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obedecerla aunque sea por temor a ser sancionado (ej: una multa de tránsito o los impuestos). De
todos modos, en un régimen democrático los ciudadanos tienen derecho a querer cambiar las leyes
a través de sus representantes. Quien gane, impondrá las reglas de juego, controlará las
instituciones y fortalecerá sus intereses.
LAS REGLAS DE JUEGO NO PUEDEN BENEFICIAR A TODOS POR IGUAL PERO TODOS DEBEN
OBEDECER LO QUE LA LEY DICTAMINA.
Esta lucha por el poder es histórica e implica tradiciones, experiencias y memorias que
condicionan a los actores. Por ejemplo la tradición peronista o antiperonista en nuestro país.
Además del pasado, la lucha por el poder está condicionada por los objetivos que persiguen
quienes participan de esa lucha. Los actores políticos se mueven racionalmente en pos de
aumentar sus beneficios (por ejemplo: el conflicto entre el campo y el gobierno en el año 2008).
Las instituciones ordenan, regulan y determinan que puede, y que no, hacerse en el marco de
esta lucha. Establecen el “cómo” y prevén castigos para quien no cumpla. Además regulan quien
manda, cuánto poder tendrá, sus límites y quien se los impondrá.
No cualquier norma es una institución. Para serlo debe provenir del Estado y ser reconocida y
aceptada y regularmente obedecida por la ciudadanía. Esta debe creer que se trata de un
instrumento imparcial y admitir su poder aunque no la favorezca. Además las instituciones se
implementan a través de la justicia y están respaldadas por las agencia de coerción del Estado. Los
ciudadanos, entonces, están obligados a obedecer.
Las instituciones deben mantenerse en el tiempo. Los actores y grupos deben confiar en su
estabilidad y tener la expectativa de que se mantendrán en el futuro.
LAS LEYES DEBEN SER ESTABLES Y CONSENSUADAS
Si las leyes cambiaran permanentemente, los actores no sabrían a qué atenerse y desarrollarías
estrategias para evitar cumplir con las normas. La previsibilidad es lo que define a las instituciones.
Según Levi esto permite “el desempeño regular y ordenado de la lucha y el ejercicio del poder”.
Las instituciones informales:
También existen normas y conductas institucionalizadas que no están previstas en la ley. Son
reglas sociales conocidas no escritas ni provenientes del Estado. ¿Qué diferencia hay entre las
instituciones formales y las informales? Las formales, están escritas y codificadas en leyes,
constituciones y reglamentaciones varias. Su incumplimiento implica sanciones públicamente
conocidas y a cargo del Estado. Las informales están escritas, son menos conocidas aunque pueden
ser aceptadas, obedecidas y hasta efectivas. Por ejemplo, la corrupción, el clientelismo o la evasión
fiscal. También son instituciones formales las familias, las redes vecinales, religiosas o de ayuda
mutua. Estas buscan dar protección y previsibilidad que el Estado no otorga.
Ambas instituciones son paralelas, ninguna sociedad es totalmente formal o informal. Pero hay
que saber cuál predomina a la hora de entender cómo funciona la sociedad. Por ejemplo, los países
nórdicos son preponderantemente formales, sus ciudadanos se comportan de acuerdo a la ley. En
cambio, en América Latina, los ciudadanos se comportan siguiendo leyes no escritas, más
importantes que constituciones, normas o códigos. Por ejemplo, frente a un secuestro, no se llama
a la policía sino que se negocia con los secuestradores porque es más eficiente. La institución
informal tiene la previsibilidad que no tiene el Estado.
La ausencia del Estado origina la conducta informal. Un caso donde ambas instituciones están
vinculadas fue el llamado “fraude patriótico”. Desde 1930 se realizaban elecciones para elegir