LINGÜÍSTICA
&
DISCURSIVIDAD SOCIAL
2016
Final Regular
Docente Teórico: Rogieri, Patricia.
Jefe de Trabajos Prácticos: Cisneros, Lorelei.
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Saussure, Ferdinand de: Curso de Lingüística General
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I - OJEADA A LA HISTORIA DE LA LINGÜÍSTICA
La ciencia que se ha constituido en torno de los hechos de lengua ha pasado por tres fases
sucesivas antes de reconocer cuál es su verdadero y único objeto.
1°. Gramática: fundado en la lógica y desprovisto de toda visión científica y desinteresada
de la lengua misma; distingue formas correctas de las formas incorrectas; es una disciplina
normativa.
2°. Filología: se fijan, interpretan y comentan textos; se ocupa de la historia literaria y utiliza
como método la crítica; se atiene demasiado a la lengua escrita y olvida la lengua viviente.
3°. Filología Comparativa o Gramática Comparada: estudia las relaciones entre lenguas;
aclara una lengua por medio de otra, explica las formas de una por las formas de otra.
CAPÍTULO III - OBJETO DE LA LINGÜÍSTICA
Otras ciencias operan con objetos dados de antemano y que se pueden considerar en
seguida desde diferentes puntos de vista. No es así en la lingüística. Lejos de preceder el
objeto al punto de vista se diría que es el punto de vista el que crea el objeto, y, además,
nada nos dice de antemano que una de esas maneras de considerar el hecho en cuestión sea
anterior o superior a las otras.
Sea cual sea el punto de vista adoptado, el fenómeno lingüístico presenta perpetuamente
dos caras que se corresponden. La lengua no se confunde con el lenguaje: la lengua no es
más que una determinada parte del lenguaje, aunque esencial.
El lenguaje es multiforme (diferentes abordajes) y heteróclito (irregular); a la vez físico,
fisiológico y psíquico; pertenece además al dominio individual y al social.
El lenguaje articulado, el lenguaje hablado no es el natural al hombre; sino la facultad de
constituir una lengua, es decir, un sistema de signos distintos que corresponden a ciertas
ideas. La facultad, natural o no, de articular palabras no se ejerce más que con la ayuda del
instrumento creado y suministrado por la colectividad.
Podemos determinar como es visto aquí, que hay tres instancias esenciales:
- Física: ondas sonoras
- Fisiológica: fonación y audición
- Psíquicas: imágenes verbales y conceptos (correspondiente a la lengua)
Entre todos los individuos así ligados por el lenguaje se establecerá una especie de
promedio: todos reproducirán los mismos signos unidos a los mismos conceptos; se genera
una convención social. Lo que hace que se formen en los sujetos hablantes acuñaciones que
llegan a ser sensiblemente idénticas en todos es el funcionamiento de las facultades
receptiva y coordinativa.
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DICOTOMÍA LENGUA / HABLA
LENGUA
HABLA
ESENCIAL
ACCIDENTAL o ACCESORIA
SOCIAL
INDIVIDUAL
PASIVA: se recibe como producto de otras
generaciones sin intervención. Se hereda.
ACTIVA: es una función del sujeto hablante, un
acto de voluntad e inteligencia. Se ejecuta.
INVOLUNTARIA. Se impone
VOLUNTARIA. Se accede
HOMOGÉNA PSÍQUICA
HETEROGÉNEA FÍSICA y FISIOLÓGICA
Caracteres de la lengua que la vuelven objeto de la lingüística:
A. Definible - Es un objeto bien definido en el conjunto heteróclito de los hechos del
lenguaje. Se la puede localizar en la porción determinada del circuito donde una imagen
acústica viene a asociarse con un concepto. La lengua es la parte social del lenguaje, exterior
al individuo, que por solo no puede ni crearla ni modificarla; no existe más que en virtud
de contrato establecido entre los miembros de la comunidad.
B. Divisible Es un objeto que puede estudiarse separadamente.
C. Homogénea Es un sistema de signos en el que sólo es esencial la unión del sentido y la
imagen acústica, y donde las dos partes del signo son igualmente psíquicas.
D. Concreta Los signos lingüísticos no por ser esencialmente psíquicos son abstracciones;
la escritura puede fijarlos en imágenes convencionales.
PRIMERA PARTE PRINCIPIOS GENERALES
CAPÍTULO I - NATURALEZA DEL SIGNO LINGÜÍSTICO
Lo que el signo lingüístico une no es una cosa y un nombre, sino un concepto y una
imagen acústica. La imagen acústica no es el sonido material, sino su huella psíquica, la
representación que de él nos da el testimonio de nuestros sentidos; es sensorial.
El signo lingüístico es una entidad psíquica de dos caras:
Estos dos elementos están íntimamente unidos y se reclaman recíprocamente.
Signo Combinación del concepto y de la imagen acústica.
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Principio: Arbitrariedad del signo lingüístico
El lazo que une el significante al significado es arbitrario; podemos decir más simplemente:
el signo lingüístico es arbitrario. Decimos esto refiriéndonos a que es inmotivado- o con
raíces inmotivadas -, el significante con relación al significado no guarda en la realidad
ningún lazo natural. Sin embargo hay signos que pueden estar motivados los símbolos
pero estos se consideran dentro del dominio de la semiología y no están contemplados
dentro de este principio.
