Historia
de
la
medicalización"
DR.
MICHEL FOUCAULT
2
En
mi
primera
conferencia
3
traté
de
demostrar
que
el
problema
fundamental
no
reside
en
la
antimedicina
contra
la
medicina,
sino
en
el
desarrollo
del
sistema
médico
y
el
modelo
seguido
por
el
"despegue"
médico
y
sanitario
de
Occidente
a
partir
del
siglo
XVIII.
Procuré,
pues,
situar
tres
puntos
a
mi
juicio
importantes:
1)
La
biohistoria,
es
decir,
el
efecto,
a
nivel
biológico,
de
la
intervención
médica;
la
huella
que
puede
dejar
en
la
historia
de
la
especie
humana
la
fuerte
intervención
médica
que
comenzó
en
el
siglo
XVIII.
La
historia
de
la
especie
humana
no permaneció
indiferente
a
la
medicalización.
Este
es
un primer
campo
de
estudio
aún
no
bien
analizado,
pero
ya
circunscrito.
Sabido
es
que
varias
enfermedades
infecciosas
desaparecieron
de
la
historia
de
Occidente
incluso
antes
de
introducirse
la
gran
quimioterapia
del
siglo
XX.
La
peste,
o
la
serie
de
enfermedades
a
las
que
los
cronistas,
historiadores
y
médicos
de
la
época
dieron
ese
nom-
bre,
se
fue
desvaneciendo
durante
los
siglos
XVIII
y
XIX
sin
que
se
conozcan
las
razones
ni
los
mecanismos
de
este
fenómeno,
que
debe
ser
estudiado.
Otro
caso
célebre
es
el
de
la
tuberculosis.
Por
cada
700
enfermos
que
en
1812
morían
de
tuberculosis
solo
350
corrían
la
misma
suerte
en
1882,
año
en
que
Koch
descubrió
el
bacilo
que lleva
su
nombre;
y
cuando
en
1945
se
introdujo
la
quimioterapia,
la
cifra
quedó
reducida
a
50.
¿
Cómo
y
por qué
razón
se
produjo
esta
regresión
de
la
enferme-
dad?
¿Cuáles
son,
a
nivel
de
la
biohistoria,
los
mecanismos
que
inter-
vinieron?
No cabe
la
menor
duda
de
que
el
cambio
de
las
condiciones
socioeconómicas,
los
fenómenos
de
adaptación,
los
de
resistencia
del
organismo,
el
propio
debilitamiento
del
bacilo
y
las
medidas
de
higiene
y
de
aislamiento
ejercieron
una
función importante.
Los
1
Segunda
conferencia
dictada
en
el
curso
de
medicina
social
que
tuvo
lugar
en
octubre
de
1974
en
el
Instituto
de
Medicina
Social,
Centro
Biomédico,
de
la
Universidad
Estatal
de
Río
de
Janeiro,
Brasil.
2
Profesor
del
Colegio
de
Francia,
Paris.
3
véase
Educ
méd
salud
10(2), 152-169,
1976.
3
4
/
Educación
médica
y
salud
*
Vol.
11,
No.
1 (1977)
conocimientos
al
respecto
distan
de
ser
completos,
pero
seria
intere-
sante
estudiar
la evolución
de
las
relaciones
entre
la
especie
humana
y
su
campo
bacilar
o
vírico
y
las
intervenciones
de
la
higiene,
de
la
medicina,
de
las
diferentes
modalidades
terapéuticas.
En
Francia,
un
grupo
de
historiadores-como
Le
Roy
Laudurie
y
Jean-Pierre
Petter-han
comenzado
a
analizar
esos
fenómenos,
y
a
base de
estadísticas
de
reclutamiento
militar
en
el
siglo
XIX,
exami-
naron
cie:rtas
evoluciones
somáticas
de
la
especie
humana.
2)
La
medicalización,
es
decir,
el
hecho
de
que
la
existencia,
la
conducta,
el
comportamiento,
el
cuerpo
humano,
se
incorporaran
a
partir
del
siglo
XVIII
en
una
red
de
medicalización
cada
vez
más
densa
y
amplia,
que
cuanto
más
funciona
menos
se
escapa
a
la
medicina.
La
investigación
médica,
cada
vez
más
penetrante
y
minuciosa,
y
la
ampliación
de
las
instituciones
de
salud
también
merecen
ser
estudiadas.
Y
así
trata
de
hacerlo
con
algunos
grupos
en
el
Colegio
de
Francia,
uno
de
los
cuales
estudia
el
crecimiento
de
la
hospitalización
y
sus
mecanismos
en
el
siglo
XVIII
y
comienzos
del
XIX,
en
tanto
que
otros
se
dedican
a
los
hospitales
y
ahora
proyectan
realizar
un
estudio
de
la
vivienda
y
todo
lo
que
ella
encierra:
el
sistema
de
desagüe,
vías
de
tránsito,
,equipos
colectivos
que
aseguran
el
funcionamiento
de la
vivienda
particula:r
en
el
medio
urbano.
3)
La economía
de
la
salud,
o
sea
la
integración
del
mejoramiento
de
la
salud,
'os
servicios
de
salud
y
el
consumo
de
salud
en
el
desarrollo
económico
de
las
sociedades
más
privilegiadas.
Se
trata
de
un
problema
difícil
y
complejo
cuyos
antecedentes
no
se
conocen
bien.
En
Francia
hay
un grupo
que
se
dedica
a
este
tema,
el
"Centre
d'études
et
de
Récherches
du
Vienétre"
(CEREBRE),
del
que
forman
parte
Letourmy,
Karsenty,
y
Charles
Dupuy,
que
estudia
principalmente
los
problemas
de
consumo
de
salud
en
los
últimos
30
años.
