De un mundo bipolar a un mundo multipolar
Podemos señalar tres motivos esenciales para explicar las razones que llevaron a EE.UU. y la URSS a
replantear sus relaciones:
● La crisis de los misiles en Cuba en 1962 hizo tomar conciencia a las superpotencias del peligro
mortal de la posesión y multiplicación de su arsenal nuclear.
● Las dos superpotencias consideraron, por diferentes motivos, que una relajación de las tensiones
favorecía a sus objetivos a largo plazo.
● Ambas potencias atravesaron un período de críticas en sus respectivos bloques. La URSS,
debilitada por la ruptura de relaciones con China, tuvo que hacer frente, entre otros conflictos, a la
Primavera de Praga en Checoslovaquia. EE.UU. vio cómo la Unión Europea se consolidaba como
una potencia económica y cómo en el seno de la OTAN surgía un foco de disidencia concretada
en la Francia de De Gaulle.
El bloque oriental, inspirado en un régimen estatista, abarcaba Polonia, Checoslovaquia, Rumania, Hungría,
Yugoslavia y Bulgaria, extendiendo luego su influencia a Cuba, creaba el Pacto de Varsovia, que establecía
una defensa militar común para todos los países de su órbita. Por su parte, Estados Unidos ejercía su
influencia sobre todos los países de la Europa Occidental, organizando la restauración de sus economías
destruidas por la guerra a través del Plan Marshall para la defensa común de los países del bloque nace la
OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).
El colapso de la Unión Soviética y del "bloque socialista" puso término abruptamente a la Guerra Fría, y de
esta forma desmanteló el eje de equilibrio de fuerzas entre la URSS y los Estados Unidos, lo que trajo como
consecuencia el epílogo de la confrontación de bloques este-oeste. Este nuevo escenario surgido en
forma súbita generó una secuela de hechos relevantes tanto políticos como económicos, sociales y
geopolíticos en el mundo entero, que significaron y significan un reordenamiento de las relaciones
geopolíticas mundiales
Un mundo multipolar
La hegemonía norteamericana surgida después de la Segunda Guerra Mundial, se vio modificada por el
surgimiento en el bloque occidental de dos nuevos polos de poder económico:
1) Japón
, de país derrotado en la Guerra, pasó a convertirse en la segunda potencia económica mundial.
Los productos Made in Japan
pronto comenzaron a inundar los mercados norteamericanos y europeos.
Después de la Segunda Guerra Mundial Japón estuvo gobernado hasta 1952 por el Comando Supremo de
las Potencias Aliadas. Se le obligó a renunciar a su institucionalidad, quitándole el carácter de divinidad al
emperador y entregando el poder al Parlamento, encargado de elegir un Primer Ministro.
Al recuperar su independencia, el país entra en un constante proceso de industrialización y una muy
eficiente explotación agraria y pesquera. Se desarrolló una industria de alta tecnología, preponderando la
construcción de aceros, barcos, vehículos y artículos electrónicos. A partir de 1970 ha obtenido un papel
hegemónico en el comercio internacional. Conocidas en el mundo son las marcas Toyota, Honda,
Mitsubishi, Toshiba, entre otras.
En gran parte el crecimiento económico de esta hegemonía se debe a la eficiencia productiva, basada en la
permanente capacitación de los trabajadores, una fuerte disciplina laboral, sindicatos negociadores y a una
eficiente política de inversiones en el extranjero. En consecuencia, se ha transformado en una de las tres
potencias económicas del mundo, junto a la CEE y EE.UU.
2) La Comunidad Económica Europea (CEE), nacida del Tratado de Roma en 1957, fue un éxito
económico de tal nivel, que el Reino Unido, que había negado a adherirse en su nacimiento, solicitó su
ingreso en 1961.
La CEE fue integrada en sus inicios por Francia, Italia, Alemania Federal, Bélgica, Holanda y Luxemburgo.
Posteriormente se integran Gran Bretaña, Irlanda, Dinamarca, Grecia, Portugal, España, Austria, Finlandia y
Suecia.
Desde sus inicios la organización se planteó la solución de tres grandes problemas. El primero era cómo
consolidar lo comunitario con lo nacional. El segundo, cómo repartir las responsabilidades entre los distintos
miembros de la comunidad. Y el tercero, el de propiciar un control democrático del proceso de integración