Principio: Carácter lineal del significante
El significante, por ser de naturaleza auditiva, se desenvuelve en el tiempo únicamente y
tiene los caracteres que toma del tiempo: representa una extensión, la cual es mensurable
en una sola dirección; es una línea.
Los significantes acústicos no disponen más que de la línea del tiempo; sus elementos se
presentan uno tras otro formando una cadena (A-R-B-O-L).
CAPÍTULO II - INMUTABILIDAD Y MUTABILIDAD DEL SIGNO
INMUTABILIDAD
A la masa social no se le consulta, ni el significante elegido por la lengua podría tampoco
ser reemplazado por otro. Un individuo sería incapaz de modificar en un ápice la elección ya
hecha, la masa está atada a la lengua tal cual es. El signo lingüístico está fuera del alcance de
nuestra voluntad. Razones específicas:
1 El carácter arbitrario del signo. Lo arbitrario mismo del signo pone a la lengua al abrigo
de toda tentativa que pueda modificarla. Pues para que una cosa entre en cuestión es
necesario que se base en una norma razonable, pero en cuanto a la lengua, sistema de
signos arbitrarios, esa base falta, y con ella desaparece todo terreno sólido de discusión.
2 La multitud de signos necesarios para constituir cualquier lengua. Los signos
lingüísticos son innumerables, se hace imposible reemplazarlos totalmente por otros.
3 El carácter demasiado complejo del sistema. Una lengua constituye un sistema, es un
mecanismo en extremo complejo.
4 La resistencia de la inercia colectiva a toda innovación lingüística. La lengua forma
cuerpo con la vida de la masa social, y la masa aparece ante todo como un factor de
conservación.
MUTABILIDAD
La lengua se transforma sin que los sujetos hablantes puedan transformarla; es intangible
pero no inalterable. Las otras instituciones humanas las costumbres, las leyes, etc.- están
todas fundadas en la relación natural entre las cosas. La lengua, por el contrario, no está
limitada por nada en la elección de sus medios. Lo arbitrario de sus signos implica
teóricamente la libertad de establecer cualquier posible relación entre la materia fónica y las
ideas.
La lengua se altera, o mejor, evoluciona, bajo la influencia de todos los agentes que
puedan alcanzar sea a los sonidos sea a los significados. El tiempo altera todas las cosas; no
hay razón para que la lengua escape de esta ley universal.
La lengua no es libre, porque el tiempo permite a las fuerzas sociales que actúan en ellas
desarrollar sus efectos, y se llega al principio de continuidad que anula la libertad. Pero la
continuidad implica necesariamente la alteración, el desplazamiento más o menos
considerable de las relaciones.
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CAPÍTULO IV - EL VALOR LINGÜÍSTICO
Lengua sistema de valores puros con dos elementos en juego: ideas y sonidos. Es forma y
no sustancia. Nuestro pensamiento no es más que una masa amorfa e indistinta, sin la ayuda
de los signos, seríamos incapaces de distinguir dos ideas de manera clara y constante.
La lengua es una serie de subdivisiones contiguas (es forma) marcadas a la vez sobre el
plano indefinido de las ideas (A) confusas y sobre el de los sonidos (B).
El papel característico de la lengua frente al pensamiento es el de servir de intermediaria
entre el pensamiento y el sonido. El pensamiento, caótico por naturaleza, se ve forzado a
precisarse al descomponerse, se trata de ese hecho en cierta manera misterioso: que el
“pensamiento-sonido” implica divisiones y que la lengua elabora sus unidades al constituirse
entre dos masas amorfas.
Palabras muestras equivalentes de los términos reales de un sistema sincrónico. Los
principios obtenidos a propósito de las palabras serán válidos para las entidades en general.
Valor lingüístico es un elemento de la significación, no confundir. La propiedad que tiene
una palabra de representar una idea es sólo un aspecto del valor lingüístico. Resulta de la
presencia simultánea de términos.
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Significación Es la contraparte de la imagen auditiva; existente por misma.
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1 2
El valor de todo término está determinado por lo que lo rodea.
Cuando se dice que los valores corresponden a conceptos, se sobre entiende que son
puramente diferenciales, definidos no positivamente por su contenido, sino negativamente
por sus relaciones con los otros términos del sistema. Su más exacta característica es la de
ser lo que los otros no son (Ej.: tibio refiere a lo que no es ni frío ni caliente).
Lo que importa en la palabra no es el sonido por mismo, sino las diferencias nicas que
permiten distinguir una palabra de todas las demás, ellas llevan a la significación. No hay
imagen vocal que responda mejor que otra a lo que se le encomienda expresar. Arbitraria y
diferencial es la significación.
El significante lingüístico de ningún modo es fónico, es incorpóreo, constituido, no por su
sustancia material, sino únicamente por las diferencias que separa su imagen acústica de
todas las demás.
Cada idioma compone sus palabras a base de un sistema de elementos sonoros; pero lo
que los caracteriza es el hecho de que no se confunden unos con otros. Los fonemas son
ante todo entidades opositivas, relativas y negativas.
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En la lengua no hay más que diferencias. Una diferencia supone términos positivos entre
los cuales se establece; pero en la lengua solo hay diferencias sin términos positivos.
