
Señala que no son arbitrarias las alteraciones que el sueño experimenta en la redacción de
vigilia; sino que mantienen enlace asociativo con el contenido en cuyo lugar se ponen, y
sirven para indicar el camino hacia ese contenido, que también puede ser sustituto de otro.
Hay un regla general en el psicoanálisis, plantea Freud, que sostiene que todo lo que
perturba la prosecución del trabajo analítico es una resistencia. Y de aquí se desprenden
dos formas que son efectos resistencia que él encuentra en el relato de los sueños de sus
pacientes: la duda y el olvido.
La duda: La duda sobre el reflejo correcto del sueño o de datos singulares de él no es, sino
un retoño de la censura onírica, de la resistencia a la irrupción de los pensamientos oníricos
en la conciencia. Una resistencia, que no se ha agotado con los desplazamientos y
sustituciones que impuso, que todavía se adhiere como duda a lo ya filtrado. Y cuando a un
elemento desdibujado del contenido onírico se le agrega encima la duda, se lo puede
reconocer como retoño más directo de uno de los pensamientos oníricos expulsados. En el
análisis del sueño, Freud les exigía a sus pacientes que abandonen toda la escala de
apreciaciones de la certeza, y a la más leve posibilidad de que algo haya ocurrido en el
sueño de tal o cual suerte la trató como una verdad plena. Es decir, que el paciente diga
una cosa u otra, será considerado como una certeza, sin importar si luego se retracta de
esta. El efecto de la duda, perturbador del análisis, permite desenmascararla como un
retoño e instrumento de la resistencia psíquica.
El olvido: Freud plantea que el olvido de los sueños va a carecer de explicación mientras no
se recurra al poder de la censura psíquica. La sensación de que una noche se ha soñado
mucho, y qué de eso retenemos muy poco, puede tener en un montón de casos el sentido
de que quizá toda la noche se sintió activo al trabajo del sueño, pero sólo dejó un sueño
breve. Es indudable que el sueño se va olvidando cada vez más después del despertar. Y a
menudo se la olvida a pesar de los penosos empeños por retenerlo. Pero todo lo que el
olvido consumió en el contenido a menudo puede ser rescatado por el análisis.
El sueño tiene un OMBLIGO DEL SUEÑO:
Pensamientos qué no se dejan desenredar, es
lo no reconocido qué se conecta con el deseo icc, es el límite a la interpretación del sueño,
no se puede decir “todo” del sueño.
Freud plantea que por la noche la resistencia pierde una parte de su poder; si bien no es
cancelada, se impone la posibilidad de que estuviera aminorada por la noche, y que por esa
disminución se hace posible la formación del sueño. Se comprende así fácilmente que tras
el despertar, la resistencia vuelve enseguida a eliminar lo que se vio forzada a admitir
mientras estaba disminuida. El estado de dormir posibilita la formación del sueño por cuanto
rebaja la censura endopsíquica.
Punto B: La regresión.
Primera ordenación metapsicológica
El sueño es un acto psíquico de PLENO DERECHO
(con lo cual establece de entrada su
importancia y se ubica en contra de la opinión prevaleciente en su época en los medios
científicos, según el cual el sueño era no un proceso anímico, sino un proceso somático
que se anunciaba mediante ciertos signos en el aparato psíquico) su FUERZA