HISTORIA
DE
LA
MEDICALIZACION
Puesto
que
me
dedico
esencialmente
a
investigar
la
historia
de
la
medicaliz
ación,
a
continuación
analizaré
algunos
de
los
aspectos de
la
medicalización
de
las
sociedades
y
de
la
población
a
partir
del
siglo
XIX,
tomando
como
referencia
el
ejemplo
francés,
con
el
que
estoy
más
familiarizado.
Concretamente
me
referiré
al
nacimiento
de
la
medicina
social.
Con
frecuencia
se
observa
que
ciertos
críticos
de
la
medicina
actual
Historia
de
la
medicalización
/ 5
sostienen
el
concepto
de
que
la
medicina
antigua-Griega
y
Egipcia-o
las
formas
de
medicina
de
las sociedades
primitivas,
son
medicinas
sociales,
colectivas,
no
concentradas
en
el
individuo.
Mi
ignorancia
en
etnología
y
egiptología
me
impide
opinar
sobre
el
problema;
pero
a
pesar
de
los
escasos
conocimientos
que
poseo
de
la
historia
griega
la
idea
me
deja
perplejo,
pues
no
concibo
cómo
se
puede
calificar
de
colectiva
y
social
a
la
medicina
griega.
Pero
estos
no
son los
problemas
importantes.
La
cuestión
estriba
en
saber
si
la
medicina
moderna,
científica,
que
nació
a
fines
del
siglo
XVIII
entre
Morgagni
y
Bichat,
con
la
introducción
de
la
anatomía
patológica,
es
o
no
individual.
¿Se
podría
afirmar,
como
lo
hacen
algunos-en
una
perspectiva
que
consideran
política
pero
que
no
lo
es
por
no
ser
histórica-que
la
medicina
moderna
es
individual
porque
penetró
en
el
interior
de
las
relaciones
de
mercado;
que
la
medicina
moderna,
en
la
medida
en
que
está
vinculada
a
una
economía
capita-
lista,
es
una
medicina
individual
o
individualista
que
conoce
única-
mente
la
relación
de
mercado
del
médico
con
el
enfermo
e
ignora
la
dimensión
global,
colectiva
de
la
sociedad?
Procuraré
demostrar
que
este
no
es
el
caso.
La
medicina
moderna
es
una
medicina
social
cuyo
fundamento
es
una
cierta
tecnología
del
cuerpo
social;
la
medicina
es
una
práctica
social,
y
solo
uno
de
sus
aspectos
es
individualista
y
valoriza
las
relaciones
entre
el
médico
y
el
paciente.
A
este
respecto
quisiera
hacer
referencia
al
libro
de
Varn
L.
Bullough,
The
Development
of
Medicine
as
a
Profession:
The
Contribution
of
the
Medieval
University
to
Modern
Medicine
4
en
el
que
se
muestra
claramente
el
tipo
individualista
de
la
medicina
medieval
y
unas
dimensiones
colectivas
de
la
actividad
médica
extra-
ordinariamente
discretas
y
limitadas.
Sostengo
la
hipótesis
de
que
con
el
capitalismo
no
se
pasó
de
una
medicina
colectiva
a
una
medicina
privada,
sino
precisamente
lo
contrario;
el
capitalismo,
que
se
desenvuelve
a
fines
del siglo
XVIII
y
comienzos
del
XIX,
socializó
un
primer
objeto,
que
fue
el
cuerpo,
en
función
de
la
fuerza
productiva,
de
la
fuerza
laboral.
El
control
de
la
sociedad
sobre
los
individuos
no
se
opera
simplemente
por
la
conciencia
o
por
la
ideología
sino que
se
ejerce
en
el
cuerpo,
con
el
cuerpo.
Para
la
sociedad
capitalista
lo
importante
era
lo
biológico,
lo
somático,
lo
corporal
antes
que
nada.
El
cuerpo
es
una
realidad
bio-
política;
la
medicina
es
una
estrategia
biopolítica.
4
Nueva
York,
Hafner
Publications,
1965.
6
/
Educación
mddica
y
salud
*
Vol.
11,
No.
1 (1977)
¿Cómo
procedió
esta
socialización?
Quisiera
explica:r
mi
posición
en
relación
con
ciertas
hipótesis
gene-
ralmente
aceptadas.
Es
cierto
que
el
cuerpo
humano
se
reconoció
polí-
tica
y
socialmente
como
fuerza
de
trabajo.
Sin
embargo, parece
característico
de
la
evolución
de
la
medicina
social,
o
sea
de
la
propia
medicina
en
Occidente, que
al
principio
el
poder
médico
no
se
pre-
ocupó
del
cuerpo
humano
como
fuerza
de
producción.
La
medicina
no
estaba
interesada
en
el
cuerpo
del
proletario,
en
el
cuerpo
humano,
como
instrumento
laboral.
No
fue
hasta
la
segunda
mitad
del
siglo
XIX
cuando
se
planteó
el
problema
del
cuerpo,
de
la salud
y
del
nivel
de
la
fuerza
productiva
de
los
individuos.
Podríamos
reconstituir
tres
etapas
de
la
formación
de
la
medicina
social:
medicina
del
Estado,
medicina
urbana
y
medicina
de
la
fuerza
laboral.
MEDICINA
DEL
ESTADO
La
"medicina
del
Estado"
se
desarrolló
principalmente
en
Alemania
a
comienzos
del
siglo
XVIII.