Decir que en la lengua todo es negativo sólo es verdad en cuanto al sgnte. y al sgdo.
tomados aparte: en cuanto consideramos al signo en su totalidad, nos hallamos ante una
cosa positiva en su orden. Un sistema lingüístico es una serie de diferencias de sonidos
combinados con una serie de diferencias de ideas, resultando en que los signos acústicos
sumados al pensamiento engendran un sistema de valores. Aunque el sgnte. y el sgdo. sean
puramente negativos y diferenciales, su combinación es un hecho positivo.
CAPÍTULO V - RELACIONES SINTAGMÁTICAS Y RELACIONES ASOCIATIVAS
En un estado de lengua todo se basa en relaciones. Las diferencias y relaciones entre
términos se despliegan en dos esferas, cada una generadora de cierto orden de valores.
En el discurso las palabras contraen entre por su encadenamiento, relaciones fundadas
en el carácter lineal de la lengua que excluye la posibilidad de pronunciar dos elementos a la
vez. Los elementos se alinean uno tras otro en la cadena del habla. Estas combinaciones que
se apoyan en la extensión se pueden llamar sintagmas.
El sintagma se compone de dos o más unidades consecutivas (Ej. Releer; contra todos; la
vida humana; Dios es bueno, si hace buen tiempo, saldremos, etc.). Colocado en un
sintagma, un término solo adquiere su valor por que se opone al que le precede o al que le
sigue o a ambos.
Por otra parte, fuera del discurso, las palabras que tienen algo en común se asocian en la
memoria y se forman grupos en los cuales reinan relaciones diversas. Una palabra, por
ejemplo hará surgir un montón de otras palabras que tengan algo de común con ellas (Ej.
Educación, aprendizaje, educativa, enseñanza). Estas coordinaciones distintas de las
primeras, ya no se basan en la extensión, sucede ésta en el cerebro y forman parte del
tesoro de la lengua en cada individuo, la llamaremos relaciones asociativas.
La conexión sintagmática es en presencia, se apoya en términos presentes en una serie
efectiva; la conexión asociativa une términos en ausencia, es una serie mnemónica virtual.
RELACIONES SINTAGMÁTICAS
La noción de sintagma, no solo se aplica a las palabras, sino también a los grupos de
palabras. La oración es el tipo del sintagma por excelencia, pero la oración pertenece al
habla, no a la lengua.
El sintagma no pertenece al habla, lo propio del habla es la libertad de combinaciones, hay
que preguntarse si los sintagmas son igualmente libres. Hay que atribuir a la lengua, no al
habla todos los tipos de sintagmas construidos sobre formas regulares.
RELACIONES ASOCIATIVAS
Los grupos formados por asociación mental no se limitan a relacionar los dominios que
presentan algo de común, captan también la naturaleza de las relaciones que los atan y crea
con ello tantas series asociativas como relaciones diversas haya.
La asociación puede basarse también en la mera analogía de los significados o en la
comunidad de las imágenes acústicas. Una palabra puede evocar todo lo que sea susceptible
de estarle asociado.
Mientras que un sintagma evoca enseguida la idea de un orden de sucesión y un número
determinado de elementos, los términos de una familia asociativa no se presentan ni en
número definido, ni en un orden determinado. Un término dado es como el centro de una
constelación, el punto donde convergen otros términos coordinados, cuya suma es
indefinida.
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Jakobson, Roman: “Fundamentos del lenguaje”
CAPÍTULO II - EL CARÁCTER DOBLE DEL LENGUAJE
Hablar supone seleccionar determinadas entidades lingüísticas y combinarlas en unidades
de un nivel de complejidad más elevado. El acto de hablar requiere para ser eficaz que
aquellos que intervienen en él utilicen un código común, el cual también limita las posibles
combinaciones dependiendo del lenguaje de que se trate.
Todo signo lingüístico se dispone según dos modos:
- COMBINACIÓN: todo signo está formado de otros signos constitutivos y/o aparece
únicamente en combinación con otros signos. Todo agrupamiento efectivo de unidades
lingüísticas congloba a éstas en una unidad superior dándoles un contexto; combinación y
contextura son dos caras de la misma operación.
- SELECCIÓN: la opción entre dos posibilidades implica que se puede sustituir una de ellas
por la otra, equivalente a la primera bajo un aspecto y diferente de ella bajo otro. De hecho,
selección y sustitución son dos caras de la misma operación.
CAPÍTULO V - LOS POLOS METAFÓRICO Y METONÍMICO
Toda forma de trastorno afásico consiste en una alteración cualquiera, más o menos grave,
de la facultad de selección y sustitución o de la facultad de combinación y contextura. En el
primer caso se produce una deterioración de las operaciones metalingüísticas, mientras que
el segundo perjudica la capacidad del sujeto para mantener la jerarquía de las unidades
lingüísticas. El primer tipo de afasia suprime la relación de semejanza; el segundo, la de
contigüidad. La metáfora es ajena al trastorno de la semejanza y la metonimia al de la
contigüidad.
Benveniste, Émile: “Problemas de lingüística general I
PARTE II - LA COMUNICACIÓN
CAPÍTULO IV - NATURALEZA DEL SIGNO LINGUÍSTICO
Saussure declara en términos propios que "el signo lingüístico no une una cosa y un
nombre, sino un concepto y una imagen acústica". Pero asegura acto seguido que la
naturaleza del signo es arbitraria porque no tiene con el significado "nexo ninguno natural
en la realidad". Es claro que el razonamiento está falseado por el recurso inconsciente y
subrepticio a un tercer término, que no estaba comprendido en la definición inicial. Este
tercer término es la cosa misma, la realidad.
