
INTRODUCCIÓN
Atenuación radiológica
Toda la materia es capaz de absorber y dispersar rayos X, lo que se llama atenuación. Dado
que los fenómenos de absorción y dispersión se dan a nivel subatómico por la interacción de los
fotones del haz de radiación con los electrones y núcleos de los átomos de la materia, cuanto más
grandes sean los átomos de un objeto, mayor va a ser su capacidad de absorción. Esto se relaciona
con el número atómico Z de los elementos químicos que componen la materia, por lo que para cada
sustancia va a haber un Z promedio, llamado número atómico efectivo, que le dará una densidad
específica. Por ejemplo, el número atómico efectivo del aire es de aproximadamente 7,6, mientras
que el del plomo es de 82. Por eso el plomo atenúa mucho más la radiación que el aire.
Otro factor a tener en cuenta es el espesor del objeto irradiado. Cuanto más espesor tenga,
más masa habrá en dicho espesor (por lo tanto más núcleos atómicos y electrones) y mayor
capacidad de atenuación tendrá.
Esto se resume en la ley general de atenuación que indica que la atenuación de un haz de
radiación será directamente proporcional al Z efectivo y el grosor del atenuante.
Matemáticamente se expresa como
donde I
x
es la intensidad de radiación
atenuada luego de atravesar el objeto, I
0
es la intensidad de radiación antes de la atenuación, e es la
base de los logaritmos naturales μ es el coeficiente de atenuación del objeto para ese tipo de
radiación y x es el grosor del objeto.
Aplicado a la radiología diagnóstica, descubrimos que cada estructura anatómica va a tener
su propio coeficiente de atenuación de los rayos X dependiendo de su Z efectivo y su grosor, lo que
se va a representar como una densidad radiológica en la imagen, es decir, un tono de gris.
Para que una estructura sea visible debe existir contraste. El contraste se define como la
diferencia entre las densidades de dos estructuras adyacentes. Si dos estructuras adyacentes tienen la
misma densidad, va a ser imposible determinar dónde termina una y comienza la otra por lo que se
volverán indiferenciables y se verán como una sola. Si, en cambio, tienen densidades diferentes,
habrá contraste entre ellas y podrán delimitarse.
Las cinco densidades radiológicas básicas
En radiología convencional vamos a encontrar cinco
densidades básicas y un amplio abanico de densidades alrededor de
éstas.
Los objetos más densos químicamente son los que mayor
densidad radiológica producirán y son los llamados cuerpos
radioopacos (pues son opacos a los rayos X) y son los que se van a
ver más claros en las radiografías (más oscuros en las radioscopías).
Los objetos o sustancias menos densas, de menor densidad
radiológica, se designan como radiolúcidos (son translúcidos a los
rayos X) y crean los tonos oscuros en las radiografías (claros en las
radioscopías).
En la figura 1 vemos un vaso de vidrio con agua, aceite (que
flota por sobre el agua) un trozo de hueso animal y una tuerca.