FOUCAULT, M. - EL CUERPO DE LOS CONDENADOS
Fines del siglo XVIII y principios del XIX:
Transformación en la economía del poder punitivo. Desaparición de un estilo punitivo: el
suplicio. Época de innumerables proyectos de reforma; nueva teoría de la ley y del delito,
nueva justificación moral o política del derecho a castigar, redacción de los códigos
modernos, etc. La desaparición de los suplicios, de esta forma de castigo, se ha atribuido
a una “humanización de las penas” pero el autor se alza en contra de esta tesis. Sostiene
que los castigos menos inmediatamente físicos y la discreción en el arte de hacer sufrir
junto con otros cambios es producto de reordenamientos más profundos.
En esta transformación han intervenido dos procesos:
1. La desaparición del espectáculo punitivo: la ceremonia de la pena tiende a entrar en
las sombras para no ser mas que un acto de administración o procedimiento. Esto lleva
consigo varias consecuencias; el castigo abandona el dominio de la percepción casi
cotidiana para entrar en el de la conciencia abstracta (es la certidumbre a ser castigado y
no ya el teatro abominable lo que debe apartar el crimen, la mecánica ejemplar del castigo
cambia sus engranajes), la justicia no toma sobre sí públicamente la parte de violencia
vinculada a la ejecución de las penas. Se da publicidad y luz a los debates y sentencias
pero no a la ejecución que tiende a convertirse en un sector autónomo, al mismo tiempo
en que se da esta distinción administrativa opera una denegación teórica quye sostiene
que lo esencial de la pena que inflingen los jueces no es para castigar sino para “corregir”,
reformar, curar, es decir que serviria como una técnica de mejoramiento. Sostiene
Foucault que hay en la justicia moderna una vergüenza de castigar.
2. El relajamiento de la acción sobre el cuerpo del delincuente: desaparece el cuerpo
como blanco mayor de la represión penal. Aunque la prisión, la reclusión, los trabajos
forzados, la deportación entre otras, son penas “físicas” y recaen sobre el cuerpo, la
relación de éste con el castigo no es la mismas que la que se da en los suplicios. El
cuerpo se encuentra aquí en situación de instrumento o de intermediario, si se interviene
sobre él es para privar al individuo de una libertad considerada a la vez como un derecho
y un bien. El sufrimiento físico, el dolor sobre el cuerpo mismo no son ya elementos