Hay así contradicción entre la manera como Saussure define el signo lingüístico y la
naturaleza fundamental que le atribuye. Arbitrario sólo bajo la mirada impasible de quien se
limite a verificar desde fuera el vínculo establecido entre una realidad objetiva y un
comportamiento humano y se condene así a no ver en él más que contingencia.
Entre el significante y el significado el nexo no es arbitrario; al contrario, es necesario. Los
dos han sido impresos en mí espíritu; juntos se evocan en toda circunstancia.
El significante es la traducción fónica de un concepto, el significado es el correlato mental
del significante. Esta consubstancialidad asegura la unidad estructural del signo lingüístico.
Lo que es arbitrario es que tal signo y no tal otro sea aplicado a tal elemento de la realidad
y no a otro. Para el sujeto parlante hay entre la lengua y la realidad adecuación completa: el
signo cubre y rige la realidad; es una realidad.
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Saussure muestra que puede hablarse de mutabilidad e inmutabilidad del signo:
inmutabilidad porque siendo arbitrario no puede ser puesto en tela de juicio en nombre de
una norma razonable; mutabilidad porque siendo arbitrario siempre es susceptible de
alternarse. “Una lengua es radicalmente impotente para defenderse contra los factores que
mueven la relación significado/significante. Es una consecuencia de la arbitrariedad del
signo”.
No es entre significado y significante donde la relación al mismo tiempo se modifica y
permanece inmutable, sino entre el signo y el objeto, es la motivación objetiva de la
designación sometida a la acción de diversos factores históricos. Lo que Saussure demuestra
es cierto acerca de la significación, no del signo.
El valor es un elemento del signo, si el signo tomado en mismo no es arbitrario como se
cree haber demostrado se sigue que el carácter relativo del valor no puede depender de la
naturaleza arbitraria del signo. No debe considerarse al valor más que como un atributo de
la forma no de la sustancia.
Desde ese punto de vista hay que decir que los valores son relativos; significa que son
relativos los unos con respecto a los otros. Ya no se trata del signo aislado, sino de la lengua
como sistema de signos y nadie ha concebido ni descrito la economía sistemática de la
lengua con la intensidad de Saussure.
Quien dice sistema, dice adecuación y ajuste de las partes en una estructura que
trasciende y explica sus elementos. Allí todo es necesario y las modificaciones del conjunto y
del detalle se condicionan recíprocamente.
La parte de contingencia inherente a la lengua afecta a la denominación en tanto que el
símbolo fónico de la realidad y en su relación con ella. Pero el signo, elemento primordial del
sistema lingüístico, encierra un significante y un significado cuyo nexo debe ser reconocido
como necesario, por ser estos dos componentes consustanciales uno de otro. El carácter
absoluto del signo lingüístico, así entendido rige a su vez la necesidad dialéctica de los
valores en constante oposición y forma el principio estructural de la lengua.
CAPÍTULO VI - CATEGORÍAS DE PENSAMIENTO Y CATEGORÍAS DE LENGUA
Benveniste comienza criticando que de la lengua que hablamos hacemos usos
infinitamente variados, en su diversidad, tienen dos caracteres en común:
- La realidad de la lengua permanece por regla general inconsciente, tenemos consciencia
débil y fugaz de las operaciones que realizamos para hablar.
- Por abstractas o particulares que sean las operaciones que realizamos para hablar reciben
expresión en la lengua. Podemos decir todo, y decirlo como queramos.
De que pensar y hablar son dos actividades distintas por esencia, que se conjugan para la
necesidad práctica de la comunicación.
El lenguaje, hablado, es empleado para transportar “lo que queremos decir”. Lo que así
llamamos es un contenido de pensamiento, como estructura psíquica. Recibe forma en la
lengua y en la lengua; que es el molde de toda expresión posible, no puede disociarse de ella
ni trascenderla.
--- La forma lingüística es la condición de realización del pensamiento ---
Pensamiento y lenguaje son mutuamente necesarios, entre un pensamiento que no puede
materializarse sino en la lengua y una lengua que no tiene otra función que significar. No son
simétricos, el pensamiento no es una materia a la que la lengua prestaría forma, puesto que
en ningún momento puede ser imaginado este “continente” vacío de su “contenido”, ni
viceversa.
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Categorías de lengua de Aristóteles
Plantea de este modo la totalidad de los predicados que pueden afirmarse del ser, y aspira
a definir el estatuto lógico de cada uno de ellos. El filósofo formula estas categorías para
agotar todas las predicciones aplicables a un hombre. Las primeras seis se refieren a formas
nominales las cuatro siguientes a categorías verbales. Sin ser un predicado él mismo, el “ser”
es la condición de todos los predicados.
La posibilidad del pensamiento está vinculada a la facultad del lenguaje, pues la lengua es
una estructura informada de significación, y pensar es manejar los signos de la lengua.
PARTE III ESTRUCTURA Y ANÁLISIS
CAPÍTULO I - “ESTRUCTURA” EN LINGUÍSTICA
El principio de la “estructura” como objeto de estudio fue enunciado para reaccionar
contra la concepción exclusivamente histórica de la lengua; contra una lingüística que
disociaba la lengua en elementos aislados y se ocupaba de seguir las transformaciones de
éstos. Saussure insiste en considerar la lengua como un sistema.