Sobre
este
problema
especifico
vale
mencionar la afirmación
de
Marx
en
el
sentido
de
que
la
econo-
mía
era
inglesa,
la
política
francesa
y
la
filosofía
alemana,
pues
fue
en
Alemania
donde
se
formó
en
el
siglo
XVII-mucho
antes que
en
Francia
y
en
Inglaterra-lo
que
puede
denominarse
ciencia
del
Estado.
El
concepto
de
'Staatswissenchaft"
es
producto
de
Alemania,
y
bajo
el
no:mbre de
''ciencia
del
Estado"
se
pueden
agrupar
dos
aspectos
que surgen
en
esa
época
en
el
propio
país:
1.
Por un lado,
un
conocimiento
cuyo
objeto
es
el
Estado;
no
solo
los
recursos
naturales
de
una
sociedad,
ni
las
condiciones
de
su
pobla-
ción,
sino
también
el
funcionamiento
general
de
su
maquinaria
polí-
tica.
Las
investigaciones
sobre
los
recursos
y
el
funcionamiento
de
los
Estados
constituyeron
una
especialidad,
una
disciplina
alemana
del
siglo
XVIII.
2.
Por
otro
lado, la
expresión
abarca también
la
serie
de
procedi-
mientos
mediante
los
cuales
el
Estado
obtuvo
y
acumuló
conocimientos
para
garantizar
su
funcionamiento.
El
Estado,
como
objeto
de
conocimiento
y
como
instrumento
y
lugar
de
adquisición
de
conocimientos
específicos,
se
desarrolló
con
más
rapidez
e
intensidad
en
Alemania
que
en
Francia
e
Inglaterra.
No
es
fácil
determinar
la
razón
de este
fenómeno,
y
hasta
ahora
los
historia-
dores
no
se
han
ocupado
demasiado
del
asunto
o
del
problema
del
Historia
de
la
medicalización
/
7
nacimiento
de
una
ciencia
del
Estado
o
una
ciencia estatal
en
Alemania.
A
mi
juicio
ello
se
debe
al
hecho
de
que
Alemania no
se
convierte
en
Estado
unitario
hasta
el
siglo
XIX,
después
de
una
yuxta-
posición
de
casi-Estados, pseudo-Estados,
pequeñas
unidades
muy
poco
"estatales".
Y
precisamente
a
medida
que
se
forman
los
Estados,
se
van
desarrollando
esos
conocimientos
estatales
y
la
preocupación
por
el
propio
funcionamiento
del
Estado.
Las
pequeñas
dimensiones
de los
Estados,
las
yuxtaposiciones,
sus
perpetuos conflictos
y
sus
confronta-
ciones,
la
balanza
de
fuerzas
siempre
desequilibradas
y
variables,
les
obligaron
a
ponderarse
y
a
compararse
unos
con
otros,
a
imitar
sus
métodos
y
a
tratar
de
sustituir
la
fuerza por otras
relaciones.
Mientras
que
los
grandes
Estados,
como
Francia
e
Inglaterra,
podían
funcionar
relativamente
sin
preocupación,
provistos
de
pode-
rosas
maquinarias
como
las
del
ejército
o
la policía,
en
Alemania
la
pequeña
dimensión
de
los
Estados
hizo
necesaria
y
posible
esa
con-
ciencia
discursiva
del
funcionamiento
estatal
de
la
sociedad.
Otra
razón
de
esta
evolución
de
la
ciencia
del
Estado
es
la
falta
de
desarrollo
económico,
o
su
estancamiento,
en
Alemania
en
el
siglo
XVII,
después
de
la
guerra
de
los
30
años
y
de
los
grandes
tratados
de
Francia
y
Austria.
Después
del
primer
movimiento
de
desarrollo
de
Alemania
en
la
época
del
Renacimiento,
surgió
en
forma
limitada
la
burguesía,
cuyo
impulso
económico
fue bloqueado
en
el
siglo
XVII,
impidiéndole
hallar una
ocupación
y
subsistir
en
el
comercio,
en
la
manufactura
y
en
la
industria
naciente.
Buscó
entonces
apoyo
en
los
soberanos
y
formó
un
cuerpo
de
funcionarios
disponibles
para
la
maquinaria
estatal
que
los
propios
soberanos
tenían
que
montar,
en
su
provecho,
para
modificar
las
relaciones
de
fuerza
con
sus
vecinos.
Esta
burguesía
económicamente
desocupada
se
acogió
a
los
soberanos
que
se
enfrentaban
con
una
situación
de
lucha
perpetua
y
ofreció
sus
hombres,
sus
capacidades,
sus
recursos,
etc.,
a
la
organiza-
ción
de
los
Estados.
De
ahí
que
el
concepto
moderno
de
Estado,
con
todo
su
aparato,
sus
funcionarios,
su
saber,
se
desarrollara
en Alema-
nia
antes
que
en
otros
países
políticamente
más
poderosos,
como
Francia,
o
económicamente
más
desarrollados,
como
Inglaterra.
El
Estado
moderno
surgió
donde
no
había
poder
político
ni
desa-
rrollo
económico
y
precisamente
por
esas
razones
negativas
Prusia,
el
primer
Estado
moderno,
nació
en
el
corazón
de
Europa,
más
pobre,
con
menos
desarrollo
económico,
y
más
conflictivo
politicamente.
Mientras
Francia
e
Inglaterra
se
aferraban
a
las
viejas
estructuras,
Prusia
se
convirtió
en
el
primer
modelo
del
Estado
moderno.
8
/
Educación
médica
y
salud
*
Vol.
11,
No.
1
(1977)
Estos
análisis
históricos
sobre
el
nacimiento
de
la
ciencia
y
de
la
reflexión
sobre
el
Estado
en
el
siglo
XVIII
solo
pretenden
explicar
cómo
y
por
qué la
medicina
del
Estado
pudo
aparecer
primero
en
Alemania.
