indiferenciados, comportando que un término de una cupla pueda asociarse a otros
términos, surgiendo así la discontinuidad del pensamiento.
La cupla no existe en solitario, sus términos no pueden existir el uno sin el otro. Cada
cupla supone otras, las Cuplas interaccionan entre sí , pero sin fusionarse ni oponerse
de manera definitiva porque sus términos se confunden con la globalidad y no pueden
pertenecer a otra cupla sin acarrear la pérdida de las propiedades que justifican la
1era cupla o la transferencia a la 2da de las cualidades de la 1era, que no le
pertenecen. La identidad de las cosas no solo se confunde en la cupla, sino que se
altera de cupla en cupla.
El pensamiento del niño está formado por temas interrumpidos, a veces
contradictorios; el lenguaje revela la discontinuidad del pensamiento infantil,
mostrándose parcelado. El infante realiza la sucesión de ideas yuxtaponiendo
elementos contradictorios.
No existe un pensamiento puntiforme, sino que se da un dualismo; la forma la más
elemental es la tautología. Identificar un objeto con él mismo es el 1er esfuerzo hacia
el acuerdo del pensamiento. Para ello, el niño debe sobrepasar al objeto que tiene
enfrente y relacionarlo con el objeto-categoría.
La disociación de la cupla se anuncia a través del mayor peso que el niño da a uno de
los elementos. La contrastación de las Cuplas con la realidad permiten al niño
objetivizar el mundo exterior. Las Cuplas implican la relación exclusiva de dos términos
entre sí, están cerradas en sí mismas, necesitan de un 3er término para encontrar una
dirección definida y fijar su verdadera relación.
De la cupla se pasa a las series , es decir, una sucesión ordenada de objetos o
sucesos. El 3er término se relaciona con el anterior y con el que le sigue. Con la
seriación se supera el estado binario, y el infante se incorpora al mundo de las
relaciones. Este 3er término, al igual que la Cuplas, pertenece al campo perceptivo.
Pensamiento del niño en esta etapa: caracterizado por el antropomorfismo, el
artificialismo y el mitologismo, ya que el niño es incapaz de ver las contradicciones en
que incurren sus tres fuentes de conocimiento: la experiencia personal, el lenguaje y la
cultura. Estas contradicciones existen porque el infante no diferencia los diferentes
planos intelectuales. Su estado mental es ambivalente (lucha entre dos): El
pensamiento aparece como una yuxtaposición de temas en un solo plano intelectual.
No puede ofrecer un punto de vista estable, ni ordenar sus diferentes visiones de las
cosas según una perspectiva coherente.
Representación: el niño que despierta a la representación de las cosas, esta entre en
subjetivismo y el empirismo. Por una parte, no puede realizar el desdoblamiento entre
imágenes y objetos, seriándolos en dos planos diferentes. Y por otra parte, debe
reconocer sus relaciones con el mundo exterior.
En este período niños y niñas expresan su pensamiento globalmente, este
pensamiento está formado por impresiones en las que se confunde lo afectivo y lo
objetivo.
Sin embargo, con el pensamiento sincrético, la inteligencia emerge de la actividad
práctica y de la vida afectiva. Su llegada anuncia la vida discursiva y al pensamiento
categorial, que se desarrolla a partir de la evolución de la representación de las cosas
y de la evolución de la explicación de lo real.
Causalidad en el Periodo de pensamiento Sincrético: La entrada al sincretismo
significa pre-causalidad: el niño intenta explicar las cosas, pero la causalidad aquí está