Sería ilusorio considerar un término sencillamente como la unión de cierto sonido con
cierto concepto. Definirlo así sería aislarlo del sistema del que forma parte; sería creer que
se puede comenzar por los términos y construir el sistema haciendo la suma, mientras que,
por el contrario, hay que partir de la totalidad solidaria para obtener por análisis los
elementos que encierra. El todo no es igual a la suma de las partes.
Planteada la lengua como sistema, se trata, pues, de analizar su estructura. Cada sistema,
formado como está de unidades que se condicionan mutuamente, se distingue de los otros
sistemas por el arreglo interno de tales unidades, arreglo que constituye su estructura.
Considerar la lengua (o cada parte de una lengua, fonética, morfología, etc.) como un
sistema organizado por una estructura por revelar y describir, es adoptar el punto de vista
"estructuralista".
“Estructura, para designar, por oposición a una simple combinación de elementos, un todo
formado por fenómenos solidarios, de tal suerte que cada uno depende de los otros y no
puede ser el que es sino en y por su relación con ellos”.
Esta concepción consiste en considerar los fenómenos no ya como suma de elementos que
ante todo es cosa de aislar, sino como conjuntos que constituyen unidades autónomas,
manifiestan una solidaridad interna y poseen leyes propias. La manera de ser de cada
elemento depende de la estructura del conjunto y de las leyes que lo rigen.
Se entiende por lingüística estructural un conjunto de investigaciones sustentadas por una
hipótesis según la cual es científicamente legítimo describir el lenguaje como,
esencialmente, una entidad autónoma de dependencias internas, o, en una palabra, una
estructura. Reduce su objeto a una red de dependencias, considerando los hechos
lingüísticos en razón el uno del otro.
El principio fundamental es que la lengua constituye un sistema, cuyas partes todas están
unidas por una relación de solidaridad y de dependencia. Este sistema organiza unidades -los
signos articulados- que se diferencian y se delimitan mutuamente. La doctrina estructuralista
enseña el predominio del sistema sobre los elementos, aspira a deslindar la estructura del
sistema a través de las relaciones de los elementos, tanto en la cadena hablada como en los
paradigmas formales, y muestra el carácter orgánico de los cambios a los cuales la lengua
está sometida.
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CAPÍTULO III - LOS NIVELES DEL ANÁLISIS LINGÜÍSTICO
El gran cambio en lingüística reside precisamente en que se ha reconocido que el
lenguaje debería ser descripto como una estructura formal, pero que esta descripción exigía
previamente el establecimiento de procedimientos y de criterios adecuados y que en suma,
la realidad del objeto no era separable del método propio para definirlo.
El dominio en que estudiaremos la noción de nivel es el de la lengua como sistema
orgánico de signos lingüísticos. El procedimiento entero del análisis tiende a delimitar los
elementos a través de las relaciones que los unen. Este análisis consiste en dos operaciones
que se gobiernan una a otra y de las que dependen todas las demás:
1. Segmentación
2. Sustitución.
Sea cual fuere la extensión del texto es necesario segmentarlo primero en porciones cada
vez más reducidas hasta los elementos no descomponibles. Paralelamente se identifican
tales elementos por las sustituciones que admiten.
Tal es, en pocas palabras, el método de distribución: consiste en definir cada elemento por
el conjunto de los alrededores en que se presenta, y por medio de una doble relación,
relación del elemento con los demás simultáneamente presentes en la misma porción del
enunciado (relación sintagmática); relación del elemento con los demás elementos
mutuamente sustituibles (relación paradigmática).
Segmentación y sustitución no tienen igual amplitud. Se identifican elementos con
respecto a otros segmentos con los que están en relación de sustituibilidad. Más la
sustitución puede operar también sobre elementos no segmentables. Si los elementos
segmentables mínimos se identifican como fonemas, el análisis puede ir más allá y aislar en
el interior del fonema rasgos distintivos. Pero estos rasgos no son ya segmentables.
Se acaba así distinguiendo dos clases de elementos mínimos: los que son a la vez
segmentables y sustituibles (fonemas) y los que son solamente sustituibles (los rasgos
distintivos). Por el hecho de no ser segmentables, los rasgos distintivos no pueden constituir
clases sintagmáticas, pero al ser sustituibles, constituyen clases paradigmáticas.
Alcanzamos los dos niveles inferiores del análisis, el de las entidades segmentables
mínimas, los fonemas, el nivel fonemático y el de los rasgos distintivos, que proponemos
llamar merismas, el nivel merismático.
Definimos empíricamente su relación de acuerdo con su posición mutua, como la de dos
niveles alanzados sucesivamente, produciendo la combinación de los merismas el fonema,
descomponiéndose el fonema en merismas.
El sentido es en efecto la condición fundamental que debe llenar toda unidad de todo nivel
para obtener estatuto lingüístico. Sólo hay que ver cómo interviene el sentido en nuestros
procederes y de qué nivel de análisis participa.
De éstos análisis se desprende que segmentación y sustitución no pueden aplicarse a
porciones cualesquiera de la cadena hablada. Nada permitiría definir la distribución de un
fonema sus latitudes combinatorias del orden sintagmático y paradigmático y así la realidad
misma de un fonema, de no referirnos siempre a una unidad particular del nivel superior
que lo contiene. Se ve entonces que este nivel no es algo exterior al análisis, está en el
análisis, el nivel es un operador.