A
partir
de
fines
del
siglo XVI
y
comienzos
del
XVII,
en
un
clima
político,
económico
y
científico
característico
de
la
época
dominada
por
el
mercantilismo,
todas
las
naciones
del
mundo
europeo
se
pre-
ocupan
por
la salud
de
su
población.
El
mercantilismo
no
era
simple-
mente
una
teoría
económica
sino
también
una
práctica
política
que
consistía
en
regular
las
corrientes
monetarias
entre
las
naciones,
los
correspondientes
flujos
de
mercaderías
y
la
actividad
productora
de
la
población.
La
política mercantilista
se
basa
esencialmente
en
el
aumento
de
la
producción
y
de
la población
activa
con
el
propósito
de
establecer
corrientes
comerciales
que
permitan
al
Estado conseguir
la
mayor
afluencia
monetaria
posible,
gracias
a
la
cual
podrá
costear
el
mantenimiento
de
los
ejércitos
y
toda
la
maquinaria
que
asegure
la
fuerza
real
de
un
Estado
con
relación
a
los
demás.
Desde
esta
perspectiva,
Francia,
Inglaterra
y
Austria
comenzaron
a
calcular
la
fuerza
activa
de
sus
poblaciones.
Así
se
originan
en
Francia
las
estadísticas
de
natalidad
y
mortalidad,
y
en
Inglaterra
los
grandes
recuentos
de
población
que
aparecieron
en
el
siglo
XVII. Pero
tanto
en
Francia
como
en
Inglaterra
la
única
preocupación
sanitaria
del
Estado
fue
el
establecimiento
de
estas
tablas
de
natalidad
y
mortalidad,
índice
de
salud
de
la
población,
y
el
crecimiento
de
la
propia
pobla-
ción,
sin
ninguna
intervención
eficaz
y
organizada
para
elevar
su
nivel
de
salud.
En
Alemania,
por
el
contrario,
se
desarrolló
una
práctica
médica
efectivamente
concentrada
en
el
mejoramiento
de
la
salud
de
la
pobla-
ción.
Frank
y
Daniel,
por
ejemplo,
propusieron
entre
1750
y
1770
programas
en
ese
sentido;
fue
lo
que
se
llamó
por
primera
vez
policía
médica
de
un
Estado.
El
concepto
"Medizinischepolizei",
policía
mé-
dica,
que
se
crea
en
1764,
encierra
algo
más
que
un
recuento
de
la
mortalidad
o
natalidad.
Prograrnada
en
Alemania
a
mediados
del
siglo
XVII
e
implantada
a
fines
del
mismo
siglo,
y
comienzos
del
siguiente,
la
policía
médica
con-
sistía
en:
1.
ln
sistema
mucho
más
completo
de
observación
de
la
morbilidad
que
el
existente
coln
las
simples
tablas
de
natalidad
y
mortalidad,
a
base de
la
información
pedida
a
los
hospitales
y
los
médicos
en
ejercicio
de
la
profesión
en
diferentes ciudades
o
regiones
y
el
registro,
10
/
Educación
médica
y
salud
*
Vol.
11,
No.
1 (1977)
encargado
de
una
población
de
6,000
a
10,000
habitantes
hasta
los
res-
ponsables
por
una
región
mucho
mayor
y
una
población
entre
35,000
a
50,000.
Aparece
en
ese
momento
el
médico
como
administrador
de
salud.
La
organización
de
un
saber
médico
estatal,
la
normalización
de
la
profesión
médica,
la
subordinación
de
los
médicos
a
una
administra-
ción
general
y,
por
último,
la
integración
de
varios
médicos
en
una
organización
médica
estatal,
llevan
aparejados
una
serie
de
fenómenos
enteramente
nuevos
que
caracterizan
lo
que
podría
denominarse
medicina
de
Estado.
Esa
medicina
del
Estado,
que
apareció
con
cierta
precocidad
incluso
antes
de
la creación
de
la
gran
medicina
científica
de
Morgagni
y
Bichat,
no
tuvo
por
objeto
la
formación
de
una
fuerza
laboral
adaptada
a
las
necesidades
de
las
industrias
que
se
desarrollaban
en
ese
momento.
No
es
el
cuerpo
del
trabajador
lo
que
interesa
a
esa
administración
estatal
de
salud,
sino
el
propio
cuerpo
de
los
indivi-
duos
que
en
su
conjunto
constituyen
el
Estado.
No
se
trata
de
la fuerza
laboral
sino
de
la fuerza
del
Estado
frente
a
sus
conflictos,
sin
duda
económicos
pero
también
políticos,
con
sus
vecinos.
Por
eso
la
medicina
debe
perfeccionar
y
desarrollar
esta
fuerza
estatal.
Esta
preocupación
de
la
medicina
del
Estado
encierra
cierta
solidaridad
económica-política.
Sería,
por
lo
tanto,
falso
vincularla
al
interés
inmediato
de
obtener
una
fuerza
laboral
disponible
y
vigorosa.
El
ejemplo
de
Alemania
es
también
importante
porque
muestra
cómo,
de
manera
paradójica,
la
medicina
moderna
se
inicia
en
el
momento
culminante
del
estatismo.
Desde
la
introducción
de
esos
pro-
yectos,
en
gran parte
a
fines
del
siglo
XVIII
y
comienzos
del
XIX,
desde
la
implantaci
ón
de
la
medicina
estatal
en
Alemania,
ningún
Estado
se
atrevió
a
proponer
una
medicina
tan
claramente
burocratizada,
colectivizada
y
"estatizada".
