de soluciones a esta contradicción en términos de reforma, es decir, de ampliación de derechos
(luchas por lograr que se legisle en términos de derechos laborales así como luchas por su
cumplimiento efectivo). En este caso, los actores que participan son: los sindicatos, las cámaras
empresariales y el Estado, a través del Ministerio de Trabajo, como órgano regulador del
conflicto. Sin embargo, si observamos la historia y la actualidad de nuestro país, podemos
afirmar que no siempre las burocracias sindicales “representan” los intereses de los trabajadores.
E incluso podemos ir mas allá y afirmar que no todas las medidas de fuerza responden a una
modificación de la situación de los trabajadores, sino que deben leerse en el contexto político.
Las explicaciones lineales que asignan a cada actor un propósito predeterminado (por esencia de
clase), no funcionan. En palabras de Lander (2006), luego de la caída del muro de Berlín:
Desaparece toda posibilidad de apelar a un sujeto ontológico trascendente. Se
multiplican en forma abrumadora los temas y sujetos de la acción política, que
durante más de un siglo estuvieron subordinados a la contradicción principal en la
política socialista (género, cultura, identidad, ambiente, orientación sexual) (Lander
229).
Retomamos entonces nuestro planteo de preeminencia de lo político. Los diferentes
sectores, no siempre en relación directa a su situación material, construyen identificaciones y
alianzas mediadas por los discursos circulantes. Así, encontramos pequeños agricultores cortando
rutas para defender los intereses de grandes terratenientes, docentes que trabajan en un sistema
educativo que tiene hoy el mayor nivel de inversión de la historia añorando la vuelta a la ley
federal de educación, etc. Es otra vez la política reorganizando posiciones, opiniones y acciones.
Son dos las ideas que estamos planteando aquí: la necesidad de problematizar los intereses
de los actores, evitando lecturas lineales (donde las organizaciones gremiales siempre estarían a
favor de los intereses proletarios y el Estado siempre respondería a los intereses de la burguesía)
y reconociendo la emergencia de nuevos actores sociales que con su sola presencia en la agenda
social hacen estallar la noción acotada de Cuestión Social como contradicción capital/trabajo. Es
el caso entre otros de las organizaciones de género, las luchas por legislar y accionar en pos de la
erradicación de la violencia contra la mujer, la trata de mujeres para explotación sexual, los
derechos en el parto, etc. Por otra parte, los procesos desencadenados por las minorías sexuales y
el logro de la sanción de la Ley de Matrimonio igualitario, nos muestran la emergencia de