Si el fonema se define, es como constituyente de una unidad más elevada, el morfema. La
función discriminadora del fonema tiene por fundamento su inclusión en una unidad
particular que por el hecho de incluir el fonema, participa de un nivel superior.
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Una unidad lingüística no será admitida como tal más que si puede identificársela en una
unidad más elevada. La técnica del análisis distribucional no pone de manifiesto este tipo de
relación entre niveles diferentes.
Del fonema se pasa así al nivel del signo identificándose éste según el caso con una forma
libre o con una forma conjunta (morfema), podemos clasificar los signos como una sola
especie, que coincidirá prácticamente con la palabra.
La palabra tiene una posición funcional intermedia que se debe a su naturaleza doble. Por
una parte se descompone en unidades fonemáticas que son de nivel inferior; por otra entra
a título de unidades significantes y con otras unidades significantes, en una unidad de nivel
superior, la frase.
La frase se realiza en palabras, pero las palabras no son sencillamente los segmentos de
esta. Una frase constituye un todo que no se reduce a la suma de sus partes; el sentido
inherente a este todo se halla repartido en el conjunto de sus constituyentes. La palabra es
un constituyente de la frase, de la que efectúa la significación; pero no aparece
necesariamente en la frase con el sentido que tiene como unidad autónoma.
Con las palabras y con grupos de ellas formamos frases es la verificación empírica del nivel
ulterior alcanzado en una progresión que parece lineal.
En virtud de que las entidades lingüísticas son directas, admiten dos especies de relación:
entre elementos de un mismo nivel o entre elementos de niveles diferentes. Estas relaciones
deben distinguirse bien, entre los elementos de mismo nivel las relaciones son
distribucionales; entre los elementos de nivel diferente son integrativas.
Cuando se descompone una unidad no se obtienen unidades de nivel inferior sino
segmentos formales de la unidad en cuestión. Un signo es materialmente función de sus
elementos constitutivos, pero el solo medio de definir estos elementos como constitutivos
es identificarlos en el interior de una unidad determinada donde desempeñan una función
integrativa. Una unidad será reconocida como distintiva a un nivel dado si puede
identificársela como “parte integrante” de la unidad de nivel superior de la que se torna
integrante.
Hay que practicar la operación en sentido inverso y ver si estos constituyentes tienen
función integrante al nivel superior. La disociación nos entrega la constitución formal; la
integración nos proporciona unidades significantes. Los caminos del análisis van, en
direcciones opuestas, al encuentro o de la forma o del sentido en las mismas entidades
lingüísticas. Definimos lo siguiente:
- La forma de una unidad lingüística se define como su capacidad de disociarse en
constituyentes de nivel inferior.
- El sentido de una unidad lingüística se define como su capacidad de integrar una unidad
de nivel superior.
En la lengua organizada en signos, el sentido de una unidad es el hecho de tener un
sentido, de ser significante. Lo que equivale a identificarla por su capacidad de llenar una
"función proposicional". Es la condición necesaria y suficiente para que reconociéramos esta
unidad como significante.
Una frase no puede servir de integrante para otro tipo de unidad. Esto proviene ante todo
del carácter distintivo entre todos, inherente a la frase de ser un predicado. Se sabe que un
solo signo basta para constituir un predicado. La presencia de un “sujeto” al lado de un
predicado no es indispensable; el término predicativo de la proposición se basta a mismo
puesto que es en realidad el determinante del "sujeto”.
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La “sintaxis” de la proposición no es sino el código gramatical que organiza el arreglo de
esta. Situaremos la proposición en el nivel categoremático.
El nivel fonemático es el del fonema. El predicado es una propiedad fundamental de la
frase no es una unidad de ella. La frase no es una clase formal que tuviera por unidades
“frasemas” delimitados y oponibles entre sí. Los tipos de frases que podrían distinguirse se
reducen todos a uno: la proposición predictiva, y no hay frase fuera de la predicación.
El nivel categoremático comprende solamente una forma específica de enunciado
lingüístico, la proposición constituye una clase de unidad distintiva. De ahí que la proposición
no pueda ingresar como parte en una totalidad de rango más elevado. No hay nivel
lingüístico más allá del categoremático.
En virtud de no constituir la frase una clase de unidades distintivas como lo son los
fonemas o los morfemas, se distingue profundamente de las otras entidades lingüísticas. El
fundamento de tal diferencia es que la frase contiene signos, pero no es signo ella misma.
Los fonemas, los morfemas, las palabras (lexemas) pueden ser contados; su mero es
finito. Las frases no.
Los fonemas, los morfemas, las palabras (lexemas) tienen una distribución a su nivel
respectivo, un empleo al nivel superior. Las frases no tienen ni distribución ni empleo.
Con la frase se sale del dominio de la lengua como sistema de signos y se penetra en otro
universo: el de la lengua como instrumento de comunicación cuya expresión es el discurso.
La frase pertenece al discurso, es la unidad del discurso. Es en el discurso actualizado en
frases donde la lengua se forma y se configura. Ahí comienza el lenguaje.
Condito, Vanesa: El estructuralismo en Lingüística (Ficha)
La novedad del punto de vista saussureano fue adquirir conciencia de que el lenguaje en
mismo no incluye ninguna dimensión histórica, que es sincronía y estructura, y que no
funciona sino en virtud de su naturaleza simbólica. No es tanto la consideración histórica la
que es por ello condenada, sino cierta manera de ‘atomizar’ la lengua y mecanizar la historia.