Por
consiguiente,
no
se
evolucionó
poco
a
poco
de
una
medicina
cada
vez
más
"estatizada"
y
socializada,
sino
que
la
gran
medicina
clínica
del
siglo
XIX
va
inme-
diatamente
precedida
de
una
medicina
estatizada
al
máximo.
Los
otros
sistemas
de
medicina
social
de
los
siglos
XVIII
y
XIX
son
atenua-
ciones
de
ese
modelo
profundamente
estatal
y
administrativo
introducido
ya
en
Alemania.
Esta
es
la
primera,
serie
de
fenómenos
a
la
que
he
querido
referirme,
lo
cual,
en
general,
no
ha
recibido
ninguna
atención por
parte
de
los
historiadores
de
la
medicina
pero que
fue
analizado
muy
de
cerca
por
George
Rosern
en
la
serie
de
estudios
sobre
las
relaciones
entre
el
cameralisnro,
el
mercantilismo
y
el
concepto
de
policía
médica.
El
Historia
de
la
medicalización
/ 11
propio
autor
publicó
en
1953,
en
el
Bulletin
of
History
of
Medicine,
un
artículo
sobre
el
problema,
titulado
"Cameralism
and
concept
of
medical
police"
y
lo
estudió
posteriormente
en
su
libro
A
History
of
Public
Health.
5
MEDICINA
URBANA
La
segunda
trayectoria
del
desarrollo
de
la
medicina
social
está
representada
por
el
ejemplo
de
Francia,
donde,
a
fines
del
siglo
XVIII
surgió
una
medicina
social,
al
parecer
no
apoyada
por
la
estructura
del
Estado,
como
en
Alemania,
sino
por
un
fenómeno
enteramente
distinto:
la
urbanización.
En
efecto,
con
el
desenvolvimiento
de
las
estructuras
urbanas
se
desarrolla
en
Francia
la
medicina
social.
Para
saber
cómo
y
por
qué
ocurrió
este
fenómeno
hagamos
un
poco
de
historia.
Es
preciso
imaginar
una
gran
ciudad
francesa
entre
1750
y
1780,
como
una
multiplicidad
enmarañada
de
territorios
heterogéneos
y
poderes
rivales.
Paris,
por
ejemplo,
no
formaba
una
unidad
territo-
rial,
una
región
en
que
se
ejercía
un
poder
único,
sino
un
conjunto
de
poderes
señoriales
detentados
por
seglares,
por
la
Iglesia,
por comuni-
dades
religiosas
y
corporaciones,
poderes
con
autonomía
y
jurisdicción
propias.
Por
añadidura,
existían
los
representates
del
poder
estatal:
el
representante
del
rey,
el
intendente
de
policía,
los
representantes
de
los
poderes
parlamentarios.
En
la
segunda
mitad
del
siglo
XVIII
se
planteó
el
problema
de
la
unificación
del
poder
urbano.
Se
sintió
la
necesidad,
al
menos
en
las
grandes
poblaciones,
de
constituir
la
ciudad
como
unidad,
de
organizar
el
cuerpo
urbano
de
un
modo
coherente
y
homogéneo,
regido
por
un
poder
único
y
bien
reglamentado.
A
este
respecto
entraron
en
juego
varios
factores.
En
primer
lugar,
indudablemente,
razones
de
orden
económico.
A
medida
que
la
ciudad
se
va
convirtiendo
en
un
importante
centro
de
mercado que
unifica
las
relaciones
comerciales,
no
simplemente
a
nivel
de
una
región
sino
también
en
escala
nacional
y
aun
internacional,
se
hace
intolerable
para
la
industria
naciente
la
multiplicidad
de
jurisdicción
y
de
poder.
El
hecho
de
que
la ciudad
no
fuera
solo
un
lugar
de
mercado
sino
un
lugar
de
producción
obligó
a
recurrir
a
mecanismos
de
regulación
homogéneos
y
coherentes.
La segunda
razón
fue
política.
El
desarrollo
de las
ciudades,
la
5
Nueva
York,
MD
Publications,
1958.
12
/
Educación
médica
y
salud
*
Vol.
11,
No.
1 (1977)
aparición
de
una
población
obrera
pobre,
que
en
el
siglo
XIX
se
convierte
en
el
proletariado,
tenía
que
aumentar
las
tensiones
políticas
en
el
interior
de
las
ciudades.
La
coexistencia
de
diferentes
grupos
pequeños-
corporaciones,
oficios,
cuerpos,
etc.
-que
se
oponían unos
a
otros,
pero que
se
equilibraban
y
neutralizaban,
empieza
a
reducirse
a
una
especie
de
enfrentamiento
entre
ricos
y
pobres,
plebe
y
burgue-
sía
que
se
traduce
en
disturbios
y
sublevaciones
urbanas
cada
vez
más
numerosos
y
frecuentes.
Las
llamadas revueltas
de
subsistencia,
el
hecho
de
que
en
un
momento
de
alza
de
precios
o
baja
de
salarios,
los
más
pobres,
al
no
poder
alimentarse,
saquearan
los
silos,
mercados
y
bodegas,
eran
fenómenos
que,
si
bien
no
enteramente
nuevos
en
el
siglo
XVIII,
cobra:ron
cada
vez
más
ímpetu
y
condujeron
a
los
grandes
disturbios
contemporáneos
de
la
Revolución
Francesa.
En
resunmen,
se
puede
afirmar
que
hasta
el
siglo
XVII,
en
Europa,
el
gran
peligro
social
estuvo
en
el
campo.
Los
campesinos
paupérri-
mos,
al
tener
que
pagar
más
impuestos,
empuñaban
la
hoz
e
iban
a
atacar
los
castillos
o
las
ciudades.
