por permitirme materializar este nuevo proyecto
en mi vida.
Doy las gracias igualmente a mis alumnos y ex alumnos por
motivarme a dar más de mí y espero que esta obra les sea de gran
utilidad y aporte grandes conocimientos tanto en lo académico como
en lo profesional.
Estoy en deuda con la Universidad Nacional Autónoma de México, mi
alma mater, por darme las bases necesarias para concluir este primer
proyecto, y me comprometo con ella a que será el principio de
una larga carrera.
Por último, agradezco a todas las personas que han contribuido a mi
formación como abogada, docente y persona.