El tiempo no es el factor de la evolución, no es más que el marco.
Saussure quería decir que los que hablan del lenguaje y explican hechos lingüísticos no
tienen una idea cabal del objeto mismo que están analizando. Como Descartes, arrancó de
una duda radical y advirtió que en el habla humana no hay un objeto definido que se preste
para la observación y el análisis.
En la lingüística pre saussureana todo se remite a la acción del individuo: el lenguaje se
reduce a la suma de los actos individuales. Saussure logró establecer algo que difiere
radicalmente de las investigaciones tradicionales: una lingüística estructural, destinada a
reemplazar, o por lo menos a completar la lingüística puramente asociativa de entonces.
El análisis estructural de un campo fenoménico consiste en mostrar que existe un orden (el
sistema) cuyo principio explicativo se encuentra en la configuración subyacente (la
estructura) que lo define en su singularidad y su variabilidad. La aportación de Saussure ha
consistido sobre todo en definir el estatuto de sistema como totalidad, y el de la unidad
como diferencia.
Entendemos por lingüística estructural un conjunto de investigaciones que descansan
sobre la hipótesis de que es científicamente legítimo describir el lenguaje como si fuera
esencialmente una entidad autónoma de dependencias internas o, en una palabra, una
estructura. La lingüística estructural ve en las dependencias, el verdadero objeto de la
investigación científica.
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La lingüística estructural estudia el lenguaje para detectar en él la parte esencial, que es,
según la hipótesis, una entidad autónoma de dependencias internas. Esta parte esencial del
lenguaje es la lengua; precisamente por esto la lengua constituye el objeto específico de
nuestra disciplina, y el habla interesa sólo porque entra en el lenguaje del que la lengua
forma igualmente parte.
La lingüística quiere deshacerse de los apoyos que hallaba en marcos ya establecidos o
disciplinas vecinas. Rechaza toda visión a priori de la lengua para construir sus nociones
directamente sobre el objeto. Esa actitud debe acabar con la dependencia, consciente o no,
de la lingüística con la historia por una parte, con la psicología, por otra. Si la ciencia del
lenguaje tiene que elegirse modelos, será en las disciplinas matemáticas o deductivas que
racionalizan por completo su objeto reduciéndolo a un conjunto de propiedades objetivas
provistas de definiciones constantes. Es decir, se tornará más y más formal, al menos en el
sentido en que el lenguaje consistirá en la totalidad de sus formas observables.
La noción positivista del ‘hecho’ lingüístico es sustituida por la de ‘relación’. En lugar de
considerar cada elemento en y buscar la ‘causa’ en un estado más antiguo, se considera
como parte de un conjunto sincrónico; el atomismo deja sitio al estructuralismo.
NOCIONES BÁSICAS DE LA LINGÜÍSTICA ESTRUCTURAL
Se entiende por estructura, particularmente en Europa, la disposición de un todo en partes
y la solidaridad demostrada entre las partes del todo que se condicionan mutuamente; para
la mayoría de los lingüistas norteamericanos será la repartición de los elementos tal como se
verifica, y su capacidad de asociación o de sustitución.
De la base a la cúspide, desde los sonidos hasta las formas de expresión más complejas, la
lengua es una disposición sistemática de partes. Se compone de elementos formales
articulados en combinaciones variables, según ciertos principios de estructura.
La lengua no comprende jamás sino un número de elementos básicos, pero que dichos
elementos se prestan a gran cantidad de combinaciones. El análisis metódico lleva a
reconocer que una lengua no se queda más que con una parte pequeña de las
combinaciones. Es esto ante todo lo que se entiende por estructura: tipos particulares de
relaciones que articulan las unidades de determinado nivel.
Un sistema está constituido por una serie de unidades organizadas, de modo que las unas
dependen de las otras. Estas unidades no son nada aisladamente, sino sólo en el conjunto
del que forman parte; no son entidades positivas, sino negativas, al ser lo que son por su
diferencia respecto las demás. Cada una de estas unidades tiene un valor relativo, ya que
depende del valor de las demás entidades; no pueden ser definidas absolutamente. La
lengua está, pues, constituida por un sistema de valores.
Las unidades de la lengua participan de dos planos: sintagmático, cuando se las considera
en su relación de sucesión material en el seno de la cadena hablada; paradigmático, cuando
son planteadas en relación de sustitución posible, cada una en su nivel y en su clase formal.
La descripción de la lengua, como la de cualquier otro objeto científico, ha de ser libre de
contradicciones, exhaustiva y los más sencilla posible. La lingüística anterior avanzaba de lo
especial a lo general, ascendía del simple sonido al fonema, de éstos a su categoría, de la
mera significación especial a la general o fundamental, procedimiento que se suele designar
como inductivo; es una marcha del componente a la clase, un movimiento sintético, un
método generalizador.
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Lo que nos es dado, al tratar de describir la lengua, es el texto, aun no analizado, como
totalidad no dividida y absoluta. El único procedimiento para buscar en el decurso de este
texto un sistema de lengua es el análisis, mediante el cual el texto será considerado como
una clase divisible en elementos, los cuales, considerados a su vez como clases, se dividen de
nuevo en elementos, y así sucesivamente hasta que la división se agota. Es un movimiento
que avanza de la clase al elemento, un movimiento analítico y especificativo, lo contrario a la
inducción: se llama método deductivo.