Las
revueltas
del
siglo
XVII
fueron
revueltas
campesinas,
a
las
que
después
se
unieron
las
ciudades.
Por
el
contrario,
a
fines
d.el
siglo
XVIII,
las
revueltas
campesinas
comienzan
a
ceder
gracias
a
la
elevación
del
nivel
de
la
vida
de
los
campesinos,
pero
los
conflictos
urbanos
se
vuelven
cada
vez
más
frecuentes
con
la
formación
de
una
plebe
en
vías
de
proletarizarse.
De
ahí
la
necesidad
de
un
serio
poder
político
capaz
de
investigar
el
problema
de
esta
población
urbana.
Es
en
esos
momentos
cuando
surge
y
se
acrecienta
una
actitud
de
temor,
de
angustia,
frente
a
la ciudad.
Por
ejemplo,
Cabaniz,
filósofo
de
finales
del
siglo
XVIII,
comentaba
respecto
a
la
ciudad
que
siempre
que
los
hombres
se
reúnen,
sus
costumbres
se
alteran;
siempre
que
se
reúnen
en
lugares
cerrados
se
alteran
sus
costumbres
y
su
salud.
Nació
entonces
lo
que
podía calificarse
de
temor
urbano,
miedo
a
la
ciudad,
angustia
ante
la
ciudad,
con
ciertas
características:
miedo
a
los
talleres
y
fábricas
que
se
están
construyendo,
al
hacinamiento
de
la
población,
a
la
excesiva
altura
de
los
edificios,
y
también
a
las
epidemias
urbanas,
a
los
comentarios
cada
vez
más
numerosos
y
que
van
invadiendo
la
ciudad;
miedo
a
las
cloacas,
a
las
cuevas
sobre
las
que
se
construían
las
casas
expuestas
al
peligro
de
desmoronarse.
La
vida
de
las
grandes
ciudades
del
siglo
XVIII,
especialmente
París,
suscitaba
una
serie
de
pequeños
pánicos.
A
este
respecto
puede
citarse
el
ejemplo
del
Cementerio
de
los
Inocentes
en
el
centro
de
París,
donde
eran
arrojados,
unos
sobre
otros,
los
cadáveres
de
las
per-
sonas cuyos
recursos
o
categoría
social
no
bastaban
para
costear
o
14
/
Educación
médica
y
salud
*
Vol.
11,
No.
1 (1977)
Ese
plan
de
cuarentena
fue
un
ideal político-médico
de
la
buena
organización
sanitaria
de
las
ciudades
en
el
siglo
XVIII.
Hubo
funda-
mentalmente
dos
grandes
modelos
de
organización
médica
en
la
historia
occidental:
uno
suscitado
por
la
lepra
y
otro
por
la
peste.
En
la
Edad
Media,
en
cuanto
se
descubría
un
caso
de
lepra
era
inmediatamente
expulsado
del
espacio
común,
de
la
ciudad,
deste-
rrado
a
un
1u-gar
confuso
donde
su
enfermedad
se
mezclaría
con
la
de
otros.
El
mecanismo
de
la
exclusión
era
el
de
la
purificación
del
medio
urbano.
Medicalizar
a
un
individuo
significaba
separarlo
y,
de
esta
manera,
purificar
a
los
demás.
Era
una
medicina
de
exclusión.
El
propio
internamiento
de
los
dementes,
malhechores,
etc., en
el
comienzo
del
siglo
XVII,
obedeció
todavía
a
ese
concepto.
En compensación,
existió
otro
gran
sistema
político-médico
que
fue
establecido
no
contra
la
lepra,
sino
contra
la
peste.
En
este caso
la
medicina
no
excluía
ni
expulsaba
al
enfermo
a
una
región
tétrica
y
llena
de
confusión.
El
poder
político
de
la
medicina
consistía
en
distri-
buir
a
los
individuos
unos
al
lado
de
otros,
aislarlos,
individualizarlos,
vigilarlos
uno
a
uno,
verificar
su
estado
de
salud,
comprobar
si
vivían
o
habían
muerto
y
en
mantener
así
a
la
sociedad
en
un
espacio
divi-
dido, inspeccionado,
constantemente
vigilado
y
controlado
por
un
registro
lo
mTás
completo
posible
de todos
los
fenómenos
ocurridos.
Hubo,
pues,
el
esquema
médico
de
reacción
a
la
lepra,
que
era
de
exclusión,
de
exilio,
de
tipo
religioso,
de
purificación
de
la
ciudad,
y
el
que
suscitó
la
peste,
en
el
que
no
se
aplicaba
el
internamiento
y
el
agrupamiento
fuera
del
centro
urbano
sino,
por
el
contrario,
se
recurría
al
análisis
minucioso
de
la ciudad,
al
registro
permanente.
El
modelo
religioso
fue,
pues,
sustituido
por
el
militar,
y
es
la
revisión
militar
y
no
la puri ficación
religiosa
la
que
en
el
fondo
sirvió
esencial-
mente
de
modelo
a
esta
organización
político-médica.
La
medicina
urbana,
con
sus
métodos
de
vigilancia,
de
hospitaliza-
ción,
etc.,
no
fue
más
que
un
perfeccionamiento,
en
la
segunda
mitad
del
siglo
XVIII,
del
esquema
político-médico
de
la
cuarentena
que
había
sido
iniciado
a
fines
de
la
Edad
Media,
en
los
siglos
XVI
y
XVII.
La
higiene
pública.
fue
una
variación
refinada
de
la
cuarentena
y
de
ahí
parte
la
gran
medicina
urbana
que
aparece
en
la
segunda
mitad
del
siglo
XVIII
y
que
se
desarrolla
sobre
todo
en
Francia.
Los
objetivos
de
la
medicina
urbana
esencialmente
eran
los
siguientes:
1.
Analizar
los
lugares
de
acumulación
y
amontonamiento
de
todo
lo
que
en
el
espacio
urbano
podía
provocar enfermedades,
lugares
que
generaban
y
difundían
fenómenos
epidémicos
o
endémicos.
Se
trataba
Historia
de
la
medicalización
/ 15
fundamentalmente
de
los
cementerios.
Fue
así
como
surgieron
entre
1740
y
1750
las
protestas
contra
el
hacinamiento
de
los
cementerios,
y
comenzaron
las
primeras
grandes
emigraciones
de
los
cementerios
hacia
la
periferia
de
la
ciudad
alrededor
de
1780.
En
esta
época
aparece
el
cementerio
individualizado,
es
decir,
el
ataúd
individual,
la
sepultura
reservada
para
las
familias, donde
se
inscribe
el
nombre
de
cada
uno
de
sus
miembros.
Es
frecuente
la
creencia
de
que
en
la
sociedad
moderna,
el
culto
a
los
muertos
se
debe
a
las
enseñanzas
del
cristianismo.
No
comparto
esta
opinión.
No
hay
nada
en
la
teología
cristiana
que
induzca
a
creer
en
el
respeto
al
cadáver
propiamente
dicho.
El
Dios
cristiano
Todopode-
roso
puede
resucitar
a
los
muertos
aun
cuando
estén
mezclados
en
el
osario.
La
individualización
del
cadáver,
del
ataúd
y
de
la
tumba
aparecieron
a
fines
del
siglo
XVIII
por
razones
no
teológico-religiosas
de
respeto
al
cadáver,
sino
por
motivos
político-sanitarios
de
respeto
a
los
vivos.
Para
proteger
a
los
vivos
contra
la
influencia
nefasta
de
los
muertos,
es
preciso
que
estos
últimos
estén
tan
bien
clasificados-o
mejor
si
es
posible-como
los
primeros.
De esta
manera
apareció
en
la
periferia
de
las
ciudades,
a
fines
del
siglo
XVIII,
un
verdadero
ejército
de
muertos
tan
bien
alineados
como
una
tropa
a
la que
se
le
pasa
revista,
pues
era
necesario
controlar,
analizar
y
reducir
ese
peligro perpetuo
que
constituyen
los
muertos.
En
consecuencia,
se
les
colocaría
en
el
campo,
ordenadamente uno
al
lado
de
otro,
en las
grandes planicies que
circundaban
las
ciudades.
No
era
una
idea
cristiana,
sino
médica,
política.
La
mejor
prueba
es
que
cuando
se
pensó
en
el
traslado
del
Cementerio
de
los
Inocentes
de
París,
se
acudió
a
Fourcroy,
uno
de
los
más
grandes
químicos
de
fines
del
siglo
XVIII, para
saber
cómo
había
que combatir
la
influencia
de
ese
cementerio,
y
es
él
quien
pide
se
traslade
el
cementerio,
es
él
quien
al
estudiar
las
relaciones
del
organismo
vivo
y
el
aire
que
se
respira,
se
encarga
de
esta
primera
policía
médica
urbana,
sancionada
por
el
exilio
de
los
cementerios.
Otro ejemplo
es
el caso
de
los
mataderos,
también
situados
en
el
centro
de
París,
respecto
a
los
cuales
se
decidió,
después
de
consultar
con
la
Academia
de
Ciencias,
instalarlos
en
los
alrededores
de
la
ciudad,
al
oeste,
en
La
Villette.
El
primer
objetivo
de
la
medicina
consistía,
por
lo
tanto,
en
analizar
los
sectores de
hacinamiento,
de
confusión
y
de
peligro
en
el
recinto
urbano.
2.
La
medicina
urbana
tuvo
un
nuevo
objetivo:
el
control
de
la
16
/
Educación
medica
y
salud
*
Vol.
11,
No.
1 (1977)
circulación,
no
de
la
circulación
de
los
individuos
sino
de
las
cosas
o
de
los
elementos,
esencialmente
el
agua
y
el
aire.
Era
una
vieja
creencia
del
siglo
XVIII
la
de
que
el
aire
influía
directamente
sobre
el
organismo,
porque
transportaba
miasmas
o
porque
su
excesiva
frialdad,
calor,
sequedad
o
humedad
se
transmi-
tían
al
organismo,
y
por
último,
que
el
aire
ejercía,
por
acción
mecánica,
una
presión
directa
sobre
el
cuerpo.
El
aire
era considerado
como
uno
de
los
grandes
factores
patógenos.
Pero
¿
cómo
mantener
las
cualidades
del
aire
en
una
ciudad
y
lograr
un
aire
sano
cuando
este
está
bloqueado
y
no
puede
circular
entre
los
muros,
las
casas,
los
recintos,
etc.?
Surge
entonces
la
necesidad
de
abrir
grandes
avenidas
en
el
espacio
urbano
para
mantener
el
buen
estado
de
salud
de
la
población.
Por
consiguiente
se
solicitó
la
opinión
de
comisiones
de
la
Academia
de
Ciencias,
de
médicos,
químicos,
etc.,
acerca
de
los
mejores
métodos
de
ventilación
de
las
ciudades.
Uno
de
los
casos
m;s
conocidos
fue la
destrucción
de
casas
que
se
encontraban
en
los
puentes
de
las
ciudades.
Por
causa
de
la
aglomeración
y
el
precio
del
terreno,
durante
la
Edad
Media
y
también
en
los siglos
XVII
y
XVIII
algunas
viviendas
se
construyeron
en
los
puentes.