Considerando entonces que la lengua se describe en términos de órdenes, el
estructuralismo define un método combinatorio, cuyas aproximaciones pueden ser diversas,
pero que llevan todas a una taxonomía.
Trubetzkoy, considerado como el fundador de la fonología estructural formulaba los
principios fundamentales del método fonológico. Estos principios van a servirnos como
punto de partida para el análisis epistemológico del análisis estructural. Enuncia cuatro
operaciones:
- 1) De lo consciente a lo inconsciente: “La fonología pasa del el estudio de los fenómenos
lingüísticos conscientes al de su infraestructura inconsciente”. La estructura no es aparente;
no es una entidad percibida naturalmente por los sentidos. La razón la concibe a partir de la
experiencia sensible.
- 2) Las relaciones entre los términos: el método estructural, según Trubetzkoy “se niega a
tratar los términos como entidades independientes tomando por el contrario como base de
su análisis las relaciones entre los términos”. Según este principio metodológico, el análisis
estructural se ‘desentiende’ de la noción de sustancia.
- 3) Sistema y estructura: “la fonología actual no se reduce a declarar que los fonemas son
siempre miembros de un sistema; la fonología muestra sistemas fonológicos concretos y
pone en evidencia su estructura”.
- 4) El razonamiento estructural: el método estructural implica en realidad una serie de
operaciones intelectuales en la que se ejerce no solo la inducción y la deducción, sino
también la analogía; persiguiendo el descubrimiento de leyes generales.
Toda descripción científica presupone que el objeto de la descripción sea concebido como
una estructura (en consecuencia, analizando según un método estructural que permite
reconocer vínculos entre las partes que lo constituyen) o como formando parte de una
estructura (por tanto, sintetizando con otros objetos con los que contrae vínculos que hacen
posible establecer y reconocer un objeto más extenso del que esos objetos, con el objeto
considerado, son partes). Un aserto científico debe ser siempre una afirmación de
relaciones, sin implicar un conocimiento o análisis de las relaciones mismas.
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REGULACIÓN BIOLÓGICA
Chomsky, Noam: El conocimiento del lenguaje
A diferencia de lo establecido por Saussure que el lenguaje es un fenómeno social, es
decir, una facultad de las comunidades hablantes Chomsky da cuenta de factores
biológicos y genéticos que se enfocan en el lenguaje y que sólo es atributo de los humanos.
Ubica a la lingüística dentro de las ciencias naturales cerca del estudio de la biología; utiliza
la idealización y la abstracción propias de las ciencias físicas; emplea un método hipotético
deductivo. Podemos situar al autor dentro de la corriente cognitiva.
Por el método empleado nunca formula un enunciado final de su investigación, sino que lo
que lleva a cabo es su Programa de Investigación de la Gramática Generativa Chomskyana
(PIGCC). Podemos situar claramente tres estadíos dentro del programa:
- 1980 Principios y Parámetros
- 1990 Minimalismo
- 2000 Biolingüismo
Se ha definido a la Gramática General como una ciencia deductiva referente a los
principios inmutables y generales de la lengua escrita o hablada; que es previa a cualquier
lengua porque sus principios son idénticos a los de la misma razón humana en sus
operaciones intelectuales. Por eso, la ciencia del lenguaje no se diferenciaría en absoluto de
la ciencia del pensamiento.
Lo planteado por el autor, la Gramática Generativa (GG), se limita a ciertos elementos del
panorama general, su punto de vista es el de la psicología del individuo. Le interesan los
aspectos de la forma y el significado que están determinados por la facultad lingüística, que
se concibe como un componente particular de la mente humana.
El estudio de la GG representó un desplazamiento importante del objeto en el enfoque
de los problemas lingüísticos. El desplazamiento fue de la conducta o los productos de la
conducta a los estados de la mente/cerebro que entran dentro de la conducta. Resulta ser al
conocimiento del lenguaje: su naturaleza, orígenes y uso. Así, tres preguntas guían el PIGGC:
i. ¿Qué es lo que constituye el conocimiento del lenguaje?
ii. ¿Cómo se adquiere el conocimiento del lenguaje?
iii. ¿Cómo se utiliza el conocimiento del lenguaje?
Las gramáticas tradicionales y estructuralistas no trataron estos puntos, en contraste, la
GG trata ante todo de la inteligencia del lector, los principios y los procedimientos que le han
llevado a la obtención de un completo conocimiento de una lengua.
PRINCIPIOS Y PARÁMETROS
En este período se postulan, por un lado, principios universales y constantes que dan
cuenta de las similaridades entre las lenguas, y por otro, parámetros que, aunque también
universales, tienen un valor que cambia de lengua a lengua, lo que explica las diferencias.
La diferencia fundamental de la teoría de P y P con los modelos anteriores es la postulación
de un diseño modular de la facultad lingüística, donde diferentes operaciones gramaticales
son encargadas a diferentes sub-módulos de la facultad del lenguaje.
Una creencia corriente sobre la adquisición del lenguaje era que es un caso de
“sobreaprendizaje”, el lenguaje era considerado como un sistema de hábitos. El aprendizaje
era solo cuestión de entrenamiento para poder asociar palabras con significados.
Contraria a esta creencia fuertemente impuesta por el conductismo, el cognitivismo
supone una facultad humana innata de aprendizaje.

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