Se
consideró,
entonces,
que
esas
casas
impedían
la
circulación
del
aire
por
encima
de
los
ríos
y
que
retenían
el
aire
húmedo
en
sus
márgenes,
y
fueron
siste-
máticamente
demolidas.
Se
llegó
incluso
a
calcular
las
muertes
que
fueron
evitadas
gracias
al
derribo
de
tres
casas
construidas
sobre
el
Pont
Neuf:
400
personas
por
año,
20,000
en
50
años,
etc.
Se
organizaron,
por
lo
tanto,
corredores
de
aire,
así
como
también
de
agua.
En
Paris,
en
1767,
un
arquitecto
llamado
Moreau
tuvo
la
idea
precoz
de
proponer
un
plan
modelo
para
la
organización
de
las
márgenes
e
islas
del
Sena,
que
no
se
aplicó
hasta
comienzos
del
siglo
XIX,
con
el
fin
de
que
la
propia
corriente
del
río
limpiara
de
miasmas
a
la
ciudad.
Así
pues,
el
segundo
objetivo
de
la
medicina
urbana
es
el
control
y
establecimient:o
de
una
buena
circulación
del
agua
y
del
aire.
3.
Otra gran
finalidad
de
la
medicina
urbana
fue
la
organización
de
lo
que
podríamos
llamar
distribuciones
y
secuencias.
¿Dónde
colocar
los
diferentes
elementos
necesarios
a
la
vida
común
de
la
ciudad?
Se
planteaba
el
problema
de
la
posición
recíproca
de
las
fuentes
y
los
desagües
o
de
las
bombas
y
los
lavaderos
fluviales.
¿
Cómo
evitar
la
filtración
de
aguas
cloacales
en
las
fuentes
de
agua
para
beber?
¿
Cómo
evitar
que
la
bomba
que
abastecía
de
agua
para
beber
a
la
población
no
aspirara
agua
sucia
de
los
lavaderos
vecinos?
En
la
segunda
mitad
del
siglo
XVIII
se
consideraba
que
esa
desorga-
Historia
de
la
medicalización
/ 17
nización
era
la
causa
de
las
principales
enfermedades
epidémicas
de
las
ciudades.
Ello
dio
origen
a
la
elaboración
del
primer
plan
hidro-
gráfico
de
París,
en
1742,
que
fue la
primera
investigación
sobre
los
lugares
en
que
se
podía
extraer
agua que
no
hubiera
sido
contaminada
por
las cloacas
y
sobre
política
de
la
vida
fluvial.
Al
estallar
la
Revolu-
ción
Francesa
en
1789,
la
ciudad
de
París
ya
habla
sido
detenidamente
estudiada
por
una
policía
médica
urbana
que
había
establecido
las
directrices
de
lo
que
debería
realizar
una
verdadera
organización
de
salud
de
la ciudad.
Sin
embargo,
hasta
fines
del
siglo
XVIII
no
se
tocó
el
tema
del
conflicto
entre
la
medicina
y
los
otros
tipos
de
poder:
la
propiedad
privada.
La
política
autoritaria
con
respecto
a
la
propiedad
privada,
a
la habitación
privada,
no
fue
esbozada
en
el
siglo
XVIII
salvo en
uno
de
sus
aspectos:
las cuevas.
Las
cuevas
que
pertenecen
al
propietario
de
la
casa
quedan
sujetas
a
ciertas
regulaciones
en
cuanto
a
su
uso
y
a
la
construcción
de
galerías.
Este
era
el
problema
de
la
propiedad
del
subsuelo
en
el
siglo
XVIII,
planteado
a
partir
de
la
tecnología
minera.
Desde
el
momento
en
que
se
supo
construir
minas
de
profundidad
surgió
el
problema
de
su
per-
tenencia.
A
mediados
del
siglo
XVIII
se
elaboró
una
legislación
auto-
ritaria
sobre
el
subsuelo,
que
disponía
que
su
propiedad
no
correspon-
día
al
dueño
del
suelo,
sino
al
Estado
y
al
Rey.
De
esa
forma
el
sub-
suelo
de
Paris
fue
controlado
por
las
autoridades,
mientras
que
el
terreno
de
superficie,
al
menos
lo
que
concierne
a
la
propiedad
pri-
vada,
no
lo
fue.
Los
espacios
comunes,
como
los
lugares
de
circula-
ción,
los
cementerios,
los
osarios
y
los
mataderos
fueron
controlados,
lo
que
no
sucedió
con
la propiedad
privada
antes
del siglo
XIX.
La
medicalización
de
la ciudad
en
el
siglo
XVIII
es
importante
por
varias
razones:
1.
Por
intermedio
de
la
medicina
social
urbana,
la
profesión
mé-
dica
se
puso
directamente
en
contacto
con
otras
ciencias
afines,
funda-
mentalmente
la
química.
Desde
la
época
de
confusión
en
que
Para-
celso
y
Vahelmont
trataron
de
establecer
las
relaciones
entre
la
medi-
cina
y
la
química
no
se
logró
nada
más
a
este
respecto.
Y
fue
precisa-
mente
el
análisis
del
aire,
de
la
corriente
de
aire,
de
las
condiciones
de
vida
y
de
la
respiración
lo
que
puso
en
contacto
a
la
medicina
y
la
química.
Fourcroy
y
Lavoisier
se
interesaron
por
el
problema
del
organismo
por mediación
del
control
del
aire
urbano.
La
intercalación
de
la
práctica
médica
en
un
cuerpo
de
ciencia
físico-química
se
hizo
a
través
de
la
urbanización.
No
se
pasó
a
una
medicina
científica
a
través
de
la
medicina
privada,
individualista,
ni

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